2/07/2017, 20:05
El joven de blanca cabellera no tenía mucho que decir, pues ya sabía lo que tenía que hacer. Y pese a la vergüenza que aquello pudiese ocasionarle, no era una cuestión de vida o muerte, por lo que no sentía que hubiese algo por lo cual sentirse intimidado. De hecho, estaba determinado a cumplir con la penitencia acordada.
—Bien, si me puedo quedar con un poco de ropa interior la situación no será tan mala —aseguro, con una gran serenidad.
Kōtetsu se fue quitando la ropa de apoco, asegurándose de que estuviese bien doblada antes de entregársela a Keisuke, quien se había ofrecido a resguardarla en su ausencia. Algunos miraban con curiosidad una que otra delgada cicatriz en el cuerpo del muchacho, mientras que otros se veían impulsados a desviar la mirada por cuestiones pudor. Al final, el joven se quedo únicamente con su ropa interior: Un fundoshi de algodón blanco como la nieve, con una de tela que caía como un velo por delante y un fino anudado que dejaba al descubierto sus morenas nalgas.
—Verifiquemos —dijo, mientras se estiraba—; una vuelta por toda la planta sin causar ningún tipo de alboroto… Creo que será como una especie de misión de infiltración, donde necesito ser discreto y veloz.
A pesar de estar prácticamente desnudo, el joven de ojos grises se mostraba tan calmado como siempre. Inclusive, podría decirse que estaba un poco emocionando por lo extraño y desafiante de la tarea que tenía por delante.
—A tu señal comenzare, Keisuke-san.
—Bien, si me puedo quedar con un poco de ropa interior la situación no será tan mala —aseguro, con una gran serenidad.
Kōtetsu se fue quitando la ropa de apoco, asegurándose de que estuviese bien doblada antes de entregársela a Keisuke, quien se había ofrecido a resguardarla en su ausencia. Algunos miraban con curiosidad una que otra delgada cicatriz en el cuerpo del muchacho, mientras que otros se veían impulsados a desviar la mirada por cuestiones pudor. Al final, el joven se quedo únicamente con su ropa interior: Un fundoshi de algodón blanco como la nieve, con una de tela que caía como un velo por delante y un fino anudado que dejaba al descubierto sus morenas nalgas.
—Verifiquemos —dijo, mientras se estiraba—; una vuelta por toda la planta sin causar ningún tipo de alboroto… Creo que será como una especie de misión de infiltración, donde necesito ser discreto y veloz.
A pesar de estar prácticamente desnudo, el joven de ojos grises se mostraba tan calmado como siempre. Inclusive, podría decirse que estaba un poco emocionando por lo extraño y desafiante de la tarea que tenía por delante.
—A tu señal comenzare, Keisuke-san.