8/05/2017, 14:49
Los dos Senju se encontraban sentados en la mesa de la cocina, como todas las mañanas, Riko se tomaba sus amadas tostadas con un vaso de cacao, mientras su tía Akiko repasaba el correo del día, un montón de cartas que, casi todos los días, tenían que recoger del buzón para que éste no explotara.
— No es normal todo este correo, ¿no? — Preguntó el joven, divertido viendo como la mujer pasaba una a una todas las cartas.
Akiko soltó un suspiro.
— Encima no hay mas que mier... — De repente se quedó parada, como si hubiera entrado en shock. — ¡Vaya! Esto sí que es interesante, una carta del País del Agua. — Anunció, mientras abría el sobre, en el cual, podría observar, dos boletos. — Mira Riko, nos han invitado un lujoso hotel que ha abierto hace poco, aunque las Llanuras de Hielo... No es lo más acogedor...
El peliblanco casi escupe el cacao que tenía en la boca, pero se tranquilizó, y, una vez lo bebió, habló.
— ¡PERO TÍA, TENEMOS QUE IR, ES DE MALA EDUCACIÓN RECHAZAR UNA INVIACIÓN ASÍ! — Más que el Senju, habló su efusividad, lo que, a pesar de algunas reticencias, terminó por convencer a su tía.
El viaje en barco había sido bastante movidito, una tormenta había azotado los mares que separaban Uzushio de su destino, lo cual propició que el Senju no saliera apenas de su camarote, más concretamente, del baño del mismo, pues se pasó casi todo el viaje abrazado al váter, con fuertes mareos.
— Bueno Riko, no te preocupes, ya hemos llegado. — Sonrió la mujer.
Aquello, lejos de tranquilizar al joven, no hizo más que minarle aún más la moral, aquel paisaje era desolador, todo nevado y un frío increíble, que hacían que no pudiera parar de tiritar, pero, dado que había sido él el que insistió en acudir allí, no dejaría que se viera que estaba arrepentido.
— Sí, esto es... bonito. — Se forzó a decir.
— No es normal todo este correo, ¿no? — Preguntó el joven, divertido viendo como la mujer pasaba una a una todas las cartas.
Akiko soltó un suspiro.
— Encima no hay mas que mier... — De repente se quedó parada, como si hubiera entrado en shock. — ¡Vaya! Esto sí que es interesante, una carta del País del Agua. — Anunció, mientras abría el sobre, en el cual, podría observar, dos boletos. — Mira Riko, nos han invitado un lujoso hotel que ha abierto hace poco, aunque las Llanuras de Hielo... No es lo más acogedor...
El peliblanco casi escupe el cacao que tenía en la boca, pero se tranquilizó, y, una vez lo bebió, habló.
— ¡PERO TÍA, TENEMOS QUE IR, ES DE MALA EDUCACIÓN RECHAZAR UNA INVIACIÓN ASÍ! — Más que el Senju, habló su efusividad, lo que, a pesar de algunas reticencias, terminó por convencer a su tía.
...
El viaje en barco había sido bastante movidito, una tormenta había azotado los mares que separaban Uzushio de su destino, lo cual propició que el Senju no saliera apenas de su camarote, más concretamente, del baño del mismo, pues se pasó casi todo el viaje abrazado al váter, con fuertes mareos.
— Bueno Riko, no te preocupes, ya hemos llegado. — Sonrió la mujer.
Aquello, lejos de tranquilizar al joven, no hizo más que minarle aún más la moral, aquel paisaje era desolador, todo nevado y un frío increíble, que hacían que no pudiera parar de tiritar, pero, dado que había sido él el que insistió en acudir allí, no dejaría que se viera que estaba arrepentido.
— Sí, esto es... bonito. — Se forzó a decir.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»