¡¡Los Uzureños se van de parranda!!

[Uzumaki Eri]

Eri escuchó ambos veredictos, si bien el discurso de Nabi se quedó escueto al escuchar a Datsue, al final la matriarca de los Sakamoto sentenció que Nabi sería el que limpiase el desastre.

Aunque ella no estaba para nada satisfecha con aquello. Sabía que Stuffy había hecho aquello por algo que tenía contra Datsue, pero a partir de ahí, las cosas podían haber tomado otra dirección, y no en la que habían optado por lanzarse heces a la cara.

Miró a Datsue por el rabillo del ojo. Estaba dolida con él, quizá era su culpa por haberse metido en la pelea de intermediaria, pero que la usase de escudo no se lo esperaba. Y Nabi... Pensaba que Nabi podía ir más allá de seguir una batalla campal.

Después de todo, no habían cambiado tanto desde la graduación.

La mujer Sakamoto y Koko comenzaron a hablar mientras una criada se acercaba a la joven pelirroja para que se fuese a cambiar. Eri la miró y negó con la cabeza, cansada.

—Gracias, pero después de lo que ha pasado no tengo el ánimo para continuar con la fiesta —anunció a la mujer —. Lo siento chicos, ha sido un placer veros a todos, pero dudo mucho que tengamos una agradable velada a partir de aquí, así que si no es molestia, me marcho a casa.

Sonrió, apenada. Sora la miró, haciendo esperar al criado que le guiaría al lugar donde poder limpiarse los bajos de su ropa. Tampoco quería que aquello acabase así.

—Siento ser yo la que os agüe la fiesta, pero de verdad que no estoy de humor, nos vemos otro día —luego se dirigió a Koko y su madre —. Gracias por su hospitalidad, son ustedes muy amables.

Se despidió con una reverencia y se fue por donde había venido.

Después de esto Eri se queda fuera, seguiré posteando si sigue la fiesta por Sora así que no preocuparse.

[Inuzuka Nabi]

—En ese caso, Inuzuka Nabi será quien limpie la materia fecal de su mascota, los demás pueden ir a asearse mientras su compañero termina —

Suspiré levemente tras asentir. Sabía que eso iba a pasar. Pero no esperaba que se tomasen tan a pecho lo de la materia fecal cuando había, literalmente, media habitación llena de aquel liquido extraño que Datsue había hecho explotar. Era obvio que la fiesta se había acabado. Aunque me jodía bastante que se hubiese salido con la suya por encima de mi, la verdad es que todo eso había valido la pena.

No tenía mucha memoria, pero de momento, aún recordaba la evolución de la expresión del Uchiha al reconocer una mierda sobre su hombro. Y esa mujer insinuando que Stuffy estaba mal adiestrado... ¿Cuantos perros ha visto capaces de bombardear con su defecación? No, no es capaz de usar cubiertos para comer como tampoco aguanta la injusticia quedándose de patas cruzadas.

Los criados no tardaron en traerme utensilios de limpieza. Observé la habitación mientras me rascaba la cabeza pensando que estos Sakamotos están todos locos. Había un par de rastros de caca entre donde estaba y donde había estado Datsue, pero poco más.

Y un liquido oscuro ocupando gran parte del suelo y paredes. Cogí un cepillo, agua y jabón y limpié la caca. Apenas tardé unos minutos y me dispuse a irme, si alguien preguntaba, yo ya había limpiado la caca, que era lo que me habían ordenado y todo lo que iban a conseguir de mi. Aceptaba mi parte de culpa, pero no era tan buena persona como para limpiar la sangre en el arma de mi enemigo.

Ahí se quedaban con su impoluto salón lleno de liquido que no es caca.

Si alguien preguntaba por Hanako, los sirvientes les dirían que un muchacho sombrío salió andando en cuanto empezó el altercado, sin detenerse ni mirar atrás.

[Uchiha Datsue]

Por un momento, saboreó la dulce victoria sobre Nabi. También que, por primera vez en su vida, una Sakamoto le concediese la razón en lugar de a otro. Aquella era una rareza que sucedía de milenio en milenio, como ese eclipse solar que con suerte veías una vez en la vida. «Ah, creo que ya le estoy pillando el tranquillo». Después de llegar a las manos con dos chicas del clan, ya iba siendo hora.

Pero su triunfo se convirtió en cenizas cuando Eri dio la fiesta por terminada, sumida en una expresión mitad apenada mitad decepcionada. Luego, Plum, que no veía cómo quitarse el aceite de la bomba de Datsue sin una buena ducha, cosa que no pensaba hacer en la mansión. A ella le acompañó el Akimichi, y probablemente Hanako, quien la mayoría del tiempo la diferencia entre que estuviese o no era inapreciable hasta para un Hyūga.

El Uchiha suspiró. Lo que se suponía iba a ser un día de reencuentro, jovialidad y fiesta se había convertido en casi una ruptura, en un momento de inflexión dónde a partir de entonces, costaría horrores convencer a nadie para juntarse todos juntos de nuevo. Datsue lo vio claro: se iban a convertir en la promoción de Akame.

«Pues sí... Tan duro como suena».

Tiempo atrás, en el Valle de los Dojos, el Uchiha había tenido una discusión muy fuerte con cierto individuo, de curiosamente mismo nombre que Inuzuka Nabi. En aquel debate, Datsue se había vanagloriado que su promoción, por muchas rencillas internas que a veces hubiese, jamás se abandonarían del mismo modo en que ellos lo habían hecho. Ahora, todo parecía indicar que ellos irían por el mismo camino. ¿Y todo por qué? Por niñerías. Estupideces.

Pasó al lado de Nabi, y le susurró algo al pasar. ¿Una disculpa, tal vez? ¿Un intento de reconducir la situación? No, aquello hubiese sido lo adecuado, lo correcto, pero Uchiha Datsue era demasiado rencoroso para hacerlo. No, al menos, con la sangre todavía caliente.

—Estarás orgulloso, Nabi-san…

Luego se dirigió a la puerta.

—Sakamoto-sama, Koko-chan… Lamento profundamente lo sucedido. Visto como han ido las cosas, lo mejor es que yo me vaya también. Siento las molestias —realizó una inclinación de cabeza, y estaba ya a punto de irse cuando de pronto… Carraspeó—. ¿Podría llevarme la comida en un táper? Sería un desperdicio tirar tanta comida… Casi un pecado.

[Koko]

—Lo sé, pero no pensé que se fuesen a tirar… materia fecal —respondió nerviosa a la que aparentaba ser su madre.

La mayor simplemente suspiró ante tal respuesta y justo después la pelirroja se acercó a ambas y les agradeció personalmente por aquella chance que habían dado a celebrar el regreso del Inuzuka en uno de tantos comedores de la residencia.

Koko simplemente asintió ante tal gesto, mientras que la mujer optó por dedicarle unas palabras.

—Rezo porque la próxima vez que nos veamos sea en una situación algo más agradable, Eri-san —dijo la mujer esbozando una afable sonrisa dedicada a la Uzumaki.

No supo prácticamente nada de ella, pero la sinceridad que percibió en ella le había encantado. Una lástima que la haya conocido por un escándalo que involucraba mierda de perro. Aunque algunos otros también estaban dispuestos a retirarse aunque sin dedicar ni una sola palabra a los miembros del clan y por si fuera poco, hubo una chica en particular que la enorme fémina notó, tuvo conflictos para salir de allí sin mencionar que tenía algo extraño en su ropaje, principalmente en la zona baja.

—¿Y eso…? —preguntó frunciendo el ceño.

Curiosamente, para el momento en que la mujer preguntó por la suciedad presente en la vestimenta de Plum, Datsue ya se les había acercado y afirmó que se iría, aunque le encantaría llevarse la comida en un taper pero lamentablemente para él, una de las criadas se encargó de comenzar a dar explicaciones al respecto.

—Hombre, ni siquiera llegamos a mandarle las indicaciones a Maki, fijo que ni siquiera abrió la nevera —respondió la pecosa en un intento por librar a la Sakamoto de tener que cocinar semejantes platos solicitados por el pretencioso Uchiha.

Pero en ese momento la matriarca se volteó para mirar al shinobi, una mirada fulminante que dejaba en claro que no iba a aceptar una negativa por su parte…

—Tú no te vas hasta limpiar el estropicio que hiciste —afirmó con absoluta firmeza.

Ante ello, los mismos criados que habían dado los utensilios de limpieza a Nabi se encargaron de facilitarle los materiales a Datsue para que hiciese lo propio con los restos de su bomba pegajosa.

[Uchiha Datsue]

El Uchiha era muy iluso si creía que se iba a ir de rositas. Por mucho que hubiesen condenado a Nabi a limpiar el despropósito causado, en cuando quiso despedirse la que parecía ser la matriarca de la familia cambió de parecer, castigándole a él también a limpiar el aceite de su bomba. Su particular eclipse había sido tan solo una ilusión, un simple nubarrón que por un momento había parecido ocultar el sol.

Datsue tuvo que esperarse unos minutos a que la masa viscosa secase. Conocía muy bien cómo funcionaba aquel producto, y sabía que en mojado era casi imposible limpiarlo bien. En cambio, cuando se secaba… era tan fácil como quitar arenilla.

«Que tenga que ponerme yo a hacer estas cosas ahora… Menuda fiesta de mierda ha sido, nunca mejor dicho. ¡Y para colmo no tenían ni unos entrantes preparados para ir abriendo boca! ¡Qué decepción!». Sin táper que llevarse, con el estómago vacío y con la promoción rota, el Uchiha se fue cabizbajo directo a su casa.

Por suerte, no iba a tener mucho tiempo para comerse la cabeza. Había quedado en tan solo unos días con Aiko, para su gran aventura por el País de la Arena. ¿Conseguirían llegar sanos y a salvo? Y, lo más importante: ¿conseguiría Datsue descubrir el secreto de la eterna juventud que ella poseía?

Muy pronto lo averiguaría…