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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
De modo que Ayame había pillado a Datsue follándose a una chavala en los Dojos, y el tío se lo había tomado tan a lo personal que había urdido toda una complicada estrategia para que cuando ellos dos se besaran una bola de fuego saliera disparada de su pecho y le achicharrara un poquito, y de paso originase potencialmente una preciosa discusión de pareja.

Si uno se ponía a pensar, resultaba realmente estúpido. Si uno repasaba su Cuaderno de Notas sobre Datsue y se dedicaba a unir puntos con líneas, resultaba realmente... probable.

Kori les lanzó una advertencia, y les prohibió tomar contacto cercano con el susodicho, así como enfrentarse a él. Daruu le sostuvo un instante la mirada, pero consciente de que sus ojos gritaban pues yo pienso ir y romperle la nariz, la apartó en un momento y en su lugar la dirigió hacia el suelo apretando los dientes y los puños.

El trío se retiró bajo el comando del jounin, dispuestos a dormir tranquilamente, ignorando el hecho de que las llamas liberadas por el sello del Uchiha habían tiznado de un negro muy feo el papel de la pared y quemado parte de la alfombra. Daruu echó un vistazo a los desperfectos, perfectamente asociables a la puerta de su habitación, antes de encogerse de hombros, entrar adentro y cerrar la puerta tras de sí.


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Tras aguantar una bronca enorme de Kaniseba —durante la cual Kori se dedicó a repetir una y otra vez que ninguno de ellos sabía utilizar el fuego y a demostrar sus habilidades congelando las macetas del pasillo, cosa que tampoco es que agradara mucho al dueño del edificio—, los muchachos partieron de Coladragón y volvieron a tener la travesía de vuelta a lomos de sus transportes aéreos, cansados pero contentos de haber sobrevivido a tantas tribulaciones.

Su primera misión de rango C había sido todo un éxito y la recompensa estuvo bien, bien merecida. Pero sin duda, aquél libro tendría un estudio exhaustivo. Kori fue el único que supo, o quizás lo decidiese la propia Yui en privado, a dónde fue a parar la mayor y última obra de Shiruuba.

¿Quién sabe si todavía sigue escondida entre alguna de sus páginas?
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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