Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
20/05/2016, 18:30 (Última modificación: 22/05/2016, 21:16 por King Roga.)
Aquel era un día distinto, Tatsuya suele ser diligente con sus horas de despertar y el arreglarse, pero en esta ocasión se levantó, arregló y desayunó mucho más temprano de lo habitual. Estaba muy entusiasmado, tuvo que preparar todo solo sin ayuda de alguno de los sirvientes y salió de madrugada de la casa sin que nadie lo despidiese, debido a que todos estaban dormidos, aunque ya le había avisado a sus padres la noche anterior.
"Hace algunos años no me habría emocionado tanto"
Durante buena parte de su pubertad y adolescencia se había dedicado nomás a quejarse de que lo habían obligado a ser ninja, ahora deseaba corregirlo y una de las mejores maneras de lograrlo era solicitar una misión. Un día antes había ido al edificio del Kawakage para realizar el trámite, al parecer Yubiwa se encontraba ocupado con otros asuntos y no fue capaz de atenderle en persona. Aquello desilusionó un poco al espadachín, le hubiera gustado que el propio Kage le otorgara su primera misión, pero en vez de eso se tuvo que conformar con que uno de los jounins encargados le diese un pergamino con los datos de la misión:
Despedida, Invierno del Año 200
Misión Rango D: La búsqueda de los pandas desaparecidos
Información: En Kuroshiro se reportó un incidente en el cual nueve pandas escaparon hacia los bosques que rodean el pueblo. Se sabe que uno de los empleados del recinto colocó mal uno de los candados permitiendo así la huida de los pandas que se encontraban en cautiverio. Se suspendieron los paseos para los niños y demás actividades hasta que se logre solucionar este problema.
Objetivos: Localizar a los pandas extraviados y llevarlos de vuelta a Kuroshiro. No se debe lastimar a los pandas, deben ser regresados sin el uso de violencia. El incumplimiento del punto anterior será severamente penalizado.
Detalles: Al llegar a Kuroshiro el cliente ofrecerá información adicional sobre cómo ha de realizarse la misión.
Ninjas asignados a la misión: Uchiha Datsue y Takanashi Tatsuya
Grande fue la sorpresa al enterarse de que tendría un compañero en la misión, era lógico hasta cierto punto tratándose de un trabajo de búsqueda, pero aún así no se lo esperaba para nada. "Me pregunto que clase de persona será". Tatsuya no se suele relacionar mucho con la gente, pero si iba a realizar la misión en conjunto con otra persona tendría que tratar de llevarse bien con él. La única certeza que tenía era que debía ser un genin igual que él, después de todo era una misión de bajo calibre. Le parecía interesante la idea de que quizás podrían hacerse amigos a futuro y no limitarse a hacer equipo sólo porque se lo asignan.
Por otro lado también se encontraba contento de poder ir a Kuroshiro, era uno de sus lugares favoritos desde que era niño y se sentía feliz de poder colaborar. De hecho, Tatsuya suele ayudar a las personas sin que le paguen por ello, no le importa mucho el dinero y hasta cierto punto está acostumbrado a hacer encargos; Pero a la hora de la verdad las únicas acciones que se toman en cuenta son de las que se tiene constancia en papel, y en ese sentido su historial está completamente vacío. Ese es uno de los principales motivos por los cuales su expediente ninja deja mucho que desear.
Después de horas y horas de viaje finalmente llegó a Kuroshiro, el camino estaba empedrado y en la entrada se podía apreciar un arco torii de color rojo intenso mostrando que aquel era considerado un lugar sagrado. Si bien se solía explotar de forma comercial el culto a los pandas no dejaba de tener un carácter espiritual. El Takanashi había llegado bastante temprano pues no había señas de que su posible compañero llegase antes que él, así que se limitó a sentarse a los pies de la estatua de un panda que se encontraba cerca. No tenía idea de cómo era el mentado Datsue, en todo caso el shinobi de ojos dispares iba vestido como de costumbre, con la bandana en el cuello esperando que así el que sería su camarada pudiera identificarlo.
21/05/2016, 02:17 (Última modificación: 21/05/2016, 02:26 por Uchiha Datsue.)
Toc, toc, toc.
—…
Toc, toc, toc.
—Hmm…
¡Toc, toc, toc!
—¡Hmm…!
TOC, TOC, TOC.
—¡Pero qué cojones...!
¿Quién demonios le molestaba a aquellas horas? Esperaba que fuese lo suficientemente importante como para haberle despertado. Aunque, por otra parte, prefería que fuese una tontería para poder seguir durmiendo. Hecho una furia, se incorporó de la cama y se levantó.
—Se va a ente… ¡AUCH!
Invadido por una furia indescriptible, cerró los puños y tensó los músculos de la mandíbula para reprimir un aullido. Se acababa de dar con los dedos de los pies contra el canto de la cama.
—Maldito hijo de puta... —dijo entre dientes, mientras cojeaba hasta la puerta—. Ahora sí que se va a enterar.
Todavía con el pijama y el gorro de dormir puesto, abrió de un bandazo la puerta y entrecerró los ojos, herido por la claridad del exterior.
—¡Buenos días! —exclamó un hombrecillo, apenas unos centímetros más alto que Datsue y con gafas redondas—. ¡Al fin se ha levantado!
—¿Buenos días? —preguntó Datsue, estupefacto—. ¡¿Buenos días?! —repitió, con voz estridente—. ¡¿A ti te parece normal andar despertando a la gente a estas horas!?
El hombre se llevó un dedo al puente de las gafas, que se le estaban cayendo, y se las subió unos centímetros.
—Discúlpeme, Datsue-kun, pero son las tres de la tarde.
—¡B-bueno! —Tenía que reconocerlo, ahí le había cazado—. Pero hay maneras y maneras, hombre. ¡Hay maneras y maneras! —gritó, mientras observaba mejor a aquel individuo. Portaba una túnica negra, sencilla, y tenía varios pergaminos bajo el brazo izquierdo. Oh, no…—. Si es para soltarme el rollo ese budista… No. No estoy interesado, gracias. Tampoco quiero el calendario, gracias. Ni la lotería. Gracias, pero no. Gracias. —Datsue había perdido la cuenta las veces que le había dicho que no al monje budista que se había pasado por el piso la última vez. Al final, había perdido la paciencia y le había cerrado la puerta en plenas narices.
—Oh, creo que se confunde usted, Datsue-kun. Soy el secretario de Yubiwa-sama.
El cuerpo de Datsue se tensó por un momento.
—Tome —agregó, ofreciéndole un pergamino—. Su misión.
—¿Mi qué? —preguntó extrañado. ¿Cuándo había pedido él una misión?
—Su misión —repitió el secretario, esbozando una sonrisa amable. A Datsue le entraron ganas de partírsela—. Recientemente, su compañero Tatsuya solicitó una, y he creído conveniente que le vendría bien un camarada para aventurarse en tan excitante expedición. Como he visto que últimamente no se ha pasado a solicitar ninguna… De hecho... —Se volvió a subir las gafas—. Según tengo constancia, todavía no ha realizado ni una sola misión desde su graduación —le indicó. No hacía falta que se lo recordarse, bien lo sabía ya—. En definitiva, que me he tomado la libertad de apuntarle.
No… Sus peores presagios acababan de hacerse realidad. Aunque todavía podía ser peor…
—Ha sido muy amable por su parte… —alcanzó a balbucear—. Una misión de rango C, imagino. —Pese a sus palabras, su tono de voz parecía carente de cualquier esperanza.
—Jojojo. ¡Ya habrá tiempo para esas, mi querido Datsue! No, una de rango D. Que tenga un buen día.
Y, con esas palabras, dejó a Datsue hundido en la más profunda de las miserias.
***
—Maldito Tatsuya —repitió por milésima vez, mientras caminaba por el empedrado suelo que conducía hasta un arco torii, de un rojo intenso—. ¡Maldito hijo de puta! —repitió, pateando una guijarro suelto—. ¿Qué voy a hacer hoy? Oh, ya sé —dijo con voz retorcida—. ¡Jodamos a Datsue!
Escupió una flema al borde del camino y sacó el pergamino del interior de su yukata, volviéndolo a abrir por enésima vez.
—¡Y encima no sé quién es! ¿Cómo voy a reconocerle? —se preguntó, mientras leía nuevamente las indicaciones de la misión.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Un par de horas habían transcurrido desde su llegada y el mentado Datsue seguía sin dar señales de vida, si bien había llegado temprano ahora le parecía que su compañero se había atrasado. Le gustaba creer que era porque había tenido un incoveniente justificable, pues no quería pensar mal sobre el actuar de un aliado que ni siquiera conocía. En lugar de prejuzgar mejor se dedicó a esperar recostado en la estatua, aunque le empezó a entrar algo de sueño. Después de haberse levantado tan temprano el cuerpo le estaba pasando factura, así terminó durmiéndose sin darse cuenta.
Poco tiempo le duró el descanso cuando escuchó a alguien que parecía vociferar en la lejanía. Parpadeó mientras su vista aún seguía borrosa por el repentino despertar, intentando localizar con la mirada a la fuente de los gritos. El sol ya habia avanzado pero no era capaz de saber que hora era exactamente. A lo lejos divisó a un niño de corta estatura, bueno, quizás tenía un tamaño normal pero comparado a Tatsuya era alguien bajito. Lo cierto es que el espadachín no quiso prestar mayor atención, pues ni siquiera habia escuchado con claridad lo que dijo el chico.
"Seguro es un niño frustrado por no poder ver a los pandas"
La mejor forma de ayudarlo era cumpliendo su misión, para cuando eso ocurriese todo volveria a la normalidad en Kuroshiro. Los negocios volverían a abrir, los paseos se reanudarían y con ello los niños serían felices de nuevo. El único incoveniente es que si el Uchiha no se dignaba a aparecer no podria ni empezar. Bostezó tapándose la boca y decidió seguir durmiendo otro rato en lo que seguía esperando, cerró los ojos y sólo faltaba que se dejase llevar una vez más, pero una nueva interrupción lo hizo ponerse en estado de alerta de nuevo.
"¿Eso es lo que creo que es?"
De entre los bambúes que se encontraban a la par del sendero un gruñido más tierno que amenazante se dejó escuchar, pronto un animalito semejante a una bolita de algodón negra y blanca saldría de entre las cañas y se cruzaría en el camino del niño que vestía el yukata azul apagado. El pequeño osezno de panda elevaría entonces su mirada observando con ojitos tiernos al chico, gruñendo dulcemente de nuevo como si le estuviera pidiendo algo.
Cuando Datsue había leído por primera vez la misión, no se hubiese imaginado que sería tan fácil dar con los osos. El Uchiha se había visto a sí mismo perdido entre bambús, siguiendo un rastro interminable y que, al final, no conducía a ningún sitio. Pero no, parecía que la suerte le había sonreído en aquella ocasión. Al menos, con uno de ellos.
La visión de aquel oso panda era, cuanto menos, entrañable. Una bolita negra y blanca que le miraba con ojos de cordero. Aun así, Datsue se preguntó qué pasaría si un animal como aquel se enfadase. Por muy bonito que fuese, sus garras tenían pinta de poder causar más de un estrago de proponérselo.
Tragó saliva. En aquellos casos lo mejor era mantener la calma. Además, estaban acostumbrados a estar con niños, ¿no?
—¿Qué tal, pequeño? —preguntó con voz aguda, como haría una madre con su bebé—. Vaya. Menuda barriga que tienes… Eres de buen comer, ¿eh? —comentó, al ver como se le balanceaba de un lado a otro al caminar hacia él—. Quiero decir… No es que te esté llamando gordo ni nada —Por Amateratsu, ¿por qué me excuso con un oso? El Uchiha trató de rodearle y levantó una mano, haciendo gestos para que le siguiese—. Ven, vamos pequeño. Deja que te lleve a casa.
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El asustadizo panda tembló un poco al ver al chico del moño acercarse, por muy dulce que tratase de sonar seguía siendo un extraño ante el perdido animal. La temerosa bolita de pelos retrocedió unos cuantos pasos y cuando el muchacho levantó la mano el osezno lo interpretó como una amenza; Era probable que siendo un bebé no hubiera tenido más trato que con sus cuidadores, inmediamente el animal se volteó echándose a correr de vuelta al bosque.
Tatsuya en un inicio al ver la escena se había intentado levantar lo más rápido posible, sentía el cuerpo algo pesado por el esfuerzo repentino y se dió el lujo de estirar piernas y brazos un poco. Pero en menos de un parpadeo se percató que el panda miniatura intentaba fugarse de nuevo. El espadachín emprendió entonces carrera para impedir que se escapase, no queria que la oportunidad se le fuese de las manos.
—¡Niño no lo dejes ir!— Le gritó mientras se acercaba.
A pesar de su pequeño tamaño el osito era rápido, y podría dar una buena carrera. A Tatsuya no le cabía en la cabeza como al muchachito no se le ocurrió agarrarlo antes "Bueno que iba a saber él de todas formas, es mi trabajo no el suyo." Más que correr decidió saltar para acortar distancias, que luego no quería tener que buscarlo en el bosque.
"Esto va a ser más difícil de lo que creí"
En esta ocasión no tenía pretexto para quejarse, no era una de esas situaciones en las que se veia involucrado por accidente. Esta vez el había solicitado la misión y debía cunplirla. Curiosamente después de que se habia alejado ya de la entrada un hombre anciano y calvo vestido de monje se habia asomado desde el interior del pueblo. Le gritó algo a los jóvenes pero por la distancia y su de por sí ronca voz seria imposible entender que había dicho exactamente.
22/05/2016, 02:42 (Última modificación: 22/05/2016, 02:45 por Uchiha Datsue.)
Mierda…
Nada más levantar la mano, se dio cuenta de su error. Captó la mirada asustadiza del osezno, el cambio en su lenguaje corporal… todo le indicaba que acababa de meter la pata. Dejó caer la mano, intentando corregir su error, pero fue demasiado tarde.
—¡Espera! —exclamó, cuando el oso huyó, para luego chasquear la lengua, irritado. Mierda, no debo gritarle. Mantén la calma, joder, o no me ganaré su confianza. Contuvo las ganas de perseguirle y se mantuvo inmóvil. Correr tras él tan sólo haría pensar al oso que se trataba de un cazador, de un depredador. Y él no quería eso.
No se debe lastimar a los pandas, deben ser regresados sin el uso de violencia.
Las palabras de la misión resonaron con fuerza en su cabeza. El Uchiha se imaginaba el porqué de esas condiciones. No creía que fuese por el cariño hacia los osos por parte de sus dueños, sino que, más bien, era para no destrozar su adiestramiento y perder unos cuantos miles de ryos por culpa de ello. Porque, de mostrarse agresivo con los osos, probablemente éstos nunca recuperasen la confianza en el ser humano. Y quizá eso fuese lo mejor, pensó por un instante.
—¡Niño no lo dejes ir! —gritó alguien de pronto, un chico que rondaba el metro setenta y llevaba anudada al cuello la bandana de Takigakure.
¿Tatsuya? Quiso contestarle, pero entonces oyó una nueva voz, un grito proveniente del final del camino, cuyas palabras no alcanzó a entender.
—¿¡Eh!? ¿¡Qué dices!? ¡No te oigo! —exclamó Datsue al viejo, acercándose a él a la carrera. No sabía por qué, pero tenía la corazonada de que se trataba del cliente...
Que Tatsuya se arregla como pueda con el oso, que para eso me metió en esto. Si es que ese tío es Tatsuya, claro... Y sino que se joda igualmente, por llamarme niño
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Para mala suerte del Takanashi el chiquillo lejos de ayudar parecía haberse quedado pasmado sin saber que hacer o algo parecido. El enojo hizo que una vena se marcase en su frente, cuando a lo lejos escuchó un grito. Al voltear a ver pudo observar que se trataba de un anciano de los que suelen cuidar a los pandas. Se debatía entre ir por el osito o en volver para escuchar lo que el monje tenía que decir.
Para cuando estuvo cerca vió como el niño pasó de el y se dirigió hacia donde estaba el viejo sin decirle nada al espadachín. Tatsuya no le recriminó nada, sólo le vió alejarse mientras pensaba si sería posible alcanzar al pequeño osezno. Al final decidió adentrarse en el bosque, esperaba que no se fuese demasiado lejos y así poder seguirlo. Para colmo su supuesto compañero aún no hacía acto de presencia, el retraso era importante para esas horas del día, así que mejor haría las cosas a su manera.
"Tendré que ocuparme de esto sólo, dudo que Datsue venga"
Así sin más se fue rumbo al bosque.
Entre tanto el anciano parecía estar bastante enojado, un joven con un montón de cañas en la espalda parecía acompañarle. Al ver acercarse al niño del yukata frunció el ceño y gritó escupiendo bastante saliva.
-Dije que ¡¿qué están haciendo?!- Refunfuñó.
Era un hombre un poco jorobado, pero aún en ese estado era más alto que el chico del moño.
-¿Eres tú uno de los ninjas que solicitamos?- Cada que terminaba de hablar parecía mover el bigote de una manera que parecía bailar -¿Dónde está el otro?- Exigió saber.
Mientras tanto el de ojos dispares se introdujo no muy lejos en el bosque, miró a los alrededores pero no había rastro del pequeño animal. En eso recordó una vieja lección que aprendió justamente en uno de sus antiguos viajes a kuroshiro. "Si se está tratando de ocultar entonces debe estar..." Alzó la mirada buscando en lo alto y fue ahí cuando divisó algunos bambués muertos y cruzados "...ahí estás" El pequeño osezno se había subido a uno de los troncos de bambú, los pandas son buenos trepadores aunque es raro que lo hagan, ahora sólo faltaba encontrar una manera de bajarlo de ahí.
—Dije que ¡¿qué están haciendo?! —refunfuñó el hombre, molesto.
No tan molesto como Datsue, que sin comerlo ni beberlo había sido arrastrado hasta allí por la misión de otro. Cierto era que, tras el fracaso de estafa en Shinogi-to, el Uchiha se había concienciado de que tendría que realizar un montón de misiones si quería pagar la deuda de sus padres. Pero ser despertado de aquella manera, justo después del sinsentido que había sufrido en los Templos Abandonados y con el cuerpo destrozado por el viaje, era demasiado para su quebradiza fuerza de voluntad.
—Capturar a uno de los nueve osos —respondió, después de un rato.
—¿Eres tú uno de los ninjas que solicitamos? —Datsue se quedó embobado mirando su bigote, que parecía bailar cada vez que abría la boca. Cuando volvió a la realidad, asintió—.¿Dónde está el otro?
A Datsue no le gustaba el tono que empleaba aquel hombre. De haber sido otro, le hubiese mandado a tomar por culo. Sin embargo, tal y como había sospechado, aquel anciano era el cliente. Y el dinero era el dinero.
—Allí —dijo, señalando con el dedo gordo tras su espalda, donde debía estar Tatsuya persiguiendo al oso—. Persiguiendo al oso —O eso espero—. Según las indicaciones de la misión, usted nos daría información adicional sobre la captura de los osos —dijo, esperando que le diese algún consejo para acercarse a los oseznos sin espantarles—. ¿De qué se trata, viejo?
Auch… Se me escapó la palabrita.
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—¿A quién le dices viejo?— Dijo mientras su bigote no dejaba de bailar —¡Mírame bien a los ojos!— Acercó su cara a al rostro de Datsue, lo suficiente para que la saliva le salpicara la cara. —Primera advertencia, no más faltas de respeto— Se dió media vuelta cruzando los brazos tras la espalda.
—Primero que nada debo contarles algo sobre los pandas que se escaparon, pero antes necesito que traigas a tu compañero, que no lo quiero repetir dos veces— Tras eso empezó a caminar de regreso al pueblo. —Cuando vuelvas con él vengan a buscarme en el templo que está atrás de la tienda de recuerdos, y no se tarden— Remató
Así el monje se alejó y el ayudante que llevaba las cañas también, no sin antes voltear y dedicarle una mala.mirada al chico del moño, al parecer el muchacho no estaba muy agradado con la actitud que tenía para con su posible maestro.
Entre tanto Tatsuya seguía concentrado en encontrar la forma de bajar al panda del árbol.
"No sé sí el árbol soportará mi peso, pero debo intentarlo"
Inmediatamente canalizó chakra a través de sus pies dispuesto a escalar el bambú, era un poco difícil considerando lo delgado de la caña, pero para su sorpresa aguantó mejor de lo que esperaba. El pequeño panda empezó a gruñir al ver al joven acercarse, más no tenía a donde a ir.
"Ya casi"
Pero cuando lo tuvo cerca el bambú empezó a vencerse por el peso, doblándose en el acto. No terminó de caer, aunque ahora estaba mucho más inclinado que antes. Tatsuya entonces decidió encaramarse en el bambú y acercarse poco a poco para evitar asustarlo más de lo que ya estaba, sí es que eso era posible. Extendió uno de sus brazos tratando de alcanzar al panda que se encontraba ahora en la mera punta del bambú casi sin espacio para moverse ya.
—¿A quién le dices viejo?— Dijo mientras su bigote no dejaba de bailar —¡Mírame bien a los ojos!— Acercó su cara a al rostro de Datsue, lo suficiente para que la saliva le salpicara la cara.
El Uchiha se echó hacia atrás instintivamente y se restregó el rostro con el antebrazo, asqueado, y a punto estuvo luego de darle una hostia en plena cara del anciano. En el último momento se contuvo, sin embargo, mientras sus ojos, crispados por la rabia y el Sharingan, le miraban con furia. 500 ryos. 500 ryos. 500 ryos…
—Primera advertencia, no más faltas de respeto— Se dió media vuelta cruzando los brazos tras la espalda—. Primero que nada debo contarles algo sobre los pandas que se escaparon, pero antes necesito que traigas a tu compañero, que no lo quiero repetir dos veces— Tras eso empezó a caminar de regreso al pueblo. —Cuando vuelvas con él vengan a buscarme en el templo que está atrás de la tienda de recuerdos, y no se tarden.
500 ryos. 500 ryos. 500 ryos. El Uchiha siguió repitiéndose la cantidad de dinero que ganaría con la misión durante un buen rato, como única manera para frenar su temblorosa mano. Si algo había que odiase más a recibir un golpe en la cara, eso era que le escupiesen en ella.
Sin embargo, cuando vio la mirada provocadora del muchacho, no pudo evitar levantar la mano con el dedo corazón extendido, en un claro corte de manga mientras esbozaba una sonrisa burlona.
Acto seguido, giró sobre sus talones y se internó en el bosque, allí por donde había visto desaparecer al oso.
—¡TATSUYA! —empezó a gritar, furioso—. ¿¡Dónde estás, maldito!?
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Estaba cerca, el animal no podría ir a ningún lado y sólo faltaba tomarlo, sólo esperaba que el osezno no lo mordiese. "Vamos, sólo un poco más" Pero cuando estaba a punto de poner sus manos sobre su premio un grito le hizo desconcentrarse.
—¡TATSUYA! —empezó a gritar, furioso—. ¿¡Dónde estás, maldito!?
"¿Quién me está llamando de esa manera?" Ahí en medio de la nada, el grito hizó sobresaltarse al panda, resbalándose en el acto. Para su suerte el animal había logrado colgarse del bambú pero no aguantaría mucho tiempo. Tatsuya se acercó rápidamente pero mientras lo hacía el bambú iba doblándose más y más hasta que...
—¡NOOOO!— Gritó del horror.
La caña se había partido y el panda se cayó, por puro instinto Tatsuya se lanzó para interceptarlo en el aire y como pudo giró para abrazarlo y caer de espaldas al suelo, evitando así que el osezno se lastimase por el impacto. El sonido del golpetazo hizo eco entre el silencio de aquellos árboles simétricos, tuvo suerte de que al haberse doblado el bambú no fue una caída de mucha altura, siendo un estrellón leve, pero era imposible negar el hecho de que ahora tenía un dolor de espalda terrible.
—¿Estás bien amiguito?— Preguntó cómo si le fuera a responder.
Estaba adolorido y tardaría en reponerse de la caída, el panda ahora chillaba y trataba de escaparase dándole pequeños zarpazos mientras el Takanashi hacía lo imposible para sujetarlo. "¿Quién habrá sido el que me llamó? ¿Datsue?" Esperaba que en verdad fuera él, después de la tardanza esperaba que tuviera un buen pretexto y que de paso lo ayudase con el recién capturado osezno. "¿Además porque tenía que gritarme de forma tan desagradable?"
—¿¡DATSUE!?— Gritó esperando respuesta de su compañero.
Un grito contagiado por el pánico atravesó los bambús y llegó hasta los oídos de Datsue, que se dio la vuelta y corrió en su dirección. Segundos después, un segundo sonido se oyó a poca distancia, como si alguien o algo acabase de caer desde una altura considerable. Corrigió su rumbo y no tardó en ver lo que había estado buscando.
—¿¡DATSUE!?— gritó el chico, confirmando sus sospechas de que se trataba de Tatsuya. Estaba tirado en el suelo, peleando con el osezno para que no se escapase.
El enfado de Datsue fue en aumento. ¿Qué hacía empleando la violencia contra el oso panda? ¿Es que quería arruinar la misión después de haberle obligado a ir hasta allí?
—¡Suéltalo! —gritó, fuera de sí, pero todavía oculto entre los bambús—. ¿No ves que vas a joder la misión?
La única manera de conseguir que venga por las buenas ahora es… Sí, no queda más remedio que hacerlo.
Perro, jabalí, carnero.
Tatsuya pudo ver una nubecilla de humo blanco entre los bambús y, segundos después, un gran oso panda surgiendo de entre las ramas. Medía casi un metro de alto, con pelaje blanco en la cara, el vientre y el lomo, que contrastaba con el pelo negro que presentaba en los hombros, las orejas, la nariz, alrededor de los ojos y las patas. Sin embargo, alguien que conociese bien a los osos panda en seguida se daría cuenta del engaño. Las pupilas eran redondas, en lugar de afiladas y dilatadas como las de un gato. Sus patas tenían cinco dedos en lugar de seis, y, seguramente, las proporciones de su cuerpo tampoco eran las correctas.
El oso emitió un gruñido parecido al emitido por el osezno la primera vez que había visto al Uchiha, como llamándole. Vamos, pequeño. Ven con papá...
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—¡Suéltalo! — Escuchó gritar a alguien desde los bambúes —. ¿No ves que vas a joder la misión?
"¿Yo? ¿quién rayos se cree que es para hablarme de esa manera?"
El que había llegado tarde fue él y no Tatsuya, que por cierto aunque intentó divisarlo no lo halló por ningún lado. Pronto vió una nube de humo acompañado de un "puff" que se le hacía extrañamente familiar. Tras ello vería un panda acercarse, aunque no tardó en darse cuenta de que era un engaño de su compañero "Pero debo admitir que es una buena idea." Le dió crédito al plan de Datsue, tampoco era algo que no se le hubiese ocurrido al Takanashi, la diferencia radicaba en que él no podía transformarse.
El osezno al verlo pareció calmarse durante unos instantes y luego seguir forcejeando, aunque ahora parecía querer irse con el panda grande. El espadachín decidió soltarlo y el animalito salió corriendo hacia lo que él creía que era otro de su especie, acurrucándose cerca de sus patas y emitiendo ahora un sonido más parecido a un balido.
Tatsuya entonces intento incorporarse pero una sensación eléctrica a través de su espina dorsal se lo impidió.
—Aaauuhh— Se quejó mientras se llevaba la mano a la espalda.
Tras un esfuerzo logró sentarse, pero el dolor no se iba. A pesar de que su compañero lo había visto ahí tirado desde un inicio no había ido a socorrerlo, de hecho sólo se había dedicado a maltratarlo sin saber porque. Le estaba incómodando la mala actitud del Uchiha "Por Yubiwa-sama, tiene casi tan mal carácter como mi hermano, espero equivocarme". De ser así podría soportarlo por el simple hecho de estar acostumbrado, pero no iba a poder corregirlo como lo haría con Katsuo.
—¡Datsue-kun!— Le diría ligeramente molesto. —He de hablar contigo y exijo que me respondas—
23/05/2016, 18:46 (Última modificación: 23/05/2016, 18:48 por Uchiha Datsue.)
Eso es, pequeño. ¡Eso es! Su improvisado plan había funcionado, engañando al osezno y consiguiendo su confianza. El pequeño oso panda correteó hacia él, huyendo de Tatsuya, y acurrucándose contra sus patas. Ahora sólo quedaba guiarle hasta el pueblo y tachar de la lista a uno de los nueve osos que había que capturar.
Oyó el aullido de dolor de Tatsuya, de quien casi se había olvidado ya, recién sentado en el suelo. Datsue elevó la mirada y vio el bambú partido. Así que ha caído desde ahí… Que se joda, se lo tiene merecido.
—¡Datsue-kun! —dijo de pronto—. He de hablar contigo y exijo que me respondas.
El rostro del oso no pudo reflejar el caos de emociones que sintió Datsue en su interior. ¿Exigirme? ¿A mí? ¿Después de que por tu culpa me despertasen en plena mañana? ¿Después de meterme en esta misión que ni quería ni había pedido? ¿Después de haber recibido un salivazo de un viejo por ello? ¿En serio?
Datsue, algo torpe al caminar sobre cuatro patas, dio media vuelta, mostrándole el culo a Tatsuya. ¿Quieres una respuesta? Se oyó un estruendo, el sonido inconfundible de un pedo, que subió en intensidad hasta alcanzar su pico y desaparecer, dejando como único rastro su característico olor. Ahí la tienes.
Con mucho mejor cuerpo, el oso panda emprendió la marcha de vuelta al camino, esperando que el osezno le siguiese. ¿Tatsuya? Que hiciese lo que quisiese.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
Grupo 2: Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 5: Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
23/05/2016, 19:46 (Última modificación: 23/05/2016, 19:48 por King Roga.
Razón: Errores xD
)
"Retiro lo dicho, es PEOR que mi hermano"
El Takanashi tiene paciencia, mucha paciencia. Ha aguantado burlas, ha aguantado que le ignoren, e incluso se aguanta cuando le insultan verbalmente. Pero la atroz ofensa que había recibido aquel día era algo que no le perdonaría ni a su madre, se tapó la nariz para evitar aspirar la inmunda flatulencia y seguido se levantó con cara de pocos amigos dispuesto a seguir al supuesto panda al que el osezno seguía. "Te dí la oportunidad de hablar, ahora me la pagas." Se dijo mientras sonreía maliciosamente.
No le importaban las consecuencias, ya lo enmendaría luego. Caminó aparentemente normal hasta que se puso a la par de un Datsue transformado, pero no dijo nada, se limitó a fingir que estaba ignorándolo mientras caminaba a su lado. De repente, sin previo aviso, tomó la katana envainada y le pegó en la cabeza al Uchiha con henge. Nunca había golpeado a nadie que no fuese su hermano, pero no pudo evitar hacerlo.
—Te dije que me escucharas— Le dijo amenazante.
El osezno se asustó por el repentino acto de violencia y salió corriendo de nuevo, pero esta vez Tatsuya no iba a mover ni un dedo para perseguirlo, y de hacerlo sería después de haber puesto en su lugar al Uchiha.
—Quiero saber porque demonios me tratas así, yo no te he hecho nada— Dijo mientras cruzaba los brazos. —Si crees que voy a arruinar la misión pues anda, ve tú ahora por el panda, yo con mucho gusto te ayudo— Dijo extendiendo la mano sofisticadamente señalando el camino por donde se había ido el osezno.
Nada de amabilidad, estaba furioso y aunque pretendía dialogar no lo haría de buena manera. "Creo que me arrepentiré después." Pero antes de eso quería dejarle las cosas en claro a su compañero de villa.