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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
La cara de aquel comerciante era un poema que Kazuma conocía bien y que vaticinaba una buena bronca a medio reprimir. Aquellas expresiones siempre le recordaban las rabietas que cogía el sacristán de Hanamura, cuando él preguntaba si dios no tenía otras cosas que hacer además de estar pendiente de si los niños blasfemaban.

Mirad... Intento confiar en vosotros. De verdad que lo hago. Por eso os voy a dar una oportunidad. ¿Qué significa esto?

Kazuma tomo el papel y lo detallo durante unos instantes.

«Sin duda es Daigo-senpai —reconoció—. ¿Qué habrá hecho?», pensó sin dejar que su rostro mostrase signos de cambio emocional.

De hecho, la situación hasta se le hacía graciosa: primero su sensei y luego su senpai, ¿Qué seguía? ¿Él? ¿Ranko? ¿La señora de las coles?

Se ha presentado un hombre esta mañana a preguntar si alguno de los shinobis que había contratado eran este señor, que es un hombre buscado en todo el país. Y ahora al salir, me dice Uragiri que había una mujer de dos metros con vosotros que se ha llevado un maletín. ¿Me explicáis ya lo que pasa? ¿No hay algún código de honor en los ninjas de NO hacer estas cosas? Lo ilegal y todo eso.

Debe ser un exninja de nuestra aldea —comenzó, manteniendo el aplomo y buscando su ser más convincente—. Sin duda rompió las reglas o fue en contra del “código ninja”… En fin, nada tiene que ver con nosotros.

Eso era lo que opinaba del asunto, que realmente sentía que no tenía nada que ver con ellos y lo que estaban haciendo allí; aunque no podía evitar que se vieran mal.

En cuanto a aquella mujer que menciona —procedió—, me la encontré encerrada en un pergamino que estaba en posesión del muerto. Libere el contenido del pergamino pensando que dentro podría estar el maletín, pero solo estaba ella. Por lo demás, no le he quitado el ojo de encima y cuando salimos no llevaba nada consigo.

Había más que decir, pero no quería abrumar al cliente con demasiada información de golpe; menos aun cuando aún faltaban sus conjeturas u observaciones.
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Los ojos de Ranko le traicionaron. Por supuesto que reconocía a Daigo, el chico peliverde con quien había hecho esa misión hacía tiempo, precisamente junto con Kazuma. Pero antes de que pudiese decir algo, el peliblanco se le adelantó.

Debe ser un exninja de nuestra aldea.

Ranko tragó saliva.

”Daigo-san… ¿qué…? No, ¿cómo es posible? ¿Qué hiciste? Y Kazuma-san… ¿no lo defenderá?”

L-lo conozco —se le escapó a Ranko. No podía renegar de un amigo, no podía decir que no reconocía a aquel ninja. Pero lo que también era verdad era que no sabía su estado actual —. Hace mucho que no lo veo —Sus palabras le supieron muy amargas —. P-pero si se le busca, d-debe de ser por una razón. Kazuma-san está en lo cierto. A-ahora no tiene que ver con n-nosotros.

Si en algún momento se cruzaba con Daigo, le pediría una explicación. Claro, eso se lo dijo en ese momento, porque durante su comida en el valle de los dojos lo olvidó por completo, casi convenientemente.

Cada momento que pasaba en la conversación ponía más en alarma a la Kusajin. Ahora acusaban a la mujer de haberse llevado el maletín. La de la trenza se sentía a la defensiva.

Violeta-san no llevaba ningún maletín —A diferencia de sus palabras anteriores, Ranko habló con toda firmeza esta vez —. ¿Fue Uragiri-san quien le dijo eso? Porque, con todo respeto, nos dijo que la entrada tenía muchas bifurcaciones y era fácil perderse, pero el túnel era recto. Y encontramos esta nota con el cadáver.

La Kusajin mostraría el papel a Yōgi, y le dedicaría una leve reverencia.

No le ocultamos nada a Yōgi-san. Estamos aquí para ayudarle y esclarecer todo lo que se deba esclarecer.
Pensamientos (Plum) Diálogos (PaleVioletRed)

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Yōgi podía ser demasiado confiado, demasiado extrovertido y todo lo que quisieran, pero no era tonto. Nadie hubiese venido a preguntar si les habían asignado un ninja si se trataba de un exiliado. Mientras Kazuma aseguro implicitamente que no lo conocía, Ranko fue menos sutil, tan poco sutil, que dijo lo contrario.

Aunque aceptaba que podía no tener que ver con ellos, que un criminal aún estuviese entre sus filas decía que su villa era más bien... permisiva con esos aspectos. Si había uno, ¿quien le decía que no podían ser dos? ¿Tal vez tres?

Después pasaron al tema de la mujer del maletín. Los ninjas aseguraban que no había maletín, que la mujer había salido de un pergamino y que se llamaba Violeta-san. Kazuma lo explicó con su seriedad habitual, pero lo que sorprendió a Yōgi fue la actitud de Ranko. Pasó de su habitual timidez y tartamudeo a una firmeza implacable al justificar a la pelirroja.

La actitud formal en todo momento de ambos ninjas empezaba a hacer mella en él. Esperaba que para ese momento hubiese caido alguna amenaza si realmente eran delincuentes. Y si realmente tenían el maletín, ¿qué hacían allí? ¿Por qué no huir con aquella mujer sin más?

Pero tal vez querían hacerle dudar. Tendría que pensarselo más.

Agarró la nota que le ofrecía la kusajin con el indice y el pulgar, cogiendola de una de las puntas que no estaban ensangrentadas y la mantuvo tan lejos como fuese posible. La leyó detenidamente y torció el gesto. Estaba claro que las pruebas que le presentaban iban encaminadas en una sola dirección. Uragiri desconfiaba de ellos y ellos de Uragiri.

Por primera vez, Yōgi se sentó. Cogió un pequeño taburete que tenía por ahí y se sentó al lado de la mesa. Suspiró.

Muy bien, digamos que creo vuestra versión. Si el tunel es recto y no tiene salida y la mujer no se ha llevado el maletín. ¿Donde está? Está claro que alguien está mintiendo, pero a mi eso me da igual solo quiero lo que es mio.

Dejó la nota sobre la mesa. No tenía que calentarse tanto la cabeza con versiones ni mierdas, él solo quería el maletín. ¿Tan difícil era?


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Muy bien, digamos que creo vuestra versión. Si el túnel es recto y no tiene salida y la mujer no se ha llevado el maletín. ¿Dónde está? Está claro que alguien está mintiendo, pero a mí eso me da igual solo quiero lo que es mío.

En pocas palabras, si en el corredor había un muerto antes de que llegáramos, es que alguien entro, le mato y salió antes de que entráramos —Era la sospecha que cargaba y no dudo en exponerla, sin señalar directamente sus implicaciones—. Ese alguien es quien tiene el maletín.

»De todas formas, aún falta examinar el cuerpo y nuestra “acompañante” no podrá alejarse mucho ni dará problemas si nadie le molesta.

«Al menos eso espero», pensó, mentalizándose de que tendrían que ir a buscar a Violeta en algún momento.
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Yōgi llegó a la conclusión de que alguien mentía. ¿Pero quién? ¿Uragiri o los genin? Un lado estaba haciendo de las suyas y echando por suelos su trato con el señor. Aunque lo que le importaba a él, era, claro está, el dinero.

Ranko fue levantando los dedos mientras mencionaba personas.

Violeta-san no pudo ser, pues estaba sellada en un pergamino. Kazuma-san y yo entramos, revisamos y salimos y no encontramos maletín alguno. La única otra persona que entró fue, con todo respeto, Uragiri-san.

Le sabía mal acusar a alguien de algo sin muchas pruebas, pero es que no parecía haber de otra: no tenía otra explicación para ello.

Creo que no solo necesitamos que Kyo-san confirme e-el cuerpo, sino que Uragiri explique su parte también. S-si Yōgi-san lo considera, puede revisar m-mi equipo para asegurarse d-de que no tengo nada. P-pero tendría que revisar a Uragiri-san y su equipo también.

¿Qué mejor prueba de confianza? Así despejaría las dudas de Yōgi sobre el par de shinobi. Aunque, claro, también quedaba el cabo suelto de Violeta. Ranko juraría que ella no llevaba más que su puño americano a mano, y la defendería firmemente contra cualquier acusación.

”N-no es por que sea Violeta-san, sino porque ella no tenía nada. Ella no es una ladrona.”

Esperaría entonces a que Uragiri trajera al espadachín que los había recibido el día anterior.
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En pocas palabras, si en el corredor había un muerto antes de que llegáramos, es que alguien entro, le mato y salió antes de que entráramos Ese alguien es quien tiene el maletín.

Te olvidas de que la única persona que entró fue Uragiri y apenas tardó un par de horas, mientras que vosotros habéis tardado cinco, casi seis. Y al salir, estábamos los tres presentes y no llevaba maletín alguno. Si el tunel es un pasillo, deberíais haber visto el maletín en algún momento, ¿no? ¡No puede haberse volatilizado!

La respuesta más simple era que los ninjas sí habían encontrado el maletín, fuese cierto o no lo del pasillo, porque si lo era, tendrían que haberlo encontrado, y si no, ¿por qué mentir aparte de para quedarte con el maletín? Pero... ¿para qué hacer una mentira que jugaba en su contra? No tenía sentido.

De nuevo, eso solo le estaba dando más dolores de cabeza al comerciante.

Creo que no solo necesitamos que Kyo-san confirme e-el cuerpo, sino que Uragiri explique su parte también. S-si Yōgi-san lo considera, puede revisar m-mi equipo para asegurarse d-de que no tengo nada. P-pero tendría que revisar a Uragiri-san y su equipo también.

El rubio empezó a masajearse las sienes intentando ver los pies y la cabeza a toda aquella situación. Pero no se los veía, no veía nada. Una mujer sacada de un pergamino, un ladrón muerto y una nota ensangrentada. ¿Cómo se había torcido tanto aquella transacción? Si hacia estas cosas a diario y no había tanto follón.

No me interesa revisar el equipo de nadie, vosotros podríais tenerlo metido en uno de esos pergaminos vuestros donde al parecer se puede meter personas. Solo me queda la opción de decirle a Kyo que entre en la cueva a ver si se bifurca o no, si es un pasillo, vosotros teneis razón y si no, Uragiri tiene razón.

Era lo más simple. Obviamente, eso le diría a ellos y Uragiri, pero no iba a quedarse sin su único guardaespaldas de fiar, le diría que esperase un poco oculto en la entrada hasta que uno de los dos bandos perdiese los nervios al saber que le iban a pillar e intentase algo.


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Te olvidas de que la única persona que entró fue Uragiri y apenas tardó un par de horas, mientras que vosotros habéis tardado cinco, casi seis. Y al salir, estábamos los tres presentes y no llevaba maletín alguno. Si el túnel es un pasillo, deberíais haber visto el maletín en algún momento, ¿no? ¡No puede haberse volatilizado!

No me olvido, Yōgi-san —dijo, tratando de considerar el problema desde el punto de vista del cliente—. Tampoco hay que olvidar mantener esa nota a buen resguardo, podría ser una pista valiosa.

No me interesa revisar el equipo de nadie, vosotros podríais tenerlo metido en uno de esos pergaminos vuestros donde al parecer se puede meter personas. Solo me queda la opción de decirle a Kou que entre en la cueva a ver si se bifurca o no, si es un pasillo, vosotros tenéis razón y si no, Uragiri tiene razón.

Me parece una medida bastante acertada —admitió, mientras se encaminaba a la entrada de la carpa—. Pero es importante que antes le echemos un vistazo al cadáver.

Dejando de la tienda entreabierta se sentaría para deshacer el sello. Pensó que mantener una distancia con clienta sería lo ideal, pues no sabía que tan sensible seria al espectáculo que proporciona un cadáver. De tal forma, justo frente a la tienda y sobre la arena, esperaría a que llegaran los otros para terminar de liberar el sello y al cadáver.
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”Tiene… Tiene razón…”

Ranko sintió que había hablado muy pronto, o había dicho cosas innecesarias. Yōgi sugirió que podrían mandar al espadachín a investigar para desmentir la historia de una vez por todas. Kazuma comenzó a deshacer el sello fuera de la tienda para mostrar el cadáver. Ranko le seguiría, aunque si Yōgi se quedaba dentro de la tienda, ella permanecería de pie justo en la entrada, atenta tanto al cliente como a su compañero.

Sin embargo, de vez en cuando se asomaría en dirección al río, con la esperanza de ver a Violeta regresar.

”Qué situación tan extraña. Pareciera que todos tienen razón y a la vez nadie la tiene. Espero que no se complique más la cosa…”

No quedaba más de su parte que esperar a que Uragiri y a Kyo llegaran, y a que el cadáver estuviera a la vista de todos. Ranko permanecía en relativa calma, y ya comenzaba a imaginarse alguna pelea improvisada entre las partes. Pero, por supuesto, prefería que todo se solucionara charlando.
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Tampoco hay que olvidar mantener esa nota a buen resguardo, podría ser una pista valiosa.

Yōgi suspiró, agarró un cuchillo que había sobre la mesa, que no tenía ni dientes ni parecía demasiado afilado, por lo que sería un cuchillo de untar, y lo usó para clavar la nota a la mesa de madera. Por suerte, la mesa no era demasiado buena y la madera aceptó gratamente el cuchillo, haciendo que la nota quedase pegada efectivamente contra la mesa.

A buen resguardo. — dijo mientras señalaba la nota.

A pesar de la acción impulsiva y violenta de Yōgi, los ninjas no sentirían amenaza alguna de él. Era como si viesen a un cachorro ladrandoles y enseñando los dientes, puede que te muerda, pero de una patada te suelta y vuela varios metros.

A regañadientes, les seguiría al exterior. Cualquiera que fuese la conclusión, él debía saberla, aunque hiciese un calor del demonio y no le apeteciese nada ver un cadáver. Una vez fuera no tuvieron que esperar mucho para ver a Uragiri aparecer, pero sin Kyo.

¿Y Kyo? — pregunto Yōgi con una ceja alzada.

Hasta él empezaba a ver que todo lo que rodeaba a su contacto era más bien sospechoso. Uragiri paró un segundo para coger aire tras acercarse en una breve carrerilla.

Kyo-san no ha atendido a razones, ha dicho que iba a buscar a los guardias del Oasis antes de venir, que la situación se nos había ido de las manos.

Yōgi se quedó un momento pensativo, para finalmente suspirar agotado.

Muy bien, chicos, olvidad el cadaver, vamos a dentro. — diría a los ninjas mientras se metía de nuevo en la tienda.

Uragiri iría justo detrás de Yōgi, con prisas. Una vez los dos ninjas hubiesen entrado también, Yōgi hablaría desde el extremo contrario de la tienda, mientras que Uragiri estaba a un lado de la mesa y los ninjas en la puerta.

Espero poder confiar en vosotros para esto, kusajines. ¡Detened a este hombre de inmediato! — ordenó mientras señalaba a Uragiri.


http://sketchtoy.com/69287715
Estais a cinco metros de Uragiri y él está a cinco metros de Yogi en un majestuoso caso de simetria. Lo marrón son las mesas, en la de los lados hay comida y bebida y en la del medio papeles. Poco más que añadir, cualquier cosa me la preguntais.

Kazuma, como no pones explicitamente que saques el cadaver, no sacas el cadaver, porque básicamente solo lo retrasaria todo el desellar y sellar. Sobre la posición en la que estais en el dibujo, podéis rolear que entráis como queráis, uno al lado del otro o uno delante del otro, pero recordad que Yogi habla en cuanto estáis los dos dentro.


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Kazuma dejaría lo del cadáver para después. En aquel momento le interesaba mantenerse cerca del cliente para poder disipar cualquier sospecha.

Espero poder confiar en vosotros para esto, kusajines. ¡Detened a este hombre de inmediato! —ordenó mientras señalaba a Uragiri.

Con aquello dicho, realizaría el sello del carnero y se arrojaría en carrera sobre Uragiri, buscando ponerle la mano encima, en alguna extremidad por lo menos.


He usado 36 de chakra para utulizar ¤ Formación de Hilos de Luz

Esto me deja con 124 CK
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Para poner las cosas más tensas, Kyo convenientemente no había atendido a las indicaciones de Yōgi. Su cliente, frustrado, les indicó a los genin que olvidaran el cadáver y entraran. Lo que sorprendió (aunque no tanto) a Ranko fue lo que siguió: la instrucción de detener a Uragiri.

Ranko asintió, con los ojos fijos en el hombre. Kazuma fue el primero en moverse pero, a como la chica le había visto caminar por toda la misión, el peliblanco era relativamente lento. Hubo un borrón en el lugar de la kunoichi, y su cuerpo moviéndose a altísimas velocidades hizo que los papeles de la mesa central volaran. Ranko aparecería al lado derecho de Uragiri, levemente encorvada, con la palma diestra buscando el torso del hombre.

Si hacía contacto con él, alzaría la voz, liberando el jutsu que Kazuma había sellado horas atrás en su palma.

¡Quieto!



PV

230/230


CK

136/150

-14

Enfriamiento de Shunshin:

5/5


Técnicas utilizadas: ¤ Shunshin no Jutsu
¤ Isshi Tōjin x 3 (previamente sellado por Kazuma)
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Espero poder confiar en vosotros para esto, kusajines. ¡Detened a este hombre de inmediato!

Antes de que el pobre Uragiri pudiese siquiera suspirar de asombro, los dos ninjas se lanzaron sobre él como quisieron. Por un lado el muchacho y por el otro, usando su magia ninja, se apareció la muchacha, ambos usando algún tipo de técnica para inmovilizarse. Ni siquiera le dio tiempo a levantar los brazos en señal de rendición.

¡Kyo jamás iría a por los guardias! Tiene demasiado ego como espadachín para ir a por ayuda solo por dos genins, sin ofender, es que es muy cabezota.

P-P-Pero ¡es lo que pasó! Le dije que los ninjas habían regresado con una extraña mujer de dos metros de altura y me dijo que mejor ir directamente a buscar refuerzos. L-Lo juro.

Algo más le dirías, sino hubiese vuelto de inmediato. ¡Kyo no huiría sin más!

¡Solo he hecho lo que usted me pidió!

¡Tenemos una carta del muerto que habla de un traidor! ¡Eres el único que entró en la cueva! ¿Dónde está el maletín y qué le has dicho a Kyo?

Yōgi dio un golpe en la mesa, claramente ofendido por las palabras de Uragiri.

¡Entré sin luz porque usted me pidió que echase un vistazo! Fui palpando las paredes y a mi me pareció que había varios caminos. Y lo de la carta del muerto, es imposible que fuese yo... porque... soy analfabeto. No sé leer ni escribir. Y si hay un traidor, debería ser la única persona que ha huido y no está aquí, ¿no?

Uragiri bajó la mirada al confesar tan humillante secreto. Tenía sentido si Yōgi afirmaba que simplemente era un civil local que había contratado para tener información local, pero aún así, era duro de admitir.

Mientes, Kyo nunca haría algo así. — dijo Yōgi con un hilo de voz


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Bien, Ranko-san, yo me encargare desde ahora —le dijo en cuanto tuvo asegurado al sospechoso.

Lo bueno era que le tenían quieto, lo malo es aquello implicaba que el peliblanco también tendría que estarlo.

¡Entré sin luz porque usted me pidió que echase un vistazo! Fui palpando las paredes y a mi me pareció que había varios caminos. Y lo de la carta del muerto, es imposible que fuese yo... porque... soy analfabeto. No sé leer ni escribir. Y si hay un traidor, debería ser la única persona que ha huido y no está aquí, ¿no?

Qué curioso —alego Kazuma—. Cuando te preguntamos sobre la cueva tus declaraciones eran categóricas, no ningún “me pareció” ni nada semejante.

»Te daré el beneficio de la duda y creeré que eso fue mera negligencia —dijo, con la mano fuertemente puesta sobre su hombro—. Pero si quisiera escuchar de tus labios que fue lo que viste cuando salimos de la cueva.
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La cosa se complicó aún más, pues ahora Uragiri culpaba a Kyo. Ranko se separó del hombre, pues al parecer el sello de Kazuma era suficiente para inmovilizarlo.

”Creo… Creo que tal vez no debí de usar el que tenía en mi palma… Creo que me aceleré demasiado.”

Parecía que todos en los que Yōgi había confiado no eran ya de fiar. Ranko decidió que tenía que demostrar que los genin de Kusagakure seguían en su misión y la llevarían a cabo hasta el final. Kazuma también interrogó a Uragiri, brevemente, pues quería saber directamente lo que él había visto.

Pero Kyo-san no entró a las minas, ¿verdad? —reflexionó la de la trenza. El día anterior el chico les había amenazado cuando llegaron al lugar, así que Ranko creía más posible lo que Yōgi decía.

La kunoichi pensó si debía ir a buscar a Kyo ella misma, pero no le parecía dejar a Kazuma solo, pues no podría moverse por su fuinjutsu. Algo más cruzó su mente, algo que le alteró un poco más.

”¿Y si Kyo-san fue a por Violeta-san? ¿Estará ella en peligro? No, no creo… En todo caso estaría Kyo-san en peligro, ¿no? Ojalá no la hubiésemos perdido de vista…”

¿Q-Qué se hará, Yōgi-san?
Pensamientos (Plum) Diálogos (PaleVioletRed)

Qué curioso Cuando te preguntamos sobre la cueva tus declaraciones eran categóricas, no ningún “me pareció” ni nada semejante.

Me pagan por informar. ¿Cuanto crees que cobraría si fuese por ahí suponiendo y creyendo? ¡Tengo que dar información con seguridad! Además, ¿cómo va a ser un pasillo una mina? Tendrá que tener galerías y esas cosas. Es imposible que sea un solo pasillo.

En aquel lugar, la descripción que había dado Uragiri valdría para casi cualquier entrada a la montaña, varios caminos en busca de minerales que explotar que acaban en galerias si hay y en finales muertos si no. Por eso a Yōgi no le había costado nada creerle y, seguramente, Uragiri hubiese pasado como un buen informador si la cueva hubiese sido una mina.

Pero si quisiera escuchar de tus labios que fue lo que viste cuando salimos de la cueva.

¡A la mujer aquella con algo en las manos! El sol no me dejó verla con claridad, pero estoy seguro que algo llevaba. — lo afirmó categóricamente, con confianza.

(Percepción 20) Si Kazuma y Ranko cruzaban una mirada, verían en los ojos del otro que no podían asegurar ellos con tal vehemencia que Violeta no llevase nada. Habían ido prácticamente a oscuras por el pasillo y al salir, ésta había desaparecido antes siquiera de que se acostumbrasen a la luz del exterior.

Además ambos recordarían que en el camino de vuelta, Ranko iba sumida en sus pensamientos y Kazuma iba delante, vigilando donde pisaba. Ninguno había prestado atención a la extraña. ¿Y si sí que llevaba algo en las manos al salir? Pero era imposible que fuese el maletín, abultaría demasiado... ¿no?

Entre la niebla y la oscuridad y la luz al salir, sus recuerdos estaban más que empañados.

Pero Kyo-san no entró a las minas, ¿verdad?

¡No! Hasta ayer no teníamos los respiradores, es imposible que... Espera... ¿cómo habéis dicho que había salido esa mujer? ¿Sin nada? ¿Sin un respirador? — Yōgi sonaba realmente confuso — Pero no puede ser... No se puede respirar ese aire, todos los que lo han intentado ha acabado devorado por las ratas tras desmayarse. ¡Por algo se llaman las minas de Akuma!

Yōgi volvió a sentarse en el taburete, empezando a ponerse tan nervioso que respiraba con rapidez y no sabía muy bien a donde mirar.

Da igual, Kyo no haría algo así. ¡Es mi hermano! Por dios.

Sin embargo, Yōgi dudaba. Kyo había estado especialmente arisco esos días. Si Ranko esperaba que fuese Yōgi el que decidiese, pronto se daría cuenta de que no parecía procesar su pregunta, demasiado centrado en dudar de todo.


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