Madre mía me ha tocado la lotería el día que fui aceptado en Kusagakure
Pensaba alegre mientras disfrutaba de un esplendido día de primavera de esos buenos, de esos que la brisa traía aromas flores y los pajaritos cantaban alegres y todas esas cosas cursis tan bonitas. Sin duda un buen día para entrenar hasta caer rendido.
Pero bueno, como aún me estaba adaptando a la aldea, más que nada me tomé el día de relax buscando sitios decentes en donde pudiera entrenar. Ayaka me comentó que habían dojos y sitios en donde los shinobis Kusagakureños se daban mamporros a base de bien.
A ver si me encuentro un tipo duro para darnos de tortas...
Paseé por la aldea cargando a la espalda mi amigo tronco de cien kilos que me agencié el otro día, bien sujeto a una enorme cuerda que tenía atada la cintura y encontré varios Dojos, pero me centré en los que estuvieran practicando algo de taijutsu. Me dispuse a entrar en aquel inmenso Dojo en donde podía escuchar sin problemas los berridos de lo que seguramente sería los ninjas entrenando o peleando. Fuera lo que fuera que estuvieran haciendo dentro, seguro que me interesaría.
Pero antes de entrar, al ver que el Dojo estaba hecho a base de madera, y aún viendo que era una estructura la mar de sólida. No quise arriesgar que el peso del tronco junto con el mio fuera demasiado para los viejos tablones del suelo. Por lo que dejé el tronco en la entrada, sabía que nadie se lo llevaría...
Bueno...vamos allá...
Yo ya empecé a escudriñar a todo el mundo con el que me cruzaba mientras entraba, sobre todo los shinobis con chalecos y con máscaras, que esos eran la clase de oponentes que me interesaban. Quería hostias de verdad, no caricias de bebés.
Entre las muchas posesiones de los Sanshōo, se encontraba uno de los dojos más grandes de toda Kusagakure: Nesutosanshouuo o Nido de la Salamandra, fácilmente reconocible por la enorme salamandra dibujada sobre el papel de arroz de la puerta de acceso. Hasta la muerte de su abuelo, este había sido el sensei del lugar, actualmente se encargaban de llevarlo entre su abuela y Tomoe.
El Nesutosanshouuo, era un enorme edificio fabricado en maderas nobles y resistentes para soportar las duras prácticas a las que se sometían los shinobis. Techos altos, un enorme tatami en el centro y un edificio anexo donde se encontraban las duchas, enfermerías y demás dependencias del lugar, además de un enorme jardín trasero en el que se podía contemplar impresionante colección de bonsais de más de trescientos años.
Sentada en uno de los laterales, concretamente en la zona donde se ubicaba una platea en la cual había un pequeño templete, se encontraba Izumi Sanshōo vestida con sus ropas habituales. La pelimorada estaba con la espalda pegada a la pared, junto al relicario donde el símbolo del clan descansaba. Frente a ella, varios grupos de estudiantes de artes marciales se entregaban al entrenamiento de la mano de diferentes maestros. Ella por su parte ojeaba distraídamente un cómic de su serie favorita "Las súper Kunoichis", no parecía estar prestando mucha atención al resto
"Baburu es súper mona" pensaba la joven mientras pasaba la página tranquilamente, sin percatarse que había alguien en la puerta del dojo "Aunque si no llega a ser por lista que es Hanabira... esta vez no se hubiesen salvado" sintió un sonido sordo, como si alguien dejase algo pesado "¿Pero qué...?" giró la mirada hasta la puerta y vio entrar a un chico no muy alto, con un kimono muy desgastado, parecía estar en muy buena forma física y por su actitud podía verse que era la primera vez que entraba por allí "Me da que este es alguno nuevo de los cursos... si que llega tarde"
—Lo siento, si vienes a entrenar llegas tarde— informó la joven sin quitar la vista de su cómic —Las clases empezaron hace una hora—
Pero entre las miradas furtivas que propinaba no pude ver nada que despertase mi interés. Salvo una chica bastante mona de pelo morado que andaba ahí, sentada despreocupada leyendo alguna cosa de chiscas, y a su frente un montón de gente imitando a unos panolis que más que a enseñar a dar mamporros, parecía que daban lecciones de algún tipo de baile la mar de femenino. La decepción fue mayúscula, yo quería combates de verdad.
¿A caso se piensa ésta gente que eso les servirá en mitad de una refriega? Eso es baile de salón... Pero algo me sacó de mis frustrados pensamientos. Era la chica de pelo morado que se dirigió hacía mi, y eso sin duda palió un poco mi decepción. Las chicas me gustaban mucho, y esta parecía una chica de familia adinerada.
Esto si que sería ganar la lotería
—Lo siento, si vienes a entrenar llegas tarde— informó la joven sin quitar la vista de su cómic —Las clases empezaron hace una hora—
-Ya... Dije sin saber muy bien que decir, no buscaba un Dojo en dónde se impartieran clases de baile. -No lo sientas chica, yo venía a un dojo de pelear, no a uno de danza. Solté sin reparos mientras volvía a por mi querido y macizo tronco que abandoné para nada.
-Buscaré el Dojo en dónde entrenan los ANBUS... Hasta que caí en la cuenta que quizás la chica pelimorada podría saber algo al respecto. -Oye disculpa, quizás sepas donde está eso que busco. ¿Podrías indicarme el lugar?
-Ya... No lo sientas chica, yo venía a un dojo de pelear, no a uno de danza— la pelimorada levantó la mirada de su cómic y se quedó mirando al chico mientras arqueaba la ceja derecha un tanto perpleja, no sabía muy bien a que debía referirse
"La verdad es que no parece un estudiante, vayas pinta lleva..." ahora que ponía más atención en el recién llegado, este no parecía para nada a ninguno de los estudiantes que tenía frente a ella
-Buscaré el Dojo en dónde entrenan los ANBUS. Oye disculpa, quizás sepas donde está eso que busco. ¿Podrías indicarme el lugar?
—Jajaja— la joven no pudo aguantarse la risa tonta —¿En serio? ¿O me estás tomando el pelo?— interpeló la muchacha divertida, mientras dejaba su cómic a un lado
"Me parece que este chico debe tener algún tipo de problema... no me puedo creer que alguien de verdad esté tratando de encontrar el dojo donde entrenan los ANBU..." sin embargo, tras mirarlo fijamente parecía que el chico no bromeaba
—Primero, no creo que exista ningún dojo donde entrenen los ANBU y segundo, si lo hubiese nadie lo sabría... Es obvio, ¿No crees?— trato la joven de que su razonamiento fuese lo suficientemente simple para que aquel muchacho que no parecía muy avispado lo captase —Además, en el hipotético caso de que encontrases un dojo de ANBUS, lo último que harían sería dejar entrenar a un crío como tú— la joven se puso de pie para quedar frente a frente al chico, separados por un par de metros —Así que chico, suerte con tu búsqueda— iba a girarse, pero se detuvo a mitad —Por cierto, un consejo: quítate los zapatos antes de entrar a un dojo, es de mala educación— la chica terminó de girarse y comenzó a alejarse lentamente, aún con la sonrisa tonta
"Un dojo de ANBUS dice... joder, no se me hubiese ocurrido nunca. Cualquiera encuentra algo de esa gente jajaja"
¿Que le hará tanta puñetera gracia? Joder, yo también me quiero reír Pensé un poco molesto, cuando la chica se rió. Algo me decía que no era precisamente por lo que acababa de leer.
—Jajaja— la joven no pudo aguantarse la risa tonta —¿En serio? ¿O me estás tomando el pelo?— interpeló la muchacha divertida, mientras dejaba su cómic a un lado
-No joder, es en serio. Dije mientras me cargaba el tronco detrás de la nuca. -Yo paso de perder el tiempo con maricas.
Quizás si doy una vuelta por la aldea hasta encontrar a un ANBU y le sigo...
—Primero, no creo que exista ningún dojo donde entrenen los ANBU y segundo, si lo hubiese nadie lo sabría... Es obvio, ¿No crees?—
Ante la más que razonable explicación de la chica, no pude más que asentir para darle la razón. Dijo aquello con mucha seguridad en si misma y muy pero que muy convencida de ello. Tanto, que a mi me convenció también.
-Joder...supongo que tienes razón. Dije frunciendo el ceño, por lo incómoda que me estaba resulta la conversación. Aunque por lo menos estaba manteniendo una conversación.
—Además, en el hipotético caso de que encontrases un dojo de ANBUS, lo último que harían sería dejar entrenar a un crío como tú—
-Bueno, eso estaría por ver ¿No crees?. Bromeé con el asunto.
La chica finalmente se levantó y se acercó hacía mi lo suficiente como para propinarle una mirada de arriba a abajo. Y pude ver que ella era también una ninja de Kusagakure. Portaba el símbolo de la villa de cinturón.
—Así que chico, suerte con tu búsqueda—
-Gracias, gracias...Oye, veo que eres una kunoichi. ¿Y tú que? ¿Entrenas con estos? Quedé a la espera de su respuesta. Pues ya me daba que la manera de menospreciar a la gente que aquí entrenaba se hubiera dado ella también por alulida y por eso la necesidad de reírse de mí.
—Por cierto, un consejo: quítate los zapatos antes de entrar a un dojo, es de mala educación—
Ante aquello no pude más que asombrarme por mi despiste, pero ya en donde me encontraba era justo en el acceso al Dojo, por lo que lo tendría en cuenta para la próxima vez.
-¡Ostias! ¡Fallo mío! Lo tendré en cuenta para la próxima vez. Gracias por el consejo...es que escuché la gente gritar y pensaba que hacían algo interesante...y ya me despisté.
Si me hubiera descalzado, ahora mismo estarían evacuando todo el dojo...Al acabar el día me daré un baño que ya toca
-Gracias, gracias...Oye, veo que eres una kunoichi. ¿Y tú que? ¿Entrenas con estos?
Izumi se detuvo a mitad de camino para lanzarle el apunte sobre quitarse las zapatillas, tras esto estaba dispuesta a irse del lugar pero una vez más se detuvo "Menudo personaje esta hecho... ¿de dónde habrá salido?" ver al chico con aquel tronco a sus espaldas le resultaba bastante pintoresco, había que reconocer que se necistaba fuerza para coger aquello... ¿pero qué utilidad tendría para él hacerlo? ¿Sería algún tipo de arma?
-¡Ostias! ¡Fallo mío! Lo tendré en cuenta para la próxima vez. Gracias por el consejo...es que escuché la gente gritar y pensaba que hacían algo interesante...y ya me despisté.
—Hoy el dojo esta abierto al público, mi familia permite que se use el lugar para que el resto de shinobis de Kusagakure puedan entrenar— le informó la chica con tranquilidad mientras se ajustaba los guantes —Los que ves aquí son estudiantes de la Academia, aprenden taijutsu básico... en concreto kárate— explicó Izumi sin entrar en muchos detalles —Así que la respuesta es no, no práctico con ellos— la joven comenzó a desandar lentamente el camino —Sabes... tengo la impresión de que no eres de por aquí— se fue acercando poco a poco al muchacho, con su sugerente forma de caminar —Eres un tipo extraño— se detuvo a unos centímetros del muchacho, pudiendo así coger con su mano la placa de metal que llevaba al cuello el chico "Parece que no es de pega" soltó con delicadeza la insignia dejando que cayese sobre el pecho de su interlocutor —que hace preguntas extrañas— su mano subió lentamente hasta quedar a la altura del a frente de el de pelo oscuro, para darle un sutil golpecito que le resultaría molesto —Sin ni siquiera presentarse y, eso, es de muy mala educación pequeñajo— esbozó una media sonrisa antes de darse media vuelta y retirarse un poco —Aunque en esta ocasión lo pasaré por alto, pero ahora las preguntas las hago yo— indicó la pelimorada con bastante aplomo —Por cierto. quítate los zapatos si quieres seguir pisando este suelo—
Finalmente la chica respondió a mi pregunta y de entre todas las posibles respuestas, posiblemente la que me dio fue de la que menos me esperaría. Me quedé a cuadros...
—Hoy el dojo esta abierto al público, mi familia permite que se use el lugar para que el resto de shinobis de Kusagakure puedan entrenar— le informó la chica con tranquilidad mientras se ajustaba los guantes —Los que ves aquí son estudiantes de la Academia, aprenden taijutsu básico... en concreto kárate— explicó Izumi sin entrar en muchos detalles —Así que la respuesta es no, no práctico con ellos—
¡Ostias! ¡Metedura de pata monumental!...Menuda mala suerte toparme con ella...
-¿No jodas que este Dojo pertenece a tu familia? Dije totalmente anonadado, viendo ahora con otros ojos el edificio. -Entonces aquí entrenan los novatos...ya veo...Esa parte yo me la salté. Decía pensativo mientras todavía asimilaba la información que me acababa de brindar la pelimorada. -Entiendo...tu ya sabes karate...
Me parece muy bien que las chicas aprendan danza...tiene que ser muy vistoso verla hacer katas...
La chica se acerco demasiado a mi, y no pude dibujar en mi rostro una sonrisa tonta. Pero cuando invadió mi espacio personal, esa sonrisa desapareció.
—Eres un tipo extraño—
-Hmmm, no es lo peor que me han dicho... Dije nervioso, mientras retrocedí un paso atrás.
Tomó la insignia de llevaba atada a mi cuello y la miró con desdén, para después soltarla con cuidado—que hace preguntas extrañas—
-Esto...bufff... Bufé de puro nerviosismo.
Esta tía está como una cabra...
Y luego ni corta ni perezosa, alzó la mano ¿Y me golpeó en la frente? Cuando hizo aquello, no pude evitar arrugar la frente y cerrar los ojos de manera involuntaria durante un instante.
¿Que mosca le habrá picado a esta?
—Sin ni siquiera presentarse y, eso, es de muy mala educación pequeñajo— esbozó una media sonrisa antes de darse media vuelta y retirarse un poco
-¡Yo-Yoshi! me llamo ¡Yoshimitsu! Exclamé entrecortado, nervioso. Para luego acabar tragando saliva.
—Aunque en esta ocasión lo pasaré por alto, pero ahora las preguntas las hago yo—
Me quedé un poco bloqueado, no estaba acostumbrado a tratar con chicas, pero es que esta tenía un carácter que no esperaba encontrar jamás. Pero claro, después de la metedura de pata...¿Que otra cosa podía hacer?
-Vale...supongo...me da igual... Dudaba de mi respuesta, pero no sabía por qué cojones actuaba así.
—Por cierto. quítate los zapatos si quieres seguir pisando este suelo—
-Vale, vale... Volví a dejar el tronco en el suelo y le hice caso a la chica. - Ya está Comenté una vez satisfice la demanda de la kunoichi cuya familia tenía Dojos...
Debe ser de familia adinerada, por eso es tan rara y frígida
-¿Y ahora que? Pregunté sin saber muy bien como acabaría aquello.
¡Yo-Yoshi! me llamo ¡Yoshimitsu! el aplomo y la confianza del chico parecían haberse venido abajo, la presión a la que lo había sometido Izumi surtió el efecto esperado. Si algo se le daba bien a la chica, era imponerse al resto pues había aprendido de las mejores -Vale...supongo...me da igual... los triunfos dialécticos iban cayendo uno tras otro, aunque no se detendría ahí pues aún podía continuar con su dominio de la situación un rato más. Hizo que el chico se descalzase, ahora ya tenía la situación donde quería
"Ha sido mucho más fácil de lo que esperaba"
-¿Y ahora que? la joven le dedicó una mirada dura, sabía que debía de mantener el control si quería llevar el mando en la conversación
—Creo recordar haberte dicho que las preguntas ahora las hago yo, Yoshi— respondió la chica un tanto cortante, lo tenía donde quería y no dejaría que saliese del redil tan fácilmente —Así que dime, ¿de dónde eres realmente? Está claro que no eres de Kusagakure, si no hubieses sabido a quién pertenecía este dojo— en la mente de la pelimorada no entraba que alguien de la aldea fuese incapaz de reconocer el símbolo de su clan
—Creo recordar haberte dicho que las preguntas ahora las hago yo, Yoshi— respondió la chica un tanto cortante...
Fruncí el ceño, ya estaba comenzando a notar que la pelimorada le gustaba mandar más de la cuenta, se notaba que era la típica niña de alta cuna. Lo que antaño hubiera sido una presa ideal, si no fuera por el pequeño detalle de que es Kunoichi. Pero ahora que yo también un ninja...
Si hubiera sido un chico ya le habría partido la boca...pero es que las chicas son tan guapas cuando creen que tienen el control, o cuando lo tienen...en ambos casos, huelen tan bien...
-No tengo problemas con eso... Respondí un poco confuso, al no saber a dónde quería llegar la kunoichi.
—Así que dime, ¿de dónde eres realmente? Está claro que no eres de Kusagakure, si no hubieses sabido a quién pertenecía este dojo—
-Soy de ningún sitio, pero Kenzou-sama me aceptó como Kusagakureño. Alcé con la mirada fija en el horizonte, tratando de hacer memoria. -He sido esclavo durante mucho tiempo, y un shinobi de tu villa me rescató. Suspiré al recordar aquella curiosa etapa de mi vida. -Como no tenía hogar donde volver...pues me vine para acá...poco más.
Tras decir aquello, volví a lanzar una mirada al Dojo, la volví a mirar a ella y le dije ni corto ni perezoso. -Por eso no tenía ni puñetera idea de quien es este Dojo, ni ningún otro...¿Entonces eres una chica influyente en Kusagakure? Entonces, yo podría servirte...
Si tiene dinero...yo también podré tener dinero e influencia...
-Soy de ningún sitio, pero Kenzou-sama me aceptó como Kusagakureño. He sido esclavo durante mucho tiempo, y un shinobi de tu villa me rescató. Como no tenía hogar donde volver...pues me vine para acá...poco más. Por eso no tenía ni puñetera idea de quien es este Dojo, ni ningún otro...¿Entonces eres una chica influyente en Kusagakure? Entonces, yo podría servirte...
El simple apunte que le había dado aquel muchacho sobre su historia, la dejó bastante pensativa. Por una parte le parecía una historia un tanto fantástica, pero por otra veía incapaz a aquel muchacho de hilar una relato como aquel en tan pocas palabras. Así que no le quedaba más remedio que aceptar que el chico decía la verdad y por ende, el mismísimo Kenzou-sama lo había acogido en la aldea. Y ese era un motivo más que suficiente para que Izumi cambiase su perspectiva
"Si el mismísimo Morikage-sama le ha aceptado en la aldea... debe ser por algo" pensó la pelimorada que le dedicó una mirada curiosa "Si, eso debe ser... además yo no soy nadie para poner en duda el juicio de Kenzou-sama" aquello le bastó para convencerse así misma de aceptar a un extranjero en la aldea, si el kage lo había hecho ella lo haría... como debía ser
—En ese caso, debo darte la bienvenida al Dojo Nesutosanshouuo. Propiedad del Clan Sanshōo— explicó la joven con orgullo mientras hacia un ligero ademán con su mano derecha, a modo de invitación —Y yo soy, Sanshōo Izumi. Así que puedes decir que en cierta forma soy influyente, aunque es mi abuela la que ejerce como líder del clan actualmente— informó la pelimorada con tranquilidad —¿Servirme? Si lo que quieres es trabajar para mi familia quizás pueda convencer a la abuela— fue la respuesta de la chica al ofrecimiento —Aunque no puedo prometerte nada, es muy terca—
¡Jé! Típico de las chicas, cambia de parecer como el viento de rumbo...
No se que parte de mi relato le hizo cambiar exactamente de parecer, por cambió bruscamente de actitud, por lo menos fue a mejor. Yo con tantos cambios de parecer me quedé a la defensiva, no estaba acostumbrado a tener que contenerme tan de seguido, antiguamente esto se hubiera solucionado con una buena pelea. Pero ahora como miembro de Kusagakure no podía buscar broncas tan gratuitas.
Quizás habrá sentido pena de mi pasado como esclavo...aunque se trate de una verdad a medias...
—En ese caso, debo darte la bienvenida al Dojo Nesutosanshouuo. Propiedad del Clan Sanshōo—
Quedé sorprendido ante la presentación que no me esperaba, era un desastre para estas cosas. Pero de verás que me tomé la molestia para memorizar aquello y no meter la pata en el futuro, tanto que lo repetí en voz alta.
-Dojo Nesutosanshouuo...del Clan Sanshōo.... Repetí boquiabierto al ver todo aquello con otra perspectiva. Si trabajo duro...algún yo también podría tener un Dojo...
-Parece muy importante...la verdad...yo es que he vivido con salvajes, y bueno...me cuesta comportarme como una persona normal...Pero aprendo la hostia de rápido ¿Sabes? soy un tipo centrado. Confesé ante la muchacha Sanshōo despreocupado y orgulloso de mi determinación.
—Y yo soy, Sanshōo Izumi. Así que puedes decir que en cierta forma soy influyente, aunque es mi abuela la que ejerce como líder del clan actualmente—
-Sanshōo Izumi...vale. Volví a repetir, era mi mejor arma para grabar aquello. -Es bueno saberlo. Me gustaría conocerla y mostrarle mis respetos... Dudé por un instante, sin saber si estaba siendo muy lanzado, pero por algún lado había que empezar, y no era una persona de quedarse de brazos cruzados. Si algo me enseñó la vida, es que las cosas jamás venían solas.
—¿Servirme? Si lo que quieres es trabajar para mi familia quizás pueda convencer a la abuela— fue la respuesta de la chica al ofrecimiento —Aunque no puedo prometerte nada, es muy terca—
-No lo hago por dinero ¿Sabes? Lo hago por hacer algo útil, mientras gano algo de reconocimiento en Kusagakure, no quiero ser toda la vida un desconocido... Podía sonar algo interesado por mi parte pero era la pura verdad. No era nadie en la aldea y no quería serlo para siempre. -¿Terca dices? Pues entonces nos llevaremos bien, yo también soy bastante terco...a veces... Traté de resultar agradable, pero me suponía un esfuerzo inmenso, claro síntoma de que iba en serio.
¿Terca ha dicho? Será fácil cuando vea de lo que soy capaz...
Haciendo un balance del tiempo que llevaba en Kusagakure, notaba que las cosas me estaban yendo bien, pero veía que tenía que interpretar un papel para no desencajar, notaba que a veces me venía a bajo y olvidaba lo que tenía que "ser" y olvidar lo que realmente "soy". Solo esperaba que el tiempo me ayudara a lograr aquello, pues ahora era como vivir un sueño.
-Pues si no te importa, podríamos ir a tu abuela Izumi-sama. Comenté como si no quiere la cosa.
-Parece muy importante...la verdad...yo es que he vivido con salvajes, y bueno...me cuesta comportarme como una persona normal...Pero aprendo la hostia de rápido ¿Sabes? soy un tipo centrado
"Permíteme que lo dude..." la pelimorada prefirió obviar aquello y continuar con su explicación
-No lo hago por dinero ¿Sabes? Lo hago por hacer algo útil, mientras gano algo de reconocimiento en Kusagakure, no quiero ser toda la vida un desconocido..
—Ese me parece un buen motivo, he de reconocer que me ha resultado totalmente inesperado— Izumi no podía creer que aquel chico con complejo de salvaje tuviese como objetivo algo tan abstracto como el reconocimiento
"Parece que no lo he juzgado correctamente"
-Terca dices? Pues entonces nos llevaremos bien, yo también soy bastante terco...a veces..
"Dudo mucho que el concepto que tiene por terco se aproxime al de la abuela..." la chica no pudo evitar dejar escapar un suspiro al recordar la cabezonería de su abuela
-Pues si no te importa, podríamos ir a tu abuela Izumi-sama.
—Supongo que sería el paso lógico, pero me temo que no es posible— comenzó la joven un tanto dubitativa —El caso es que estoy aquí porque me estoy ocultando de mi abuela— confesó Izumi un poco avergonzada, pero al fin y al cabo mentir no le salvaría de nada
—Ese me parece un buen motivo, he de reconocer que me ha resultado totalmente inesperado—
Sonreí ante aquello con orgullo, la verdad que formar parte de Kusagakure fue para mi una oportunidad buenísima, y no quería desaprovechar aquello pasando desapercibido.
-Ya te digo si es buen motivo. Ahora estoy viviendo en la granja que hay en los lindes de Kusagakure, trabajo y vivo allí. Dije pensativo mientras dirigía la mirada al gran Dojo. -Pero como entenderás, no quiero ser un granjero toda mi vida... Quiero ser un guerrero legendario. Quiero que cuando nuestros enemigos oigan mi nombre, tiemblen, quiero cuando cuando los demás países oigan Kusagakure nos teman. Terminé mi discurso con un estrepitoso crujido de nudillos.
Y claro, no todo podía ser bonito. De momento Izumi-sama me comentó que no era posible ir a ver a su abuela, el caso era que precisamente estaba escabulléndose de ella.
Que cosas...como todo, unos quieren los que otros no...ironías...
Me encogí de hombros y me atreví a darle un consejo a la nieta del clan Sanshōo. -Si me permites...Izumi-sama. Si algo aprendí en mis cuatro años de esclavitud es que huir nunca era buena idea...suponiendo que tu abuela sea una persona poderosa...que algo me dice que así es...si quieres, y como te dije antes, te puedo ayudar en lo que desees. Me ofrecí por segunda vez, y todas las veces que hiciera falta. -Puedes contar conmigo para lo que sea, tu o cualquiera de tu familia, da igual lo que sea o cuando sea. Como te dije, vivo en la granja de Ayaka a las afueras.
Supuse que Izumi-sama estaba tratando de rehuir de algún quehacer familiar, solo esperaba ganarme su confianza y que me dijera de que se trataba, en el fondo, fuera lo que fuera, le ayudaría.
-Si te mandó algo tu abuela, yo te puedo ayudar...
-Ya te digo si es buen motivo. Ahora estoy viviendo en la granja que hay en los lindes de Kusagakure, trabajo y vivo allí. Pero como entenderás, no quiero ser un granjero toda mi vida... Quiero ser un guerrero legendario. Quiero que cuando nuestros enemigos oigan mi nombre, tiemblen, quiero cuando cuando los demás países oigan Kusagakure nos teman el chico terminó crujiéndose los nudillos tratando de parecer un tipo duro
—Poco a poco...— comentó la muchacha que no quería darle una patada de realidad, cuanto más motivado estuviese mejor al fin y al cabo
"Si yo fuese él, me conformaría con llegar a viejo..." Izumi sabía muy bien que en el mundo shinobi la muerte era más común de lo que la mayoría se imagina
-Si me permites...Izumi-sama. Si algo aprendí en mis cuatro años de esclavitud es que huir nunca era buena idea...suponiendo que tu abuela sea una persona poderosa...que algo me dice que así es...si quieres, y como te dije antes, te puedo ayudar en lo que desees. Puedes contar conmigo para lo que sea, tu o cualquiera de tu familia, da igual lo que sea o cuando sea. Como te dije, vivo en la granja de Ayaka a las afueras.
—Mi plan ya esta en marcha, no hay otra opción que permanecer oculta— respondió la joven mientras negaba con la cabeza —Mientras no me encuentre, todo irá bien—
"O... mientras que ha Tomoe no le dé por revisar mi habitación..." aquel pensamiento trajo consigo algunas dudas, Izumi sabía perfectamente que su ardid funcionaría con su anciana abuela... pero su instructora era harina de otro costal "Sólo espero que tarde mucho en volver hoy a casa..."
—El caso es que ya estoy harta de estar aquí, así que vamos— paso junto al chico mientras le hacia un gesto con la mano para que la siguiese —Salgamos a dar una vuelta— al llegar a la entrada se calzó sus tabi ninja para después abandonar el dojo, justo en la puerta esperaría a que su nuevo compañero hiciese lo propio
Ante mi super discurso esperaba una respuesta de esas que te llenan de inspiración por parte de Izumi-sama, al ser de alta cuna, pensaba que desde pequeña habría mamado el deseo de la ambición y de conseguir cosas de la hostia. Pues vaya, al final no resultó para nada la respuesta que esperaba. Solo se limitó a decir...
—Poco a poco...—
Yo me quedé a cuadros, incrédulo de lo que acababa de oír. Pero bueno, sus motivos tendría. A fin de cuentas, todas las dinastías y familias, tenían un principio y también un fin...
¿Poco a poco? ¡Los cojones de Buda!
Luego tras mi consejo, dio la impresión de que se lo pasó por el forro. Pero yo estaba convencido de que tenía toda la razón, Aunque era libre de hacer lo que quisiera, la que luego se comería todo el marrón sería ella y no yo...
—Mi plan ya esta en marcha, no hay otra opción que permanecer oculta— respondió la joven mientras negaba con la cabeza —Mientras no me encuentre, todo irá bien—
Yo sonreí al escuchar el pedazo de plan de Izumi-sama. -Pues si me permites ser sincero, me parece una mierda de plan jaja. Si no lo decía reventaba. -Si deseas esconderte en mi granja señorita Izumi-sama...con el olor a cuadra seguro que jamás la encontrarán. Podría parecer que mi ofrecimiento se trataba de alguna clase de burla, pero nada más lejos de la realidad, nunca vi a nadie de su familia acercarse a la granja. Por que de haber sido así, hubiera reconocido a Izumi-sama y el símbolo de su familia desde el comienzo.
—El caso es que ya estoy harta de estar aquí, así que vamos— paso junto al chico mientras le hacia un gesto con la mano para que la siguiese —Salgamos a dar una vuelta—
Parece que le he caído bien...eso es bueno...cojones...si es bueno...
-Como guste Señorita Izumi-sama. Me calcé las sandalias y cargué nuevamente con mi querido tronco de entrenamiento. -Un paseo me parece bien, pero si se está ocultando de su abuela...mejor será salir de la aldea ¿No crees? Comenté pensando que estaba en lo cierto.
Durante el paseo, dejé que fuera ella quien decidiera el rumbo. Y por mi parte, le quise dar algo de conversación. -Entonces...¿Se te da bien pelear Señorita Izumi-sama? No es que lo dude ni mucho menos, es para que sepas que si algún día necesitas un par de puños, puedes contar con los míos...el motivo me da igual... Dije despreocupado, como si hablara de algo natural y normal.
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