1/12/2017, 22:43
Tras realizar la propuesta, la chica se lo pensó un momento pero terminó aceptando, después de todo parecía más satisfecha por hablar con esa persona que con el mismísimo Sarutobi. —De acuerdo, entonces vamos...— Comencé a caminar alejándonos del hotel.
Por un instante volteé a ver y vi que los trabajadores parecían más tranquilos. "¿Qué se hizo?" Me pregunté cuando perdí de vista al peliblanco y cuando volví a localizarlo tenía unas pieles marrones entre sus manos, vestimenta para la aborigen. —Bien pensado.— Apremié a la astucia de mi compañero.
Seguimos nuestro camino por las calles del pueblo y debía admitir, que nuevamente estaba sintiendo frío, no mucho, pero la espesa nieve y las corrientes que en ocasiones lograban azotarme me hacían temblar por unos instante, no obstante, no podía creer como la chica ahora se movía de un lado a otro como un resorte, ¿alguien podría pensar que hacía poco estaba cercana a la muerte? "Se recuperó de una forma totalmente inhumana..."
Miré a los aldeanos con cierto temor de que fuesen a mirar a la chica de una forma inusual, de que se enterasen de que no era de allí, porque ella se quedaba viendo con mucha curiosidad toda y cada una de las cosas que pasábamos. —Esto... Koutetsu, no estarás enojado por no haberte dicho que era un ninja, ¿o sí?— Comenté una vez me acerqué un poco a él, en mi rostro se podría ver un poco de vergüenza, el hecho de habérselo ocultado no era honorable, después de todo me había preguntado directamente, y él había sido bastante sincero al respecto. —Quiero que sepas que lo siento, no pretendía engañarte, solo es que... Estamos de vacaciones ¿sabes?— Y sí, esa era mi excusa.
Después de varios minutos llegamos al otro extremo del poblado, afortunadamente nadie dijo nada de al cierva humana, por lo menos que yo escuchase, ésta tampoco hizo algo inusual para llamar mucho más la atención; ahora nos encontrábamos frente una estructura inusual, no seguía el orden de las anteriores, era diferente.
—Shinda!— Exclamé al escuchar el nombre, tenía unos cuantos minutos tratando de dar con el.
Mientras nos acercábamos el moreno se encargó de advertir sobre el comportamiento que debía tener una vez nos encontráramos frente al sabio. Koutetsu se encargó de llamar a la puerta y rápidamente una voz se manifestó desde el interior.
—Buenas, estamos buscando a Shinda.— Hablé fuerte y claro que en el interior pudieran escucharme sin dificultad.
Por un instante volteé a ver y vi que los trabajadores parecían más tranquilos. "¿Qué se hizo?" Me pregunté cuando perdí de vista al peliblanco y cuando volví a localizarlo tenía unas pieles marrones entre sus manos, vestimenta para la aborigen. —Bien pensado.— Apremié a la astucia de mi compañero.
Seguimos nuestro camino por las calles del pueblo y debía admitir, que nuevamente estaba sintiendo frío, no mucho, pero la espesa nieve y las corrientes que en ocasiones lograban azotarme me hacían temblar por unos instante, no obstante, no podía creer como la chica ahora se movía de un lado a otro como un resorte, ¿alguien podría pensar que hacía poco estaba cercana a la muerte? "Se recuperó de una forma totalmente inhumana..."
Miré a los aldeanos con cierto temor de que fuesen a mirar a la chica de una forma inusual, de que se enterasen de que no era de allí, porque ella se quedaba viendo con mucha curiosidad toda y cada una de las cosas que pasábamos. —Esto... Koutetsu, no estarás enojado por no haberte dicho que era un ninja, ¿o sí?— Comenté una vez me acerqué un poco a él, en mi rostro se podría ver un poco de vergüenza, el hecho de habérselo ocultado no era honorable, después de todo me había preguntado directamente, y él había sido bastante sincero al respecto. —Quiero que sepas que lo siento, no pretendía engañarte, solo es que... Estamos de vacaciones ¿sabes?— Y sí, esa era mi excusa.
Después de varios minutos llegamos al otro extremo del poblado, afortunadamente nadie dijo nada de al cierva humana, por lo menos que yo escuchase, ésta tampoco hizo algo inusual para llamar mucho más la atención; ahora nos encontrábamos frente una estructura inusual, no seguía el orden de las anteriores, era diferente.
—Shinda!— Exclamé al escuchar el nombre, tenía unos cuantos minutos tratando de dar con el.
Mientras nos acercábamos el moreno se encargó de advertir sobre el comportamiento que debía tener una vez nos encontráramos frente al sabio. Koutetsu se encargó de llamar a la puerta y rápidamente una voz se manifestó desde el interior.
—Buenas, estamos buscando a Shinda.— Hablé fuerte y claro que en el interior pudieran escucharme sin dificultad.