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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Los cielos estaban despejados como era habitual en Uzugakure. La estación de la primavera se acercaba, por lo que los cerezos no tardarían en entrar en flor y los encargados de los festivales empezaban a moverse entre las calles buscando materiales y mano de obra con antelación de sobra. Era una fiesta importante y muy característica del país, por lo que los que trabajaban en ella se lo tomaban muy en serio.

Entre el ajetreo de dichos trabajadores, los cuales la mayoría iban en grupo con alguien que se encargaba de buscar materiales de calidad, los carteros y algunos animales que también desempeñaban este oficio, repartian cartas a primera hora. La mayoría simplemente eran cartas por correspondencia, de familiares u otras cosas, pero a la mayoría de ninjas, les llegaba un pequeño extra.



(C) Desaparecidos entre vaho


Solicitante: Akiko Nakamura
Lugar: Tanzaku Gai
La situación está empezando a llegar a un punto insostenible, ya es más una verdad a voces que nadie quiere reconocer. Día tras día, y noche tras noche está habiendo desaparición tanto de clientes como de geishas, oiran, clientes y otros empleados. Los dueños y la asociación de los locales de las Tanzaku Gai tienen conocimiento de esto, pero se niegan a reconocer tal hecho y tramitar una misión, dado que eso afectaría a la reputación de los negocios. Esa es una opinión que comparto, pero además saltaría las alarmas más de lo que ya se sabe en las calles y los culpables seguramente desaparecerían. Por favor, necesitamos ayuda.

La mayor parte de las excusas son el hecho de que han abandonado los locales por amor verdadero, haber pagado sus deudas o similares dejando detrás si, si hay suerte, una nota. Pero las personas que convivimos con ellos sabemos que es mentira.

No tenemos mucho dinero, pero hemos conseguido reunir entre varios trabajadores de distintas casas para pagar. Por favor, ayúdenos

Nota: Os reuniréis con un chunin llamado Ryu en la posada del Caldero Caliente, en Tanzaku Gai
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#2
En cuanto había salido del País de la Espiral, Hana se había guardado la bandana y el portaobjetos para simular ser una civil. Era lo mejor para ver como se comportaba la gente en su habitat natural y pasar desapercibida. Las bandanas estaban bien, tenían autoridad, pero era una enorme llamada a la atención.

Además ella tenía cargos extra en su sigilo. Cada vez la paraban menos para preguntarle por Shizuka, pero seguía siendo un problema en sus misiones. Solo esperaba llegar al Caldero Caliente de Tanzaku Gai sin ser vista ni seguida por ningún fan. Siempre intentaban seguirla y en una misión de rango C podrían salir heridos, que era lo último que quería.

Por eso, cuanta menos atención llamase mejor.

Una vez en la posada, se quedaría en la puerta, observando el interior para ver si podía localizar al tal Ryu a simple vista. No había ninguna fecha ni hora en el pergamino así que no sabía si estaba o no. Si no veía nada, pediría una habitación para pasar la noche. A lo mejor el chunin ya contaba con ello.


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#3
Toshio se pasó la mitad del viaje dormido en la incómoda habitación de un incómodo tren. Aparte de eso, no hizo mucho más en el viaje. Tampoco se guardó la bandana pues, la verdad, según el pergamino les habían asignado un Chūnin para ayudarlos, así que probablemente todo sería un paseo en el parque.

Es verdad que en el pergamino no decía nada de ningún día ni hora, pero al menos tenía un lugar donde se suponía que debían encontrarse con el Chūnin, así que suponía que ya lo vería por ahí en algún momento, o en su defecto ya empezaría a investigar por su propia cuenta.

Al llegar, pasaría al lado de Hana e iría directamente dentro.

— Hola~ —Saludaría al pasar a su lado.

Una vez dentro, se dirigiría directamente a la persona que estuviera tras la barra para preguntarle.

— ¡Buenas! Disculpa. ¿Ha pasado un chico llamado Ryu por aquí?
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#4
No una, sino dos personas vinieron a preguntar por una persona que llevaba varios días ya hospedandose allí. La chica bajita y rubia parecía estar acompañando al pelirrojo, que fue el primero en romper el hielo al hablar con el recepcionista de la entrada. Era un hombre adulto de pelo corto y cabeza ligeramente cuadrada, con una barba de un par de días así como loos ojos oscuros.

¿Ryu dices? Oh, ese hombre tan raro — respondió, entrecerrando un poco los ojos, y posteriormente señalando un pasillo que se dirigía al interior del recinto —. Creo que está en uno de los patios exteriores

Si ambos avanzaban por los pasillos de madera, acabarían llegando a un pasillo que daba al exterior de un jardín. Allí, podrían ver a un hombre sentado con un kimono de tonos rojizos con detalles negros hablando con una chica de pelo marrón oscuro que compartía algunas facciones con el recepcionista.El hombre tenia los cabellos negros como el carbón, al igual que sus ojos. Su rostro era delicado, ligeramente claro y su piel se veía suave y los labios de un palido color rosado. Su nariz tambien era pequeña y algo fina, como la de una mujer. Sin duda, era alguien agradable de ver.

Aunque algo chocaba claramente. Un poco más arriba de sus orejas, dos pronunciados y retorcidos cuernos salían apuntando hacia el cielo, y del final de su espinazo, lo hacía una gruesa cola escamada de tono rojizo. Debajo de sus agudos ojos, cerca del final interior de sus carrillos, podían verse también lo que parecían escamas del mismo tono que la cola. Para rematarlo, sus dientes se veían bastante afilados.

¿Te importaría traerme un poco más de sake, Momo-chan?

S-Si, claro

Tanto trabajadores, como gente que se hospedaba allí, no podía evitar dirigir la mirada hasta él. Sus facciones sobrenaturales destacaban, pero su bello rostro lo hacía también, dejando un poco embobados a aquellos que posaban la mirada en su rostro. Podría ser perfectamente el príncipe del infierno de una novela ligera. Solo que estaba bastante bueno. Tal vez esa belleza sobrenatural tendría explicación si venía desde el infierno.
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#5
— Gracias~

Despidiéndose con la mano, el chico empezó a andar por el pasillo que le habían indicado y se dirigió directo a buscar a Ryu. Al final del pasillo, se encontró con un jardín en el que había una... Bueno. Toshio dudó por un instante si debía llamarlo persona, pero entonces se dio cuenta de que lo verdaderamente ofensivo era dudar en primer lugar.

— Ey... Ryu ¿no? —Le preguntó—. Kurogane Toshio, genin, mucho gusto. Esto... —Dudó otro segundo, pero es que no podía evitarlo. Era demasiado idiota para hacerlo—. ¿Qué te pasó en...?

Y entonces no terminó la frase, porque estaría feo. Solo hizo señas apuntándose... bueno, todo su cuerpo.
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#6
Antes de que Hana pudiese reaccionar, un señor se coló sin piedad e hizo la pregunta clave.

— ¡Buenas! Disculpa. ¿Ha pasado un chico llamado Ryu por aquí?

Parecía portar una bandana, pero con el montón de flequillo que tenía, era imposible saber de donde. ¿Y qué hacía ese chico allí? Desde luego ella no le había visto de camino desde su propia villa, aunque estaba algo desconectada de las nuevas generaciones así que igual sí era de Uzushiogakure. Sin embargo, debía ponerse en lo peor antes de suponer lo mejor. ¡Debía ser una verdadera ninja! ¡Siempre esperar lo malo!

Cuando el misterioso pelirrojo se metió por uno de los pasillos, Hana le siguió manteniendo una distancia más que razonable para que jamás pudiesen saber que los estaba siguiendo. Hasta que se toparon con un lagarto. Hana retrocedió un paso.

Es... ¡es un oni! ¡Cuidado! — antes de darse tiempo a salir por patas, se interpuso entre el hombre del flequillo sospechoso y el oni, sacando su Kodachi defensivamente.


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#7
El joven se llevó una pequeña taza a la boca, mientras aquella mujer se levantó para marcharse, pero antes de poder dar un paso, ya habían llegado dos personas preguntando por él.

— Ey... Ryu ¿no? Kurogane Toshio, genin, mucho gusto. Esto... ¿Qué te pasó en...?

Es... ¡es un oni! ¡Cuidado!

El joven se giró para observar a los dos genin que venían preguntando por él. Apenas le dio tiempo a mirar a ambos de arriba abajo cuando Toshio preguntó sin discreción alguna sobre su extraño aspecto, y posteriormente Hana le acuso de ser un ser mitológico antes de tener tiempo a dar cualquier explicación.

Espero que las palabras no sean vuestro punto fuerte, porque joder — dijo con un gesto de malhumor bebiendo de la taza. Su voz era la de un chico adulto, pero no era excesivamente grave. Era algo enérgica y potente, pero nada más —. Si, yo soy Ryu. En fin, supongo que sois la ayuda que pedí. Acompañadme.

Respondió levantándose, y alzando una mano hacia la chica, indicando que no hacía falta que trajera más bebida. Tras ello, caminaría hacia ellos y pasaría de largo hasta llegar al final del pasillo. Ambos podrían ver al cruzar por su lado aquella cola más de cerca, la arqueó ligeramente para no dejarla arrastrando por el suelo. Si se quedaban todavía pasmados por aquello, les llamaría la atención para que no se quedaran allí. No necesitarían caminar mucho por el edificio hasta llegar a la habitación, la cual él sostenía la puerta corrediza, esperando a que ambos pasaran primero.
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#8
De nuevo, la misma chica rubia con la que se había encontrado en la entrada apareció frente a él, llamando oni a Ryu mientras sacaba su kodachi.

— Ooooye, tranquila. Esas cosas son peligrosas. —Le dijo, sosteniéndole el hombro con una mano.

La chica no llevaba ninguna bandana ni nada que la identificase como nada encima, pero aún así portaba una kodachi. ¿Quizás era una samurai del País del Fuego? No tenía ni idea, pero Ryu al menos parecía bastante seguro de que se trataba de una ninja, y no de cualquier ninja. Aparentemente se trataba de su compañera.

— ¿"Es un oni"? ¿En serio? —Dijo Toshio, antes de reírse—. Yo soy Kurogane Toshio, un gusto.

Se presentó, dándole la mano a Hana y, tanto si se la aceptaba como si no, acabaría por seguir a Ryu a donde los dirigía, entrando a la habitación en cuanto les invitó a pasar.

— Con permiso~
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#9
— Ooooye, tranquila. Esas cosas son peligrosas.

Y los Oni también. — se giró a mirar a Toshio y al resto, nadie parecía aterrado ni a la defensiva.

Sin embargo, tenía cuernos y escamas. Era un monstruo. Un ser diabólico. Aunque, ¿tal vez era un Oni bueno?

Espero que las palabras no sean vuestro punto fuerte, porque joder Si, yo soy Ryu. En fin, supongo que sois la ayuda que pedí. Acompañadme.

Sí...

Respondió Hana a ninguna pregunta. Todavía algo reticente por el secretismo del oni, decidió guardar su arma y seguirlo. Tal vez era solo un malentendido, pero no era como si tener cuernos fuese lo más normal. ¿Acaso no te crecían si eras tan malo como un demonio?

— ¿"Es un oni"? ¿En serio? Yo soy Kurogane Toshio, un gusto.

Bueno, tenía cuernos y cola. Mi segunda opción era un cococornio, mitad unicornio, mitad cocodrilo y mitad humano. — se dio cuenta de la tontería que acababa de decir y se presentó para borrarlo. — Himura Hana, encantada, Toshio.

Le acepto la mano a sabiendas de que era una forma de saludo. Normalmente usaba reverencias, pero parecía que Toshio era más callejero que formal y debía respetar las costumbres kusajin.

Iría detrás de Toshio a la espera de que su cliente se los intentase comer o les informase, lo que pasase antes.


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#10
¿Un coco-que?... — respondió, volviendo a fruncir un poco el ceño, y dejando escapar un suspiro.

Cuando ambos pasaron al interior, el joven cerró la puerta y acto seguido hizo unos breves sellos mirando a esta. Algunos hilos se expandieron desde el marco de la puerta, y posteriormente se separaron por toda la habitación, dirigiéndose a las aristas y posteriormente a las esquinas donde podía verse unos pequeños papeles. Tras ello, cuando se vio convencido de que todo estaba en orden, tomó asiento en el suelo cruzando sus pineras.

Bien, ahora podemos hablar sin preocuparnos. Para esta misión, yo soy Ryu como mencionaste antes. No pasa nada, pero en un futuro intentad ser más discretos a la hora de buscar con quien os vais a encontrar — respondió, apoyando uno de sus brazos sobre una de sus rodillas —. Y no, no soy un oni. Ni un unicornio, ni un cocodrilo. Soy humano. Mis cuernos, cola y escama son por culpa de la meditación de los ermitaños. Por suerte consiguieron sacarme del trance antes de que fuera a más, pero esto que me ha quedado es ya algo irreversible por lo que parece.

Desvió la mirada a su cola, que movió ligeramente contra el suelo, provocando un suave golpe grave. El chico parecía bastante serio, pero no hablaba con desprecio en su tono de voz, sino más bien intentaba ayudar e instruir.


¤ Chinmoku no heya
¤ Habitación del silencio
- Tipo: Apoyo
- Rango: C
- Requisitos: Fūinjutsu 40
- Gastos: 20 CK por etiqueta (mínimo 2, máximo 5)
- Daños: -
- Efectos adicionales: Aísla sonoramente una sala
- Sellos: Rata -> Liebre -> Serpiente
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: (ver descripción)
El usuario escoge una entrada, puerta o superficie, y coloca una etiqueta especial con el kanji "silencio" (黙) sobre ella. Entonces, coloca desde una más a cuatro más en distintos lugares, no a más de 100 metros a la redonda, y siempre sobre superficies planas. La superficie sobre la que pegó la primera barrera de sello queda entonces protegida, de tal forma que no deja escapar ningún sonido de la habitación hacia el exterior de esta. Para romper el sello, al levantar una de estos papeles se deshará la técnica, aunque también se puede utilizar una técnica de contra-sellado de nivel superior, como el Gogyō Kaiin (Liberación de los Cinco Elementos) contra el sello principal.
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#11
— ¿Un cococornio? —Repitió Toshio, riéndose.

Al entrar a la habitación, el Chūnin realizó un extraño Fūinjutsu que se extendió por toda la sala, haciendo... algo. Toshio no era ningún experto del Fūinjutsu, todavía, pero no pudo reconocer de qué técnica se trataba a simple vista. Aún así, incluso con esas, no se alarmó.

Entonces el hombre les quiso instruir, diciéndoles que sean más discretos a la hora de buscar con quién se iban a encontrar, a lo que Toshio simplemente no contestó, guardándose cualquier comentario de los suyos mientras se sentaba, apoyando las manos en el suelo detrás suyo.

— Vaya... Pues conozco a un chico que hizo lo mismo, aunque le salió bien. —Comentó, luego de escuchar su historia—. ¿Y de dónde eres, Ryu-senpai?

No veía su bandana por ningún lado. De hecho, no veía la bandana de nadie por ningún lado.
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#12
Y no, no soy un oni. Ni un unicornio, ni un cocodrilo. Soy humano. Mis cuernos, cola y escama son por culpa de la meditación de los ermitaños. Por suerte consiguieron sacarme del trance antes de que fuera a más, pero esto que me ha quedado es ya algo irreversible por lo que parece.

Ah. — comentó Hana brevemente antes de pensar detenidamente en lo que le había dicho Ryu. — Aaaaahhhh. Estos que son capaces de usar el poder de sus invocaciones en ellos mismos, con todo el chakra natural y eso. Jamás había oído a nadie que lo haya visto siquiera. Entonces, ¿salió bien? ¿Tienes poderes de cocodrilo?

La idea de volverse medio animal no le parecía del todo mal a Hana. Al fin y al cabo, los animales hacen cosas verdaderamente fascinantes. Los gatos eran capaces de caer sin hacerse una sola magulladura independientemente de la altura, y siempre caían de pie. Además andaban sobre superficies extremadamente estrechas como si fuese un día normal. Y los perros eran capaces de oler comida a cualquier distancia y por cualquier recoveco. Y había ardillas que eran capaces de planear durante horas. Y había pajaros capaces de penetrar un arbol picandolo con su pico a la velocidad del sonido, además de volar, claro, como todos los pajaros.

Sería increible poder conseguir alguna de sus capacidades, aunque tuviese que dejarse crecer unas orejitas o un hocico. ¿Qué era eso comparado con el poder de un dios?

— Vaya... Pues conozco a un chico que hizo lo mismo, aunque le salió bien. ¿Y de dónde eres, Ryu-senpai?

¿Ah, sí? ¿Y podía convertirse en cocodrilo a voluntad? — los ojos le brillaban, algo en toda esa idea había resonado con lo más profundo del ser de Hana.


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#13
Soy de Uzu — dijo sacando una pequeña placa momentáneamente que tenía guardada dentro del kimono y cerca de la altura del corazón, como si fuera una especie de tarjeta de visita, en la que se pudo vislumbrar la característica espiral.

Pero la chica volvió a llamarlo cocodrilo, y aquello hizo que todas las fuerzas del joven se esfumaran. ¿Era cierto? ¿Se parecía a un cocodrilo? Jamás le habían comparado con esa criatura, tal vez porque ya el simple color rojizo de sus escamas y cola hacía que la gente no pensara en aquello simplemente. ¿Pero tenía un morro tan grande como aquellos animales? Nunca se lo había notado en el espejo. ¿O eran los caimanes los que tenían el morro alargado?

Ryu miraba al techo, algo desorientado y con los hombros caídos por los comentarios mientras pasaba la mano derecha por su nariz y boca, por lo que los dos genin podrían seguir platicando un rato más. A él le parecían de un tamaño más que normal. ¿Será porque estaba acostumbrado al ser su propio rostro? También decían que normalmente te ves más guapo en un espejo de lo que realmente eres. Después, desvió la mirada a un lateral, manteniéndose en sus pensamientos, mientras se debatía en la crisis existencial que estaba pasando, Se decía que las serpientes eran parientes lejanos de los dragones, ¿pero y los cocodrilos?
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#14
— Esto... no. No puede transformarse en cocodrilo, creo.

Entonces, pudo ver la reacción de Ryu, que se había presentado como Uzujin. El pobre parecía estar sufriendo alguna especie de crisis en silencio mientras se planteaba cosas.

Toshio le hizo una seña a Hana, como si cortase su propio cuello con una mano mientras hacía una mueca.

— Corta, corta, que nos estamos pasando. —Le decía en voz baja, antes de dirigirse a Ryu—. Bueeeno, senpai ¿cuál es el plan?
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#15
Parecía que Toshio aceptaba más al lagarto que Hana, pero entonces, de repente, de la nada, le gesticuló que deberían matarlo. Haciendo como que cortaba su cuello.

¿Qué? ¿Cómo quieres que haga eso? Es nuestro cliente, y aún así, no mataría a nadie por ser un cocodrilo. — la kunoichi estaba entre preocupada y horrorizada de la proposición que le había hecho el pelirrojo.

Sí, no pasa nada porque sea medio cocodrilo. Cumpliremos con la misión y todo saldrá bien. — dijo con sinceridad, esperando que Toshio se relajase un poco.


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