Huesos y carne fue todo lo que Toshio consiguió reconocer desde ese ángulo. En su estado actual era imposible determinar lo que era esa carne antes de que la atrapasen los lobos.

Y para colmo, parece que los chicos no eran tan sigilosos como se imaginaban, pues los animales se detuvieron un momento, como si los hubiesen escuchado.

El chico chasqueó la lengua. Realmente no quería entablar un combate abierto con los lobos.

El chico levantó ambas manos flexionadas hacia arriba, provocando que sus dos espadas se desenvainasen y empezaran a levitar a su lado, aunque no las lanzaría todavía.

Quizá si atacaban a todos a la vez conseguirían matarlos sin tener que pelear, pero esa no era la pregunta, la pregunta era...

— ¿Deberíamos...? —Le preguntó en voz baja. El chico no tomaría una decisión como esa por los dos sin que su compañera estuviese de acuerdo.

— ¿Deberíamos...? —

Kinumi solo se encogio de hombros, parecía preparada para acatar cualquier cosa que decidiese Toshio, pero decidir lo que es decidir, que decidiese él.

Kinumi se encogió de hombros y el pelirrojo asintió.

En un momento, Toshio estiró ambas manos hacia adelante, lanzando tanto su wakizashi como su kodachi directamente hacia los cuellos de dos de los lobos, intentando con ello matarlos de la forma más rápida y limpia posible.

Respecto al tercero, el herrero simplemente se preparó para lo peor. Si acababa huyendo probablemente podrían seguir sus huellas para llegar a su guarida, pero si decidía pelear los chicos no tendrían otra opción más que hacerlo también.

De los tres lobos, dos de ellos fueron victimas de un ataque no demasiado sorpresivo ya que habían visto a ambos ninjas acercarse a ellos. De hecho, el que no había sido atacado los estaba mirando fijamente y en cuanto Toshio movió sus armas de forma amenazante, lanzó un aullido que retumbó por todo el bosque.

Pronto, fue respondido por otros aullidos.

De los dos ataques de Toshio, la wakizashi fue a un lobo que estaba comiendo tan tranquilamente hasta que la espada le entró por la boca, le atravesó el cuello y le llegó hasta el pecho. Tras un breve quejido, cayó encima del amasijo de carne, muriendo al instante. La kodachi no encontró tanta carne, el lobo estaba más atento y al ver el ataque se apartó rápidamente, enseñandole los dientes a Toshio. Sin embargo, el can recibió un corte poco importante en la mejilla.

Tras recibir ese espadazo a distancia, dos shurikens fueron directos a sus patas, sin darle tiempo a hacer nada que no fuese esquivar. Saltó a un lado, llevandose otro par de cortes superficiales.

— Lo siento, Kinumi-chan. Ahora seguro que vendrán muchos más. —Se disculpó mientras tomaba la vaina de su wakizashi, sabiendo que ahora todo iba a ser un poco más difícil—. ¿Me apoyarías desde aquí?

Dicho aquello, la vaina de su arma se tornó negra y pesada, haciéndola tan útil y mortal como el arma original.

El chico respiró hondo antes de saltar, sosteniendo su arma improvisada con ambas manos con la intención de golpear al lobo que había sido herido con ella. Sabía bastante bien que había otro que todavía no había sido atacado, pero confiaba plenamente en que su compañera pudiera hacer algo al respecto.

Apenas caer, el Genin lanzaría otro golpe, esta vez ascendente contra el can.

— ¿Me apoyarías desde aquí?

— Claro

Kinumi pudo ver como Toshio se lanzaba sobre el lobo herido sin pensarselo, ignorando al tercero en discordia. No le fue dificil suponer qué esperaba el pelirrojo de ella. Empezó a hacer sellos, apoyar desde lejos era su punto fuerte, sin duda, hacerlo en un bosque... podía salir regular.

Dos pequeñas bolas de fuego salieron disparadas hacia el lobo que había aullado, una hacia él y otra entre él y Toshio, para asegurarse de que no se acercaba. El lobo recibió el golpe del fogonazo con un gemido de dolor y volvió su atención a la joven Uchiha subida al árbol, rodeando el fuego que esta había causado para llegar a ella.

El lobo herido vio a Toshio saltar hacia él, ya que tenía su mirada clavada en él y saltó hacia atrás esquivando el golpe de la vaina solo para justo después lanzarse sobre el pelirrojo. Saltó a placar, no a morder, su intención era golpear con sus patas delanteras los hombros del ninja para derribarlo y después coserlo a mordiscos.

El lobo consiguió evitar el primer ataque del joven, lanzando su contraofensiva antes de que el genin consiguiera lanzar su segundo ataque. Aunque tenía miedo, Toshio todavía no se había visto en los suficientes problemas como para que eso llegara a afectarle, y definitivamente no iba a quedarse esperando a que eso sucediese.

Cuando el lobo se abalanzó sobre él, el genin saltó rápidamente varios metros hacia arriba, abriendo su portaobjetos mientras se alzaba.

«¡Te tengo!» Pensó, mientras cogía cinco agujas de su portaobjetos.

Solo hizo falta un movimiento de manos para que todas ellas levitasen momentáneamente antes de ser disparadas a la vez contra el animal, impactando en su cuello a menos que consiguiese reaccionar a tiempo.

Los movimientos de Toshio eran dignos de un ninja. Tras esquivar el contraataque del lobo con un salto hacia arriba, lanzó el contra-contraataque y sacó unos senbon que se dirigirían derechos al lomo del animal, ahora debajo suyo. Sin duda un ataque magistral que buscaba el cuello del lobo, sin embargo, las agujas se clavaron por todo el lomo sin darle un golpe realmente certero pero haciendo daño cuanto menos.

Ahora, Toshio tendría que preocuparse del aterrizaje, ya que bajo él había un lobo furioso. No se preocuparía mucho porque poco después de empezar a bajar fue embestido por un cuarto lobo. Éste había acudido raudo a la llamada de sus hermanos y al ver a Toshio en el aire le saltó a placarlo con las patas delanteras por delante.

Había aparecido por detrás de Kinumi, quien estaba lanzando otro Katon al otro lobo, así que no había podido verlo. El placaje del lobo lanzó a Toshio y a sí mismo rodando por encima de la zona que la Uchiha había puesto a arder para evitar precisamente eso, que más lobos se lanzasen sobre Toshio.

Ahora, un lobo había sido aniquilado por Toshio al principio, otro acababa de ser quemado por Kinumi hasta tal punto que solo intentaba arrastrarse lejos, otro tenía cinco senbon sobresaliendole del lomo y el último estaba rodando por encima de las llamas con Toshio.

Además, se oían gruñidos y aullidos en los alrededores.

— ¡Toshio! — llamó Kinumi preocupada al verle ser placado sobre las pequeñas llamas que ella misma había provocado.

«¿¡He fallado!?»

Incrédulo, el genin vio como todas las agujas habían impactado en el lobo, pero ninguna de ellas impactó realmente en su objetivo.

A punto estuvo de caer a merced del mismo lobo al que había fallado en matar, pero justo antes de que sucediese otro can lo atacó, placándolo con sus patas delanteras.

Toshio se encontraba en graves problemas y lo sabía. Ahora estaba intentando quitarse a un lobo de encima mientras ambos rodaban en el fuego, y por si fuera poco se podían escuchar aullidos y gruñidos en la distancia.

— ¡Toshio! —Llamó Kinumi al ver a su compañero en problemas.

Mientras tanto, el joven se esforzó en ponerle la vaina en la boca al lobo, sosteniéndola en horizontal con ambas manos para inutilizar el arma más peligrosa del animal, antes de patearlo por encima suyo, utilizando la inercia del giro.

Lejos de entablar combate directo con el animal, Toshio sacó dos Shuriken de su portaobjetos y las lanzó contra el animal. La primera viajó directamente hacia él, y la segunda trazó una parábola por la derecha para impactar en el costado izquierdo del can mientras el chico se giraba para alcanzar a su compañera, quedándose él bajo el árbol.

— ¡Estoy bien! ¿Te han alcanzado? —Preguntaría en caso de llegar. Tenía miedo, pero no se perdonaría si Kinumi saliese herida por un error suyo.

Kinumi vio a su compañero rodar por el fuego con su amigo lobo mientras luchaba por no llevarse un mordisco y salir de él sin preocuparse siquiera por su chaqueta en llamas.

— ¡Toshio, tu chaqueta! — le llamó la atención alarmada.

El primer shuriken lanzado por Toshio le haría un corte feo en el costado al lobo, que se apartaba algo tarde para esquivarlo, mientras que el segundo impactaría de lleno por inesperado. El can empezaría entonces a bordear las llamas a la espera de encontrar a los ninjas al otro lado de las mismas, con los dientes asomados y la mirada fija en Toshio.

Lo único que detenía a la mayoría de lobos de atacar era el fuego que parecía empezar a esparcirse de los restos de las técnicas de la Uchiha.

— Mierda, sabía que no debía usar Katon.

El lobo de los senbon fue el primero en atacar, siendo el que estaba más cerca de Toshio y más lejos del fuego, se lanzó con la boca abierta en busca de carne. El que estaba rodeando el fuego con un shuriken clavado en el costado, tardaría un rato todavía. Sobre todo cuando otra estrella ninja le rajó un lado del hocico. Kinumi había pasado de Ninjutsu a Shurikenjutsu por el bien del bosque.

De nuevo, tras los ninjas resonarían la pequeña vegetación, en señal de que algo se ocultaba entre ellas. Aunque ocultar sería decir demasiado, pues sus gruñidos se oían perfectamente. El numero de lobos a su espalda era dificil de cuantificar. ¿Dos? ¿Tres? Definitivamente más de uno.

— ¡Toshio, tu chaqueta!

— ¿Mi chaqueta? —Preguntó el chico, que rápidamente se dio cuenta de que el calor que sentía no era debido al fuego que había a su alrededor, sino también al que tenía literalmente encima.

Desesperado y sin tener ninguna intención de quemarse, el chico empezaba empezó a quitarse rápidamente la chaqueta rápidamente la chaqueta cuando el lobo puercoespín apareció para intentar devorarlo.

— ¡No me jodas! —Exclamó el chico, al verse en una mala situación, pues todavía estaba sacando las manos de la chaqueta.

El lobo se lanzó con la boca abierta a por el Kurogane, que no tuvo otra opción más que poner su chaqueta ardiendo entre los dos, para que acabase mordiéndola a ella y no a él. Inmediatamente después intentaría lanzarle un rodillazo con todas sus fuerzas al can antes de que tocase el suelo, esperando que eso fuera suficiente para terminar definitivamente con él.

— ¡Cuidado por allí. Vienen más! —Avisó el chico mientras apuntaba con una mano, luego de liberarla.

El chico abrió su portaobjetos una vez más para prepararse, tocando todo lo que pudiera encontrar allí para cargar el resto de sus armas de chakra, que ahora que había tirado la mayoría de ellas, cabe decir que no eran demasiadas.

Cuando alzó las manos, 15 makibishi y 5 senbon empezaron a levitar alrededor suyo mientras miraba a su alrededor, preparándose para cuando aparecieran los depredadores.