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**Uchiha Datsue** · 6/01/2019, 04:46

Datsue tomó los guantes y se los enfundó. Tomó un mental candente como había hecho Soroku de la forja, y lo llevó hasta el yunque. Hacía un calor sofocante, tan seco que lastimaba al respirar. La ropa se le empapó en seguida de sudor, y aquella jodida maza era más pesada de lo que parecía.

Visualizó, apuntó y ejecutó. ¡Clank! Otra vez. ¡Clank! ¡Clank! Trataba de imitar a Soroku, pero eso de sentir el hierro… Bueno, digamos que estaba teniendo dificultades para entender a lo que se refería. ¿Había algo más que lo meramente poético en eso de sentirlo? Porque entre el grueso guante y el calorazo que había...

—¿Qué… qué tal voy? —preguntó, buscando su opinión.

Umikiba Kaido · 6/01/2019, 05:03

Le ardía. El rostro. No era tarea sencilla esa la de tener aquel hierro candente tan cerca de la garganta. Era como intentar sostenerle la mirada a un Dragón que estaba a punto de escupir una llamarada de fuego.

Clank, clank, clank. Le faltaba fuerza. No estaba golpeando correctamente, y lo pudo notar puesto que el acero no hacía ningún atisbo de desformarse. Ni de un lado, ni para el otro.

—El acero te está ganando el pulso. Debes golpear más duro, sin contemplación. Piensa en la forma de la espada y extiende el martillo en la dirección a la que debería estar el filo. Continúa, no dejes que enfríe.

**Uchiha Datsue** · 7/01/2019, 18:30

¿Más duro todavía? Por las barbas de Susano’o, ¡si ya le estaba ardiendo el brazo de tanto golpear! Si alguien le sujetase el hierro mientras él golpeaba a ambas manos, sería más fácil. Podía hacer un Kage Bunshin, pero eso sería descubrir su identidad frente a Lady Tākoizu.

«Venga, coño, que eres un ninja. No me jodas. Visualizar, apuntar, ¡ejecutar!»

—¡Bam! —rugió, descargando toda su furia en el hierro—. ¡Bam! —golpeó de nuevo, en la cabeza del traidor de Daruu—. ¡BAM! —Y otra vez, en al asesino sin alma de Kaido—. ¡BAM, BAM! —A Yui le aplastó ambas rodillas—. ¡BAM, BAM, BAM! —Sus jodidas manos. Su puta sonrisa—. ¡BAM… BAM… BAM! —Le aplastó el puto pecho y se degustó en el sonido de su esternón al partirse. Y otra vez. Y otra vez hasta hacerle estallar su corazón como a un globo de agua al pisarlo.

»¿¡Así mejor, Soroku-sensei!?

Umikiba Kaido · 8/01/2019, 02:51

Datsue pareció entonces poseído por el espíritu de algún ancestro errante, pues atizó al metal sin contemplación. Con cada golpeo, una gota de sudor le recorría la frente, hasta que sintió una marea cayéndole desde la línea del cabello, en cascada, hasta aterrizar en la tierra. La adrenalina mezclada con aquella furia contenida dominó su martilleo y dejó ahí en donde antes hubo un hierro grueso y poco uniforme, a una tira plana que fácilmente podría ser usada para el proceso de acabado.

Soroku miró el hierro durante un par de segundos, analítico. Finalmente asintió.

Luego le vio las manos a Datsue.

Una —la que sostenía el martillo pilón—. le sangraba. La piel se le había escamado, y le habían nacido unas cinco ampollas en cuestión de segundos. También sudaba como un puerco.

—Buen trabajo. Métela al agua.

**Uchiha Datsue** · 8/01/2019, 03:14

Los ojos le picaban por el sudor que se le metía, y tenía la ropa empapada. Las manos, ardientes por las ampollas. Él estaba acostumbrado a endurecer sus nudillos y tibias por el taijutsu, pero nunca las palmas de las manos, que las tenía suaves como las de un infante.

Bueno, pues ya no. Y empezaba a pensar que ya no las tendría en un buen tiempo, viendo lo que exigía aquel trabajo. Llevó el hierro candente al pozo y lo echó ahí, apartándose ante la súbita cortina de vapor que ascendió por él.

—Tengo que reconocértelo, Soroku. Esto es más duro de lo que creía. Y este puto calor… —Cómo odiaba el calor. Le ponía de peor mal humor incluso que cuando Akame le despertaba a gritos por la mañana para irse de misión.

Umikiba Kaido · 8/01/2019, 03:25

—Sobre todo el calor —respondió, con total simpatía—. y esa fue sólo una, Datsue. Imagina encontrarte en el predicamento de haber prometido nada más y nada menos que un cargamento de cien katanas para un ejército clandestino.

Caminó hasta el pozo y tomó de nuevo la batuta.

—¿Algo más que quieras saber?

**Uchiha Datsue** · 8/01/2019, 03:31

Datsue se quitó los guantes térmicos y los arrojó allí donde Soroku los había tomado.

—Pues ya que lo preguntas… ¿Recibís muchos de esos encargos? De ejércitos clandestinos, digo —Datsue el Patriota al habla.

Umikiba Kaido · 8/01/2019, 03:38

Runoara Soroku sonrió con la amplitud de una zanja.

Datsue creyó que, quizás, era la primera vez que lo veía haciéndolo con total libertad. La primera vez que vislumbraba cómo el adepto del Estandarte pelaba el diente.

Curiosamente, los tenía en fila. Limpios. Relucientes. Le brillaban tanto como la calva.

—Los suficientes como para tener una diversidad decente de clientes —alegó, honesto—. a cada cuál menos honorable, eso seguro, pero no vinimos a éste mundo a ser selectivos, ¿verdad? después de todo, esto sigue siendo un negocio. ¿Porqué la pregunta?

El herrero entrecerró los ojos. Ambos escupían literalmente un "¿no estarás pensando en chivarme, no, Datsue?"

**Uchiha Datsue** · 8/01/2019, 03:54

Datsue se encogió de hombros.

—Deformación profesional, supongo. Mejor que no me cuentes más, o podría verme en un conflicto de intereses entre la Villa y el Hierro. Y ahí —le aseguró, con voz dramática—, tendríamos un problema.

»Bueno, pues yo creo que voy ir volviendo a la Villa. Así tomo la misión que tu hombre fue a solicitar —esperaba que no hubiese problema— y arrancamos esto. De hecho… me voy a llevar los anillos que dejé en tu mesa, Soroku. No es que no confíe en dejártelos a ti, pero ya sabes que las cosas de uno, como en casa, en ningún sitio.

Umikiba Kaido · 8/01/2019, 04:00

El Herrero asintió, aunque preguntándose en el fondo qué pesaba más: si la Marca de su brazo, o la Marca de su bandana. Y sintió cierto desasosiego pues lamentablemente creía saber la respuesta. Y aquello no le gustaba en lo absoluto, por lo que implicaba perder a un efectivo de tan buenos resultados como ese uzujin.

—Ve, cógelos. Yo estaré organizando todo, ¿qué te parece si nos encontramos aquí, al alba?

**Uchiha Datsue** · 8/01/2019, 04:42

¿Qué le parecía encontrarse allí al alba? Pues, honestamente…

—Me parece que tienes demasiada fe en mí, Soroku. Es un día de trayecto hasta Uzu. Eso yendo a toda hostia. Pero es que luego aún tendría que volver, por la noche, sin dormir y orientándome en la oscuridad para llegar al alba. —Intentaría darse prisa. Pero para mañana al alba no estaba ni de cerca.

»Dame un día extra, al menos —pidió, tras acercarse a la mesa del cuarto y recoger sus pertenencias.

Umikiba Kaido · (Última modificación: 9/01/2019, 01:14 por Umikiba Kaido.)

—Está bien, está bien. Vuelve en cuanto estés listo, pues —sentenció.

Después de; Datsue partió de vuelta a su hogar en búsqueda de una reafirmación más legal que le permitiera arrojarse de lleno en el encargo sin padecer la ira de su Aldea, por haberse ausentado durante tanto, tanto tiempo.

. . .

El edificio del Uzukage le recibió como de costumbre: plácido, cálido; con el refrescante aroma a incienso floral bañándole las fosas nasales. Goro leía un documento, sostenido con su mano buena. La única que tenía, claro.

**Uchiha Datsue** · 9/01/2019, 01:27

Uchiha Datsue entró al edificio con aire resolutivo. Había venido a por una misión, pero no una cualquiera. Tenía que ser la misión. ¿Cómo obtener la que quería? Eso era algo que todavía no tenía muy claro. Tenía un par de ideas, por supuesto, pero probó a ver si le tocaba la lotería.

¿Quién sabe? Hacía años que la suerte no le sonreía, pero en su día le había tocado. Dos veces.

—Hola, Goro, ¿qué tal te va el día? —preguntó al acercarse al mostrador—. ¿Tienes algo para mí?

Umikiba Kaido · 9/01/2019, 01:39

Uzumaki Goro levantó la mirilla y arrugó los ojos. ¿Uchiha Datsue, era? sí, era él.

—Tranquila, por ahora —contestó, lacónico—. tengo algo, sí. ¿Cómo lo sabes?

Y aunque pretendía saciar su curiosidad con una respuesta, de todas formas rebuscó entre los archiveros para encontrar el pergamino ya debidamente redactado y firmado por Sarutobi Hanabi.

**Uchiha Datsue** · 9/01/2019, 02:16

¡Ajá! ¡Pues parecía que la suerte sí le sonreía de vez en cuando! Aunque, pronto descubrió, al leer el pergamino entero, que no había sido el azar quien aquella vez se había puesto de su lado. Sino el propio Soroku, quien lejos de arriesgarse le había pedido a él expresamente.

—Tú sabes, después de parar una bijuudama con un ojo, raro es el día en que alguien no me solicite en una misión. Ay, la fama, Goro. La fama. Un suplicio, en realidad —por la forma en que sonreía no parecía que le fuese ningún suplicio—, pero es lo que toca aguantar.

»¡Nos vemos por ahí! —exclamó, descuidado, sin más. Sin darse cuenta que, quizá, era la última vez que intercambiaba palabra alguna con él…