La muchacha torció el gesto cuando Roga le recomendó callejones como refugio, dando a entender que no era más que una simple indigente. Pecosa, arrugó la nariz enfadada un instante, luego los vió bien y puso una mueca de susto, pero finalmente pareció detectar algo más en las palabras del genin y, emocionada, puso los puños cerrados delante de su barbilla.

—¿Miedo? —La chica sonrió y se acercó un poco más—. ¡Es emocionante! ¡Toda mi vida he estado visitando lugares como este, buscando cualquier rastro de actividad paranormal! —Señaló al lado del fuego. Una serie de cachibaches a los que Daruu no les pudo ni poder nombre les saludaban entre las ascuas del fuego—. Cuando oí los rumores, era lógico que tenía que estar aquí.

Daruu suspiró y puso los brazos en jarra.

—Entonces, no estás aquí para saquear tumbas.

—¡Claro que no! —exclamó ella, ofendida, cruzándose de brazos—. ¡Hay que respetar a los muertos! Sólo estoy aquí para tratar de capturar... su actividad.

Daruu resopló, y se acercó a la muchacha. Se sentó al lado del fuego y observó las llamas. Desenvainó una de sus espadas ocultas, la recubrió de una electrizante capa de chakra Raiton, y apoyó la punta sobre la madera, generando un par de chispas que prendieron la hoguera por completo.

—Se te ve preparada —rio Daruu.

—¡GUUUUAAU! ¿Cómo... cómo has hecho eso?

—Poderes de ninja —declaró Daruu—. Escucha, nosotros también estamos investigando la... actividad del cementerio. Si nos permitieses quedarnos contigo un rato...

—¡Por supuesto! Me llamo Arashi Asuko. ¡Encantada!

—Amedama Daruu.

La muchacha giró el rostro hacia Roga, sonriente.

—¿Y tú cómo te llamas?

"Oh por Amenokami. Y luego a mí me dicen estrambótico." Si se la pasaba todo el tiempo entre tumbas, ruinas y demás no le extrañaba para nada que ahora luciese tan mugrienta. Daruu se puso cómplice con la chica, ante lo cual Rōga decidió seguirle el juego pese a que no estaba muy convencido de que la cazafantasmas realmente pudiese encontrar tal cosa cómo la actividad paranormal.

Estaba atento a la conversación, hasta que la vista se desvió hace él y su nombre fue solicitado.

"Bienaventurados aquellos que desean conocer a lobo. ¡Dichosos porque raramente habrá una gloriosa presentación dos veces en un sólo día!" Y ahí iba de nuevo.

Se tiró de rodillas al suelo, cruzó sus brazos delante de sí formando una equis y encorvó los dedos anular y corazón hacia la palma, sosteniéndolos con el pulgar. Ladeó la cabeza para que le viesen de perfil mientras dejaba que la lumbrera de las llamas le diera el toque final al espectáculo.

—Yo soy, King Rōga~ sonrío enseñando su blanca dentadura.

Dio un solo salto, volviendo a la "normalidad", y se cruzó de brazos mientras se acercaba al montón de aparatos que tenía a su lado, agachándose para verlos de cerca.

—¿Usas estos chunches para buscar esa actividad?— los observó con detalle, pero no quiso tocar. —Mira que mi papá es un científico y tiene muchos aparatos raros, pero estos que tienes aquí no se asemejan en nada. ¿Cómo es que funcionan?— Se quedaría esperando a la respuesta de la muchacha antes de continuar con su interrogatorio. —Imagino que recién estabas empezando tu ronda y no has encontrado nada aún. Después de todo, se dice que las voces susurrantes de este sitio sólo son audibles a la media noche.

No hablaba porque creyese que de verdad había fantasmas, pero le empezaba a preocupar que los verdaderos profanadores de tumbas la encontraran y pudiesen hacerle daño. "Puede ser un sitio muy peligroso para ella."

¡Plaf!

Daruu se llevó una mano a la frente cuando King Rōga realizó una vez más su penoso espectáculo de presentación, arrastrando las rodillas por el suelo y enseñando una vez más la sonrisa que envidiarían todos los publicistas que se dedicaban a hacer anuncios de clínicas dentales. Por su parte, Asuko se había quedado con una sonrisa tonta, de esas que se le quedarían a uno si por delante acabase de pasar un unicornio verde con alas.

—¿Usas estos chunches para buscar esa actividad?— —preguntó Roga—. Mira que mi papá es un científico y tiene muchos aparatos raros, pero estos que tienes aquí no se asemejan en nada. ¿Cómo es que funcionan?

Asuko pareció salir de su ensimismamiento, y alegremente repasó cada uno de sus cachibaches.

—Mira, este de aquí sirve para medir la cantidad de energía espiritual del ambiente —dijo, enseñando una especie de walkie-talkie gigantesco en cuya pantalla aparecía reflejada una onda cambiante, seguramente programada para que fuese mostrando diferentes frecuencias y así que pareciese que funcionaba, supuso Daruu—. Y este la cantidad de chakr... ¡ay, pero si está a tope, eso es que hay un fantasma aquí cerca!

—Mucho me temo que no —dijo Daruu, negando con la cabeza—. Es posible que se deba a nosotros.

—¿Sois... espíritus?

A Daruu se le cayó la cabeza, incrédulo.

—¿¡Pero cómo vamos a ser espíritus!? ¡No, mujer! Somos ninjas, es normal que nunca hayas visto ese nivel de chakra en el medidor si no lo has acercado a uno antes.

—¡Ahh, ja, ja...! Ay, ay, lo siento, claro, debe de ser eso... —rio ella, colocando el aparato en su sitio.

—Imagino que recién estabas empezando tu ronda y no has encontrado nada aún. Después de todo, se dice que las voces susurrantes de este sitio sólo son audibles a la media noche —dijo Roga.

—Sí, claro —contestó Asuko—. He venido pronto para estar aquí cuando anochezca. ¡No puedo esperar a ver lo que nos encontramos!

—Tú por si acaso quédate aquí y si sales, que sea acompañada por nosotros —advirtió Daruu—. Podría ser peligroso.

—¿Por...? ¿Creéis que se trata de espíritus malignos...?

—No, creemos que pueden ser profanadores de tumbas —zanjó Daruu, impaciente.

—¡¡EEEEK!!

"¿PERO QUÉ VERGA?" Parpadeó varias veces mientras el resto de su rostro se mantenía inexpresivo. "¿De dónde mierdas saca un civil un aparato para medir chakra en el ambiente? No puede ser funcional, pero sí lo es, pues tengo que decirle a mi papá que me haga uno. Quizás más compacto, para llevarlo en la oreja a manera de rastreador... Nah, las gafas se ven mejor." Ya podían ir pidiéndoselo prestado para buscar a todos los fugitivos perdidos en los escondrijos de mala muerte a lo largo del planeta a ver si purgaban un par de renegados. Aunque seguía manteniéndose algo escéptico con el tema de buscar cosas sobrenaturales.

—¿Los fantasmas tienen chakra...?— pensó en voz alta. Se suponía que el chakra era la unión de la energía física y espiritual, no le cuadraba. Todo seguía apuntando a que eran puras tonterías lo de los espectros y demás.

El superior le explicó la situación a la mujer, sugiriendo que ellos iban a resguardarla en caso de que las cosas se pudiesen peliagudas.

—Tranquila darling, que si algún malhechor intenta poner sus manos encima tuyo con dudosas intenciones nosotros estamos aquí para asegurarnos que no lo logre— Se tiró de sentón a su lado y se acercó mostrando los dientes mientras levantaba las cejas en gesto cómplice. —Como dijo mi estimado Amedama, podrían ser criminales intentando aprovecharse de los rumores para robar cosas.

»Y ya que estamos— retrajo el cuerpo, dejando de invadir su espacio personal. —¿Alguna vez has conseguido evidencia real de los fenómenos sobrenaturales usando estas cosas?— inquirió.

Ya que si ahora el aparato estaba loco con la presencia de ellos, quizás la muchacha simplemente estaba creyendo cosas erróneas de la misma forma en las veces anteriores. Creía, quizás, que de alguna forma podía ser útil justamente para demostrar que no estaba ocurriendo nada extraño en el sitio. Siendo la hora que era, no creía conveniente despacharla de regreso a algún lugar. Era un pequeño contratiempo para la misión, pero consideraba que podrían manejarlo.

Roga se lanzó a sentarse al lado de la muchacha; ante sus palabras de chulo ella respondió alejándose de un par de saltitos hasta quedar más cerca de Daruu que de él. Le observó de reojo, increpada.

—Y ya que estamos— retrajo el cuerpo, dejando de invadir su espacio personal. —¿Alguna vez has conseguido evidencia real de los fenómenos sobrenaturales usando estas cosas?— inquirió.

—P... pues, ¡n-no! —admitió, un poco molesta—. P-pero esta noche... ¡será la definitiva! ¡Lo sé!

«Lo siento, pero vas a llevarte una tremenda decepción...», pensó Daruu, cruzándose de brazos.

—¿Has visto algo raro por ahora? —le preguntó a la muchacha.

—Eh... —Asuko observó unos segundos a Roga—. No.

El Yotsuki no puso sino reír por lo bajo al escuchar la negativa de la chica. "Me lo venía venir." Mantenía su pícara sonrisa, atento al resto de la conversación. Y sin embargo, no pudo sino levantarse y caminar hasta la chica cuando esta se le quedó viendo durante instantes antes de responder la interrogante del pelinegro.

—¿¡HUH!?— se llevó las manos a la cintura y se agachó para verle. —¿¡No, eh!? Humph— Fingía indignación, pues quién lo conociera sabía que no se molestaba por esas pequeñeces.

»Bueno, si vamos trasnochar también vamos a necesitar energía, y para eso tenemos que comer.

Se alejó y se sentó de nuevo delante del fuego.

—Quizás deberíamos cenar ahora y luego podremos hacer vigilia— esperó a que Daruu correspondiera su sugerencia.

La muchacha se echó hacia atrás con una mueca de terror y profundo rechazo.

—Te estás pasando, Roga —advirtió de mala gana a su genin, y se dio la vuelta hacia Asuko, que ahora le miraba con ojillos implorantes—. Tranquila, Asuko-san. Roga es un buen chico, muy inteligente. Estamos para protegerte.

Aunque evidentemente y por el aspecto de Roga y su actitud, no pareció muy convencida. Daruu accedió a cenar ahora que tenían tiempo antes de que anocheciese, y tuvo que insistir a Asuko para que se acercara al calor de su propia hoguera. Aún así se mantuvo cerca de Daruu, y no solía intercambiar miradas con el otro.

—¿De dónde eres, Asuko-san?

—De Coladragón. La verdad, un pueblo algo aburrido.

Daruu le dio un bocado a su sandwich, y agradeció que no tuviera pescado. Mucho pescado, en Coladragón.

"Sólo estaba jugando, no tenía que ponerse así." Ladeó la cabeza ante el regaño, para luego pasar a comer. Algunas malas costumbres no se le iban a quitar con facilidad, pues aunque le corrigieras verbalmente seguramente lo repetiría cuando no estuviese a la vista del juzgador. Pero ya que estaban decididos a cenar de forma improvisada, se relajó para disfrutar lentamente de su comida.

"Demonios, no voy a llenarme con tan poca comida..." Lucía triste mientras su emparedado se iba volviendo más pequeño con cada mordisco, aunque su hambre no parecía mermarse con ello. "Ay mierda, y por aquí no hay más que piedra y malas hierbas." Suspiró resignado mientras bebía de su botella de agua. Escuchó entonces, cómo platicaban sobre la procedencia de Asuko.

—Será aburrido, pero he escuchado que tienen buena comida, quizás algún día me dé una vuelta por ahí— se coló a la conversación sin invitación. —¿Qué fue lo que te motivó a salir de tu hogar y dedicarte a investigar temas paranormales? Andar en ruinas y demás puede conllevar varios peligros, pero no parece importarte con tal de lograr tu objetivo.

—Será aburrido, pero he escuchado que tienen buena comida, quizás algún día me dé una vuelta por ahí.

—Todo pescado.
—Todo pescado.

Daruu y Asuko se miraron durante unos segundos, y luego, al unísono, se echaron a reír.

—¿Qué fue lo que te motivó a salir de tu hogar y dedicarte a investigar temas paranormales? Andar en ruinas y demás puede conllevar varios peligros, pero no parece importarte con tal de lograr tu objetivo.

Aunque desconfiada —tardó unos cuantos segundos en responder, Asuko se acercó un poco más a Roga y dijo:

—¿Habéis oído hablar de la leyenda de Shiro Shinigami? —Los miró a ambos con ojos brillantes.

—Ah, ese cuento de terror que habla de un antiguo sacerdote que hacía sacrificios a los dioses en cementerios —dijo Daruu—. Al final de la historia, Amaterasu le convierte en Shinigami y desde entonces se dedica a vagar entre lápidas.

—¡No es un cuento! ¡Es real! Llevo investigando cementerios de todo Oonindo durante varios años, y... ¡y entonces escuché los rumores! ¡Aquí debe estar Shiro Shinigami!

—¿Y qué pretendes hacer si te lo encuentras de verdad?

Asuko señaló su cámara de fotos, al otro lado de la hoguera.

—¡Inmortalizarlo! Bueno... en foto, claro —rio.

—¿Y luego correr?

—Y luego correr.

—¿Ahhhhh?— giró la cabeza, confundido y excluido al no entender el chiste. Aparentemente, Daruu y Asuko tenían algo de complicidad entre ellos, una nacida del odio a cierto alimento.

Nuevamente le tocó al Yotsuki ser la tercera rueda al no tener ni puta idea sobre la historia de un tal Shiro Shinigami, que de paso el mayor se limitó a dar la explicación más genérica posible y dejando al de cabellos tricolor con más dudas que respuestas. No era que creyese, pero al menos las leyendas siempre eran interesantes.

—¿Te conformarías con una sola foto...?— lanzó la espinita mientras masticaba lentamente su improvisada cena.

Tenía veinte mil preguntas para hacerle, pero tampoco quería distraerse demasiado. En parte entendía un poco la pasión de Asuko, en demostrar algo que los demás consideraban imposible. "El querer que los demás escuchen lo que tienes que decir y demostrarles" Por mucho que él no creyese en eso, respetaba los anhelos de la chica. Por ahora, en esa noche, tenían un trabajo más importante que realizar. Se limitó entonces a simplemente llenarse la panza, aunque probablemente le quedase un hoyo por rellenar ahí dentro. De ahí, esperaría a las indicaciones del capitán del equipo, aunque le notaba no tan decisivo en su actuar.

Roga le dijo a Asuko que por qué confirmarse con sólo una foto. Asuko se encogió de hombros, y tal como el genin pensaba contestó:

—¡Con eso me basta para demostrar al mundo quién es la loca y quién no!

Los muchachos pasaron el resto del atardecer disfrutando dr su humilde cena. Unos más que otros, claro. Llegó la noche. Los tres, como esperando la aparición de Shiro Shinigami, quedaron esperando a cualquier indicio paranormal.

Pero llegaron las doce de la noche y allí no había nada. Hasta Asuko, que había mantenido el entusiasmo hasta entonces, había dejado sus bártulos a un lado y se había metido en su tienda de campaña para dormir. Daruu se tumbó en el suelo al lado de la hoguera.

—Roga, vete a dormir. Haré la primera guardia. No tengo sueño.

A pesar de su habitual escepticismo, había algo que le inquietaba de aquél sitio. Todos aquellos muertos habían sido de parte de...

«...de Kokuō.»

No hubo réplica por su parte. En condición coloquial le hubiese preguntado si estaba seguro de aquella decisión, pero esta vez no. Ya era media noche y no había rastros de los profanadores. Incluso le hubiese gustado que de verdad existiesen los fantasmas para así al menos matar el rato, pero el aburrimiento ya le había hecho bostezar.

—Entendido. No dudes en despertarme si hay alguna novedad—. se acomodó como pudo, sacando una simple sábana y recostándose algo inclinado para que el exceso de comonidad no le afectara. —Hasta el rato— anunció cerrando los ojos.

No tenía que hacer mucho esfuerzo por dormir, que el aburrimiento le hizo de sedante. Además, dormido podría olvidarse del hambre, por ahora.

A riesgo de quedarse durmiendo, Daruu se levantó y tomó guardia parado a dos metros de la hoguera. Cambiaba de dirección a cada rato, caminando tranquilamente alrededor de la circunferencia de la tienda de campaña y el fuego. Le hubiese gustado decir que aquella guardia pasó sin pena ni gloria, pero cuando estaba a punto de cambiarse con Roga, un extraño sonido les despertó...

...a los tres. Porque era imposible que aquél horrible lamento no los despertase. Era una mezcla de una puerta oxidada cerrándose y un grupo grande de gritos ahogados. Daruu retrocedió instintivamente y hasta Asuko, que estaba deseando buscar rastros de lo paranormal, se levantó de golpe y se acercó a él asustada —eso sí, asiendo primero su cámara de fotos—.

—Roga —dijo Daruu—. ¿Se te ocurre una explicación razonable para esto? Porque a mi...

Lo vieron entonces. Luces que subían desde las lápidas. Pequeños hilos de energía blanca que subían de forma visible y se perdían en el cielo.

Estaba soñando con un megaconcierto, donde todos estaban callados, maravillados ante su grandiosa capacidad vocal y pulmonar. Las luces estaban todas apuntando a él, cuando alguien gritó. Alguien osó interrumpir su magnífica interpretación con un grito ahogado y agónico. "¿Qué mierda?" El micrófono sonó desgarrado, chirriando de eco.

—¡CÁLLATE INSECTO!— Se despertó levantándose de golpe, poniéndose en pie y parpadeando hasta darse cuenta de que el macabro sonido era en realidad... Bueno, no sabía que era. —Me lleva la que me trajo...— Masculló al darse cuenta de lo que en verdad estaba sucediendo.

"NADIE ARRUINA MIS PRESENTACIONES AUNQUE SEAN EN SUEÑOS" Estaba más irritado que asustado o preocupado.

—Tengo una hipótesis, aunque no me agrada— Respondió sereno con la frescura de una verdura. Pero antes, debía verificar la veracidad de la teoría.

Su padre era científico, siempre diciéndole que todo tenía una explicación lógica por inverósimil que pareciese. Se recalcaba el hecho, de que el Yotsuki no era muy bueno para dar apoyo. Y sin embargo, sabía tirar de recursos a su alrededor. "Y aquí tengo uno muy valioso." Observó a la chica.

—Arashi— Su tono de voz demostraba confianza —¿Cuanto tendríamos que alejarnos para que nuestra presencia no interfiera con tu medidor de chakra?— Le vio de reojo con media sonrisa. —Además, ¿tú cámara saca instantáneas?— Eso necesitaba constatarlo primero.

¿Sopesar en que los fantasmas existían de verdad? Ni de puta broma. En realidad, lo primero que pasó por su cabeza, fue genjutsu. Pero genjutsu llevaba a ninjas. De ahí que no le agradase la idea. Y sin embargo se permitía el lujo de estar relajado porque si alguien estaba intentando asustarlos era porque no querría hacerles daño de entrada. Necesitaba corroborar que era una técnica enemiga y para ello quizás Asuko y sus aparatos eran una pieza clave.

Roga indicó que tal vez sí tenía una hipótesis, pero que sería desagradable. Le pidió a Asuko que le dijese cuánto tendrían que alejarse para que no causasen interferencias con su medidor, además se interesó por la cámara.

—Claro, la cámara está preparada, y... sobre el medidor, pues no sé, es la primera vez que tiene valores tan altos —dijo, agachándose y recogiendo el aparato.

—Buena idea, Roga —premió Daruu, que había captado las intenciones del genin—. Asuko, quédate aquí, vamos a alejarnos un poco para ver si tu medidor capta algún rastro de chakra que no sea el nuestro.

Daruu le hizo una señal a Roga y los muchachos caminaron en línea recta hasta quedar a cincuenta metros del campamento, sin dejar de mirarlo de vez en cuando. Cuando se detuvieron, vieron como Asuko les llamaba dando saltitos desde allí. Se acercaron corriendo, bajo las órdenes de Daruu, por si se trataba de una emergencia. Pero sólo se trató de una decepción.

—¡En cuanto os habéis alejado veinte metros, la aguja del aparato se ha parado en el cero! ¡No es chakra! —La voz de Asuko estaba entre asustada y emocionada.

—Y si no es chakra, ¿qué...? —Daruu miró a Roga—. Buf, no me agrada la idea de dejar a Asuko sola, pero tenemos que investigar esto a fon...

Hubo un chirrido en el aire que hizo que el trío tuviera que taparse los oídos. Los hilos de energía se agitaron en el aire, se hicieron más gruesos y giraron, curvándose en el cielo y creando un arco que convergía en un punto hacia el norte...