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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Luego de ser expulsada de la residencia Sakamoto la vida de Koko había dado un giro muy drástico. Ahora no dependía de nadie, tenía que valerse por sí misma y aunque en realidad tuviese el favor de ciertas personas, prefería no abusar de ellos o de lo contrario podría conseguir bastante más dinero que el que le asegura su trabajo.

Siendo así, la joven no se sentía cómoda sin hacer nada en aquellos días que tenía libres, necesitaba mantenerse en forma así que como de costumbre salió de casa para correr un buen rato por los alrededores, evitando la zona por la que tienden a vagar los del clan Sakamoto, claro.

Luego de una hora con suerte la chica dio media vuelta y regresó a casa tomándose su tiempo. Era muy temprano, la gente de la aldea apenas si comenzaba a salir de casa rumbo al trabajo pero ella ya había terminado su rutina y ya solo le quedaba regresar a su departamento.

Sí, aquella pecosa había pasado de vivir entre lujos dentro de una mansión a vivir en un pequeño departamento en el que apenas se podía asentar una sola persona, pero se sentía mucho más cómoda de esta manera, sin mencionar que podía limpiar todo sin que le tomase el día entero.

«¿Qué podría comer? »se preguntaba mientras subía las diversas escaleras que conducían hasta su departamento.

Si bien apenas había terminado su ejercicio, ya había recuperado el aliento perfectamente, después de todo se había tomado su tiempo para regresar a paso tortuga así que incluso el sudor se le había secado, aunque esto último le resultaba un tanto molesto.

Ya estaba delante de la puerta del departamento para cuando se dignó a buscar las llaves de la vivienda, las cuales reposaban en el interior de su portaobjetos pero ante la falta de costumbre comenzó a tantear entre su ropa sin ningún éxito, después de todo aquel vestido verdoso no tenía bolsillos ni tampoco el pantalón que llevaba puesto.

—No me jodas… —murmuró para sí misma en lo que comenzaba a ponerse nerviosa.
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#2
En el noveno piso de un edificio céntrico y antiguo de Uzushiogakure no Sato, un Uchiha había roto con su costumbre: no madrugar. O eso, al menos, diría quien le viese sentado junto a su escritorio a primera hora de la mañana. Lo cierto era que se había pasado la noche en vela, diseñando nuevas armas y objetos para la tienda, actualizando su cartera de clientes ultrasecretos, y pensando en cómo podía ampliar su cuota de mercado sin levantar sospechas a los de arriba.

La lista de clientes, tras unos tachones y modificaciones, había quedado así:

Cartera de clientes UltraSecretos: Aburame Plum, Hozuki Chokichi, Senju Nobita, Senju Kazashi, Uzumaki Dai, Uzumaki Cho, Uzumaki Hanako, Akimichi Sora, Nara Yuki, Yamanaka Kaori, Uchiha Akame.

Candidatos a pertenecer a la cartera de clientes UltraSecreta: Uchiha Haskoz, Furukawa Eri, Sakamoto Noemi, Kurusu Ashito, Itami Rain, Uzumaki Ren, Uzumaki Akane, Uchiha Akame, Senju Haruka, Senju Nabi, Kaido.

Desconfiar de: Senju Riko (según Kasumi, traicionó a toda la clase revelando la Votación Ultrasecreta) (Es un buen chico, sus compañeros le tienen envidia por tener éxito entre las chicas. Todavía sin confirmar que se pasará por la tienda). Sakamoto Noemi (temperamental y con signos de locura)

Sin embargo, hacía ya horas que se centraba en otro proyecto. Un proyecto que le ilusionaba más de lo que estaba dispuesto a admitir, cuyo objetivo, más que obtener unas ganancias extras, era disponer de un medio de publicidad para la tienda. Un proyecto al que había terminado denominando como:

Proyecto UltraSecreto XXX

O eso, al menos, ponía en su carpeta. En ella, almacenaba unas hojas con la transcripción de la entrevista a Riko, varias fotos del Senju que habían tomado tras la entrevista, además de algunos diseños y una hoja garabateada con decenas de nombres:

Posibles títulos:
  • Corazón Uzureño
  • ¿Dónde estás corazón?
  • Sálvame Uzureño
  • Corazón, corazón
  • Descubrimos a…
  • La verdad tras la mentira

La lista continuaba con muchos más nombres, la mitad de ellos tachados. El Uchiha, con los músculos agarrotados y los ojos rojos por el cansancio, se estiró cuánto pudo sobre la silla, levantando los brazos y contorsionando la espalda.

Emitió un gemido de placer, que a mitad de camino se transformó en un prolongado y profundo bostezo.

Definitivamente poner títulos a las cosas no es lo mío —se quejó, mientras levantaba su escocido culo de la silla. Llevaba demasiado tiempo sentado.

•••

Minutos más tarde, el Uchiha salía de casa con la bolsa de la basura en la mano. Su plan, dar un pequeño paseo para estirar las piernas, desayunar algo, y echarse a dormir en lo que quedaba del día.

Sin embargo, se llevó una sorpresa al encontrarse con alguien al salir. Aquel edificio en concreto tenía dos pisos por planta, y, desde hacía un tiempo, nadie vivía a su lado, en el noveno B. O eso, al menos, hasta entonces.

¡N-noemi! —exclamó, al reconocerla, totalmente desconcertado—. ¿Qué haces tú a…? ¡Pareces un dálmata! —afirmó, sin poder contenerse, al verla llena de puntitos oscuros recubriendo su piel—. ¿Qué te ha pasado?
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¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



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#3
La chica estaba comenzando a ponerse nerviosa ya que no encontraba la llave del departamento y lo último que quería era tener que meterse por la ventana, aunque estaba muy segura de que la había cerrado así que en cualquier caso la tendría que romper, pero todas las opciones que se le ocurrían significaban un gasto extra de dinero.

—Apenas pasó un mes y ya perdí las llaves —se lamentaba sin dejar de revisarse a sí misma hasta que dio un golpe al portaobjetos y recordó que había guardado la llave allí dentro.

Ni bien metió la mano en el saco, tanteó un poco los kunais que guardaba y al fondo estaba la llave con la que pudo abrir la dichosa puerta.

No pudo evitarlo, pero suspiro de alivio y una sonrisilla nerviosa se le dibujó en el rostro al ver el interior de su departamento.

¡N-noemi!

Se sobresaltó un poco al escuchar aquella exclamación tan cercana, pero supo al instante que estaban hablándole a ella por lo que buscó con la mirada a la persona en cuestión y se encontró con un chico saliendo apenas de la puerta de junto. «Oh dios, pensé que no vivía nadie al lado »se decía a sí misma. De cualquier manera, la ex-sirvienta le saludaría como haría normalmente e incluso se presentaría, no veía motivo para no hacerlo.

—Buen… —Justo se vio interrumpida al voltearse, algo le dijeron que no supo si era un halago o un insulto, pero sí sabía que la estaban confundiendo—. No me diga así… —pidió cordialmente con una expresión algo dolida—. De cualquier forma, me confunde, yo me llamo Koko, un gusto supongo… —agregó tendiéndole la mano y algo cabizbaja.
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#4
Datsue alzó las cejas, escéptico, ante lo que Noemi le decía. ¿Acaso era algún tipo de trampa? ¿Una broma pesada para vengarse tras lo sucedido en las Montañas de la Tierra? El Uchiha la observó, escéptico. Ahora que se fijaba, aparte de las pecas, sí que era ligeramente distinta a Noemi. Parecía unos centímetros más alta, tenía una tonalidad más oscura en su pelo y su voz carecía de aquel timbre altivo que tanto caracterizaba a la Sakamoto.

Además, ahora que se fijaba mejor, incluso sus ojos eran de distinto color. Y es que aquella chica tenía heterocromía.

Hmm… Uchiha Datsue —le estrechó la mano, todavía inseguro, mientras su mirada se iluminaba por el sharingan. La prueba del algodón. La prueba definitiva a la que nadie podía eludir. La corriente de chakra que recorría el cuerpo de la muchacha, imperceptible para el resto del mundo, se hizo visible ante sus ojos, como una tinta invisible ante el foco de un neón ultravioleta. Y entonces…

»Vaya, ¡perdona! —exclamó rápidamente, mientras un ligero rubor subía por sus mejillas. Aquellas dos chicas compartían hasta el color del chakra, pero el de Koko era ligeramente más apagado. Menos brillante, pero a la vez, mucho más descansado para su vista—. Te confundí con Sakamoto Noemi. No sé si la conoces, pero… ¡sois clavadas!

Se rascó la nuca, mientras se maldecía por dentro por su metedura de pata ante su exótica —pero atractiva— nueva vecina.
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#5
Por algún extraño motivo Koko tenía la leve impresión de que aquel chico todavía no se fiaba de ella, es decir, una mirada algo extrañada y la vaga presentación del mismo casi le dieron la sensación de que le estaban dando la razón como a los locos. Pero ese nombre le sonaba de algún lado y esta vez la que miraba extrañada era ella y no él.

—¿Datsue? ¿Eres…? —se interrumpió al no poder hallar un buen término para lo que su hermana le había contado, pero el Uchiha prosiguió con lo suyo así que se vio obligada a dejar pasar eso de momento—Es mi hermana melliza —confesó finalmente empleando un tono completamente neutro.

«Al menos me ahorraré el tener que buscarlo »pensó la rubia mientras trataba de recordar alguna cosilla de suma importancia.

—Tú eres el chico que le prestó algo de ropa a Noemi, ¿verdad? —consultó finalmente.

No estaba muy segura si era correcto mencionar todo lo demás, tal vez se enojaba o algo similar así que prefería guardar silencio y fingir que no sabía absolutamente nada, al menos hasta que se le pregunte.

—Tengo tus cosas, se suponía que te la devolvía hace mucho pero no me dijeron donde vivías —comentó señalando con un dedo su departamento—¿Quieres pasar o esperas aquí?
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#6
¡Su hermana melliza! ¡Ahora comprendía el parecido! Aunque no entendía como una Sakamoto se había ido a vivir a un piso como aquél. Se suponía que eran gente adinerada y bien posicionada, ¿por qué no elegir un espacioso chalet como vivienda? Por el momento, no disponía de la información suficiente como para hacer más que aventuradas conjeturas. Quizá no disponían de tanto dinero como hacían creer al resto, o quizá simplemente la chica se había independizado en contra de los deseos de su familia, sin obtener su ayuda económica.

Koko, entonces, le recordó lo de la ropa. La ropa que había prestado a Noemi aquella loca y estrafalaria noche. Por un momento había albergado esperanzas de que no supiese nada sobre aquel asunto, ¿pero cómo no iba a saberlo? Eran hermanas, ¡y mellizas! ¡Por supuesto que se lo había contado! Eso, y seguramente también sus desvaríos sobre que habían tenido una loca noche de sexo.

Así es, soy yo —respondió, sin saber muy bien qué más añadir. Luego, ella le ofreció devolverle la ropa, preguntándole si prefería esperar o pasar dentro. El Uchiha miró la bolsa de basura que todavía colgaba de su mano—. Pues… paso, claro. —Dejó la bolsa al lado de la puerta de su casa, por dentro, y cerró la puerta sin pasar la llave.

Luego, se llevó las manos a los bolsillos y siguió a Koko a su apartamento.

Bueno, y… —sabiendo como sabía que Koko no tendría muy buena imagen sobre él, no sabía por dónde tirar—. ¿Qué tal tu hermana? Hace un tiempo que no la veo.
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#7
Tras aquellas afirmativas ya Koko estaba completamente segura de que aquel chico había sido el que se había acostado con su hermana, lo que sí no sabía exactamente era si realmente habían hecho aquello que la fémina había dicho o no, después de todo no recordaba nada por lo alcoholizada que estaba salvo el haber despertado en la cama del Uchiha.

Pero eso no era asunto suyo así que tras escuchar las respuestas ajenas la chica entró y esperó pacientemente a que él ingresase para cerrar la puerta sin llave ni nada, no era la idea hacerle sentir que estaba encerrado ni nada por el estilo.

—No te has enterado, ¿verdad? —preguntó indiferente adentrándose en la habitación donde había un armario bastante modesto en realidad.

«Lógico, no sería bien visto que una parda de jounins del clan cometieron semejante error »pensaba mientras rebuscaba de cuclillas en un cajón entre ropa bastante bien organizada y planchada.

—Ya no es kunoichi, ha renunciado hace unas semanas—agregó tras encontrar la camiseta perteneciente al Uchiha, también limpia y planchada como el resto de prendas.

En ese cajón al menos no estaba el pantalón, pero estaba muy segura de que lo tenía así que se levantó y le tendió la playera al chico.

—Dame un segundo, sé que tengo el pantalón por algún lado —le comentó con una sonrisa de medio lado, algo nerviosa por no poder encontrar una simple cosa pese a lo ordenado de su apartamento.

Pero que va, ya lo encontraría o le pagaría lo equivalente al mismo. No es que el dinero le sobrara pero… Siempre podía pedirle algo a Hideo, cuando se le antojase a aparecerse.
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#8
El Uchiha abrió los ojos, estupefacto, ante la noticia. Una noticia digna de contar en una revista del corazón, sin duda. ¿Qué motivo llevaría a una kunoichi a renunciar a su puesto? ¿Acaso estaba decepcionada por el ascenso al poder de Gouna? ¿Había sido una seguidora en las sombras de Zoku? La mirada del Uchiha se iluminó, pese a que su fuero interno le decía que se calmase. Lo más probable fuese que, acostumbrada a una vida de lujo y comodidad, encontrase el oficio ninja demasiado cansado y peligroso.

No la culpaba.

Vaya —dijo, tras unos segundos en silencio—. Es una pena. Solo hice una misión con ella, pero… Parecía una buena kunoichi —al menos en cuanto a sangre fría, eso desde luego.

Mientras tanto, Koko rebuscaba entre una pila de ropa perfectamente doblada y guardada. Puede que sus viviendas fuesen similares, pero mientras la del Uchiha era un caos, la de ella parecía impecable. Datsue no alcanzaba a distinguir ni una mota de polvo.

Dame un segundo, sé que tengo el pantalón por algún lado.

Hmm… No te preocupes —dijo, quitándole importancia, tras coger la camiseta—. Seguro que en un día de estos la encontrarás en el lugar más insospechado. Ya me lo traerás entonces. Vivo aquí al lado, así que… no tiene pérdida —añadió, esbozando una media sonrisa.
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#9
Buena kunoichi o no, de milagro no la habían matado y por cómo quedó probablemente terminaría siendo una completa inútil si es que no lo es, o bueno, a ojos Sakamoto aún servía porque aquello que le ocurrió no afectaría en lo más mínimo a la genética y aquellos órganos estaban literalmente intactos así que…

—Es lo que hay —respondió respecto al tema de Noemi.

Tampoco le era tan agradable hablar sobre aquello, es decir, quedó destruida luego de aquello y ni siquiera la podía ver.

Una suerte que la ropa abarcase todo un tema de conversación y la mantendría ocupada por bastante si es que no lograba recordar donde diablos había metido el dichoso pantalón.

—Claro que no, yo sé que está ahí —respondió algo frustrada—Siéntate en mi cama en lo que busco, si quieres —agregó regresando al armario para seguir rebuscando entre cajones.

Le daba igual a la chica si Datsue llegaba a ver algo de entre los cajones, incluso había sacado bastante ropa y la había dejado en el piso sin temor alguno. Total, algún día usaría todo eso y tarde o temprano la verían. Lo que sí no debería de ver jamás sería lo que estaba en el cajón que estaba eludiendo por lógica, es decir, ¿por qué diablos metería un pantalón entre ropa interior? No tenía sentido.

—Tiene que estar, no me dejé nada —murmuraba sin dejar de sacar ropa de los cajones.

Lo que ella no recordaba era que el pantalón lo había dejado colgado en una percha y colgaba justo por encima de su cabeza.
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#10
—Claro que no, yo sé que está ahí —respondió algo frustrada—Siéntate en mi cama en lo que busco, si quieres.

«Ah, ahí está. La característica tozudez de Noemi… Ya decía yo que algo tendrían que compartir aparte del físico»

El Uchiha se sentó, sin oponer resistencia. Estaba molido por toda una noche sin dormir y no haría ascos a un cómodo asiento. Fue entonces cuando vislumbró su pantalón, justo encima de la cabeza de Koko, colgado sobre una percha. Abrió la boca y…

… la volvió a cerrar. El pantalón era el único motivo por el que permanecía allí, y el que le permitiría seguir indagando en lo acontecido a Noemi. Había captado en el tono de voz de Koko que no le apetecía seguir hablando del tema, y preguntarle directamente no parecía buena idea. Pero podría empezar por ir tanteando el terreno.

Y dime, ¿te graduaste con tu hermana? —preguntó. Había visto su bandana colgando del cuello, por lo que asumía que era kunoichi—. No me suena verte junto con los de su promoción.

Datsue había hecho toda una investigación sobre su anterior promoción, para averiguar cuáles serían sus mejores clientes potenciales. Hozuki Chokichi, su principal informador, no había mencionado palabra alguna sobre Koko. Conociéndole como le conocía, eso solo podía indicar una cosa: que no habían coincidido en la misma clase. De lo contrario, con lo enamoradizo que era de las chicas de pechos exuberantes, el muy canalla a buen seguro le hubiese llevado una lista detallada con todos sus hábitos, hobbies y movimientos fuera de casa durante el día.

El Uchiha sospechaba también que hacía algo más aparte de seguirlas. Aquella cámara de la que nunca se separaba debía fotografiar algo más aparte del bello paisaje de Uzushiogakure no Sato. Sin embargo, como era un buen socio, prefería hacer la vista gorda al respecto.
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#11
La chica seguía rebuscando entre los dichosos cajones y no daba con el pantalón, estaba frustrándose, se suponía que todo estaba impecablemente ordenado y entre sus propios pantalones no lo había encontrado, inclusive revisó entre faldas y playeras pero tampoco, lo único que le restaba era revisar un último cajón, el de la ropa interior, aquel en que nunca se le hubiese ocurrido meter un pantalón incluso si tenía la idea de “no perderlo” o de tenerlo a simple vista.

—No, me gradué el año anterior —explicó sin problemas antes de suspirar y acercarse al cajón restante—. Conozco a unos cuantos pero por puro cuento, no me he cruzado con ninguno y tampoco me ha dado el tiempo para hacer misiones.

Sin tener ninguna otra opción, la kunoichi abrió el cajón y rebuscó tratando de no hacer demasiado bulto, es decir, no quería que Datsue tuviese en vista todo aquello que guardaba allí, es decir, no por nada se consideraba algo íntimo a todo eso y mostrarlo a un completo desconocido era lo último que ella quería. Aunque si vamos al caso, era toda prenda completamente normal de colores lisos y sin adornados exagerados.

—¿Y tú? No fuiste compañero de Noemi y tampoco mío… —preguntó en un intento por mantenerle la conversación.

Tal vez así lograba que el chico se mantuviese sentado allí y no llegase a ver nada. La mínima esperanza la tenía.
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#12
«¡Por Shiona! ¿¡Todo un año como Gennin y no tuvo tiempo de hacer una sola misión!? Desde luego, esto de ser de familia rica es un gustazo. Ya me gustaría a mí poder permitirme un año sabático… ¡o un mes al menos!»

Pues… no —respondió, al comentario de que no había sido ni compañero de Noemi ni suyo. ¿Sabía aquello por simple deducción, o porque se lo había contado la propia Noemi? El Uchiha se revolvió en la cama, inquieto—. Me gradué en… Esto...

Sus mejillas, acaloradas. Su corazón, más rápido del normal. Acababa de vislumbrar, entre las manos inquietas de Koko, unas bragas. Sacudió la cabeza, enfadado consigo mismo por perder el hilo de la conversación con tanta facilidad.

¡Ejem! Esto… sí. Me gradué hará cosa de un mes. Fui la promoción siguiente a la de Noemi —dijo, mientras desviaba la mirada por el resto de la habitación, buscando cualquier cosa que le permitiese conocer algo más de Koko y alargar la conversación. Unos pósteres con algún cantante; un libro; alguna katana colgada de la pared… Lo que fuese—. Y hablando de Noemi —añadió, como quién no quería la cosa—. Te contó… ¿Te contó como acabó necesitando mi ropa?
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#13
Ya había dado vuelta el cajón entero y ni rastros del pantalón, no estaba en ninguna parte, todos los cajones revueltos y ni una miserable pista del paradero del mismo y muy a pesar de la rubia, se veía obligada a dar malas noticias.

—¿En…? —insistió con tal de ganar algo más de tiempo.

Lo que menos quería era informarle a nadie que había perdido algo que no le pertenecía, es decir, parte de su orgullo se centraba en lo ordenada y responsable que tendía a ser, era sencillamente inaceptable pensar que había perdido un pantalón entre su propia ropa, sin mencionar que ese pantalón le quedaba algo ajustado de las caderas. Y lo sabía porque alguna vez se lo puso por error.

—Ya, eso explica bastante —respondió cuando finalmente le dijeron la promoción.

Ningún Sakamoto se había graduado luego de Noemi así que era lógico que Datsue fuese un completo desconocido para prácticamente todos, salvo la última que bueno, bajo ciertas circunstancias le había conocido y curiosamente ahora podría conocer los detalles sobre dicho encuentro.

—Sobre eso… —le habían contado, sí, pero no tenía mucha idea de nada de todo eso, con suerte sabía de dónde salían los bebés y no estamos hablando de la cigüeña ni de algún repollo—. Me ha dicho que se pasó de bebida y luego despertó contigo en tu cama —dijo ya acomodando todo dentro del cajón—. Me ha dicho que según lo que le dijiste habían tenido relaciones pero que no te agradó en lo más mínimo, como si lo hubieses sufrido —explicó inocentemente desde la ignorancia—. Pero bueno, nadie dijo que a todos tengan que gustarles las mujeres, ¿verdad? —prosiguió ya poniéndose de pie.

Según sus palabras, Koko básicamente estaba dándole a entender que no le molestaba en lo más mínimo si al chico le gustaban los hombres, total, al ser tan parecida a Noemi casi podía deducir que ella tampoco sería atractiva para él y de todas maneras a ella no le atraía ni nada similar, después de todo acababan de conocerse.
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#14
Sobre eso… Me ha dicho que se pasó de bebida y luego despertó contigo en tu cama.

Era curioso el fascinante efecto que podían producir unas palabras. Palabras que, sin aclararlas, podían producir en el tipo más inocente que malpensase más de un par de cosas. Por suerte, parecía que Noemi no se había quedado ahí…

Me ha dicho que según lo que le dijiste habían tenido relaciones pero que no te agradó en lo más mínimo, como si lo hubieses sufrido.

Datsue alzó tanto las cejas que casi parecían salírsele del rostro. Luego puso los ojos en blanco, incrédulo, mientras emitía un suspiro explosivo. Lo de aquella chica ya era pasarse. ¿Cómo demonios había llegado a aquella conclusión por simplemente mencionar que le dolía la espalda? Sí, lo admitía: quizá tenía que haberse explicado mejor, pero Koko iba más allá. Mucho más allá.

Pero bueno, nadie dijo que a todos tengan que gustarles las mujeres, ¿verdad?

Datsue, con el cerebro más seco que un antiguo río del País del Viento debido a su noche en vela, tardó en comprender el significado de aquellas palabras. Su verdadero significado. Cuando lo hizo, no pudo hacer otra cosa que reír, soltando tales carcajadas que se cayó de espaldas contra el colchón y tuvo que agarrarse el estómago para tratar de contener la risa.

Cuando al fin parecieron remitir, el Uchiha se irguió de nuevo, sin aliento, y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano.

Ay, lo siento, Koko, es que… Tu hermana tiene una curiosa forma de interpretar las cosas, ¿sabías? —se levantó—. Si de verdad ella o tú queréis saber lo que realmente pasó… preguntad. Pero nada de eso que dijiste es cierto. Nada —remarcó, para que no le quedasen dudas—, salvo lo de que se emborrachó como una Uzureña en una vendimia y terminó despertando en mi cama.
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#15
La rubia no pudo evitar mirarle completamente extrañada ante tal ataque de risas, no sabía si le causaba gracia lo de ser homosexual o mismo lo que Noemi había contado tiempo atrás. Sobre aquella curiosa noche y es que Koko al menos no se podía tomar en serio absolutamente todo.

—Según, te quejaste de que no te dejó dormir en toda la noche… Y ella estaba con ropa tuya encima sin mencionar que lo que ella llevaba estaba rasgado… En el piso del baño —le comentó haciendo memoria de todo lo que le había contado su melliza.

De cualquier manera, le daba igual si realmente había pasado o no, Datsue estaba allí y podía contárselo o bien mentirle sin problemas, cosa que también le daba igual.

—Pues… Si me explicas te agradecería, en cuanto la vea le explico lo que pasó —respondió ignorando que detrás suyo estaba el pantalón, colgado de una percha—Respecto a tu pantalón, supongo que te lo tendré que llevar otro día —comentó ahora con un ligero rubor en las mejillas y una tímida sonrisilla nerviosa.

No le gustaba la idea de haber perdido algo en su propia habitación, ni siquiera podía culpar a Noemi ya que ella no vivía allí.
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