— No es mala idea. Así saldremos de dudas.

— Pues adelante, líder. Jefe. Senpai.

Kinumi imitó la posición de Toshio, cruzandose de brazos y esperando que fuese él el que tomase el rumbo a seguir. Ya que ella seguía algo... encendida por los comentarios del viejo y prefería seguir a ser seguida ahora mismo. Además, a efectos practicos, Toshio era el líder de la misión.

— Pues adelante, líder. Jefe. Senpai.

Kinumi se cruzó de brazos, imitando al chico mientras este echaba un vistazo alrededor, buscando el camino a seguir.

— Vamos. —Dijo el chico. Solo había un bosque cercano, así que no fue difícil de encontrar.

Aunque Toshio podía notar que su compañera seguía enfadada por Miniku, lo que le hizo preguntarse si quizás era momento de decirle algo.

— Oye... no le hagas caso al viejo. —Le dijo, mientras andaban—. Si eres genin es porque te lo has trabajado, sin importar lo que diga.

— Oye... no le hagas caso al viejo. Si eres genin es porque te lo has trabajado, sin importar lo que diga.

Kinumi se relajó un poco, intentando calmarse. Si hasta Toshio se había dado cuenta es que era tan evidente que ofendía a la vista. Aunque el pelirrojo tenía una fluidez de la inteligencia a la estupidez muy sutil. A veces tenía cosas de genio y otras de loco. La kunoichi suspiró ante su propia ocurrencia sobre su compañero.

— Lo sé, lo sé, no te preocupes. Es solo... que no es la primera vez que me dicen algo así. Como mujer de un clan, digamos que las esperanzas familiares es que aumente el numero de familia más que hacerme yo un nombre como kunoichi. Y ese viejo... En fin, que se me pasará.

Kinumi pareció relajarse un poco, intentando calmarse.

— Lo sé, lo sé, no te preocupes. Es solo... que no es la primera vez que me dicen algo así. Como mujer de un clan, digamos que las esperanzas familiares es que aumente el numero de familia más que hacerme yo un nombre como kunoichi. Y ese viejo... En fin, que se me pasará.

Toshio miró a la Uchiha unos segundos, algo preocupado, antes de devolver la vista al frente y guardar las manos en los bolsillos, sin estar seguro de lo que podría decirle.

—Realmente no sé lo que es que nadie espere algo tan importante de uno, la verdad. —Dijo, con sinceridad—. Mis padres estaban bien simplemente con que hiciera algo con mi vida, así que... bueno...

Se llevó la mano a la nuca, sin saber realmente como continuar. Quizás una persona más carismática o con un mayor don para las palabras podría dar el mensaje de forma más fluida que el herrero, pero el chico sabía que eso era complicado ¡y simplemente no sabía qué decir!

Decidiendo que era demasiado joven para pensar en cosas tan complicadas, el chico simplemente sonrió.

»Bueno, que si te conviertes en una ninja reconocida nadie debería tener ninguna queja, incluso si no es lo que esperaban de ti.

Kinumi sintió que había incomodado a su compañero al soltarle algo tan personal a lo que él, claramente, no supo como reaccionar o qué decirle. Le explicó su propia situación personal y que, realmente, no podía entenderla aunque quisiera. Esa parte despertó una sonrisa melancólica en la Uchiha. ¿Y quien sí iba a entenderla? En fin, no quería alargar más la incomodidad, pero tampoco tenía un metodo apropiado para salir de ella.

»Bueno, que si te conviertes en una ninja reconocida nadie debería tener ninguna queja, incluso si no es lo que esperaban de ti.

— Eso espero. — cortó por lo sano con toda la sinceridad que podía.

Se quedó mirando el paisaje, que pasaba de una llanura casi plana por completo, a excepción de ligeras subidas y bajadas y las casas que se habían construido, a un pequeño bosque de arboles no demasiado altos y nada que ver con los bosques exuberantes y poderosos del País del Bosque. Éste era un pequeño bosque de montaña, la cual se alzaba ante ellos lo justo para llamarlo montaña porque podrían llegar al pico en cuestión de un par de horas.

Kinumi redujo un poco la marcha.

— Bueno, esto ya es el bosque, ¿no? ¿Qué hacemos?

El camino seguía hacia adelante, pero seguramente atravesase el bosque de forma recta, directa y rápida. Si querían encontrar lobos tendrían que adentrarse, pero... ¿hacia donde? Kinumi miraba a un lado y a otro a ver si aparecía un lobo por casualidad.

— Eso espero. —Respondió Kinumi, con sinceridad.

Toshio no estaba del todo seguro del efecto que podrían haber tenido sus palabras, pero decidió no volver a sacar el tema mientras los genin se iban adentrando en el bosque, que en comparación no le llegaba ni a las raíces a los que habían en el País del Bosque.

Al llegar, los chicos redujeron un poco la marcha, indecisos de como continuar el camino.

— Bueno, esto ya es el bosque, ¿no? ¿Qué hacemos?

El herrero se cruzó de brazos, mientras intentaba decidirse por la mejor manera de actuar.

— ¿Crees que si saco mi bocadillo los lobos lo olerían? —Preguntó, bromeando—. Con mirar un poco los alrededores debería bastar. Si esto es cosa de los lobos encontraremos algún rastro, supongo.

— ¿Crees que si saco mi bocadillo los lobos lo olerían? Con mirar un poco los alrededores debería bastar. Si esto es cosa de los lobos encontraremos algún rastro, supongo.

Kinumi frunció el ceño como respuesta a la propuesta de Toshio de sacar su bocadillo.

— Guardate tu bocadillo a buen recaudo, me gustaría ENCONTRAR a los lobos, no que nos ENCUENTREN. Dudo que podamos hacer frente a toda una manada de lobos.

En vista de que Toshio parecía más pensativo que activo, fue Kinumi la que empezó a buscar rastros por el lugar. No tardó en dar con unas huellas que eran claramente animales.

— Toshio, mira.

Las huellas se adentraban en el bosque y no parecían llevar una trayectoria fija, sino que iban cambiando de parecer a medida que avanzaban.

— Guardate tu bocadillo a buen recaudo, me gustaría ENCONTRAR a los lobos, no que nos ENCUENTREN. Dudo que podamos hacer frente a toda una manada de lobos.

— ¡Estaba bromeando, estaba bromeando! —Respondió el chico, entre risas.

Kinumi fue la primera en ponerse a buscar en los alrededores, encontrando rápidamente unas huellas de animales.

— Toshio, mira.

Al acercarse, Toshio pudo ver como las huellas se adentraban en el bosque de forma errática.

— ¡Genial! Solo tenemos que seguirlas. —Dijo Toshio, alegre mientras apuntaba lo obvio—. ¿Crees poder ver las huellas desde arriba?

Apenas preguntar, el chico saltaría a uno de los árboles para comprobar él mismo si podía ver las huellas desde allí.

Si todo iba bien, el chico se dispondría a seguir las huellas junto a su compañera.

— ¡Genial! Solo tenemos que seguirlas.¿Crees poder ver las huellas desde arriba?

No se lo había planteado, la verdad es que Kinumi planeaba ir de frente. También era la forma más rápida de hacerlo, pero la de Toshio sonaba significantemente más segura. Le siguió cuando subiese al árbol, para comprobar si podía ver las huellas.

— Poder... puedo. Pero tardaré un poco más en acabar de seguirles la pista, no es tan fácil como cuando las tienes en la cara. ¿Y tú?

Toshio no veía tres en un burro. Es decir, no estaba taaaaaaaan ciego, veía huellas, pero ser capaz de seguir el rastro con precisión para saber la dirección que tomaban... Se mareaba solo de pensarlo. Mucho tenía que concentrarse solo para verlas. Sin duda, esos ojos rojos de Kinumi tenían algo especial.

— Poder... puedo. Pero tardaré un poco más en acabar de seguirles la pista, no es tan fácil como cuando las tienes en la cara. ¿Y tú?

Toshio se concentró lo mejor que pudo en intentar ver el rastro de huellas, pero por mucho que lo intentase no conseguía imaginarse a sí mismo siguiendo el rastro.

— Para nada. —Contestó, mientras bajaba del árbol de un salto—. Puedo ir yo por tierra, mientras tú me sigues desde los árboles.

Mientras hablaba, Toshio sacó sus armas del pergamino para ajustárselas en el cinturón.

» Así, además, podrías avisarme si un lobo se acerca. —Añadió, intentando pensar la forma más segura de proceder—. ¿Crees que puedas hacerlo?

» Así, además, podrías avisarme si un lobo se acerca. ¿Crees que puedas hacerlo?

Si tenía que ser sincera, el plan no le gustaba demasiado. Estaban en el bosque de los lobos, seguramente no tuviesen demasiada ventaja sobre ellos por muy kusajin que fuesen. Pero... Toshio tenía armas, eran ninjas, ¿qué podía salir mal si les atacaba toda una jauria de lobos en su propio bosque?

— Está bien, pero estate alerta, si nosotros lo encontramos es probable que sea porque él o ellos nos hayan encontrado a nosotros.

Dicho eso, esperó en su árbol a que Toshio emprendiese el camino. Mientras él avanzaba ella se centraría especialmente en observar los alrededores, esperando que hiciese Toshio de rastreador ya que tenía el rastro en su cara, semiliteralmente.

— Está bien, pero estate alerta, si nosotros lo encontramos es probable que sea porque él o ellos nos hayan encontrado a nosotros.

Toshio sonrió.

— Claro, claro. Alerta es mi segundo nombre.

Dicho aquello, el joven empezó a avanzar, empeñándose especialmente en seguir el rastro de huellas, aunque no sin algo de temor por lo que pudiera pasar.

Por suerte allí Kinumi, y Toshio confiaba en sus ojos para alertarlo de cualquier peligro.

— Claro, claro. Alerta es mi segundo nombre.

La sobreconfianza de Toshio siempre la ponía nerviosa, y en una situación tensa como era esa, le doblaba el nerviosismo. Estaba bien ser positivo, una sobredosis de algo bueno es ponzoña de la más dolorosa. De ahí que cuando Toshio no mostraba ningún tipo de preocupación, ella se preocupaba por ambos.

Por suerte, eso la hacía aún más eficiente en cuanto a vigilar se trataba. Pasaron un buen rato adentrandose en el bosque hasta su zona más espesa, que era bastante menos espesa que cualquier bosque de su país.

Toshio oiría un silbido y una rama le caería justo por delante de la cara, sin llegar a tocarle pero pasando justo por delante suyo. Si levantaba la cabeza, vería a Kinumi señalando a su derecha.

Si se fijaba en dicha dirección, en vez de mirar justo delante suyo como había hecho todo el camino, vería a uno, dos y hasta tres lobos alimentandose de algo que estaba en el suelo. Los sonidos que le llegaban eran de las dentelladas húmedas que le daban a su presa, una tras otra. Parecían estar dandose un buen festín.

La hierba era lo bastante alta como para ocultar lo que comían los animales, pero no tanto para ocultar sus lobos y sus cabezas, que levantaban ligeramente tras cada mordisco. Un árbol le tapaba la visión del lado más alejado, pudiendo o no haber más lobos allí.

No parecían haberse percatado de su presencia, aún estaban lejos y estaban ocupados. Kinumi esperó que su veterano y jefe temporal decidiera qué hacer.

Los genin avanzaron un buen rato sin tener ningún sobresalto. El pelirrojo simplemente avanzó concentrándose en seguir las huellas, mientras su compañera, que parecía tener mucho mejor vista que la suya, miraba a los alrededores para asegurarse de que no tuvieran ninguna sorpresa.

Y todo pareció salir tal y como lo planeaban, pues gracias a Kinumi los chicos consiguieron encontrar a los lobos antes de que estos los encontraran a ellos.

«Sabía que podía confiar en ti, Kinumi-san». pensó el chico, sonriente.

Caminando, el joven subió en silencio hasta ponerse al lado de su compañera, antes de hacerle una seña con la mano para avanzar.

— Deberíamos que acercarnos un poco para saber lo que están comiendo, por si... bueno. —Le dijo en voz baja, aunque no quería pensar en la posibilidad de que eso que se estaban comiendo pudiese ser una persona.

De la forma más sigilosa que pudo, el herrero avanzó por los árboles hasta poder identificar desde una distancia segura el almuerzo de los animales.

— Deberíamos que acercarnos un poco para saber lo que están comiendo, por si... bueno.

Kinumi asintió sin añadir nada más y siguió a Toshio hasta quedar prácticamente sobre los animales, porque era casi imposible reconocer su presa desde ningún otro angulo. Y desde ese... apenas se veían huesos y carne en una masa desecha a dentelladas. Si en algún momento eso había tenido cabeza o extremidades, o se las habían comido o las habían perdido por el camino.

Sin duda, ahora los animales los habían oído, porque hicieron una breve pausa con las orejas hacia arriba, en señal de que les habían oído, pero siguieron comiendo, como si fuese más importante ese tentenpie.

Los árboles eran bastante bajos y los lobos bastante grandes. Lo que Toshio observaría, más que la naturaleza de la presa, era que si los lobos decidían atacar, de un salto igual alcanzaban una pierna aunque estuviesen sobre las ramas de los árboles.