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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
El sol volvió a salir por las costas del Remolino y abrazaba a sus habitantes con aquel suave manto que calentaba la piel de la gente entre el frío del invierno. Para Uchiha Natsu aquellos primeros días eran especiales a la vez que extraños, una de esas sensaciones que no eran fáciles de describir. Recientemente había sido graduado en la academia de Uzushiogakure y había obtenido su nuevo rango ninja como gennin de la aldea que le vio crecer con aquel especial obsequio que fue su bandana ninja.

Aquel día se encontraba entre las calles de la aldea, a primera hora viendo a los negocios y los locales como iban abriendo sus puertas para empezar la jornada, orgulloso y reluciente con su bandana anudada en la frente y una sonrisa boba de esas de oreja a oreja. Irradiaba felicidad por los cuatro costados. Tanto fue así que que acudió a unos de esos locales que se situaban cerca del jardín de los cerezos. Era un lugar pequeño pero de esos que desprendían un sabor artesanal por todos los rincones. 'A la porra' rezaba en el cartel identificativo. Allí compré unos pocos churros que iba a disfrutar de desayuno.

«Igual debería ponerme a trabajar en serio» me decía para mis adentros mientras degustaba aquel dulce capricho.

No me refería al entrenamiento, eso seguía haciéndolo. No. Más bien a trabajar para la aldea, la que ahora mismo era mi sustento económico y por la que tenía que empezar a dar todo lo que había recibido y sacar una sonrisa a mis padres, allí donde estuviesen. Además... el alquiler social, aunque barato no se pagaba solo.
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#2

Siento la demora Toy tite

Natsu parecía ajeno a lo que pasaba a su alrededor y, a la misma vez, contemplando los negocios y locales con una sonrisa orgullosa. Eri lo seguía desde hacía un rato, observándole, analizándole y simplemente admirando como su rostro no perdía aquella sonrisa bobalicona.

«¿Será el definitivo?»

Saltó y se posicionó a su lado, intentándole robar uno de sus churros.

¿Qué hay? —saludó como si nada.
[Imagen: ksQJqx9.png]


—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
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#3
De golpe y porrazo alguien puso las manos en su cono de churros para extraer uno de ellos como si fuera alguien a quien conocía de toda la vida y con el que la confianza diese asco, como se suele decir.

— ¡Oye..!

Cual fue mi sorpresa al darme la vuelta y tratar de darle una colleja a su mano que vi el destello de aquella placa dorada.

«¿Jōnin?»

Pues claro que tenía que ser jōnin, sino no llevaría esa dichosa placa me dije cuando me hice a mi mismo aquella pregunta. sus cabellos rojizos también fueron un distintivo bastante indicador hasta que reparé durante unos pocos segundos en quién tenía a mi lado.


¿Qué hay?

Su voz fue la última de las pruebas que todo habitante de Uzushiogakure necesitaba para saber ujje se trataba de nada más y nada menos que de...

— ¿U-Uzumaki Eri-dono?

Nada más y nada menos que la jōnin que ayudó a la contención del Gobi durante aquel famoso examen de ascenso a chūnin. Ella y la rata bastarda de Uchiha Akame persiguieron al jinchuriki fuera de su control para devolverlo a un estado en el que, bueno, se pudiera controlar aquel poder. Había oído hablar de Uzumaki Eri y ahora que la tenía delante no me salía ni una sola pregunta. Bajé la mirada mientras mis mejillas se encendieron de un particular color carmesí.

— E-Esto... es un honor c-conocerla, Eri-dono

«Definitivamente hoy es mi día de suerte»
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#4
Sus reflejos parecían buenos. «No por nada es un Uchiha» pensó la Uzumaki, mirándole directamente. Se había parado, observando su reacción, analizando sus expresiones, no dejando que se le escapara nada de su nuevo pupilo.

La misma —Eri sonrió. Natsu la conocía, eso era buena señal, aunque... ¿Eso sería bueno, o malo?—. Uchiha Natsu, ¿no?

Le dio un bocado a su churro. No parecía haberse quejado tras el intento de reprimenda de antes.

¿Honor? Me sobreestimas —Eri volvió a sonreír, esta vez un poco más avergonzada que antes—. ¿Sabes por qué estoy aquí? Creo que sí.
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#5
La misma

Yo también me llevé uno de esos churros a la boca mientras escuchaba a la Uzumaki.

. Uchiha Natsu, ¿no?

Asentí mientras terminaba de masticar. Ella también sabía mi nombre, lo cual me resultaba de lo más intrigante.

«¿Cómo es posible que ella me conozca?»


¿Honor? Me sobreestimas

— ¡Oh, para nada! es un auténtico honor — dije al mismo tiempo que sacudí la cabeza enérgicamente.

. ¿Sabes por qué estoy aquí? Creo que sí.

Me encogí de hombros tratando de pensar por qué diantres estaba allí, hablándome de tú a tú como si fuera alguien de su nivel con tanta naturalidad y más importante todavía...

«¿Qué podría interesarle de mí?»


— La verdad es que no, discúlpeme Eri-dono
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#6
No te preocupes, no es algo que sea tan importante, según lo veas, claro... —dijo, encogiéndose de hombros—. El caso es que se me ha asignado un nuevo pupilo.

Dio otro bocado a su churro. No quedaba mucho más del dulce que otro par de ellos. Las gentes que rodeaban a la pareja estaban ajenas a su conversación, el día avanzaba sin tener en cuenta a nadie. Ella se terminó con tranquilidad su churro y comenzó a lamerse los dedos para retirar el azúcar sobrante.

Ese eres tú, así que bienvenido al equipo, Natsu —dijo al fin, sonriente—. No soy buena con esto porque he tenido numerosos pupilos y siempre hubo contratiempos que nos separó, así que espero que nuestro equipo dure tiempo.
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#7
Al parecer estaba contenta porque la aldea le había asignado un nuevo equipo, o mejor dicho, un nuevo discípulo, por decirlo así. No sabía que también se dedicaba a eso, lo cual era impresionante. Cada cosa que una aprendía de Uzumaki Eri era mejor que la anterior.

— Eso es genial, Eri-dono. Me alegro por tu nuevo pupilo

«Ojalá poder ser tu pupilo algún día...»

Aunque... a tenor por cómo había empezado la conversación, parecía como que la pelirroja me hubiese estado buscando incluso me preguntó si sabía qué estaba haciendo ella allí. Soñar e ilusionarse era gratis, quizás, solo quizás, aquel fuese mi gran dia de suerte y la diosa fortuna me bendijera con su gracia.

«Espera, espera, acaso...»

De nuevo aquella sonrisa bobalicona se vio reflejada en mi rostro.


Ese eres tú, así que bienvenido al equipo, Natsu —dijo al fin, sonriente—. No soy buena con esto porque he tenido numerosos pupilos y siempre hubo contratiempos que nos separó, así que espero que nuestro equipo dure tiempo.

Era mi día de suerte.

— ¿Y-yo? — pregunté titubeante —Y-yo apenas sé lo que me enseñaron los senseis de la academia. Las cosas que sé de mi clan las aprendí de los libros que quedaron por casa y bueno... hago lo que puedo, ¡no le fallaré, sensei!

El discurso lo cerré con una nueva reverencia y unas ilusiones renovadas. Tan solo eran mis primeros días como gennin en los que lucía con orgullo mi bandana ninja, pero estaban siendo mucho mejor de lo que los había imaginado.
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#8
No te preocupes, Natsu, todos, incluso Shiona-sama o Hanabi-sama, estuvieron ahí, sin saber qué hacer —intentó animar, acompañado con una sonrisa—. Pero a todos nos movía lo mismo: la determinación.

Se llevó una mano al pecho y bajó la mirada un momento, concentrándose en una memoria oculta en su corazón.

Ven, vayamos al Jardín de los Cerezos. Quiero dar un paseo.

Mientras caminaban hacia el lugar indicado, ella preguntaría:

¿Cuál fue tu motivación para convertirte en ninja?
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#9
La realidad es que Eri estaba intentando poner las cosas en perspectiva indicando los antiguos Uzukages de la aldea como Shiona habían pasado por los mismos momentos por los que estaba pasando yo. Incluso Hanabi, actual Uzukage, también había pasado por aquella etapa. Aunque a día de hoy resultaba complicado pensar en un Hanabi titubeante que llegase incluso a dudar de sus capacidades tal y como lo hacia yo, lo que explicaba la Uzumaki tenía su lógica. Dejé que siguiera hablando mientras yo masticaba el último de los churros que había comprado.

Asentí en cuanto dijo que quería hacer un paseo hasta el jardín de los cerezos. Después encontramos una papelera donde deposite el envase de los churros. Pero lo cierto es que la curiosidad me corroía por dentro. sin embargo, la kunoichi se adelantó a mis pensamientos y lanzó la pregunta antes de que lo hiciese yo.


— Pues nos e si te han hablado de ello, pero supongo que el asesinato de mis padres. Aquello despertó mi sharingan y sentí la llamada del deber, supongo — dije bastante convencido de mis argumentos. — La aldea se portó muy bien conmigo, consiguiéndome una plaza en el orfanato público y luego costeándome la academia con una beca, así que mi deber está con Uzushiogakure y así será siempre

Me metí las manos en los bolsillos. No podía evitar que siempre que hablaba de mis padres o simplemente los recordaba que el rostro se me ensombreciese y pensase «¿Cómo hubiera sido mi vida si no hubiesen muerto?». Pero eran preguntas vacías que carecían de respuesta, pues la única certeza es que las cosas habrían sido distintas y yo igual no tendría el sharingan y quizás no hubiera entrenado para convertirme en lo que era hoy en dia.

— ¿Puedo preguntarte que te llevo a ti a convertirte en kunoichi? Siempre he tenido curiosidad en conocer la verdad detrás de las grandes figuras de la aldea
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#10
Sabía por qué Natsu se había convertido en shinobi. También estaba al tanto de lo ocurrido con sus padres, pero aún así, quería saber como le sentaba a su nuevo pupilo hablar de lo ocurrido y del porqué se había convertido en ninja. No iba a tocar más el tema ni a ahondar en él pues al haber satisfecho su curiosidad, nada obligaba a la chica a seguir cuestionando el pasado del Uchiha.

¿A mí? Tampoco es que sea gran cosa, soy bastante normal —Eri se encogió de hombros—. Fui un poco rebelde cuando me apunté a la academia sin permiso de mi madre, porque mi padre murió sirviendo a la aldea en una misión complicada y yo quería seguir sus pasos, pero mi madre se negó en rotundo —estaba acostumbrada a hablar de aquella pérdida, pues con el tiempo todo terminó curando—. Me fui de casa y me gradué, y aquí sigo, sirviendo a Uzushiogakure.

Eri sonrió. ¿Su padre estaría orgulloso?

No somos muy distintos, tú y yo. Por eso puede que nos hayan juntado.
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#11
En realidad, Eri tenía su parte de razón. A juzgar por lo que explicaba ella también había sufrido y vivido experiencias desagradables antes de convertirse en ninja. Lo cierto es que no lo aparentaba, puesto que solía parecer una kunoichi feliz o eso destilaba en el poco rato que habíamos compartido hasta entonces aunque... si iba a convertirse en mi sensei, íbamos a compartir muchos ratos de ahora en adelante.

— Lamento lo de tu padre

No somos muy distintos, tú y yo. Por eso puede que nos hayan juntado.

Y en parte tenía razón. Aunque los caminos eran distintos si que tenían puntos de comparación y ciertas similitudes, ojalá poder llegar tan lejos como había llegado la jōnin.

— Sí, es posible que tengas razón

Puse las manos tras la nuca y miraba al frente. Estaba contento con lo que estaba dando de si aquel día. Sentía que la intervención de Eri durante aquel día era lo que había estado necesitando aquellos últimos días para seguir con mi camino como shinobi.
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#12
No lo sé, solo digo lo que pienso —se sinceró, metiéndose las manos en los bolsillos. No solía tener razón aunque fuera una superior y si la tuviese, tampoco solía admitirlo.

Caminaban tranquilamente por el jardín de los cerezos. Estaba tranquilo aquel día, sin mucho bullicio. Allí Eri se sentía tranquila y relajada, y más lo aprovechaba si se encontraba en otro de aquellos encuentros con nuevos pupilos.

¿Te hace un combate para enseñarme de lo que eres capaz? —Sugirió.
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#13
No lo sé, solo digo lo que pienso

Osea, no me sentía con la capacidad de llevarle la contraria. Era más que probable que los encargados de gestionar los equipos ninja de la aldea hubiesen tenido precisamente aquello en cuenta para formar aquel equipo. Bueno, si es que se le podía llamar equipo porque hasta donde tenía consciencia aquelos equipos eran formados por tres genins y un jōnin.

Nos adentramos finalmente en el jardín de los cerezos. Junto a las playas que bañaban la costa de la aldea era el lugar más icónico y en el que en primavera siempre me gustaba ir a menudo. Era un lugar acogedor y, en cierto modo me resultaban hasta relajantes. Un lugar ideal para desconectar de nuestras labores.


¿Te hace un combate para enseñarme de lo que eres capaz?

Vaya, la Uzumaki no dejaba de sorprenderme. Creo que di un leve respingo. En parte porque sabía que ella era muy superior a mi en combate y en cualquier faceta ninja, pero también porque poder medirme ante una kunoichi de sus dimensiones era todo un honor.

— ¿U-un combate? Esto hmmm... ¡Será un honor!

Asentí enérgicamente, sin embargo seguía preguntándome dónde estaban los otros dos gennins que debían conformar la totalidad de aquel equipo.

— ¿Pero no deberíamos esperar a los demás?
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#14
Eri sonrió ante el respingo que había dado su nuevo alumno. Parecía nervioso y, en ciertas ocasiones, le recordaba a sus años mozos cuando se juntaba con sus compañeros y aprendían entre ellos. ¿Se le aceleraría el corazón al descubrir nuevas y excitantes experiencias? A veces añoraba aquella sensación.

Pues ven, vamos a practicar juntos.

— ¿Pero no deberíamos esperar a los demás?

Siento ser un poco aguafiestas, pero solo me asignaron un alumno y ese eres tú, así que te vas a ver atado a mí sin oportunidad de tener algún compañero en mucho tiempo —bromeó un poco, pero decía la verdad: solo iban a ser él y ella—. Creo que estás a tiempo de cambiarte. No es molestia y normalmente socializar, relacionarse y aprender junto a otros suele ser una asignatura pendiente también.
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#15
Siento ser un poco aguafiestas, pero solo me asignaron un alumno y ese eres tú, así que te vas a ver atado a mí sin oportunidad de tener algún compañero en mucho tiempo

— Oh, vaya... — balbucee.

Lo cierto es que aquello no era algo que entrase en mis planes tras conocer el motivo de la presencia de Eri en mi vida. No por nada, sino porque de siempre que aquel tipo de equipos habían estado conformados por tres gennins y el sensei. Pero la situación que se acababa de presentar ante mis narices era como si de la nada me hubiese surgido una sensei particular, y encima del más alto nivel.

. Creo que estás a tiempo de cambiarte. No es molestia y normalmente socializar, relacionarse y aprender junto a otros suele ser una asignatura pendiente también.

Pero aquel panorama era de mi agrado y la pelirroja podría percatarse de ella tras ver mi expresión facial, relajada y sonriente.

— Oh, no es eso. Creo que el hecho de que no haya más gennins también tiene sus beneficios. Tienes que centrarte solo en un alumno y es posible que vaya aprendiendo más rápido de lo habitual, ¿no crees?
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