22/05/2019, 13:17
Shikari creyó que le iba a salir el corazón del pecho. Estaba tan paralizada por el terror que ni siquiera temblaba. Y Suzaku mantuvo el suspense, mirándola, callando, hasta que solo era capaz de oír sus propios latidos martilleándole la cabeza. Se encogió sobre sí misma cuando se acercó a ella, casi cerrando los ojos, temerosa de que allí llegase su final.
Pero entonces la levantó y le quitó la mordaza. Tenía la boca seca y pastosa, y la voz no le salía. No supo responder a sus primeras preguntas. No pudo.
Él siguió hablando, y ella, poco a poco, fue tranquilizándose. Quizá todavía había esperanza. Quizá todavía había salvación. Sobre todo cuando reveló, al final, que…
—¿Le mataste? —preguntó, con los ojos muy abiertos.
Algo le había dicho que así había sido, claro. ¿De quién sería aquella sangre, sino? ¿De qué había surgido la explosión? Aquellos dos ya habían pretendido darse de hostias nada más encontrarse, y ahora Suzaku hablaba al resto como si fuese el puto jefe.
No había otra conclusión posible.
—No, gracias —dijo, rechazando el cigarro.
¿Qué hacer? ¿Qué estrategia adoptar? ¿Cómo sobrevivir? Ya le había contado que trabajaba para las trillizas. Que seguían un rastro. Un rastro que él se estaba encargando, en aquellos precisos instantes, de adulterar. La caballería jamás llegaría en su rescate.
Estaba jodida.
Muy jodida.
Pero entonces la levantó y le quitó la mordaza. Tenía la boca seca y pastosa, y la voz no le salía. No supo responder a sus primeras preguntas. No pudo.
Él siguió hablando, y ella, poco a poco, fue tranquilizándose. Quizá todavía había esperanza. Quizá todavía había salvación. Sobre todo cuando reveló, al final, que…
—¿Le mataste? —preguntó, con los ojos muy abiertos.
Algo le había dicho que así había sido, claro. ¿De quién sería aquella sangre, sino? ¿De qué había surgido la explosión? Aquellos dos ya habían pretendido darse de hostias nada más encontrarse, y ahora Suzaku hablaba al resto como si fuese el puto jefe.
No había otra conclusión posible.
—No, gracias —dijo, rechazando el cigarro.
¿Qué hacer? ¿Qué estrategia adoptar? ¿Cómo sobrevivir? Ya le había contado que trabajaba para las trillizas. Que seguían un rastro. Un rastro que él se estaba encargando, en aquellos precisos instantes, de adulterar. La caballería jamás llegaría en su rescate.
Estaba jodida.
Muy jodida.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado