31/05/2020, 21:21
La luna se asomaba entre las nubes, bañando con su luz plateada el cuerpo de Rōga mientras los copos de nieve caían sobre el con la delicadeza de pétalos de flores blancas. El frío no tardó en abrazarle, pero en aquella ocasión no se sintió como una garra de hielo. Más bien al contrario, poco a poco, Rōga sintió que el dolor de la herida remitía. No era más que una ilusión, sin embargo: la sangre seguía manando de la fatal herida provocada por las puñaladas de la Bestia. Minutos después, los párpados comenzaron a pesarle, y el frío de la montaña lo acunó entre sus brazos, arrastrándole hacia un sueño... del que lamentablemente jamás despertaría.
Estaba solo. Solo, pero acompañado por el cadáver de Chigetsu y de Shirogane. Nadie podría haberle salvado en la ladera de la montaña, mucho menos en mitad de la noche, después del toque de queda decretado en Yukio. Lamentablemente, no habría más canciones de El Lobo de Amegakure.
Su cuerpo sería encontrado al día siguiente por el grupo de cazadores y el propio tabernero, que habían subido armados hasta los dientes, alarmados ante la ausencia del shinobi. Unos habían apostado porque el Amejin habría huido con el rabo entre las piernas, otros (entre ellos el propio tabernero) mostraban verdadera preocupación por lo que le pudiera haber pasado al chico. Y cuando se encontraron con la escena, todos coincidieron en lo mismo:
Estaba solo. Solo, pero acompañado por el cadáver de Chigetsu y de Shirogane. Nadie podría haberle salvado en la ladera de la montaña, mucho menos en mitad de la noche, después del toque de queda decretado en Yukio. Lamentablemente, no habría más canciones de El Lobo de Amegakure.
Su cuerpo sería encontrado al día siguiente por el grupo de cazadores y el propio tabernero, que habían subido armados hasta los dientes, alarmados ante la ausencia del shinobi. Unos habían apostado porque el Amejin habría huido con el rabo entre las piernas, otros (entre ellos el propio tabernero) mostraban verdadera preocupación por lo que le pudiera haber pasado al chico. Y cuando se encontraron con la escena, todos coincidieron en lo mismo:
King Rōga sería recordado como el héroe que salvó a Yukio de su maldición.
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