Vio los puños en el aire, listos para caer, y se preparó para rodar en el suelo para intentar esquivar tal ataque. Pero el impacto nunca llegó y de la misma manera no hizo falta alejarse, en vez de recibir un puño en el cuerpo una mano abierto de postró frente a él... o sobre él. El calvo sonrió, y la tomó para usarla como soporte para levantarse con un pequeño saltito al final.

¿No pensaste que lo más evidente para mí sería hacerte perder el equilibrio mientras concentrabas tu fuerza en los brazos?- Karamaru se sorprendió al ver el cambio entre pelea y conversación que había hecho su compatriota.

Tal vez que vos también te concentrabas solo en los brazos.- levantó los hombros y sonrió un poco avergonzado, tratando de excusarse.

Supongo que también sabrás un buen puñado de ninjutsu, ¿no?

Infló el pecho al escuchar el "peleas bien" y levantó el dedo, como profesor enseñando a sus alumnos una valiosa lección, tras las palabras de Kaido.

Primero hay que tener un cuerpo fuerte antes de desarrollar el poder interior del chakra.- cayó el dedo, y su cara de sabio, y volvio a la mirada inocente y a rascarse la cabeza.

Se un poquito- juntó sus dedos índice y corazón frente a él- Pero hasta no tener el cuerpo y el físico que quiero y debo, no quiero ni puedo concentrar mi entrenamiento en el Ninjutsu.

¿Vos qué tal? ¿Igual de bueno con el Ninjutsu que con los puños?- sus manos fueron a la cintura y su espalda se irguió un poco hacia delante denotando curiosidad.

Kaido, sin embargo, no estaba para nada de acuerdo. De hecho, creía que tanto él como otros podrían ser perfectamente capaces de entrenar ambas cualidades —siendo el concepto de chakra uno tan amplio, con infinidades de aplicaciones y con variantes de control y uso tan metódicas que eran prioritarias en el día a día de un ninja— sin tener que dejar de lado alguna de ambas dos. El escualo, no obstante, quizás tenía esa apreciación debido a su genética: la cual no sólo le ha conferido cualidades físicas evidentemente superiores a la del humano común, sino que la evolución de esos preceptos era mucho más notoria, y sin demasiado esfuerzo. Kaido era fuerte, rápido y ágil. Siempre lo había sido.

—Pues creo que te equivocas. El ninjutsu de por sí requiere mucho más esfuerzo que entrenar tu cuerpo, por lo que yo que tú intentaría dedicarle un poco más de mi tiempo. ¿Crees que toda persona a la que te enfrentes querrá combatir con taijutsu?

Gesticuló con el rostro, mostrando su disconformidad con lo dicho y continuó, teniendo en cuenta la última interrogante de su compañero.

—He visto a gente que ni siquiera se tiene que acercar a ti para patearte el culo. ¿Cómo crees que lo hace?

Pues Kaido tenía razón, el Ninjutsu requiere de esfuerzo y entrenamiento para mejorarlo, pero a su vez el cuerpo también y este segundo con el tiempo puede ir perdiendo forma. En cambio, es difícil olvidarse de lo aprendido en el control del chakra y sus diversos usos.

No creas que soy tonto- agitó su dedo índice en el aire- Si que practico ninjutsu, pero lo hago en entrenamientos físicos. Todavía no estoy conforme con mis capacidades musculares como para entrenar específicamente el desarrollo de mi ninjutsu.

Varias veces había corrido el calvo, transpirado y caído al suelo agotado, tratando de ir más rápido que los Gokakyu que lanzaba frente a él. O intentado acertar a varios objetivos con su Kangekiha mientras esquivaba obstáculos puestos por él mismo. Su poder de pelea a distancia crecía de a poco, sí, pero crecía con cada práctica que realizaba en sus entrenamientos diarios.

He visto a gente que ni siquiera se tiene que acercar a ti para patearte el culo. ¿Cómo crees que lo hace?

«¿Con brazos muy muy muy largos?»- el cenobita casi sonríe por su propio chiste.

Lo entiendo, pero... ¿Y si se acercan a ti? Pues tienes que estar preparado. Además de que siempre puedes intentar acercarte tú al otro, y no el otro a ti.

Todavía no le había respondido a su pregunta, y Karamaru comenzaba a tener ganas de demostrarle que sí sabía ataques a distancia para que sepa que podía usar ninjutsu, que podía usar el fuego que le habían dado los dioses. Pero no era inteligente, podía romper la estructura donde se encontraban.

—Lo entiendo, pero... ¿Y si se acercan a ti? Pues tienes que estar preparado. Además de que siempre puedes intentar acercarte tú al otro, y no el otro a ti.

—Bueno, todo depende de contra quién te enfrentes. Sólo puedo decir que si te tu oponente soy yo, va a estar difícil que me pilles, acercándote o no. Prevenido quedas, que no digas después que no te lo dije —el escualo subió la cabeza, y miró unos de los reloj de pared—. en fin, ha sido un buen entrenamiento. Siento lo de tus futuros hijos, espero no tengas problemas más adelante para fecundar. Yo... yo marcho ya a Sendoshi, tengo algunos asuntos de los qué encargarme allá. Nos veremos en la primera ronda, o no.

Sentenció, como si esperase realmente a que la suerte le sirviera a Habaki Karamaru en bandeja de plata. Estaba casi seguro de que podía vencerlo sin ningún inconveniente, o la menos querría intentarlo.

«No te confíes tanto compatriota, que yo sé que puedo hacerlo mejor.»- a Karamaru no le molestó el comentario del hombre tiburón tanto como se podría esperar, si no más bien se lo tomó como un desafío declarado. Esperaba con ansias poder verlo en la arena y demostrarle que podía golpear mejor y que, mejor aún, podía lanzarle unas cuántas técnicas eléctricos y de fuego. Pero toda esa motivación y emoción se fue con un simple...

en fin, ha sido un buen entrenamiento.

La cara del cenobita se alargó y quedó triste e incrédulo por esas palabras. Él todavía no había mostrado su potencial, podía seguir luchando hasta el cansancio y más, pero lo cortaron en seco sin un poquito de suavidad. Solamente quedaba liberar toda esa energía contenida en una buena sesión de entrenamiento en preparación para la pelea que contaba de verdad, la pelea del torneo.

Oh, e-esta bien. Fue un placer conocerte y pelear contigo Kaido- Karamaru hizo una marcada reverencia.

Me quedaré aquí a entrenar un poco más, ¡Suerte en Sendoshi y en el torneo!

Mientras hablaba seguía con la idea en la cabeza si sería correcto visitar a un médico para que le controle los huevos, muy en broma pero tal vez y su compañero hablaba en serio, ¿Y si no podía dejar descendencia? Su abuelo nunca se lo permitiría, eso no existía en el abanico de posibilidades en su camino de vida.