Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Brisas mañaneras y un poco más frescas de lo habitual inundaban las calles de Uzu. A pesar de toda la marea de acontecimientos que pasarían en tiempos futuros, en ese momento el ambiente se podía notar tranquilo, todo muy dentro de lo habitual.
Para el joven Uchiha las cosas podían ser un poco más invasivas. Una persona afuera de su "pisito" golpeó unas cuantas veces en la entrada, esperando que la persona allí dentro atienda con rapidez.
—Los chiquillos siempre andan dormidos a esta hora. — Susurró, lo que parecía ser una especie de cartero ninja que tenía varios pergaminos en su haber.
En su mano sostenía uno de esos cuantos y lo dejó en el piso luego de terminar con su orquesta de golpes.
(C) 4 verdes y 2 pollos
Publicada en: Uzu Solicitante: Watanabe Naoko Lugar: Bosque de la Hoja (cercanías)
En una zona rural, no muy lejos de Ushi, un hombre mayor reportó escuchar sonidos extraños por las noches en su granja. Con el pasar de los días el miedo a estos sonidos fue aumentando cada vez más, aunque nunca pasaba nada de vital importancia. El problema llegó cuando el anciano Naoko despertó una mañana y notó, no solo que varios de sus cultivos habían desaparecido, sino que también habían desaparecido algunos de sus animales.
No hay certezas de que es lo que puede estar acechando a ese lugar, ya que no parece haber muchos rastros de nada. Pero es necesario montar guardia para ver que es lo que está ocurriendo allí realmente.
Será una misión en dúo, por lo que asegúrense de encontrar a su compañero antes de partir.
En el pergamino indica la forma de llegar al lugar desde la estación cerca de Ushi, teniendo en cuenta que los ninjas tomen el tren y se bajen allí.
. . .
Luego de unos golpes, Akira se levantó de su cama para dirigirse a la puerta. Parecía haber estado bastante insistente con su premisa el que llamaba a su casa porque logró despertarlo. No fue justo su mejor noche de todas y andaba durmiendo bien profundo. No estuvo en su casa en la noche, recién había llegado de madrugada y, con tan solo un par de horas de sueño, alguna persona le pareció buena idea levantarlo con aquel escándalo.
Algo molesto, salió de su casa con la ropa a media poner. La camisa abierta y sosteniendo bien sus pantalones para que no se le caigan cuando vaya a recibir al de la puerta.
—¿Quién...
La verdad que ya había tardado un buen tiempo entre levantarse y buscar la ropa que tenía por allí tirada, ya no había nadie ahí. Solo un pergamino que leyó y que quería desleer, nunca haber agarrado y volver a su cama a dormir hasta pasado mañana. Pero ya era un poco tarde.
Teniendo en cuenta el índole de la misión que le mandaron, tomo algo donde meter un par de mudas de ropa, algún abrigo y lo básico por si tenía que pasar más de un día fuera de casa. Se sacó aquella camisa entre sudada y machucada, y se puso una camiseta sin mangas para ir cómodo. Abajo unos pantalones y botas ninja.
Partió de su casa y fue en dirección hacia el tren, cosa de esperar cruzarse con su compañero por aquel lugar.
Un dia como cualquier otro en mi humilde pisito al que ya solía llamar hogar. Últimamente el trabajoe scaseaba, seguramente fuese cosa de la guerra o de la no guerra, a saber. Así que, como en los últimos días, desperté a mi ritmo, es decir tarde. Pero para mi sorpresa ese no iba a ser un dia normal o al uso. Unregalito aguardaba bajo la puerta.
— Vaya... esto si es toda una sorpresita —pensé en voz alta mientras leía los detalles de aquella misión.
Aquello era la inyección de adrenalina que necesitaba para activarme esa mañana así que rápidamente me vestí con mis ropajes habituales; camiseta carmesí de manga larga y encima una negra con el abanico de los Uchiha a la espalda, los pantalones negros y mi inestimable bandana de color carmesí anudada en la frente dejando que mis rebeldes mechones revolotearan por encima de ella.
Una vez todo estaba listo me dirigí hacía la estación de tren de la aldea para tomar el convoy que nos llevase hasta nuestro destino. Lo que no sabía era cuando me encontraria con mi compi de misión...
Es verdad que no es muy difícil reconocer a un ninja, después de todo es buscar una bandana por allí y saber que te estas cruzando con uno de estos, incluso te da a saber de que aldea es. Pero lo de los Uchiha y otros clanes de Oonindo, llevando aquellos ropajes con el símbolo de su clan en todos lados, era mucho más identificable y llamativo. Aún faltaba unos minutos para que pasase su método de transporte, pero Akira estaba un poco impacientado. Era bastante novato en ese mundillo y ya le habían dado una misión de rango C por toda la cara. Fue ahí cuando de una pispeada notó aquel atuendo tan reconocible.
—Hey hey. — Dijo en dirección hacia el chiquillo. Se encontraba sentado en unos bancos y a varios metros de lo que parecía ser su compañero. Que debía serlo, no había visto a ningún otro ninja por allí cerca durante el tiempo que estuvo sentado. —¿Te asignaron una misión con un compañero?
No solo deseaba que fuese su compañero para sacarse de encima los nervios que tenía, sino que también por la confianza que inspiraba tener un Uchiha a su lado.
El muchacho intentaba mantener una mirada seria pero, entre las ojeras, la resaca y el cansancio que llevaba, parecía ser difícil tomarlo como tal. Más que serio daba la sensación de ser un despistado.
—Si no eres mi compañero, mi compañero real parece que va a llegar sobre la hora o tarde, y tendré que esperar otro tren más. — Suspiró y, girando su cabeza hacía otro lado, cerró los ojos. —Y no quiero esperar uno más.
La voz de un chaval despertó mi atención cuando parecía que mi ensimismamiento me trasladaría a un mundo imaginario.
—¿Te asignaron una misión con un compañero?
Lo había soltado sin más. sin siquiera importarle alguna mirada u oído curioso allí en la andana esperando su tren.Giro el rostro i visualicé al muchacho.
— Hey, encantado de conocerte —dije mientras alaba la mano para sacudirla a modo de saludo.
—Si no eres mi compañero, mi compañero real parece que va a llegar sobre la hora o tarde, y tendré que esperar otro tren más. — Suspiró y, girando su cabeza hacía otro lado, cerró los ojos. —Y no quiero esperar uno más.
Llevé la mano a mi nuca mientras sonreía. sin lugar a dudas se había acabado la espera de aquel chico.
— Definitivamente estás de suerte porque creo que tu eres a quine andaba buscando. Será mejor que cojamos el siguiente tren, camarada. Por cierto, ¿cual es tu nombre? —me acerqué hasta él y le ofrecí mi mano.— Yo soy Uchiha Natsu
A pesar de haber escuchado la respuesta, tardó unos pocos segundos más de lo habitual para reaccionar.
—Uff. Que bien, ya me veía esperando acá como un condenado.
Aliviado, volvió a girar la cabeza para verle. Con aquel cabello blanco y ojos negros, el chico parecía estar presentándose y extendiéndole la mano. Intentó despabilarse un poco, levantándose y sosteniendo el morral que le colgaba del hombro. Al igual que el otro, ofreció su mano y estrechó la contraria.
—Un gusto, Uchiha-san. — Parecía mostrar una sonrisa. Con ojeras y evidente cansancio, pero una sonrisa en fin. —Soy Hirai Akira.
Dejó caer el morral a un lado de su cuerpo, quedándose este colgado. Procedió a estirarse un poco, llevaba unos minutos sentado allí.
—Y, dime, ¿cómo te llevas con todo esto? ¿Es la primera misión a la que vas? — Con algo de suerte, su compañero podía llegar a ser algo más experimentado que él.
Como si de la nada misma surgiera, el sonido del tren se hizo presente. Si observaban el anden, a una distancia aún un poco lejana, se encontraba el tren. Era cuestión de algún que otro minuto hasta que llegue a la estación de Uzushiogakure.
Akira desvió solo por un momento la mirada, observando que ya no quedaba mucho para partir, pero luego volvió a mirar al muchachito y darle toda la atención a lo que decía.
Ya quedaba realmente poco para partir. Mientras estrechábamos la mano y el muchacho me daba a conocer su nombre el particular chirrido de los cables y los railes, cada vez mayor, como si de una procesión que se iba acercando se tratase fue acompanyado de la visión del convoy cda vez a un tamaño mayor hasta que se detuvo frente a la andana.
— No exactamente, pero si estamos los dos aquí es porque tenemos un perfil similar
Tras aquella respuesta que daba a entender que no era la primerísima misión como tal si podia entreverse que no tenia una colección a cuestas. Pero esta vez estaba decidido a que las cosas saliesen bien y darle a Datsue-dono una alegría que llevarse.
— Subamos, venga —indiqué tras la apertura de las puertas automáticas.
Poco a poco, la máquina se iba acercando a destino y deteniendo su gran velocidad.
—Pues, espero que no tan similar, porque esta si es la primera misión mía. Así que ando bastante verde. — Rio un poco y miró hacia otro lado. —Pero bueno, me alegro que por lo menos ya hayas dado tus primeros pasos. Puede que nos sirva.
Al terminar de frenar, el vagón que quedó en frente de ambos se abrió, al igual que todos los otros, y empezó a salir una cantidad importante de personas. Luego de la ola de personas, parecía que iban subiendo los pocos que habían allí.
Akira solo asintió al escuchar a Natsu, para luego dirigirse sin mucho preámbulo dentro del tren.
Como era de esperarse luego de lo que vieron antes, en el vagón donde entraron no había mucha gente. No estaba totalmente vacío pero tenían la libertad de elegir entre varios de los lugares que habían libres. Sin más, el pelilargo buscó alguno. En el primer asiento que vio, se sentó casi tirándose de cuerpo completo al lugar. Desplomado en su asiento, se reacomodó, como apoyándose más en el mismo lugar.
Por un momento, parecía que se iba a quedar dormido allí mismo, pero rápidamente se recompuso y miró a su compañero.
—[Y, Uchiha-san, ¿alguna vez fuiste al Bosque de la Hoja?
Sin mucho más preámbulo cuando se abrieron las puertas del convoy, Akira se adentró y buscó el siento donde plasmar sus nalgas. No tardó en hacerlo y no se tomód emasiado tiempo en dejar caer su cuerpo dejándose ayudar por el inevitable abrazo de la gravedad. Justo delante de su asiento había otro libre. Fu allí donde iba a tomar mia siento.
— Bueno, me temo que ya no hay vuelta atrás. Seguro que todo va sobre ruedas
Un chiste de lo más idóneo, puesto que estábamos viajando en tren.
—[Y, Uchiha-san, ¿alguna vez fuiste al Bosque de la Hoja?
— Pues la verdad es que no, pero debería hacerlo. Las leyendas dicen que antaño, hace mucho tiempo mi clan tuvo su hogar por esas tierras... ¿te apuntas?
Una misión para descubrir el hogar de mis ancestros o, mejor dicho, el supuesto hogar de mis ancestros y todos aquellos que cuidaron del sharingan y las costumbres de los Uchiha. Sin duda que para un par de gennins recién salidos de la academia sonaba de lo más emocionante.
Sonrió tan solo un poco al escuchar la broma. Quizá por cordialidad o quizá no, pero no reaccionó mucho al chiste. Puede que estaba más ocupado en otras cosas.
Pero, en el momento que soltó lo otro que dijo, parecía que todo el sueño que tenía encima había desaparecido de la nada. Abrió los ojos y tiró la parte superior de su cuerpo para adelante, acercándose levemente a Natsu
—¿Si me apunto? Estoy adentro desde el momento que dijiste "leyendas". — Como si fuera un niño, tenía los ojos abiertos. —¿Cómo que leyendas? No tengo idea de que hablas.
Por un momento parecía que bajó un par de cambios, calmándose un poco al caer un poco en la realidad.
—Aunque, creo que deberíamos primero terminar con esta misión antes de eso.