12/02/2018, 16:35
—Esta sobrenatural tormenta de nieve aun cubre el pueblo; así que, en algún otro lugar, la batalla aun continua… Lo incierto es si la estamos ganando o la estamos perdiendo.
El anciano tenía razón, no pude no mirar hacia el pueblo y entonces constate efectivamente la nieve que rodeaba el poblado, rápidamente vino el pensamiento de mi hermano a la mente... "Haze... ¿Estás bien hermano?" Dudé con preocupación al saber el poder de los Seltkalt.
La calidez se marchó tan pronto como llegó, nuevamente el frío iba recuperando terreno, y era debido a las continuas ventiscas a nuestro alrededor, lamentablemente solo habíamos ganado una batalla y no la guerra.
Observé a nuestros aliados, ellos estaban en un estado físico mucho mejor que nosotros, era beneficioso, solo tendría que encargarme del moreno, pero primero descansaría un poco, así que no tardé en apoyar mis glúteos del suelo. No pasó mucho tiempo hasta que el peliblanco despertó y fue allí cuando la princesa volvió en sí.
—¿Cómo estar? —Preguntó mirando a ambos
—Pues yo estoy hecho polvo… Los guerreros de tu tribu son de verdad algo formidable.
—Estoy agotado, apenas y tengo chakra...— Aseguré mientras miraba fijamente a Koutetsu, aparentemente estaba en estables condiciones y no había ninguna complicación o secuela.
Cerré mis ojos y suspiré, necesitaba unos minutos de tranquilidad, pero ellos nunca llegarían, fue inevitable escuchar los pasos del shinobi alejarse, entonces le seguí con la mirada, probablemente sentía curiosidad por el cráter que ahí había, y yo también por lo que me puse de pie y le imité, llegué hasta el borde. --Eh! ¿Qué haces?— Pregunté con duda y preocupación cuando le vi lanzarse al hueco. Me asomé al igual que él y sentí el vaporon chocar con mi rostro por lo que retrocedí rápidamente. —¿¡ESTAS LOCO!?— Vociferé al conocer el riesgo de sus acciones.
"La espada... Está... ¿Intacta?" Miré con sorpresa cómo salía de ahí con la espada en su funda. "¿De qué está hecha?"
Caminé de nuevo hacia donde estaba Sarutobi, la secretaria y la princesa.
—Eso… Eso, ¿Qué era? Al principio era un incendio normal, y luego fue como si un volcán entrase en erupción, para finalmente ser como un sol que desciende a tocar la tierra.— Preguntó quitándome las palabras de la boca.
—Es una vieja receta familiar —aseguro, sin poder disimular cierto grado de orgullo—. Se trata de un químico inflamable que contiene una cantidad considerable de chakra, sellado en un fuerte contenedor metálico...
—Fuego, peligroso… —
—Siendo más concreto, no era fuego como tal; en su última etapa, era un estado de la materia conocido como plasma.
"Bastante interesante..."
—Lo que fuese, nos ha salvado la vida —Manifestó Koutetsu.
—La verdad sea dicha, a pesar de ser unos chiquillos, ustedes también merecen un poco de crédito: enfrentaron a un oponente que se les mostraba monstruoso con mucho valor, desafiantes hasta el final…
El peliblanco rió levemente y expresó: —Pronto nos tendremos que poner en movimiento, así que por ahora descansemos y ocupémonos de nuestras heridas.
—Aprovechemos este momento para reponernos lo suficiente...— Concordé con él, pero aún me faltaba conocer algo más. —Me causa un poco de curiosidad, ¿de qué material está hecha tu espada?—
El anciano tenía razón, no pude no mirar hacia el pueblo y entonces constate efectivamente la nieve que rodeaba el poblado, rápidamente vino el pensamiento de mi hermano a la mente... "Haze... ¿Estás bien hermano?" Dudé con preocupación al saber el poder de los Seltkalt.
La calidez se marchó tan pronto como llegó, nuevamente el frío iba recuperando terreno, y era debido a las continuas ventiscas a nuestro alrededor, lamentablemente solo habíamos ganado una batalla y no la guerra.
Observé a nuestros aliados, ellos estaban en un estado físico mucho mejor que nosotros, era beneficioso, solo tendría que encargarme del moreno, pero primero descansaría un poco, así que no tardé en apoyar mis glúteos del suelo. No pasó mucho tiempo hasta que el peliblanco despertó y fue allí cuando la princesa volvió en sí.
—¿Cómo estar? —Preguntó mirando a ambos
—Pues yo estoy hecho polvo… Los guerreros de tu tribu son de verdad algo formidable.
—Estoy agotado, apenas y tengo chakra...— Aseguré mientras miraba fijamente a Koutetsu, aparentemente estaba en estables condiciones y no había ninguna complicación o secuela.
Cerré mis ojos y suspiré, necesitaba unos minutos de tranquilidad, pero ellos nunca llegarían, fue inevitable escuchar los pasos del shinobi alejarse, entonces le seguí con la mirada, probablemente sentía curiosidad por el cráter que ahí había, y yo también por lo que me puse de pie y le imité, llegué hasta el borde. --Eh! ¿Qué haces?— Pregunté con duda y preocupación cuando le vi lanzarse al hueco. Me asomé al igual que él y sentí el vaporon chocar con mi rostro por lo que retrocedí rápidamente. —¿¡ESTAS LOCO!?— Vociferé al conocer el riesgo de sus acciones.
"La espada... Está... ¿Intacta?" Miré con sorpresa cómo salía de ahí con la espada en su funda. "¿De qué está hecha?"
Caminé de nuevo hacia donde estaba Sarutobi, la secretaria y la princesa.
—Eso… Eso, ¿Qué era? Al principio era un incendio normal, y luego fue como si un volcán entrase en erupción, para finalmente ser como un sol que desciende a tocar la tierra.— Preguntó quitándome las palabras de la boca.
—Es una vieja receta familiar —aseguro, sin poder disimular cierto grado de orgullo—. Se trata de un químico inflamable que contiene una cantidad considerable de chakra, sellado en un fuerte contenedor metálico...
—Fuego, peligroso… —
—Siendo más concreto, no era fuego como tal; en su última etapa, era un estado de la materia conocido como plasma.
"Bastante interesante..."
—Lo que fuese, nos ha salvado la vida —Manifestó Koutetsu.
—La verdad sea dicha, a pesar de ser unos chiquillos, ustedes también merecen un poco de crédito: enfrentaron a un oponente que se les mostraba monstruoso con mucho valor, desafiantes hasta el final…
El peliblanco rió levemente y expresó: —Pronto nos tendremos que poner en movimiento, así que por ahora descansemos y ocupémonos de nuestras heridas.
—Aprovechemos este momento para reponernos lo suficiente...— Concordé con él, pero aún me faltaba conocer algo más. —Me causa un poco de curiosidad, ¿de qué material está hecha tu espada?—