19/01/2021, 19:59
(Última modificación: 19/01/2021, 20:00 por Hanamura Kazuma.)
—¡Ara, Ara, eso explica muchas cosas! —dijo la mujer mientras miraba al cautivo, con una sonrisa que derrochaba una ira tan grande como maliciosa.
Mahito, ahora preocupado por las perspectivas de lo que podía ocurrir, trato de defenderse, aunque fuese un poco:
—¡Eh, que yo no he matado a nadie! —alego con fuerza.
Demura le miro y este hizo silencio. Lo cierto era que no se podía dar por cierto nada de lo que dijese hasta luego de un exhaustivo interrogatorio. Sin embargo, existía una duda razonable: si era capaz de borrarle la memoria a la gente, ¿porque molestarse en matar para silenciar? Aquella incongruencia parecía indicar que había mas intrigas de lo que se podía observar.
—Le agradezco mucho, señor, en nombre de la competición y todos sus involucrados —dijo, haciendo una marcada reverencia—. A partir de aquí podremos encargarnos de él.
Con aquello dicho, uno de los guardaespaldas sujetos a Mahito mientras que el otro le colocaba unas esposas supresoras de chakra.
Aunque todo parecía resuelto, Demura sabía que apenas comenzaba los trabajos: necesitaban investigar quien había contratado al saboteador. Había una lista informal de sospechosos, pero con tantos que aspiraban a participar en la competencia la misma se hacía interminable. Después de todo, ella misma había tenido que “ensuciarse” un poco las manos para ganar su puesto allí. Además, debía tener cuidado de no incordiar a alguien demasiado peligroso mientras investigaba, pues con la competencia acabada el objetivo sería ella.
—Ahora mismo no es mucho lo que puedo ofrecerle como recompensa —se disculpó—, pero en otra ocasión, si llega necesitar algo, no dude en buscarme.
Le entrego a Juro una tarjeta con sus contactos privados y procedió a dar las buenas noches para retirarse con el prisionero, había mucho por hacer.
Mahito, ahora preocupado por las perspectivas de lo que podía ocurrir, trato de defenderse, aunque fuese un poco:
—¡Eh, que yo no he matado a nadie! —alego con fuerza.
Demura le miro y este hizo silencio. Lo cierto era que no se podía dar por cierto nada de lo que dijese hasta luego de un exhaustivo interrogatorio. Sin embargo, existía una duda razonable: si era capaz de borrarle la memoria a la gente, ¿porque molestarse en matar para silenciar? Aquella incongruencia parecía indicar que había mas intrigas de lo que se podía observar.
—Le agradezco mucho, señor, en nombre de la competición y todos sus involucrados —dijo, haciendo una marcada reverencia—. A partir de aquí podremos encargarnos de él.
Con aquello dicho, uno de los guardaespaldas sujetos a Mahito mientras que el otro le colocaba unas esposas supresoras de chakra.
Aunque todo parecía resuelto, Demura sabía que apenas comenzaba los trabajos: necesitaban investigar quien había contratado al saboteador. Había una lista informal de sospechosos, pero con tantos que aspiraban a participar en la competencia la misma se hacía interminable. Después de todo, ella misma había tenido que “ensuciarse” un poco las manos para ganar su puesto allí. Además, debía tener cuidado de no incordiar a alguien demasiado peligroso mientras investigaba, pues con la competencia acabada el objetivo sería ella.
—Ahora mismo no es mucho lo que puedo ofrecerle como recompensa —se disculpó—, pero en otra ocasión, si llega necesitar algo, no dude en buscarme.
Le entrego a Juro una tarjeta con sus contactos privados y procedió a dar las buenas noches para retirarse con el prisionero, había mucho por hacer.