12/07/2018, 00:02
Había pasado una semana desde la primera prueba. No es que necesitasen tanto tiempo para descansar, pero sí para familiarizarse con el entorno, tal vez conocerse entre ellos o simple y llanamente entrenar. Fueron los encargados de cada villa los que informaron a los participantes que aquella mañana tendrían la segunda prueba, una prueba algo más práctica.
Sin embargo, era difícil verle la parte práctica a esa prueba cuando les habían mandado a primera hora de la mañana a la misma academia donde habían rellenado el cuestionario una semana antes. Además, el procedimiento empezaba a repetirse: iban todos en pelotón hasta encontrarse con el señor manco, cuyo nombre era desconocido con la posible excepción de algún participante de Uzushiogakure bien informado. El hombre repetía indumentaria, aunque esta vez parecía tener algo menos de seriedad en su rostro y les esperaba en la recepción misma, no enfrente de ningún aula.
—No me miréis así, yo no voy a haceros ninguna prueba más, solo vengo a pasar lista.
Tras decir eso, volvió a hacer aparecer la hoja con los nombres en su única mano.
—A diferencia de la última prueba, esta vez al confirmar vuestra presencia os diré con el número del aula en la que pasareis la prueba práctica. Siguiendo el pasillo encontraréis una bifurcación, a la izquierda los impares y a la derecha los pares. Como os he dicho, yo no soy el encargado de puntuar ni siquiera de vigilar, pero me han dado un par de instrucciones previas para vosotros —bajó la mirada al papel con los nombres y empezó a leer —. La primera es, no se aceptan preguntas hasta el final del examen, y segunda, podéis renunciar a esta prueba en cualquier momento desde ahora, no es eliminatoria pero constaría negativamente para la resolución final.
Alzó la mirada, repasando a los Genins con ella.
—Si alguien quiere irse, ahí tiene la puerta —hizo una breve pausa —. Bien, empezamos.
Tras un último vistazo a los participantes empezó a llamarles uno a uno.
—Umikiba Kaido, aula siete.
Esperó a que el muchacho empezase a moverse para seguir con el siguiente nombre.
Cuando Kaido llegase a la puerta del aula, se encontraría con que la puerta estaba abierta y que la distribución del aula estaba ligeramente cambiada. Las mesas de los estudiantes estaban exactamente como antes, sin embargo, la mesa del profesor había sido apartada a un lado y en vez de eso, habían dos cojines y entre ellos un plato con pescaditos fritos.
Uno de esos cojines estaba ocupado ya, por un hombre rapado. En una de sus manos tenía uno de los pescados, al ver al shinobi, el hombre empezó a toser y habló para sí mismo por lo bajo, aunque Kaido le escuchó perfectamente.
— Joder, es incluso más horrendo de lo que me contaron.
El hombre vestía una camiseta blanca de tirantes y unos pantalones de camuflaje, con su chaleco y su correspondiente insignia plateada. Sus ojos oscuros miraban al genin como si estuviese buscando una forma de hablarle sin resaltar que era azulado e inhumano.
—Bueno, tú, cierra la puerta y siéntate, que acabemos con esto rápido. Y, sin hablar a ser posible.— antes de seguir hablando se puso la mano delante de la boca y volvió a hablar por lo bajo, y Kaido volvió a escucharle — Seguro que le canta el aliento tanto como parece.
Esa voz le sonaba terriblemente familiar, pero no era capaz de atinar de qué era exactamente. Sin embargo, era consciente de que la había oído hace muy poco.
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