Los dos avanzaron por un camino completamente irregular. Frente a la pared de piedra tenían la fuerza del agua, que caía con intensidad, amenazando con devorar todo lo que encontrase por en medio.

Al menos, hasta que llegaron al punto que mencionaba el pergamino.

« ¿Qué cojones? »

La cascada simplemente se desvanecía. Cómo si el agua se hubiera evaporado. Juro miró al cielo, y se encontró con algo aún más aparatoso: un cubo enorme de piedra, el cual desentonaba demasiado frente al resto de materiales. No había que ser un genio para saber que no era producto de la madre naturaleza.

Yota comenzó sus inquietudes. Juro no pudo más que asentir.

— Ésto no se ha hecho solo. Aquí hay alguien — Juro dijo lo que los dos estaban pensando. ¿Doton? ¿Conocimientos de ninjutsu? Fue lo primero que le vino a la cabeza —. Puede que haya secuestrado al crío. Por lo que sabemos, ésto podría ser incluso la guarida de alguien. Lo más seguro es que estén esperando a que alguien vaya a por el niño.

» Prepárate, Yota. Me gustaría que hubiera otra opción, pero no nos queda otra más que bajar por aquí — repuso Juro —. No tenemos ni idea de lo que nos espera

Chasqueó la lengua. En una cueva cerrada, con paredes estrechas, su armamento estaba muy limitado (cualquiera de sus explosivos podría enterrarlos vivos, y su veneno podía ser peligroso ahí abajo). Tendría que recurrir a algo más sencillo, supuso. Al menos, tenía a su marioneta a la espalda, en caso de emergencias.

Sacó de su chaleco un kunai, y lo sostuvo con la mano derecha, empuñandolo.

Juro se acercó a la cueva, con cautela, y en caso de no escuchar nada, se asomaría a la entrada, tratando de distinguir si se podría ver algo en los interiores de aquella caverna.

Juro se asomó a la entrada de la cueva, de la que solo salía el sonido de alguna que otra gota de agua que caía del techo al suelo. Hasta donde llegaba la luz, que eran unos cuantos metros, no parecía haber nada extraño. Era una cueva como cualquier otra. Aparte del cubo perfectamente liso y la entrada con paredes tan lisas como el cubo, el resto era tan asimétrico e imperfecto como cabía esperar.

(Inteligencia 50) Como líder de la manada de dos, el jounin se dio cuenta de algo muy importante. No podían adentrarse a un sitio cerrado e inhóspito sin algún tipo de iluminación. Bueno, poder, podían, pero se estarían poniendo en un riesgo elevado, ya no solo a caer en trampas, sino a todo tipo de inclemencias de la propia formación rocosa.

Juro no se daría cuenta, pues estaba de espaldas, pero Yota no le escuchaba, de hecho, ni el familiar arácnido de Yota parecía estar escuchando nada. Mientras el jounin se dirigía a la cueva e instaba a su inferior a que estuviese en guardia, él se había quedado de pie, mirando las cascadas como si fuesen una obra de arte que él y solo él podía entender, era su deber desentrañar los misterios de aquellas cataratas lúgubres. ¿Y si había unas catacumbas llenas de tesoros por ahí cerca? ¿Y si el árbol no les dejaba ver el bosque lleno de tesoros y antiguas criaturas?

Yota empezaba a acercarse peligrosamente al borde del pequeño camino que les había llevado hasta ahí. Muy peligrosamente.

Juro observó el interior de aquella cueva, y entonces, comprendió que tenían problemas. Debería haber imaginado algo así, cierto, pero no habían tenido tiempo de prepararse.

« ¿Cómo diablos vamos a conseguir luz? » — Chasqueó la lengua. No tenía nada que pudiera ayudarle. Sus marionetas no provocaban fuego. Ni sus técnicas.

Diablos. No tenía nada.

— Oye, Yota, tenemos un problema — dijo, girandose hacia él. Sin embargo, se lo encontró al borde del camino, mirando absorto.

Juro cruzó los brazos.

— Pero bueno, ¿Qué haces? — Juro se acercó a él, y le puso una mano en el hombro —. ¿No tendras por casualidad alguna técnica o cosa que nos ayude a iluminar el camino? Esa caverna está demasiado oscura para que podemos avanzar a lo loco. Si no, tenemos que pensar algo rápido.

El agua seguía fluyendo de una forma regular, sin ningún altibajo preocupante ni signo alguno de manipulación externa. La cueva siguió en un crudo silencio en comparación al tremendo estruendo que provocaba la cascada al caer sobre la masa inferior de agua.

Nada cambiaba ni tenía aspecto de ir a cambiar de forma natural en un rango razonable de tiempo.

Por momentos había perdido el norte, absorto en mis propios pensamientos, observando como aquel montón de agua iba cayendo y nada parecía ir a cambiar su curso. Fue la mano de Juro la que me hizo volver al mundo real.

— Pero bueno, ¿Qué haces? — Juro se acercó a él, y le puso una mano en el hombro —. ¿No tendras por casualidad alguna técnica o cosa que nos ayude a iluminar el camino? Esa caverna está demasiado oscura para que podemos avanzar a lo loco. Si no, tenemos que pensar algo rápido.

— Estaba pensando, ¿vale?

Bueno, era mentira. No estaba pensando en nada, había tenido la mente en blanco pero el chico había planteado una problemática que me hizo chasquear la lengua.

— Bueno, ahora que lo pienso... Es posible que tenga algo que podríamos usar pero entonces tendríamos dos problemas — dije con cierta preocupación mirando al interior de esa cueva — Podría usar el chidori, pero entonces iriamos por allí haciendo bastante ruido y más pronto que tarde me quedaría sin chakra y ya sabemos todos lo que eso significa, pero luz tendríamos de sobras

— ¡Eh, chaval! no pretenderas que te recojamos del suelo, ¿verdad? — replicó el arácnido a pura desgana

— Bueno, ahora que lo pienso... Es posible que tenga algo que podríamos usar pero entonces tendríamos dos problemas — dije con cierta preocupación mirando al interior de esa cueva — Podría usar el chidori, pero entonces iriamos por allí haciendo bastante ruido y más pronto que tarde me quedaría sin chakra y ya sabemos todos lo que eso significa, pero luz tendríamos de sobras

Juro chasqueó la lengua, claramente insatisfecho con la respuesta. No, eso no era una buena idea. Era como entrar gritando "Ya estamos aquí", delante de todo el mundo.

— Es una idea muy peligrosa, Yota. Vamos a dejar eso para una máxima urgencia. Como tu dices, te necesitamos para la batalla, y, aunque nos esperen, revelar nuestra posición tan facilmente es un un suicidio — Juro desde luego no estaba satisfecho con la respuesta de su compañero —. ¿No puedes usar algo más... ligero? Aunque no de tanta luz. Como usar el raiton en algún objeto pequeño. He visto a algún ninja reforzar sus armas con el raiton. Quizá podría funcionar como una pequeña linterna improvisada.

Suspiró. Él no sabía mucho después de todo, y el raiton no era su especialidad.

» Igualmente, tu eres el que sabe de raiton, solo estoy especulando. Yo la única forma de hacer luz sería con explosiones, y tengo muchas razones para asegurarte lo mala idea que es, asi que estamos mal — suspiró —. Maldita sea. Si no encontramos algo pronto, tendremos que rehacer el camino y conseguirlo. Es una perdida de tiempo, pero estamos perdiendo mucho más ahora.

Juro miró para todos los lados, claramente desesperado. Necesitaba algo, o sino, tendrían que perder mucho tiempo. Si tan solo hubiera algo cerca...

Juro buscaba algo, lo que fuera, pero ¿qué iba a haber en aquel lugar para hacer luz? Les habían dicho que la cueva había aparecido de la nada, así que era esperable que no tuviese ningún tipo de instalación lumínica. Cerca solo había piedras y agua, nada que pareciese una antorcha ni nada semejante.

— Es una idea muy peligrosa, Yota. Vamos a dejar eso para una máxima urgencia. Como tu dices, te necesitamos para la batalla, y, aunque nos esperen, revelar nuestra posición tan facilmente es un un suicidio

«Vaya, no me digas. Creo que hemos encontrado a un pequeño genio»

¿No puedes usar algo más... ligero? Aunque no de tanta luz. Como usar el raiton en algún objeto pequeño. He visto a algún ninja reforzar sus armas con el raiton. Quizá podría funcionar como una pequeña linterna improvisada.

— Si, claro que puedo usar el flujo de chakra, u otras técnicas. Llevo mucho tiempo explorando los caminos que ofrece el raiton, pero siguen siendo algo ruidosas, menos que el chidori, claro...

Y en cierto modo, aquello también drenaría mi chakra de forma progresiva. Era una obviedad que el chidori me chuparía el chakra a una velocidad mucho más elevada, pero tarde o temprano tendríamos que parar para que pudiese descansar o, en su defecto, Juro tendría que seguir solo y a oscuras, salvo que allí dentro hubiese algún tipo de iluminación que pudiésemos usar.

» Igualmente, tu eres el que sabe de raiton, solo estoy especulando. Yo la única forma de hacer luz sería con explosiones, y tengo muchas razones para asegurarte lo mala idea que es, asi que estamos mal — suspiró —. Maldita sea. Si no encontramos algo pronto, tendremos que rehacer el camino y conseguirlo. Es una perdida de tiempo, pero estamos perdiendo mucho más ahora.

— Por dios bendito, Jurete, deja tus ideas de bombero para otra ocasión, por favor, o acabarás sepultandonos en esta maldita cueva. Déjame a mi lo de la antorcha improvisada

Desenvainé mi katana antes de que al jounin se le viniese a la cabeza alguna otra gran idea suicida e hice fluir mi chakra alrededor del filo, propiciando que un montón de chispas crearán un manto eléctrico y me dirigí hacia el interior de la cueva, para ver si aquello resultaría o necesitaba algo más potente...

Juro se frotó las sienes, claramente contrariado. No le gustaba la situación, y solo acababan de comenzar los problemas. ¿Qué diablos iban a hacer?

« No hay tiempo de volver al pueblo. Joder, ni si quiera sabemos si el niño esta vivo. Se ha metido en la boca del lobo. Con la mejor de las suertes, lo han secuestrado » — Alguien estaba detrás de aquello, y eso no era para nada buena idea. ¿Qué iban a hacer? ¿Meterse como si nada?

Yota desenvainó la katana, alegando que él se encargaría. Aun así, Juro supo que no era la mejor solución que podrían utilizar. No solo por la perdida de chakra, sino por...

« ¿Pero qué hacer sino? » — No había opción. No había opción.

— B-bien.

Juro se acercó a la cueva, igual que Yota, para comprobar la eficacia de la técnica de raiton.

La corriente eléctrica que pasaba por el filo metálico de la katana y lo recubría daba suficiente luz como para ver unos metros delante suyo. Podían ver el suelo enfrente de ellos, aunque la iluminación no daba para ver ambas paredes si se movían por el centro de la cueva.

Tendrían que elegir si adentrarse pegados a una de las dos paredes o por el contrario, iban por el centro de la cueva. De una forma u otra, iban a perder información de los alrededores. Aunque también podían ir comprobando ambos lados, sin embargo, eso les obligaría a perder una cantidad significativa de tiempo.

A decir verdad, esperaba resultados peores a los conseguidos con aquella antorcha improvisada de raiton. Sin embargo, aquel destello nos permitiría avanzar, aunque para ello deberíamos tomarnoslo con calma y esperar a que el chaval estuviese bien. Se presentaba un nuevo problema ya que la anchura de la cueva era mayor al radio de la iluminación.

Chasquee la lengua, molesto.

— Bueno, menos da un Doton. Propongo que avancemos por el centro del camino — deslicé la espada de izquierda a derecha, enfrente mío, en una especie de arco para que viese cómo se podía iluminar ambos lados a medida que avanzabamos — Así no perderemos ningún detalle, sin embargo, avanzaremos con lentitud

Había sopesado la opción de dar media vuelta e ir por el desvio hasta la aldea, pero... ¿y si nadie podía darnos nada con lo que hacer luz? ¿y si lo conseguíamos pero perdíamos demasiado tiempo? No, no era la solución y a juzgar por la actitud de Juro, para él tampoco era una buena idea. No obstante...

— Se me ha ocurrido algo — dije con una súbita energía.

Simplemente apliqué más chakra para comprobar si así los efectos de iluminación resultaban ser efectivos. a pesar de que tendría que gastar más chakra, los resultados podían ser satisfactorios...

Curiosamente, la electricidad de Yota funcionaba. Juro asintió. No era un foco enorme ni una gran linterna, pero de alguna forma, les permitía ver un par de palmos de distancia.

« Si vamos por el centro, no veremos del todo las paredes. Y si vamos por una pared, nos perderemos el centro y la otra pared » — Si iban por la pared, estaban más expuestos, pero de la otra forma, perdían mucha más información. Juro chasqueó los dedos. Esto era un quebradero de cabeza.

Yota se mostró un poco más optimista que de costumbre.

— Bueno, menos da un Doton. Propongo que avancemos por el centro del camino. Así no perderemos ningún detalle, sin embargo, avanzaremos con lentitud

— Bien. Si estás de acuerdo, entonces, continuemos. Iremos por el camino del centro — acordó Juro —. Aun estamos en mitad de la oscuridad, así que tenemos que tener cuidado de trampas enemigas.

Juro sacó el kunai que tenía guardado en el chaleco. Solo en caso de necesidad, su marioneta, que tenía a la espalda (la pequeña, que era la que mejor podría manejar libremente en aquel lugar) y su kunai le servirían como única defensa. Suspiró. Menos daba un doton, supuso.

Sin embargo, Yota hizo una pausa, pareció tratar de pensar una nueva idea. El marionetista decidió quedarse en el sitio, mirando, aunque una duda pasó por su mente.

— ¿Podrás aguantar el ritmo de ésta técnica? ¿Durante cuanto tiempo funcionará?- -- Funcionase o no su nueva idea, le importaba saber cuánto tiempo tenían para explorar la caverna. De otra forma, iba sin saber nada.

Con el aumento de poder que le aplicó el genin, la luz creció exponencialmente. Podían ver perfectamente ambas paredes, incluso el techo. La cueva se fue ensanchando hasta que la distancia entre una pared y la otra aumentó un par de metros, entonces se mantuvo en ese tamaño conforme avanzaba.

El tremendo estruendo de las cataratas tardó unos minutos en desaparecer del todos y dejadles a solas con el sonido del repiqueteo constante de los relámpagos atravesando la katana. Tras otros tantos minutos de camino se hallaron ante una bifurcación.

A la derecha, un pasaje oscuro y lúgubre con ocasionales goteras de agua que cada vez se estrechaba y curvaba más. A la izquierda, un pasaje oscuro y lúgubre cuyas goteras corrían por las paredes en vez de caer directamente del techo al suelo y se ensanchaba los primeros metros de tramo.

No había ningún indicio de que los tramos volviesen a encontrarse más adelante, ya que el de la derecha se torcía al lado contrario y se perdía en las entrañas de la tierra. Sin embargo, ambos eran perfectamente transitables, por shinobis o por niños.

Todos respiramos aliviados al ver que los efectos del aumento de potencia del chakura nagare de raiton había sido un completo éxito. Al fin buenas noticias. Pero no había ni un solo segundo más que perder así que nos pusimos a caminar. Sin embargo, el jounin mostró su preocupación por el hecho de tener que gastar chakra para poder ver en el interior de aquella cueva.

— Afortunadamente, esta técnica es sencilla y no exige de mucho chakra, así que tranquilo, por ahora estaré bien

En realidad aquella fue una de las primeras técnicas elementales que aprendí y, como le dije, tenía la suerte de que exigía poco a mis reservas de chakra y mantenerla activa durante mucho tiempo no iba a suponer un gran problema durante un período de tiempo demasiado largo. No obstante, había que avanzar sin pausa, o sino si que se acabaría convirtiendo en un problema. Rikudo sabía lo profunda o no que era aquel lugar y, desde luego, quedarme agotado allí dentro era una de las últimas cosas que me apetecía saborear aquel día.

Pronto alcanzamos una bifurcación. Un camino a mano derecha que parecía ensancharse a medida que se avanzaba y otro a mano izquierda que hacia lo contrario y no parecía que fueran a unirse más adelante, aunque tampoco había que descartar aquella opción.

— ¿Por donde se metería un niño que se cuela en una cueva tan oscura como esta?

Lancé aquella pregunta para que fuese Juro quién decidiese el camino a tomar.