1/02/2020, 21:30
—Yo quisiera algo de comer —tercio Kazuma—, y algo de beber que no contenga alcohol, por favor.
El que ahora hacia las veces de acompañante se retiró, con la orden de llevarles comida y algo de bebida.
—Bueno, Kazuma —continuó, esta vez en voz alta—. ¿Primeras impresiones? ¿Qué opinas de… esto?
—Me resulta un poco rustico... —dijo sin intención de quejarse—; pero la gente parece estarla pasando bien… Supongo que es cierto aquí cada quien disfruta según sus gustos.
Le parecía que aquel era la clase de sitio en donde cada quien debía de procurarse su propia forma de diversión. Había quienes disfrutaban del simple espectáculo de la carne, entregados a la apreciación animal. Sin embargo, había gente de gustos mucho más sutiles. Ejemplo de ello era que en otras mesas, similares a las suyas, había sujetos que yacían acompañados de hermosas mujeres, que incluso vestidas destilaban atractivo y creaban una atmosfera de sensualidad y satisfacción.
—¿Saben? Creo que una bailarina es mucho para mí —admitió sin vergüenza alguna—. Así que quizá, si les parece bien, podríamos pedir algo de compañía femenina.
Unos instantes después llegaría el sujeto que les estaba acompañando.
—Ya ordené algo, dentro de poco se lo traerán —aclaro—. Por cierto, ¿Cómo la están pasando?
—Pues… aun no me acostumbro… Por eso estaba pensando en sí, ya sabes —Trataba de estar sereno, pero la novedad de la situación le ganaba—: ¿Cómo podría hacer para conseguir un poco de compañía?
—¡Cielos, muchacho! —exclamo, exagerando su sorpresa para luego pasar a una absoluta complicidad—. Eso puede arreglarse, pero primero necesitaría preguntar por una habitación desocupada.
—¡¿Queeeeeee?! No, no, no, no es eso a lo que me refiero —se defendió, tratando de no quedar en vergüenza ante ambos jōnin—. Me refería a alguien para charlar y pasar el rato nada más, de verdad…
—Jajaja —La risa que recibió como respuesta demostró que estaban jugando con él—. Lo sé, lo sé, solo bromeaba.
»Bueno, por lo general, se conocen los gustos de los clientes habituales y de la persona promedio; pero con ustedes no estoy seguro de que clase de chica sería buena compañía —admitió con cierta preocupación por no poder cumplir—. Sin embargo, pueden intentar cazar su propia liebre.
—¿Qué significa eso?
—Allá, en la barra, hay un grupo de chicas que trabajan para el local —dijo mientras esperaba a que Kazuma se levantase para señalar—. No son nudistas, pero resultan una compañía muy amena. Ellas saben cómo funciona esto, solo es cuestión de que se acerquen a la que les guste e invitarla a pasar un rato en la mesa. Así de simple es… A menos que les digan que no, pero eso ya depende de ustedes.
—Si…, simple.
—Bueno, ¿Quién se anima primero?
El que ahora hacia las veces de acompañante se retiró, con la orden de llevarles comida y algo de bebida.
—Bueno, Kazuma —continuó, esta vez en voz alta—. ¿Primeras impresiones? ¿Qué opinas de… esto?
—Me resulta un poco rustico... —dijo sin intención de quejarse—; pero la gente parece estarla pasando bien… Supongo que es cierto aquí cada quien disfruta según sus gustos.
Le parecía que aquel era la clase de sitio en donde cada quien debía de procurarse su propia forma de diversión. Había quienes disfrutaban del simple espectáculo de la carne, entregados a la apreciación animal. Sin embargo, había gente de gustos mucho más sutiles. Ejemplo de ello era que en otras mesas, similares a las suyas, había sujetos que yacían acompañados de hermosas mujeres, que incluso vestidas destilaban atractivo y creaban una atmosfera de sensualidad y satisfacción.
—¿Saben? Creo que una bailarina es mucho para mí —admitió sin vergüenza alguna—. Así que quizá, si les parece bien, podríamos pedir algo de compañía femenina.
Unos instantes después llegaría el sujeto que les estaba acompañando.
—Ya ordené algo, dentro de poco se lo traerán —aclaro—. Por cierto, ¿Cómo la están pasando?
—Pues… aun no me acostumbro… Por eso estaba pensando en sí, ya sabes —Trataba de estar sereno, pero la novedad de la situación le ganaba—: ¿Cómo podría hacer para conseguir un poco de compañía?
—¡Cielos, muchacho! —exclamo, exagerando su sorpresa para luego pasar a una absoluta complicidad—. Eso puede arreglarse, pero primero necesitaría preguntar por una habitación desocupada.
—¡¿Queeeeeee?! No, no, no, no es eso a lo que me refiero —se defendió, tratando de no quedar en vergüenza ante ambos jōnin—. Me refería a alguien para charlar y pasar el rato nada más, de verdad…
—Jajaja —La risa que recibió como respuesta demostró que estaban jugando con él—. Lo sé, lo sé, solo bromeaba.
»Bueno, por lo general, se conocen los gustos de los clientes habituales y de la persona promedio; pero con ustedes no estoy seguro de que clase de chica sería buena compañía —admitió con cierta preocupación por no poder cumplir—. Sin embargo, pueden intentar cazar su propia liebre.
—¿Qué significa eso?
—Allá, en la barra, hay un grupo de chicas que trabajan para el local —dijo mientras esperaba a que Kazuma se levantase para señalar—. No son nudistas, pero resultan una compañía muy amena. Ellas saben cómo funciona esto, solo es cuestión de que se acerquen a la que les guste e invitarla a pasar un rato en la mesa. Así de simple es… A menos que les digan que no, pero eso ya depende de ustedes.
—Si…, simple.
—Bueno, ¿Quién se anima primero?