Se acabó lo que se daba

[Inuzuka Nabi]

— Lo siento, se acabó lo que se daba.

No me lo podía creer. Estaban repartiendo muestras gratuitas de dangos justo en el Valle del Fin y yo pensando, es mi dia de suerte, que bien, un buen dango ahora me asienta el estomago... Pues justo se acaban.

— Pero... pero... tendrás algo ahí, ¿no? El tipico que se te cae al suelo y lo apartas para tirarlo, ya me lo como yo.

— De verdad que no me queda nada de lo que se daba. Se ha acabado. Si quieres probarlos, pasate por Minori. Por el Dango Bailarín.

El joven muchacho que llevaba el carrito de comida salió por patas tras decir eso, principalmente por los ladridos de Stuffy, si para mi olían bien esos dangos para él ha tenido que ser como una puñalada en el corazón oir que no los vamos a probar siquiera. Total, que empezó a ladrarle y el chico empezó a acelerar el paso, lo cual hizo que el animal empezase a perseguirle, lo cual hizo que el chico empezase a correr.

— ¡Stuffy! Dejalo, tenemos el conejo de esta mañana. Iba a decirle que nos diese algo de salsa, pero supongo que acojonamos bastante.

Stuffy parecía marrón y eso siendo negro tiene algo de merito. Miré al lago y despues al perro. Saqué un poco de conejo ya cocinado e hice como si lo tirase al lago, al perro le faltó tiempo para ir tras la carne imaginaria. Se metió y empezó a nadar hasta la mitad perdiendo el tono marrón y recuperando el tono negro habitual en él. Me senté en el borde de la masa de agua con mi saco a un lado comiendo aquella carne a pelo, sin salsa ni sabor ni nada de nada.

Observé entre mordiscos como el can volvía a la orilla y se sacudía el agua. Le lancé un cacho de conejo y lo pilló al suelo. Ahí estabamos los dos en pleno mediodía comiendo conejo como buenos salvajes. Menos mal que ya volvíamos a casa. Aunque echaría de menos el mear en arbustos.

[Eikyuu Juro]

« Ya soy mayor, dijiste. Todo saldrá bien, dijiste. No me perderé, dijiste »

Juro vagaba perdido por el mundo. ¿Por qué el chico iba solo a un sitio tan peligroso como el exterior? Por su propia idiotez, por supuesto. El genin quería ver mundo. Quería salir fuera de Kusagakure y de su país. Pero no podía ir siempre acompañado de la manita de su hermana. Por eso, había decidido lanzarse a la aventura.

Con catastróficos resultados, claro esta.

Tras su visita a Taikarune, en el país del fuego, había planeado volver a casa. Una expedición marcada, ver el museo, ver un poco de mundo y volver a casa. Pero ahí estaba. En algún momento, se había desviado del rumbo hacia el país de la hierba y había acabado ahí, en la encrucijada entre los países.

— El valle del fin... — murmuró.

Tenía que admitir que era un sitio emblematico. El lugar donde tres grandes shinobi se habían sacrificado para toda la población. Para su gente. Para sus aldeas. Desde luego, eran ejemplos de kage. Una enorme cascada y las tres figuras de los Kage eregidas en piedra, con solemnidad. El sitio favorito de los ninja para reflexionar cuando su vida llega a un punto de inflexión.

Era un sitio muy apropiado para él.

Sin embargo, mientras descendía, el destino decidió hacerle la zancadilla. Literalmente. Su pie se enganchó con una raíz y su cuerpo se precipitó ladera abajo. Cayó prácticamente a orillas del lago, donde un chico y su perro se encontraban comiendo algo similar a un conejo raido.

El cuerpo de Juro aterrizó dolorosamente en el suelo. Afortunadamente, no se rompió nada. Solo tendría un par de moratones y una horrible sensación de mareo. Trató de palpar su espalda, para ver si Gen estaba bien. Pero encontró vacío. Luego, recordó los dos pergaminos que había en su cintura y se le paso.

— Ugh...

[Inuzuka Nabi]

Todos habíamos olido al nuevo. Se había colado por detrás como si no fueramos a olerlo, pero sí que lo olía. Yo lo olía y Stuffy lo olía y lo miraba con desconfianza, porque estaba claro que venía a robarle su conejo seco y mal cocinado en un fuego experimental de campamento. Bueno, su conejo no estaba seco, estaba empapado porque él acababa de salir del lago, pero era suyo.

Pero el chico, al que yo por lo menos no le ponía cara porque ni siquiera le miraba, se tropezó y fue de morros al suelo. Yo me mantuve más bien indiferente, Stuffy no. Cogió su conejo mojado y apenado por el hostión apoteosico que se acababa de dar el amigo le ofreció su trozo de carne. Se lo plantó delante y se lo acercó con el morro, despues se sentó a esperar que lo cogiese.

Como podeis comprender, era su rollo, yo estaba comiendo y no iba a hablar con la boca llena, educación ante todo, así que me quedé como mero espectador.

[Eikyuu Juro]

Juro se llevó una mano a la cabeza, aún en shock por la magnitud del golpe. Por unos momentos, todo giraba. Después, vio estrellitas volando a su alrededor. Tras unos segundos, su mente se estabilizó.

Había caído a la orilla del lago. No sangraba y estaba bien. Comprobó sus piernas. Afortunadamente, no se había roto nada, ni se había dislocado o torcido el tobillo. Estaba bien y podía estirarse a la perfección, aunque le dolía una barbaridad. Un enorme cardenal más tarde decoraría su rodilla.

En el transcurso de su comprobación, algo se le acercó. Juro se alarmó al instante: un perro de pelaje negro, que sostenía algo en su boca se aproximo a él. Con el morro, le acercó lo que parecía ser una pieza de conejo — húmedo. Juro pudo ver que el perro era tuerto, y que su único ojo tenía un color verde oliva.

— ¿Eh?

El perro se sentó sobre sus cuartos traseros, esperando algo. Tardó unos segundos en darse cuenta de lo que era. Con cuidado — y tratando de disimular un poco la incomodidad —, tomó aquella extraña pieza de comida.

— Gracias, chico — dijo, tratando de mostrar algo de alegría por el buen comportamiento del perro. Su dueño reposaba no muy lejos del lugar, devorando también la comida que el animal le daba —. Oh... Lo siento, no te había visto. Hola. Gracias por... la comida.

El chico tenía el pelo enmarañado, de un tono marron chocolate, y los ojos marrones verdosos. En sus mejillas había alguna clase de símbolo o pintura dibujado, similar a un remolino, que le recordó a la bandana de Uzushiogakure, que llevaba en el cuello. Si, curiosamente ese chico era un ninja, además. Y de otra aldea.

[Inuzuka Nabi]

Lo había olido con mucha antelación, clasificar a la gente por olores era racismo nasal, pero es que ese muchacho. Ese genin, lo cual supe porque le colgaba la bandana del cuello y no llevaba chaleco, tenía un olor muy peculiar. Un fuerte olor a caldo de pollo al que le falta sal, y no un poco de sal, no, le falta más sal que al agua destilada.

Soso, un olor soso, un olor deprimente a tedio y mediocridad animica. O tal vez me estaba volviendo un radical de los olores potentes como el de perro muerto. Me acabé mi trozo de carne y le pasé el hueso a Stuffy mientras me acercaba al chico. Le ofrecí mi izquierda mientras me chupaba los dedos de la derecha con la que acababa de comer.

— ¿Estás bien?

Por una parte quería irme de allí cuanto antes para volver a mi villa tan pronto como fuese posible, pero por otro lado si tenía que descargar algo de animalidad mejor hacerlo fuera de Uzushiogakure. Y la verdad es que le estaba mirando y pensando en cómo desmembrarlo para pasarlo por la hoguera.

Ya había pensado en pasar unos días en Minori para acostumbrarme de nuevo a la gente, esta podía ser la beta de esos días de prueba.

[Eikyuu Juro]

Conforme se pasaba el dolor y el impacto del golpe, Juro pudo fijarse mejor en el chico. Este se estaba terminando el mismo alimento que el perro, si. Exactamente lo mismo. Estaban comiendo juntos.

El chico, una vez acabado, le tiro el hueso al perro, haciendo que este perdiese la atención sobre Juro.

Después de eso, se acercó a él, y le tendió la mano, mientras parecía chuparse los dedos de la otra. Juro sintió un poco de repulsión, aunque en parte se debía a que era bastante pulcro con las comidas. De igual forma, aceptó la ayuda y se levantó del suelo. Sus piernas protestaron un poco, pero accedieron.

— ¿Estás bien?

Juro no pudo evitar algo de curiosidad en su mirada. Un chico — genin, además — y su perro, comiendo en el monte una presa cazada. Parecían estar muy unidos.

— ¡Si! Gracias por la ayuda — dijo, tras estabilizarse —. Iba un poco perdido, tropecé y... bueno, ahí terminé.

Soltó una risa nerviosa. No necesitaba una descripción gráfica de más. Estaba seguro de que le había visto pegarse el tortazo de su vida.

— Soy Eikyu Juro, genin de Kusagakure — dijo, a modo de presentación.

[Inuzuka Nabi]

— ¡Si! Gracias por la ayuda. Iba un poco perdido, tropecé y... bueno, ahí terminé.

Parecía como si hubiese intentado hacer un pareado pero le hubiese salido estropeado. Su actitud era nerviosa de cojones, tal vez porque consideraba su torpeza una vergüenza, lo cual era normal. ¿Qué clase de shinobi va por ahí tropezandose? De Kusagakure tenía que ser.

— Soy Eikyu Juro, genin de Kusagakure —

Entre su actitud y su olor me proyectaba una imagen pequeña, me sentía más fuerte, más grande y mejor que él, y eso era algo peligroso. Tal vez sí me había asalvajado un poco porque la metafora más acertada que se me ocurre para esta sensación es la de una presa y un depredador.

— Inuzuka Nabi, genin de Uzushiogakure. La verdad es que siempre bromeaba en la academia con que en Kusagakure erais torpes, pero nunca pensé que sería testigo de ello. Con los de Ame, que eran unos locos homicidas y no he visto a ninguno sacrificar cabras a su dios, la Lluvia, ni nada.

Soné más serio de lo que estaba acostumbrado, esperaba soltar una broma y sonaba a insulto de aquí a Amegakure y volver, es decir, de lejos. Añadiendo el hecho de que seguía mirando detenidamente su actitud y sus reacciones, igual estaba intimidando al pobre muchacho y acababa por huir despavorido.

[Eikyuu Juro]

Juro se sintió un poco intimidado ante aquel chico. Quizá fuese por su actitud extraña, o por el hecho de que pareciese un completo salvaje. Además de eso, no paraba de observar todo lo que hacía. Daba repelus.

— Inuzuka Nabi, genin de Uzushiogakure. La verdad es que siempre bromeaba en la academia con que en Kusagakure erais torpes, pero nunca pensé que sería testigo de ello. Con los de Ame, que eran unos locos homicidas y no he visto a ninguno sacrificar cabras a su dios, la Lluvia, ni nada.

Juro soltó otra carcajada, mucho más violenta que la anterior. No supo distinguir si era un intento de broma o realmente se estaba metiendo con su aldea. Trató de usar — sus escasas — dotes de socialización y olvidar ese problema, al tiempo que arreglaba la situación.

— Encantado Nabi. La verdad es que existen personas torpes, sean de la aldea que sean ---- comentó, tratando de no sonar ofendido —. De hecho, conozco a muchos que no lo son. Pero entiendo lo de las bromas. A mi me contaron que en Uzushiogakure erais todos unos burgueses.

Soltó otra pequeña carcajada. Supuso que no le molestaría después de lo que le había dicho.

— ¿Y... que te trae por aqui? ¿Vienes a reflexionar como tantos otros genin? ¿A dar un paseo? — se animó a preguntar Juro, para cambiar un poco el rumbo de la conversación.

[Inuzuka Nabi]

— Encantado Nabi. La verdad es que existen personas torpes, sean de la aldea que sean. De hecho, conozco a muchos que no lo son. Pero entiendo lo de las bromas. A mi me contaron que en Uzushiogakure erais todos unos burgueses.

— Bueno, Juro. Yo solo te he conocido a ti y has ido de morros al suelo antes de verte siquiera. Y todos burgueses, puede ser. No sabría decirte.

Eso se lo dije yendo de mierda hasta el cuello y con el pelo como un estropajo. La verdad es que la risa que había soltado el shinobi de Kusagakure había dado una impresión más bien de loco psicopata, pero viendo que su expresión y sus formas eran normalitas, carente de instinto asesino totalmente. Concluyendo que Eikyu Juro se reía como un loco y probablemente tuviese algo de psicopata en su interior, aunque ahora fuese un corderito perdido en la vida.

— ¿Y... que te trae por aqui? ¿Vienes a reflexionar como tantos otros genin? ¿A dar un paseo?

— Volvía a mi villa despues de unos meses viviendo por el mundo. ¿Y tú? ¿De verdad viene gente aquí a reflexionar? ¿Sobre qué?

[Eikyuu Juro]

— Bueno, Juro. Yo solo te he conocido a ti y has ido de morros al suelo antes de verte siquiera. Y todos burgueses, puede ser. No sabría decirte.

Juro sonrió un poco. No existía una persona tan borde. O al menos, una que soltase eso y se quedase tan pancha. Definitivamente estaba bromeando.

« Ni todos somos torpes ni todos sois burgueses » — concluyó, para sí.

Sin embargo, las intenciones de aquel ninja llamado Nabi eran mucho más extrañas de lo que él hubiese imaginado. Desde que lo había visto ahí sentado comiendo con su perro había pensando que no era alguien normal. Ahora lo tenía por seguro en cuanto le soltó aquello.

— Volvía a mi villa despues de unos meses viviendo por el mundo. ¿Y tú? ¿De verdad viene gente aquí a reflexionar? ¿Sobre qué?

— Bueno, nunca lo he visto, me lo ha contado mi hermana. Como este es un sitio emblemático, legendario, donde tres grandes figuras ninja se alzaron, muchos genins vienen aqui, atraidos por la historia. A veces, para definir su comienzo. Otras, para afrontar un gran cambio en su vida. O simplemente como señal de respeto por el lugar — dijo, recitando exactamente las palabras de su hermana —. Igualmente, yo he llegado por accidente. A mi no me mires. Visité el país del fuego y me desvie un poco de rumbo a casa.

Se frotó la nuca, mientras reflexionaba sobre las palabras que le había dicho.

— Oye... Has mencionado que llevas meses fuera de tu aldea. ¿Viajas solo? — preguntó, con curiosidad. Al parecer, además de ninja era una especie de ermitaño.

[Inuzuka Nabi]

— Bueno, nunca lo he visto, me lo ha contado mi hermana. Como este es un sitio emblemático, legendario, donde tres grandes figuras ninja se alzaron, muchos genins vienen aqui, atraidos por la historia. A veces, para definir su comienzo. Otras, para afrontar un gran cambio en su vida. O simplemente como señal de respeto por el lugar. Igualmente, yo he llegado por accidente. A mi no me mires. Visité el país del fuego y me desvie un poco de rumbo a casa.

— Tres kages se sacrificaron para matar a nueve cosas. No sé, no he visto ningún bijuu, así que no sabría definirte como de épica fue su hazaña. ¿Tú has visto algún bijuu? De todas formas, el que hizo la faena chunga fue nuestro kage, que era Uzumaki. Los otros dos vinieron para no quedar mal. Sin animo de ofender, eh. Tanto sacrificio pero los bijuus ahora aparecen de la nada en medio de ciudades, no veo claro el avance.

Le estaba soltando una chapa a aquel muchacho que no se la había visto venir, pensó que era el más listo del lugar, pues yo tambien sé algo de historia. Cinco sobre diez para ser exactos. Todo lo que sabía ya estaba dicho, que el Uzukage que se inmoló era Uzumaki, pero le había sacado todo el jugo posible.

— Que tampoco es que esto sea un valle, así que el nombre es más de pegatina que de otra cosa. Y eso me mosquea.

— Oye... Has mencionado que llevas meses fuera de tu aldea. ¿Viajas solo? —

Mi cara de estupefacción fue de pelicula, supongo, porque no me la vi. Pero me la sentí. Señalé a Stuffy que estaba teniendo una encarnizada pelea con el hueso.

— Hombre, no denota mucho, pero solo no voy, tampoco.

[Eikyuu Juro]

— Tres kages se sacrificaron para matar a nueve cosas. No sé, no he visto ningún bijuu, así que no sabría definirte como de épica fue su hazaña. ¿Tú has visto algún bijuu? De todas formas, el que hizo la faena chunga fue nuestro kage, que era Uzumaki. Los otros dos vinieron para no quedar mal. Sin animo de ofender, eh. Tanto sacrificio pero los bijuus ahora aparecen de la nada en medio de ciudades, no veo claro el avance. Que tampoco es que esto sea un valle, así que el nombre es más de pegatina que de otra cosa. Y eso me mosquea.

Juro quedó impresionado. Nunca pudo imaginar que alguien podría decir tan rápido y con tanta seguridad semejante sarta de tonterías. No supo que era mejor, el hecho de que solo el Kage Uzujin hizo el trabajo, el que su sacrificio no tenga utilidad, o el que el valle no sea un valle.

« Parece que alguien no estudio mucho en la academia »

Solo una cosa de todo ese discurso era meramente rescatable...

— Nunca he visto un bijuu. Pero eso no le quita importancia a su hazaña. No creo que el poder para destruir naciones enteras sea moco de pavo — protestó Juro. Si hubiese sido un fiel seguidor de la historia, podría haberse visto gravemente ofendido por los comentarios del chico. Afortunadamente para él, no lo era —. El sacrificio salvó de la destrucción de las aldeas en ese momento...por supuesto que fue algo importante. Lo que esta pasando ahora es alarmante, pero no debemos olvidarles.

Por otra parte, Nabi se mostró claramente ofendido cuando Juro le preguntó si viajaba solo, señalando a su perro. Juro se encogió de hombros. Era ridículo.

— Hombre, no denota mucho, pero solo no voy, tampoco.

— Creo que ya deberías entender por donde voy. Me refería más bien a si los dos estáis viajando por vuestra cuenta o bajo la supervisión de alguien — añadió Juro, aunque luego se volvió a corregir —. Igualmente, solo era curiosidad. No tienes que decirlo si no quieres. La verdad es que me da algo de envidia. Hasta antes del torneo yo casi nunca salía de mi villa

[Inuzuka Nabi]

— Creo que ya deberías entender por donde voy. Me refería más bien a si los dos estáis viajando por vuestra cuenta o bajo la supervisión de alguien. Igualmente, solo era curiosidad. No tienes que decirlo si no quieres. La verdad es que me da algo de envidia. Hasta antes del torneo yo casi nunca salía de mi villa

Dejé de lado el tema de la historia, que tampoco me interesaba demasiado, ni demasiado ni poco, no me interesaba nada, por uno mucho más jugoso. A pesar de que no entendía que Juro no entendiese que fuera por mi cuenta por el mundo cuando estabamos perfectamente en paz y, siendo shinobis, realmente nosotros fueramos el peligro para el mundo y no el mundo para nosotros. Aparté todo eso de la conversación.

— ¿Torneo? ¿Qué torneo?

[Eikyuu Juro]

Juro trató de convencer con su sermón a Nabi acerca de la importancia de la historia y el sacrilegio que era mancillar la memoria de aquellos heroicos ninja. Sin embargo, algo que dijo le hizo callarse al instante.

— ¿Torneo? ¿Qué torneo?

Juro pestañeó un momento. Luego, recordó lo que le había dicho antes. Que volvía a la villa después de meses. Probablemente esos meses habrán coincidido con el desempeño del torneo. Pero aun así...

— El torneo del valle de los dojos. Fue un evento que se hizo hace poco, en verano. Nuestros Kages seleccionaron a sus mejores genins de entre las tres villas para que pelearan entre sí para ver quien se hacía con el puesto vencedor — murmuró Juro, algo incredulo —. Ya se que estuviste fuera de tu villa un tiempo pero... ¿De verdad no oíste hablar de él? Fue un evento muy importante. Hubo muchos turistas y mucha gente que nos vio pelear.

Juro sacudió la cabeza. ¿Había estado viviendo debajo de una piedra todo este tiempo?

— ¿Has estado aislado del mundo o algo así?

[Inuzuka Nabi]

— El torneo del valle de los dojos. Fue un evento que se hizo hace poco, en verano. Nuestros Kages seleccionaron a sus mejores genins de entre las tres villas para que pelearan entre sí para ver quien se hacía con el puesto vencedor. Ya se que estuviste fuera de tu villa un tiempo pero... ¿De verdad no oíste hablar de él? Fue un evento muy importante. Hubo muchos turistas y mucha gente que nos vio pelear.

— Bueno, no he estado precisamente en ciudades. A lo mejor sí que he escuchado algo, pero no pensé que fuera a tan gran escala. Entonces tú eres de lo mejorcito de Kusagakure ¿no? Si te eligieron para el torneo...

Despues de tanto tiempo sin un rival digno la idea de un buen combate me hacía hervir la sangre, la emoción me estaba haciendo sonreir como un psicopata.