22/05/2019, 15:58
La persiana del negocio terminaba de bajar, guardando celosamente en su interior el armamento disponible a la venta que tenía a su disposición el médico de Amegakure. Armas, herramientas y afines de varios proveedores de diferentes partes de Arashi-no-kuni.
El día había terminado, más temprano había hecho una pausa para comer su almuerzo pero ese día, contrario a lo que estaba haciendo últimamente, no tomaría el postre allí. Estaba un poco cansado del pastel de mala calidad que podía llegar a conseguir en cualquier clase de tienda cercana a su negocio.
La puerta trasera se abrió y lo primero en asomarse fue un paraguas extendiéndose tanto como era posible. Debajo de este se escondía de la lluvia alguien que era poco frecuente de ver recorrer las calles como había hecho antes. Le echó llave a la puerta y salió del callejón con tuberías serpenteantes.
Esquivando los charcos mas profundos y pasando por encima los que sabía que no iban a quebrarle el tobillo, avanzó en una dirección clara.
Abrió la puerta de la pastelería, haciendo sonar la campanilla que denunciaba su entrada. Cuidadosamente cerraría su paraguas sacudiéndolo un poco antes de adentrarse por completo al interior del recinto.
Haría una leve reverencia para después llevarse una mano hasta la cabeza y arreglarse el peinado. Peinado que, a diferencia de otras veces, ya no estaba sosteniendo con su bandana, sino que tenía recogido en una cola que evitaba cualquier molestia. Parecía que la costumbre le había quedado de todas formas.
—Buenas tardes, Kiroe-san. Estoy necesitando pastel de verdad.
Contestaría esbozando levemente una sonrisa.
Depositaría el paraguas en un lugar cercano a la entrada y tomaría asiento en un punto no mas lejano..
El día había terminado, más temprano había hecho una pausa para comer su almuerzo pero ese día, contrario a lo que estaba haciendo últimamente, no tomaría el postre allí. Estaba un poco cansado del pastel de mala calidad que podía llegar a conseguir en cualquier clase de tienda cercana a su negocio.
La puerta trasera se abrió y lo primero en asomarse fue un paraguas extendiéndose tanto como era posible. Debajo de este se escondía de la lluvia alguien que era poco frecuente de ver recorrer las calles como había hecho antes. Le echó llave a la puerta y salió del callejón con tuberías serpenteantes.
Esquivando los charcos mas profundos y pasando por encima los que sabía que no iban a quebrarle el tobillo, avanzó en una dirección clara.
Abrió la puerta de la pastelería, haciendo sonar la campanilla que denunciaba su entrada. Cuidadosamente cerraría su paraguas sacudiéndolo un poco antes de adentrarse por completo al interior del recinto.
Haría una leve reverencia para después llevarse una mano hasta la cabeza y arreglarse el peinado. Peinado que, a diferencia de otras veces, ya no estaba sosteniendo con su bandana, sino que tenía recogido en una cola que evitaba cualquier molestia. Parecía que la costumbre le había quedado de todas formas.
—Buenas tardes, Kiroe-san. Estoy necesitando pastel de verdad.
Contestaría esbozando levemente una sonrisa.
Depositaría el paraguas en un lugar cercano a la entrada y tomaría asiento en un punto no mas lejano..
Hablo - Pienso