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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
La Kojima observaba con cierto brillo de interés las manos de Keisuke, la forma en la que trabajaban. Estas, a su vez, también brillaban, aunque de forma distinta. Refulgían con el verde de la sanación, de la vida.

Le escuchó con atención, aunque el discurso no hizo tanta mella en la psique de la muchacha como, quizás, le habría gustado al pelirrojo. Karma se limitó a asentir sin vigor. «No sé yo si alguna vez llegaré a ser confiable...».

Y sí dudas sobre sí hacemos lo correcto o no, recuerda que somos, o seremos, médicos y nuestro objetivo es salvar vidas, no acabar con ellas, para eso nos preparamos.

«Pero si salvamos a nuestros compañeros para que ellos maten a otros, ¿eso no nos convierte en asesinos a nosotros también...?», formuló, pero no se atrevió a verbalizar la réplica; no era el momento más adecuado para ello, igualmente. Ella ya era una asesina, de todas formas. Una sucia parricida que se había cobrado la vida tanto de su madre como de su padre. Ningún tipo de charla filosófica iba a limpiar esos pecados.

Keisuke pidió un par de ollas con agua estéril y los "captores" no pusieron pegas. Entre tanto la kunoichi no sabía cómo intervenir.

Dime si te puedo ayudar en algo, Keisuke-san.
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#47
Para cuando logré detener la hemorragia en su totalidad, las ollas con agua ya estaban a nuestra disposición. El chico de la librería había pasado de meramente observar a empezar a tomar apuntes en una pequeña libreta de mano, al parecer estaba registrando todo el proceso que hacíamos.

—¿Después de esto estará todo listo?— Preguntó con interés.

—Como ya dije, todo dependerá de su voluntad de vivir, nosotros habremos hecho lo nuestro.

Limpié el sudor de mi frente con el dorso de mi mano.

—Sí, ahora sí me podrás ayudar y aprender un poco.— Aseguré mientras sacaba mi botiquín. —Yo acostumbro a llevarlo siempre, uno nunca sabe cuando puede serle útil.— Saqué un par de guantes, gasa, yodo, un campo estéril y un bisturí. —Al inicio será cómodo y fácil para nosotros, pero mientras avancemos irá recuperando la consciencia.— "Sí es que lo hace..." —Entonces le resultará bastante doloroso y se retorcerá, ustedes tendrán que asegurarse de que no entorpezca el proceder.— Dirigí aquellas palabras a Keigo y la chica sentada.

—Ese es tu trabajo, no el nuestro, les recuerdo que ustedes causaron esto!

—Y ustedes quienes buscaron nuestra ayuda y quienes quieren que su amigo mejore.— Repliqué mientras me ponía los guantes y organizaba todo, le di un paquete a Karma para que los usara también.

—Voy a empezar.— Dije con bisturí en mano. —Desinfecta esta área de aquí y luego me facilitaras las ollas con agua.— Dije a Kojima.

Fue cuestión de tiempo para que el proceder iniciara, ahora me encontraba introduciendo masas de agua al cuerpo del delgado, escaneaba todo su cuerpo con aquella burbuja de agua cuando la extraía se veía la contaminación que tenía. Realicé aquel proceso con la ayuda de la kunoichi, todo marchaba bien hasta que el joven, por obra de los dioses, empezó a retorcerse y quejarse del dolor, fue entonces cuando lancé una mirada a sus compañeros, quienes tuvieron que irremediablemente acudir para ayudarnos, a excepción de la chica quien prefirió marchase justo en ese mismo instante.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018

[Imagen: 5b744fac64c6fe9ec924f3cf50c4417fo.jpg]
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#48
La jovencita hizo caso omiso al tendero de la librería, que se presentaba tan interesado en el proceso médico como la propia Kojima. Quizás también se veía atraído por la medicina como los dos ninjas, o era amante del conocimiento en general. No importaba.

Entonces Keisuke se dirigió a ella de nuevo, y Karma se puso firme como si le estuviese hablando un superior. Ahora que se iba a ver involucrada en el asunto de primera mano, la pelivioleta había dejado atrás su semblante taciturno por uno avizor.

El intercambio con el amejin le brindó una valiosa lección: nunca separarse de sus herramientas del oficio. Los shinobis y kunoichis como ellos poseían utensilios para matar —armas y técnicas—, pero los codiciados Iryō-Nin también contaban con instrumentos esenciales, tan importantes como los primeros, que en lugar de arrebatar salud la restauraban.

Nunca volvería a separarse de su kit médico a partir de entonces.

Entendido —declaró cuando las instrucciones del pelirrojo terminaron.

Ojeó brevemente el equipo que su acompañante había preparado. Todo le resultó familiar.

Keisuke le brindó un par de guantes y ella se los puso.

Voy a empezar —Karma tragó saliva—. Desinfecta esta área de aquí y luego me facilitaras las ollas con agua.

Asintió y siguió las órdenes al pie de la letra, aplicando una gasa con yodo sobre la zona indicada. Acto seguido se aseguró de entregarle las ollas según el amejin las necesitaba. Todo ello tratando de no sentirse intimidada por la situación de Hikari, que comenzó a retorcerse, tal y como Keisuke dijo que haría.

«Vamos, Karma, un Iryō-Nin debe de mantener la cabeza fría...».
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#49
Karma actuó como debía, facilitándome el trabajo, el proceso dio inicio de la forma adecuada y continuó según lo previsto. El proceder duró lo necesario, no fue ni mu rápido, ni muy lento, pero sí lo suficiente como para agotar un poco a la pelimorada y a mi persona, la tensión se podía sentir en el ambiente, cierto peso recaía sobre mi e incluso la kunoichi podría percibir que parte caía sobre ella.

Las ollas se fueron llenando de agua contaminada y el proceso finalizó cuando las partículas de las toxinas fueron imperceptibles al ojo humano. —Terminamos.— Me relajé un poco y me separé del sofá para sacarme el par de guantes.

—Nuestro trabajo esta terminado.— Dije irremediablemente. —Es hora de irnos.— Anuncié a Karma quien seguramente aquellas palabras serían música para sus oídos.

Desde la escalera se escuchó un ruido inconfundible, una persona subía con total calma hacía nuestro piso, unos cuantos segundos bastaron para que esta persona hiciera presencia justo frente a nosotros. Se trataba de una mujer joven, vestía con un kimono de seda bastante elegante, tenía cierto parecido a la chiquilla del retrato.

—Hana-sama! Ellos ya terminaron, la vida de Hikari esta salvada!— Acudió rápidamente a informarle de las novedades.

—Solo sí lo dejas descansar, no hagas tanto ruido.— Recriminó el otro para que bajase un poco la voz a la par que recogía todos los utensilios utilizados por nosotros.

—Fue un placer haberlos ayudado, pero como les decía, ya es hora de que marchemos...

—Claro, muy amable de su parte que pudieran colaborar con nosotros.— Agradeció Hana mientras nos regalaba una noble sonrisa. Era evidente que ella era diferente a lo demás, pero no por ello los dejaba a un lado. —Siganme y les indicaré las salida.— Comenzó a descender por los peldaños.

...

—Tenía pensado pasar un poco más de tiempo en Yamiria, pero con los últimos acontecimientos prefiero irme de una vez.— Dije en tono de despedida. —Espero que la próxima vez que nos veamos sea en una situación más calmada.— Sonreí y luego empecé a caminar a la salida de la ciudad.


Bueno, es todo, espero hayas disfrutado un poco la trama e.eU

PD: Cierra al salir, please.
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Byakugo no In: Inicio 19/04/2018

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#50
Los dos médicos se pusieron manos a la obra. No era una tarea especialmente lenta, pero les pesaba como tal. También requería de concentración, y como seres humanos que eran, el cansancio tanto físico como mental iba haciendo mella según los segundos se dilataban hasta convertirse en minutos.

Era como atravesar una ciénaga: en absoluto imposible, pero se veían obligados a pelear contra la resistencia del agua y sentir el barro y otras inmundicias lamiéndoles la piel. Una guerra de desgaste que producía un cansancio de incógnito; lento e insidioso, difícil de detectar pero tan demoledor como cualquier otro.

Keisuke se llevó la peor parte del pastel, al fin y al cabo Karma le estaba asistiendo en calidad de enfermera, nada más. Pero aquella odisea le había aportado algo a la muchacha —aparte de su nueva enciclopedia de medicina, que yacía en el suelo, todavía en la bolsa, a la espera de que su dueña la reclamase—, había aprendido algo, tal y como el pelirrojo comentó previo al inicio de la operación. Había leído sobre ese procedimiento, pero nunca había visto uno en vivo y en directo; todavía le faltaba habilidad como para que se le impartiese. Tomó nota mental de todo ello: dispondría de una sabrosa ventaja a la hora de tratar de dominar el Saikan Chūshutsu no Jutsu.

Terminamos.

Era como si la genin hubiese contenido la respiración durante horas y esas palabras la hubiesen obligado a tomar una nueva bocanada. Se apartó el sudor de la frente. Estaba agotada.

El asunto había terminado bien, a juzgar por la estoicidad de Keisuke. El estado del herido era estable, según comprobó con su inexperto juicio. La fémina asintió. Todo parecía en orden.

Se quitó los guantes, se los tendió al amejin y tomó su bolsa. Hikari ya no era su problema. Una pequeña parte de ella se sentía casi decepcionada de que... ¿el rubio fuese a vivir? «El cansancio le hace pensar cosas raras a cualquiera...», se excusó consigo misma.

Una nueva actriz se personó en el escenario de aquella tragedia con final feliz antes de que el par de ninjas pudiese poner pies en polvorosa. La mujer brillaba con luz propia gracias a su elegante porte y dispendioso kimono. Parecía que era la tan querida Hana-sama, la misma con la que sus seguidores se llenaban la boca en cuanto podían.

A Karma le acabó picando el insecto de la curiosidad. «Irradia buena disposición y es muy educada, ¿cómo puede ser que esta mujer sea "líder" de una pandilla de matones?», reflexionó a la par que deshacían el camino escalado con anterioridad, acompañados de la ya mencionada. «Bah... cosas más raras se han visto, supongo».

Fuera como fuese, les habían permitido marchar y eso era lo que la pelivioleta deseaba con diferencia. Mejor callar, asentir y pirarse.

***

Y ahora que eran libres para seguir su camino sin la intervención de nuevos obstáculos, había arribado la hora del adiós.

Keisuke se despidió de Karma, que le dedicó una reverencia. Volvía a portar la bolsa con ambas manos, presionada contra sus pechos.

Muchas gracias por tu ayuda, Keisuke-san. Espero que nuestro próximo encuentro sea más agradable.

La kunoichi marchó, pero en una dirección muy distinta al otro médico. Le esperaba un entretenido camino de vuelta hasta Uzushiogakure teniendo que cargar con la pesada enciclopedia.


[Imagen: UeHyKkr.gif]

Gracias por la trama, Keisuke. Me ha gustado.

No te preocupes, me ocupo de cerrar.
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