Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—¡Ay! —Datsue aulló al sentir como el tobillo se le hundía en la nieve, en un hueco mortal. De haber tenido los huesos blandos, seguramente se hubiese hecho un esguince. Era una suerte que en eso fuese sobrado—. Pero, ¿qué demonios…?
Un pequeño osezno lloraba bajo el hueco. Aunque, más que un hueco, era una auténtica zanja. Una excavación de dos metros de profundidad, sino más, pero muy estrecha. Estaba claro que eso no podía haberse formado de manera natural. Pero, ¿quién lo habría hecho y por qué?
—Dame un segundo, gamberro. Ahora te saco de ahí. —Era más fácil decirlo que hacerlo, como todo en aquella vida. Se rascó la nuca y dio vueltas alrededor de la zanja, pensativo. Estaba claro que no era lo suficiente delgado como para bajar hasta ahí, y no tenía ninguna cuerda a mano como para tratar de pescarle—. Joder, no me vendría mal la ayuda de Tatsuya ahora —dijo, en voz baja, como temeroso de que el viento arrastrase sus palabras hasta los oídos del Takanashi. Su diestra empezó a rebuscar en el portaobjetos—. No... no... no… Esto tampoco… Esto ni de coña… Humm… Bueno, sino queda otra…
Puede que no tuviese una cuerda, pero tenía un hilo metálico igual de resistente, sino más. El problema era que no tenía ninguna caña de azúcar que sirviese de cebo, y no veía forma alguna de bajar hasta allí para atárselo a una pata. A no ser…
Formó un nudo con el hilo para hacer una pequeña circunferencia. Luego, realizó unos simples sellos y transformó el hilo en… otro hilo, pero con la parte circular con forma de caña de azúcar, cual anzuelo. Una caña de azúcar redondeada. Datsue esperaba que mordiese una parte y el redondel atrapase su mandíbula cual trampa, para luego tirar de él hacia arriba mientras el osezno hacía fuerza con la boca. Una idea un tanto rocambolesca, extraña y de dudosa efectividad, pero en aquel momento era lo único que se le ocurría.
—Vamos, pequeño. Pórtate bien y muerde el anzuelo. —Había dejado descender el hilo hasta las fauces del pequeño animal.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
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El osezno chillaba en el fondo de la tierra pero el improvisado anzuelo de Datsue le hizo distraerse durante unos momentos, dudaba, acercó el extraño objeto con sus patitas pero aún no "picaba". Se puso a olfatear el objeto durante un rato hasta que finalmente lo mordió. Sin embargo rápidamente quiso escupirlo cuando sintió algo enredarse en su boca. Una vez más empezó a llorar pero esta vez por el extraño objeto que se le había atorado en la boca, pero no sólo intentaba jalar el hilo sino que estaba usando sus patas para quitarse el alambre mientras sacudía la cabeza de forma un tanto violenta.
…
"Veamos, si vamos por aquí... ¡Ahí!"
Al seguir las huellas el espadachín pudo divisar a la lejanía a un panda adulto cerca de unas rocas. Se acercó con cautela aunque se percató de que este no se movía por alguna razón. Al llegar a su posición logró darse cuenta de que estaba acostado panza al aire y profundamente dormido, no estaba muy seguro de que eso era una ventaja o una desventaja, lo cierto es que tendría que despertarlo para poder atraerlo.
—Aaamiguiiiito— Cantó un tanto desafinado mientras acercaba una caña al rostro del panda.
El animal la alejó con la pata, pero Tatsuya insistía y así se estuvo el vaivén hasta que el espadachín se cansó.
"Plan B"
Se acercó al oso y de la nada le hizo cosquillas en la barriga con las dos manos. El animal se despertó, sí, pero con cara de pocos amigos. Tatsuya trató de ofrecerle una caña pero el enojo del panda podía más que cualquier soborno alimenticio.
—¡No-no-no-no!
Las reglas habían sido claras, no podían lastimarlos de ninguna manera. Ahora que tenía un panda enfurecido lo mejor que podía hacer era echarse a correr mientras regresaba sobre sus pasos con la esperanza de encontrarse al Uchiha, ya antes había sido el del moño quién había logrado pacificar a una de los osos. No tenía otra opción, así que siguió huyendo mientras era perseguido por el molesto panda.
—¡DATSUE! ¿¡Dónde estás!? ¡Ayúdame!— Gritaba mientras corría.
Sorry, no había mucho que pudiera poner en tu pedazo xD y 2, cambio de color en mis pensamientos xD
4/07/2016, 01:59 (Última modificación: 4/07/2016, 02:02 por Uchiha Datsue.)
—La madre que le… —pese a que había conseguido su objetivo, soltó el hilo al oír los gritos de Tatsuya, no muy lejos. Aunque ayudarle era lo último que quería, terminar la misión de una buena vez pesaba más en la balanza. Para ser más específico, los 500 ryos eran lo que pesaban más.
Se subió a un árbol de bambú, justo a tiempo para ver como Tatsuya corría despavorido con un oso persiguiéndole a sus espaldas. Dejó que el Takanashi pasase, sin decir nada, para justo después deslizarse bambú abajo y realizar unos simples sellos…
¡Puf!
Ya no era un jovencillo raquítico y esquelético, sino un oso panda. Una osa panda, más bien, pues se había transformado a imagen y semejanza del animal que acababan de llevar de vuelta al pueblo.
Gruñó, o hizo un intento aproximado a lo que era un gruñido, pasó al lado del gran oso a cuatro patas y caminó en dirección al pueblo, meneando bien el culo a cada paso, con la esperanza de atraer al oso y tachar un número más de la lista. Esperaba que los osos se moviesen por los mismos principios básicos que los hombres. Para asegurarse, volvió a gruñir, esta vez con un deje de ronroneo, como si quisiese atraerle, llamarle.
Espero que el chaval se dé cuenta del osezno de abajo. Porque vamos, a ver si lo voy a tener que hacer todo yo.
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Tatsuya logró divisar a su compañero cuando este se estaba subiendo a unos bambúes en vez de ayudarlo con su problema ursino. Aparentemente el niño seguía encabritado y le aplicó la ley del hielo. El espadachín funció el ceño y pensó en recriminarle su actuar, pero al estar en plena persecución no pudo pararse a regañarlo.
¿¡Pero que hace!?
Datsue al final se bajó del árbol y tras unos sellos se transformó en otro oso pero tratando de asemejarse al de género opuesto. Aunque el Uchiha se contoneara para intentar provocar los instintos del macho esto no ocurriría, ya que se sabe que los pandas criados en cautiverio por regla general pierden todo el interés sexual. En vez de eso lo único que logró es que el oso cambiase de objetivo y que considerase a Datsue como un posible competidor en su territorio. Ahora la agresión iría dirigida hacia él, si bien los pandas lejos de pelear sólo suelen forcejear entre sí este estaba más enojado de lo normal. Pero bueno, era mejor que quisiera atacarlo y no montárselo.
Así pues el espadachín simplemente pudo ver cómo tanto el oso falso cómo el verdadero se echaban a correr. Se dió la vuelta y quiso seguilos, pero un extraño ruido, un pequeño llanto captó su atención. Se giró para buscar la fuente del sonido y a punto estuvo de meter el pie en la zanja, pero gracias a que previamente su compañero ya había removido parte de la nieve pudo ver la trampa a tiempo.
Se agachó para examinar el orificio y pudo observar que dentro se encontraba atrapado un osezno. Al parecer el Uchiha no logró sacarlo y le tocaba a él mismo rescatarlo. Podía utilizar caña cómo cebo pero le daba miedo que el alambre le terminase lastimando las encías al panda y si eso ocurría se podría ir despidiendo de los 500 Ryos.
"Creo que tendré que recurrir a un método más radical"
Al ver la profundidad de la zanja pensó que la única manera de sacar al osito de ahí sería excavar hasta que hubiese suficiente espacio para poder alcanzarlo, pero había un problema. Empezó a tantear los bordes del agujero sólo para darse cuenta de la dura roca que recubría las paredes. Suspiró y se puso a pensar en otra solución, pero tras darle varias vueltas al asunto terminó por tomar medidas drásticas. Desenfundó su espada, dejando fluir su Raiton en ella y con ayuda del filo aumentado empezó a cortar la roca.
La nevada cesó, pero ahora la oscuridad empezaba a hacerse presente. Mientras el de ojos dispares trabajaba abriendo más y más el orificio su compañero quizás ya estaría cerca del pueblo. Tatsuya tardaría un buen rato en sacar al panda chillón pero no tenía planes de abandonarlo ahí adentro.
Empezó a correr como alma que lleva el diablo, despavorido y torpe al moverse con cuatro patas. Aquel oso depravado y degenerado tenía la mirada clavada en su culo, y Datsue solo podía pensar en lo peor. Solo son unos osos juguetones, decían. Solo necesitan cariño, amor, se jactaban. ¡Pues que le den ellos su jodido amor, yo paso!
Salió del bosque de bambúes y atravesó como una flecha la entrada del pueblo. El oso le ganaba cada vez más terreno, pero un el miedo atroz que invadía cada ser del Uchiha ha ser mancillado le daba las energías suficientes para correr más rápido que nunca. ¡Joder, joder, JODER! ¿¡Quién me mandaría a mí venir a hacer esta mierda!? Ah, sí… Tatsuya.
El enorme portón del hogar de Ikki se alzó frente a él. La transformación perdió su efecto y Datsue volvió a su antigua imagen, aporreando la puerta con desesperación, aunque sin darle la espalda del todo al panda... por si las moscas.
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—¿¡Quién cojones es!?— Se le escuchó gritar al monje desde el interior del templo —¿¡Que mierd...!? ¡JODER!— Exclamó al abrir la puerta y encontrrarse al Uchiha mientras un panda se acercaba a toda velocidad hacia ellos —¡Hidetaka ven rápido!— El bigote se le despeinó del puro susto.
Ikki abrió de par en par el portón para dejar espacio a entrar tanto a Datsue cómo al panda, así el monje corrió tan rápido cómo su joroba se lo permitía mientras su asistente se acercaba con un maletín colgando. El panda entraría al recinto gruñendo y cuando parecía estar a punto de echarséles encima al Uchiha y al anciano el moreno intervino y sacó una cerbatana para dispararle un pequeño dardo en la frente al panda.
El proyectil se clavó en su frente y se frenó para sentarse y usar sus patas para quitárselo, aunque luego ya no tenía fuerzas para levantarse. El efecto del tranquilizante que estaba en el dardo hizo efecto y el oso poco a poco se fue calmando hasta quedarse dormido.
—Ya estoy viejo para esto— Bufó el monje cuyo bigote ahora parecía un erizo de mar —¿Y tú que? ¿Y el otro?— Le inquirió al chico del moño.
…
Mientras tanto el Takanashi seguía cavando y cortando con cuidado los trozos de roca, debia removerlos con cuidado para que no fuera a caerle uno encima al animal. El sol se ponía y cuando por fin estaba lo suficientemente ancha se agachó y tomó entre sus brazos al peludito animal.
—Shh, shh, tranquilo— Intentó calmarlo.
Se había ensuciado no sólo su espada sino también buena parte de sus ropas, pero no le importaba ya que había logrado su cometido. Lo tomó en su regazo y mientras la noche se apoderaba del firmamento se fue rumbo al pueblo de regreso, esperando que el monjde no lo regañase por su tardanza, pero pensaba que al ver cómo había rescatado al panda le perdonaría.
4/07/2016, 16:31 (Última modificación: 4/07/2016, 16:32 por Uchiha Datsue.)
Bien podría darme una cerbatana de esas, pensó el Uchiha, al ver la facilidad con que había derrotado al oso. Un dardo tranquilizador y a soñar con los angelitos. Así de simple, así de fácil.
Echó la cabeza hacia atrás y soltó un suspiro. El cielo, nublado, se oscurecía, trayendo consigo un descenso de las temperaturas. Joder, que rápido ha pasado el tiempo. Vale que estemos en invierno, pero… Jo-der.
—¿Y tú que? ¿Y el otro?
Bajo una fosa de nieve, muriéndose, quiso decirle.
—Está al caer —se aventuró—. Seguramente traerá consigo otro oso —como ya se había aventurado, Datsue se animó y se arriesgó a quedar en ridículo todavía más. Total, le importaba una mierda lo que le pasase o dejase de pasar al Takanashi, y menos todavía la opinión que Ikki pudiese tener sobre él.
»Se hace de noche. Mañana proseguiré con la búsqueda.
Giró sobre los talones y desapareció por la puerta, sin despedirse, aunque no sin antes echar otra mirada de reojo a la gran escultura de oro...
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El de ojos dispares esta a fastidiado y agotado, sentía los brazos pesados y aunque había frío estaba sudando del cansancio. Llegó al templo de los pandas, dondé al tocar fue recibido única y exclusivamente por Hidetaka. No había señal alguna de monje. Tatsuya le entregó el pequeño panda al moreno que de inmediato se puso a acuchichar al osezno. Tatsuya reverenció para despedirse y Hidetaka con una seña silenciosa también le dió el adiós. El espadachín no quería saber nada de nada, sólo quería recostarse y dormir.
Llegó a la posada estando distraído, una de las empleadas le recibió muy molesta al acusarle de no haber pagado el desayuno de esa mañana. Tatsuya se sintió muy confundido, podría jurar que dejó un billete de 100 Ryou para pagar la cuenta pero la mujer insistía en que no. Al final tuvo que sacar su billetera y darle otro billete a la señora para que dejase de fastidiarlo, además pidió una taza de leche con chocolate. No quería ni comer, pero si se quedaba con el estómago vacío terminaría por desmayarse de nuevo.
"Voy a terminar gastando más de lo que me van a pagar"
Cuando le llevaron su orden se lo bebió muy, pero muy despacio. No le estaba prestando atención a nada a su alrededor, estaba de muy mal humor. Si nada lo interrumpía iría a limpiarle la mugre a su arma y luego adormirse, se encontraba exhausto y no tenía ganas de nada más.
El Uchiha bebió un tazón de leche, un vaso de agua, un zumo y se llevó otro vaso de agua para la habitación. No acostumbraba a beber mucho antes de acostarse, pero aquella noche era especial. Aquella noche tenía un nombre de la lista que le reclamaba. Y cuando se trataba de su lista, Datsue se convertía en un trabajador nato.
...
Era media madrugada cuando se despertó con unas ganas terribles de ir al baño. Se levantó, con la vejiga llena y el torso desnudo, se adentró en el pasillo, en penumbra y con un silencio sepulcral, y liberó la presión echando hasta la última gota en el cuarto de baño.
—Fiuu… Qué gustito. Bueno, y ahora a hacer el ninja.
Se había fijado que en el pasillo había un mueble, una especie de estantería con fotos de osos y un par de jarrones. Cogió los jarrones con la respiración como única señal de su existencia y los colocó junto a la puerta de la habitación de Tatsuya, uno a cada lado.
Tal y como pensaba… Pesan lo suyo los malditos. Justo como quería.
Los pegó a la pared, sacó un hilo shinobi de su portaobjetos y ató cada extremo a un jarrón, tensándolo bien. La idea era simple y sencilla: cuando Tatsuya saliese de su habitación, somnoliento, tropezaría con el hilo y caería de bruces contra el suelo. ¿Una venganza un tanto infantil? Puede, pero ni mucho menos pensaba tachar el nombre de Tatsuya de su lista con tan solo aquella chiquillada. Aquella no sería sino la primera de muchas.
…
—Me pregunto si habrá caído en la trampa —farfulló, ya al amanecer, cuando se levantó para comprobar si los jarrones habían volado o seguían en su sitio.
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Tatsuya se fue hacia su habitación extremadamente cansado, sentía cómo si sus pies fueran ladrillos y cada paso para subir las gradas le resultaba una intensa tortura. Cuando llegó por fin a sus aposentos desenvainó la espada para limpiarla y quitarle toda la mugre, se lamentaba por el maltrato que tuvo que darle. Era ilógico que se preocupara más por el arma que por su propia suciedad, pero la maña se anteponía a todo lo demás. Al terminar se quedó dormido, abrazando la katana como si fuera un osito de peluche.
A la mañana siguiente se despertó con un poco de frío y con el pelo más alborotado de lo normal. Se puso en alerta al ver que el reloj marcaba ya las 7 de la mañana, era mucho más tarde que su hora habitual para despertar, pero el esfuerzo del día anterior no le había dejado madrugar como de costumbre. Apenas si le dió tiempo a revisar su arma y verificar que no le quedaban residuos por si lo de la noche anterior no hubiese sido suficiente. Se vió al espejo y casi se asusta al ver su reflejo, estaba tan despeinado que parecía un jodido espantapájaros. Consideró que lo mejor era darse una ducha rápida y luego ir a desayunar lo más rápido posible.
Se desvistió y tomó una bata de baño, abrió la puerta para salir cuanto antes y fue entonces cuando...
—¡Ahh!— Gritó mientras caía de cara al suelo.
Se había tropezado con algo fino y alargado, algo como un hilo, un hilo ninja.
—Datsue...— Masculló.
Por alguna razón no le sorprendía, pero eso no significaba que no le afectara. La jugarreta había tenido efecto y no le quedó de otra que levantarse y tratar de acomodar los jarrones de nuevo en su lugar. Fue su culpa no preveer que algo así iba a suceder.
"Debí haberlo imaginado, es obvio que ese niño no se sabe comportar"
—¡Jojojo! Qué pena que me haya perdido la caída —soltó una carcajada—. Una verdadeeera lástima.
Mucho más contento y de buen humor al ver los jarrones de nuevo en su sitio, y aquello tenía que significar que el Takanashi ya había caído en su trampa, bajó por las escaleras dando saltitos de alegría.
Como estaba así de contento, se tomó una buena comilona: arroz, tostadas, leche, zumo… Un desayuno completo donde los haya. Sin embargo, su buen humor no cambió a Datsue en su modo de tratar a su compañero de armas: no le dedicó ni una palabra, ni una triste mirada. Vacío absoluto.
Como de costumbre, se fue sin pagar. Ese era el trato que había tenido con la dueña, y pensaba aprovecharlo al máximo. ¿Qué podía haberle dejado una pequeña propina? Sí, pero eso iba en contra de sus principios.
Estaba de camino a la gran mansión de Ikki cuando se lo pensó mejor y tomó rumbo directo al bosque. Mejor presentarse con un oso bajo sus brazos que con las manos vacías. Así pues, se adentró entre los bambúes y, de pronto…
—¡Mierda!
¿Cómo era posible que se hubiese olvidado del osezno caído en la zanja? Corrió en su dirección, rezando porque siguiese vivo, y se alegró al comprobar, a su llegada, que ya no estaba. Alguien había aumentado el hueco de aquella trampa mortal para, presumiblemente, sacarlo de allí. Y ese alguien no podía ser otro que Tatsuya.
—Al fin ha hecho algo —murmuró, ya más tranquilo, adentrándose en el corazón del bosque…
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4/07/2016, 21:40 (Última modificación: 4/07/2016, 21:49 por King Roga.)
Tras recuperarse del impacto el de ojos dispares se fue a duchar con suma precaución, estaba alerta y revisó cada milímetro del lugar para asegurarse de que su "compañero" no le hubiese puesto más trampas. Podría parecer un poco paranoico pero no iba a dejar que se la jugara dos veces. Cuando terminó se fue a desayunar pero sin bajar la guardia un sólo segundo, estaba muy enfadado y no pudo disfrutar del todo su café, al final dejó la comida a medias para que no le dieran agruras. Se aseguró de entregarle esta vez el dinero en la mera mano a la camarera para evitar malentendidos y se dirigió al templo de los pandas.
Para cuando llegó encontró a Hidetaka en las afueras con otro cargamento de cañas de azúcar. El moreno lucía extrañado y se puso ladear la cabeza cómo intentando divisar a Datsue detrás de la espalda del Takanashi.
—El quizás venga más tarde— Le dijo, aunque el no sabía que su compatriota iba a hacerlo quedar mal otra vez.
Hidetaka se encogió de hombros y le entregó el paquete, ante lo cual Tatsuya reverenció en agradecimiento y se fue rumbo al bosque.
Se fue por una ruta muy distinta a la del día anterior con la esperanza de localizar más pandas. Grata fue sorpresa al ver varios bambués con señas de mordiscos, siguió aquel rastro con alegría y mayor su gusto al divisar no uno, sino dos pandas jugando en la nieve cerca de una especie de madriguera.
"Deben ser hermanos, quizás pandas jóvenes. Suelen ser más confiados y juguetones"
Después de tantos disgustos ahora la suerte se ponía de su lado.
…
Por el rumbo que tomó Datsue no había más que nieve, nieve y más nieve. No había huellas de nada, pero pronto algo extraño en el paisaje se haría notorio. Poco a poco la cantidad de árboles de bambú iba disminuyendo conforme se adentraba en el bosque. Era raro considerando que debía ser justamente lo contario. De no ser porque la nieve había cubierto el suelo podría haber visto los huecos que quedaron luego de que las cañas fueron arrancadas de raíz
A lo lejos un extraño objeto destacaba entre la ausencia de flora, una gran colina de nieve, de tres metros de alto, redonda a más no poder. Aquello descuadraba el terreno, la mini-montaña se alzaba en medio de una zona donde no quedaban rastros de bambú...
¿Y esto? Qué extraño… Hacía un rato que Datsue se llevaba fijando. Al principio, pensó que eran imaginaciones suyas. Luego, la ausencia cada vez más notoria de los bambúes se hizo evidente. Algo totalmente anti-natural y, quizá, la mano del hombre hubiese influido en ello.
El llano que había bajo la nieve dio paso a un pequeño montículo, una mini-montaña de al menos tres metros de alto. No supo porqué, pero le dio mala espina. ¿A qué venía tanta acumulación de nieve en un punto concreto? Aquello también era anti-natural, aunque Datsue no veía qué razón llevaría a nadie a amontonar semejante nieve en un lugar tan lejano.
A no ser que ese alguien no fuese un hombre, sino otra cosa.
—Hmm… ¡Hmm! ¡HMMM! —Mano en la barbilla, ojos entrecerrados y gesto pensativo. Caminó alrededor del montículo, tratando de buscar alguna huella, algún rastro, por pequeño que fuese, sin atreverse todavía a subir por él.
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Tatsuya encontró la forma de divertirse durante el trabajo, fue fácil darles unas cuantas cañas al par de osos en cuando se dió cuenta el también estaba jugando con ellos. Era extraño, hace ya años que no iba a Kuroshiro por sus problemas en casa y ahora que estaba de misión había logrado relajarse un poco. De no ser porque era justamente una misión se habría quedado más tiempo ahí, pero la hora del recreo se había acabado. Tomó las cañas de azúcar, acercándolas y alejándolas de los pandas para tentarlos a seguirle y pronto estaba corriendo de regreso al pueblo mientras los pandas le seguían.
"Me pregunto donde estará Datsue..."
…
En un sitio muy alejado aún se encontraba la colina anormal, no parecía nada del otro mundo. Hasta que durante un instante el montón de nieve se infló levemente cómo si algo estuviera debajo y luego regresó a su tamaño normal.
…
Tatsuya llegó más rápido de lo que pensaba a Kuroshiro. Fue rápidamente al templo para dejar a los pandas, tocó el portón y a su encuentro salió el monje junto a su ayudante, pero sus rostros parecían confundidos.
—Tú compañero no ha venido.
—¿Nani?
—Bueno, que más da, media vez traigan los pandas lo demás no importa. Tú sigue a lo tuyo, aún faltan dos— Y con esas palabras Ikki dejó sólo a Tatsuya.
El de ojos dispares rápidamente se echó a correr de regreso al bosque, se le hacía muy raro que Datsue se hubiese ido sin las cañas que eran su principal carnada. Aún así tampoco creía que estuviera en problemas.
"Son unos inofensivos pandas en un inofensivo bosque de bambú, no le pasará nada malo, ¿o sí?
—¡Hostia puta! —Datsue pegó un brinco hacia atrás, asustado. La montaña de nieve se acababa de mover y eso no podía augurar nada bueno—. La hostia… Pero, ¿qué cojones hay ahí dentro…?
Prefería no saberlo. Pese a que su curiosidad le clamase por ello. Pese a que, incluso, muy en el fondo, ya lo supiese.
Datsue retrocedió unos pasos. Frunció el ceño, no contento con la distancia, y retrocedió otros pocos más. Como todavía no estaba conforme, retrocedió otro tanto.
—Vale, creo que a partir de aquí ya es seguro… Una, dos y tres y… ¡¿QUIÉN HAY AHÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII?! —gritó a todo pulmón, desgañitándose—. ¡Seas quién seas, no te tengo miedo! ¡Soy UCHIHA Datsue! ¿¡Te enteras!? ¡Uchiha de Uchihas! ¡Kage de Kages! ¡Ninja entre los ninjas! ¡Sombra entre las sombras! ¡Sal ente mí, o recibe la ira de mi Sharingan! ¡Y tiene cinco aspas, te lo advierto! ¡CINCO!
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