27/10/2018, 18:11
— Nos perdemos en la niebla, un hombre que tira de un carromato nos recoge; y ahora llegamos a un pueblo con este aspecto... — Una gota de sudor recorrió la frente de Ryuko, mientras esta miraba a Kazuma de forma nerviosa y algo aterrada —. E-Espero que la niebla no tarde mucho en levantase... Este lugar debería llamarse más bien "Silent Sakemura" Ja-ja-ja
Kazuma se giró y la observo para luego dejar escapar una risilla contenida.
—Claro, claro, se parece a Muonoka —comento, aun luciendo una sonrisa—. Veo que también eres una persona de cultura: son pocos los que han leído aquellos relatos, y menos aun los que se han atrevido a terminarlos.
»Luego, si tengo la oportunidad, te contare algo interesante respecto al origen de aquel misterioso y no tan ficticio lugar.
Le hubiera gustado el conversar allí, pero ahora no solo tenía frio, sino que también tenía hambre y sed.
—Ese de allá debe ser un bar, vamos —dijo, luego de señalar el local.
El interior del pueblo estaba notablemente despejado, aunque había algunos girones de niebla rondando en la periferia. La gente se movía de un sitio a otro, silenciosa y destinando miradas de curiosidad y desconfianza a los recién llegados. Al cruzar la plaza principal, se podía percibir en total plenitud el aire antiquísimo y lúgubre del lugar. Por lo demás, parecía un poblado cualquiera. Había campesinos, artesanos y algunos animales sueltos vagando de un sitio a otro. A la distancia, en lo que presumiblemente era el límite, había una gran estructura parcialmente oculta en las brumas bajas. Llamaba la atención porque entre el blanco lechoso se distinguían brillos de color cobre, tubos y paneles de metal que recubrían la estructura como una armadura.
Kazuma se giró y la observo para luego dejar escapar una risilla contenida.
—Claro, claro, se parece a Muonoka —comento, aun luciendo una sonrisa—. Veo que también eres una persona de cultura: son pocos los que han leído aquellos relatos, y menos aun los que se han atrevido a terminarlos.
»Luego, si tengo la oportunidad, te contare algo interesante respecto al origen de aquel misterioso y no tan ficticio lugar.
Le hubiera gustado el conversar allí, pero ahora no solo tenía frio, sino que también tenía hambre y sed.
—Ese de allá debe ser un bar, vamos —dijo, luego de señalar el local.
El interior del pueblo estaba notablemente despejado, aunque había algunos girones de niebla rondando en la periferia. La gente se movía de un sitio a otro, silenciosa y destinando miradas de curiosidad y desconfianza a los recién llegados. Al cruzar la plaza principal, se podía percibir en total plenitud el aire antiquísimo y lúgubre del lugar. Por lo demás, parecía un poblado cualquiera. Había campesinos, artesanos y algunos animales sueltos vagando de un sitio a otro. A la distancia, en lo que presumiblemente era el límite, había una gran estructura parcialmente oculta en las brumas bajas. Llamaba la atención porque entre el blanco lechoso se distinguían brillos de color cobre, tubos y paneles de metal que recubrían la estructura como una armadura.