—¿Eso dije? —preguntó Datsue, inocente. No recordaba exactamente lo que le había dicho, pero, de ser cierto, el Uchiha no había mentido—. Creo que más bien dije que me defendía con el Katon, no que no supiese alguna que otra técnica de Suiton —se excusó.

Aprovechó la breve tregua que se habían dado para recuperar el aliento. Definitivamente, aquel combate le estaba enseñando que debía mejorar su aguante. No podía verse mermado tan rápidamente.

—¿Puedes seguir? —preguntó, por si acaso. Todavía quería ver mucho más de Keisuke.

Bufé al escuchar las palabras del Uchiha, él tenia razón y yo estaba subestimando a mi rival, me confiaba de sus palabras, en este momento no podía dejar por fuera otras cartas.

Seguí caminando hasta volver a tener agua bajo mis pies y al llegar a una distancia de cinco metros de diferencia entre él y mi persona. —Esto aún no termina.— Declaré mientras llevé ambas manos a la espalda, a mi porta objetos y entonces primero lancé una pequeña esfera de papel directo a él, no obstante, otro objeto delgado y filoso iría hacia la misma dirección, pero no buscaba herir a mi contrincante, sino ser el detonador...

La pequeña bola explotó liberando todo su contenido, un humo negro y tóxico que consumiría por completo la ubicación del pelinegro y le dificultaría localizar mi nueva ubicación.

Tal y como Daruu hacía —Datsue iba a copiarles tan efectivo método—, Keisuke hizo estallar la bomba de humo que le lanzó con un senbon. El Uchiha retrocedió rápidamente, poniendo distancia entre él y el humo. Luego, pensó en aprovechar semejante distracción…

… a su favor.

La nube de humo seguía acaparando parte de la terma natural, y al Uchiha se le podía ver en el borde de ésta, a cinco metros de la humareda. Tenía los brazos cruzados, el ceño fruncido y el Sharingan brillando en su mirada.

—¡Tic, tac, tic, tac…! —¿Tan solo buscaba ponerle nervioso? ¿O era algo más?




1 AO mantenida
2 AO nuevas

La humareda comenzaría a disiparse con el transcurrir del tiempo, pero aquello no aseguraba que Datsue lograse encontrarme, no hasta que todo el humo llegase a desaparecer, cosa a la que tomaría un par de segundos más.

Para cuando la distracción hubiese terminado y el Uchiha lograse ver mi imagen, notaría que aquel no era yo, bueno no es que no fuese en realidad yo, sino que no era el verdadero, ya que esta nueva versión mía estaba cargada de chakra, más no se comparaba con el poder del original. Pero... Sí ese no era yo, ¿dónde estaba el verdadero?

—Continuemos!— La distancia que nos separaría para entonces sería alrededor de diez metros.

—¡Tic, tac, tic, tac, tic, tac…! —Una cálida corriente de aire azotó sus cabellos, arrastrando consigo parte de la humareda—. Tic… Tac... Tic… Tac… —Poco a poco, el humo se disolvió en el aire, dejando ver la silueta de Keisuke. Su silueta, sí, pero no a Keisuke en persona. Su Sharingan le indicaba que era un clon.

Sonrió.

—Tic… ¡Tac! —Descruzó los brazos. Había llegado el momento.

Avanzó un paso, dejando que las suelas de sus sandalias flotasen sobre la superficie del baño termal. Si aquel no era el Keisuke real, el verdadero debía estar…

…«bajo la superficie». No se le ocurrían más posibilidades. Pero, estuviese o no, el Uchiha estaba a punto de encontrarlo. Con una velocidad endiablada, formó los sellos del Hōsenka Tsumabeni. Exhaló entonces una bola de fuego, a la que potenció con tres estrellas metálicas, dividiendo la masa de fuego en tres esferas flamígeras, que salieron disparadas hacia el clon.

¿Hacia el clon? Eso pareció en un primer momento, pero cuando ya habían recorrido siete metros, Datsue realizó dos nuevos sellos, que activaron un poderoso fūinjutsu. Una técnica inventada por él mismo, en la que su sello atraía cualquier Katon situado a quince metros de distancia o menos. ¿Dónde estaba ese sello? En la sien de Keisuke, fuera del alcance de su vista. Se lo había colocado cuando le había tomado de la cabeza, justo antes de estamparle un rodillazo en la cara. De estar Keisuke, como sospechaba él, escondido bajo la superficie, las bolas flamígeras atravesarían sin dificultad el agua hasta impactar contra él. Y sino...

...«quedaré como el culo».

El clon empezaría a realizar una aproximación directa hacia el ojirojo, se desplazaría a toda velocidad justo cuando este realizó los sellos, la primera bola flamígera daría de lleno con mi cuerpo haciendo que estallase y se evaporase por la intensidad de la técnica.

Al saber el primero de mis clones había sido destruido, una segunda masa con mi forma surgió del otro lado de la terma, Datsue confirmaría que ese se trataba de un clon también; éste vería la aproximación de los otros dos proyectiles, vería como realizaban un movimiento totalmente antinatural y entonces cambiaría la dirección al verdadero Keisuke, que se encontraba justo en el borde de la terma en donde se encontraba el Uchiha, claro oculto bajo el agua. La técnica de fuego llegó a colisionar en mi ubicación haciendo que perdiese la concentración de mi justu y la del otro clon, que terminaría desapareciendo también; mi cuerpo terminaría apareciendo para luego hundirse lentamente hacia el fondo del agua, aquel ataque me había dejado inconsciente.

Como si de un boomerang se tratase, las dos bolas de fuego restantes volvieron hacia su dueño. O, más bien, hacia la superficie de agua que había bajo sus pies. «¡¿Tan cerca?!», pensó, sorprendido, mientras saltaba para evitar que las dos saetas le llevasen por delante en su camino hacia el amejin.

La ofensiva acertó en Keisuke, desconcentrándole lo suficiente como para que su otro clon también perdiese la consistencia. Su cuerpo, por unos instantes, flotó como el de un cadáver, para luego hundirse de nuevo.

—¡Mierda! —exclamó el Uchiha, zambulléndose en el agua para sacarle. «Joder, joder, joder…» ¿Se había dejado llevar demasiado? ¿Justo con el único hombre que podía ayudarle con Aiko? ¡Debían darle el premio al Ninja Estúpido del Año!

Tomándole por el cuello de la camisa, le arrastró fuera de la terma, donde el verdadero Datsue aguardaba. Sí, el verdadero Datsue, porque cuando Keisuke había lanzado la bomba de humo, el Uchiha había creado un Kage Bunshin —el clon con el que Keisuke se había enfrentado—, mientras él se escondía utilizando el Meisaigakure no Jutsu.

Su clon desapareció en una nube de humo, mientras él sujetaba la cabeza de Keisuke y lo colocaba boca abajo, dándole unas rápidas palmadas en la espalda.

—¡Eh, compañero! ¡No me jodas, eh! —Más palmadas—. Vamos, vamos, vamos. ¡No me jodas, hostia! —exclamaba asustado.

El agua siguió consumiendo mi cuerpo por un par más de segundos hasta que una fuerza externa me haló de la camisa y terminó expulsandome hacia la superficie nuevamente, para luego llevarme a un lugar seguro, con tierra firme sobre mi. Luego de unos segundos lo que manifesté fue una tos marcada que hizo que escupiese un poco de agua, cuando caí en cuenta de lo que sucedía, Datsue estaba dándome palmadas en mi espalda bastante nervioso por el asunto.

—coff cofff.— Tosí nuevamente pero sin expulsar nada más de agua. Mi respiración estaba bastante agitada y mi corazón latiendo a mil por minuto, me incorporé y me senté para quedar frente al ojirojo. —Estoy bien, gracias.— Aseguré un poco más tranquilo.

—¿Qué pasó? ¿Qué fue eso?— Pregunté confundido sin saber exactamente cómo es que todo había terminado de esa manera.

—¡Me cago en la puta, Keisuke, no me des esos sustos! —exclamó Datsue, cuando el amejin tosió agua y recobró el conocimiento.

—¿Qué pasó? ¿Qué fue eso?

Que Datsue era estúpido. Eso pasaba.

—Te alcancé con una de mis técnicas y perdiste el conocimiento —optó por simplificar—. Lo siento, tío. Siempre infravaloro al Hōsenka mejorado. ¿Ya estás bien?

"Pero... ¿Cómo sabia que estaba ahí?" Dudé analizando la situación, era evidente que no iba a decirlo y que no tenía ninguna pista para descubrirlo...

—Sí, estoy es un poco agotado, usé mucho chakra creando los clones...— Solo sería cuestión de descansar un poco más, sin embargo, los resultados de ambas batallas, e incluso el entrenamiento con Akame, era el mismo, había sido derrotado sin mucho esfuerzo, sin lograr causar un daño apreciable, algo distintivo, y eso significaba algo, algo muy importante sobre nuestro plan...

—¿Sabes?— Relamí mis labios. —Estaba considerando que lo mejor es que no me encuentre presente en el momento en que se realice el rescate.— Aseveré con un poco de nerviosismo, no quería que se considerase como traición o que me estaba acobardando, ese no era el verdadero motivo. —Creo que podría entorpecer el proceso, no creo ser una pieza indispensable.— Expliqué.

Keisuke aseguró que estaba agotado, ya no solo por los golpes, sino por el esfuerzo de crear tantos clones. El Uchiha le comprendía. Él estaba en las mismas, el Sunshin no Jutsu, el fūinjutsu que le había puesto. El clon…

Quizá desde fuera pareciese un combate fácil, pero si hubiese durado un poco más, Datsue hubiese tenido grandes problemas por la falta de chakra.

—¿Sabes? —Datsue alzó una ceja. Tras la derrota, el amejin se había desmoralizado. Dijo que era mejor que no formase parte del rescate. Que tan solo le entorpecería, y que no era una pieza indispensable.

Suspiró. Supo que debía animarle.

—Tú has sido ya y eres una pieza indispensable. Una derrota no cambia nada —le dio un puñetazo amistoso en el hombro. Luego se irguió, y le ofreció la mano para ayudarle a levantarse—. Además, todavía no hay ningún plan —le recordó—. Así que no te me desanimes antes de tiempo.

—Tú has sido ya y eres una pieza indispensable. Una derrota no cambia nada — Añadió consolador para luego dar un suave puñetazo en mi hombro y luego tendió su mano para ayudarme a incorporarme.—. Además, todavía no hay ningún plan. Así que no te me desanimes antes de tiempo.

Tomé su mano y me puse de pie, luego suspiré y supe que en el fondo tenía razón. —¿De cuánto tiempo estamos hablando? Trataré de mejorar lo suficiente como para que tengamos un nuevo entrenamiento, y veamos mi avance.— Pensé entornando todo alrededor de mi.

—Imagino que en un mes o algo así tendrás todo listo.— Consideré, no sabía sí era mucho tiempo o sí era poco, porque aún tenía que resolverse varios asuntos, como el de la otra persona y cómo respirar bajo el agua. —Practicaré el gentoushin, ¿crees que haya alguna forma de detectar su actividad?— Consulté para considerar los riesgos que podría traer al usarlo.

¿Un mes? Demasiado tiempo, pensó su corazón. Quizá hasta necesite más, dijo su cabeza. Era difícil pronosticarlo. Había demasiadas cosas a tener en cuenta. Descubrir un modo de respirar bajo el agua. Trazar un plan para llegar e irse sin ser vistos. Trazar otro para, de ser descubiertos, tener una ruta de escape efectiva. Cada una de ellas, por separado, ya eran complicadas. Juntas…

—Espero que llegue —habló el lado optimista de Datsue. Luego, Keisuke le hizo una pregunta de lo más inteligente. ¿Había alguna forma de detectar la actividad del Gentōshin?—. Todo jutsu tiene su debilidad —le parecía haber oído aquella frase en algún manga…—. En teoría, no. Tú debes pensar en mí al realizarlo, y en principio no hay modo alguno de que otro capte esa onda de pensamiento. Y, si la hubiese, estaría como… cifrada —Datsue se estaba metiendo en terreno pantanoso. No era un experto en toda la teoría que había alrededor de aquel jutsu, pero quizá debía ponerse las pilas e investigar—. ¿Existe en Oonindo alguna persona capaz de descifrarlo? Seguramente. Ahora, ya tendríamos que tener mala suerte como para que justo esa persona quiera escucharnos justo a nosotros, y que además sea alguien de Ame o Uzu. Por si acaso —concedió—, realicemos la técnica solo cuando estemos fuera de la Villa. ¿Qué te parece si tratas de contactar conmigo en dos semanas? El Raiyōbi, a las once de la noche en punto. De no poder ese día, o todavía no dominar la técnica, lo intentarás de nuevo a la semana siguiente, al mismo día y misma hora. Si por algo no puedes… Quedaremos en algún sitio en persona. Qué te parece… ¿El Valle del Fin? No tiene pérdida.

"En teoría no..." Repetí mentalmente, aquello no era muy motivador, tampoco era seguro, el pelinegro entendió rápidamente mi mensaje y el peligro del mismo, por lo que tomó las precauciones que yo tenía previstas para realizar la comunicación a distancia. —Entendido, lo tengo todo copiado.— Sonreí para luego levantar el pulgar.

—Creo que es mejor volver.— Sugerí mientras caminaba buscando el camino que habíamos tomado. —En el lugar que fuimos ayer había un sauna que me gustaría probar, ¿te animas?— Pregunté mientras esperaba su respuesta. —Es bueno relajar el cuerpo después de un entrenamiento.

Suspiró. Por muy tentadora que fuese la oferta de Keisuke, no podía aceptarla. No, ya había perdido demasiado tiempo relajándose. Era hora de actuar.

—Voy a pasar —respondió—. Tengo demasiadas cosas en la cabeza ahora mismo como para relajarme. Quiero… Quiero ponerme ya a trabajar en esto.

Extendió una mano para estrechársela, y luego tiró de él para darle un abrazo, palmeándole la espalda con su otra mano.

—Gracias por todo, Keisuke —dijo, de corazón—. Estoy en deuda contigo. Si en el futuro necesitas algo de mí, lo que sea, no dudes en pedírmelo —le prometió, para luego soltarle y guiñarle un ojo—. Nos veremos pronto.