《Dices que intentas proteger a todo el mundo, pero al momento de la verdad simplemente huyes con el rabo entre las piernas...》

El peliverde se encontraba allí, escondido bajo la capucha de su sudadera a plena luz del sol, sentado en el mismo lugar donde estuvo hará un mes antes de la aparición de Kuroyuki.

《¿Ahora qué será de ella? ¿Habrá conseguido huir?, ¿la habrá secuestrado?, ¿o...?》

Prefirió no pensar en algo peor, porque de ser así no se lo perdonaría nunca.

Ahora solo le quedaba esperar a que algo sucediera, pues para eso había viajado hasta allí en primer lugar. Deseaba encontrar una respuesta que le dejara claro qué había sucedido aquel día.

Poco sabía él que probablemente lo único que encontraría sería una visita inesperada.

Cuando se dice que en el Valle del Fin pasan cosas raras. Tú piensas "exageración". Como es un lugar importante y tiene una historia ya todo lo importante tiene que pasar en el mismo sitio. De hecho, la primera vez que pasé por aquí, lo más emocionante que presencié fue una paloma cagándose en la cabeza que ahora estaba desaparecida. Pura emoción.

Ahora, unos años después, parecía que aquel sitio hubiera sido arrasado por unos locos. Faltaba una cabeza, había restos de múltiples combates acontecidos en esos lares. La vegetación parecía querer pensárselo dos veces antes de volver a salir por donde tanta gente había pisado y destrozado. Normal en mi opinión.

En cualquier caso, ¿por qué estaba yo ahí? Bueno, siempre pasaban cosas espectacular cuando gente que no era yo iba al Valle del Fin, empezaba a plantearme si yendo más a menudo acabaría sucediéndome algo increíble a mi también. Además, tenía unas cuantas cosas en qué pensar, las últimas conversaciones con Datsue y Juro habían sido cuanto menos perturbadoras. Primero de todo porque nunca imaginé que hablaría con esos dos al mismo tiempo en la misma conversación. Segundo porque son jinchurikis y tienen esa tendencia a soltar cosas que una persona normal necesita meses para analizar.

Y por último, porque dos cabezas piensan mejor que una, así que sobre la cabeza de mi antiguo kage, intentaba desentrañar los secretos sobre el chakra y la energia vital. Sin resultado aparente.

Hasta que un olor entró en mi radar. Un olor que ya había olido, pero no era de un uzunés. Bajé al suelo de inmediato, encarando a un encapuchado desde una distancia razonable.

— ¡Yo te conozco! ¿Quien eres?

Le grité desde unos cuantos metros. Sin duda, aquella combinación de palabras le dejaría tan confuso como asustado. Stuffy estaba tras de mí, sin tener tan claro que le conociésemos. Eso solo podía significar que yo había estado más expuesto a ese desconocido conocido que él.

En el rango de visión del peliverde apareció un chico y su perro sin ninguna clase de introducción más allá de su extraña forma de saludar.

¡Yo te conozco! ¿Quien eres?

¿Pero cómo lo iba a conocer? ¡Si el nunca había visto a ese chico en su vida! Menuda manera de saludar tan curiosa de saludar tienen en Uzu...

《¡Eso, nos vimos en Uzu!》

Como si se tratara de un interruptor, algo en su cabeza hizo click y le recordó quien era ese chico. ¡Si era el chico contra el que habia cargado en los exámenes!

Oh... que era el chico contra el que había cargado en el examen...

《¿Estará enfadado?》

Daigo se levantó con cuidado y algo de timidez miemtras retiraba su capucha.

—Soy Tsukiyama Daigo, de Kusagakure... creo que nos vimos en los exámenes Chūnin.

—Soy Tsukiyama Daigo, de Kusagakure... creo que nos vimos en los exámenes Chūnin.

Le miré y algo en mi cabeza me dijo algo, pero ante una presentación se activó un circuito cerrado de contestar con otra presentación.

— Inuzuka Nabi y este es... — pero entonces me llegó el informe completo y alarmado le señalé con el dedo. — ¡Espera un momento! ¡Tú eres el kuseño que me placó y se disculpó mientras me placaba! Vaya si nos vimos en el examen de Chunin, por tu culpa no pude devolverle la hostia al idiota que casi mata a Datsue. Pero no te preocupes, te perdono.

Y Stuffy se quedó atrás, sin presentación ni importancia para la conversación. Como tenía que ser.

— Bueno, ¿y que haces por aquí? ¿Tienes que placar a alguien?

Una presentación y otra presentación. Contra todo pronóstico todo parecía que iría con completa normalidad, hasta que Nabi pareció reconocerlo y señaló a Daigo, alarmado.

¡Espera un momento! ¡Tú eres el kuseño que me placó y se disculpó mientras me placaba! Vaya si nos vimos en el examen de Chunin, por tu culpa no pude devolverle la hostia al idiota que casi mata a Datsue. Pero no te preocupes, te perdono.

—¡No! Si yo... —se lo pensó dos veces antes de poner una excusa y decidió aceptarlo—, sí, supongo que ese soy yo. Me vuelvo a disculpar por lo que sucedió allí.

Se rascaba la nuca mientras hablaba, avergonzado.

—Bueno, ¿y que haces por aquí? ¿Tienes que placar a alguien?

—¡No, no, no! No planeo placar a nadie, lo prometo —se apresuró a contestar agitando sus manos, cruzándolas frente a su rostro—, solo estoy esperando a alguien, pero supongo que hoy no vendrá...

— Sí, supongo que ese soy yo. Me vuelvo a disculpar por lo que sucedió allí.

Cualquier otro día tal vez me hubiese dado por discutir con él, por hablar del tema interminable de qué villa tenía la culpa. Interminable por la indecente desfachatez que tenían Kusa y Ame, siempre intentando limpiar su conciencia. Pero no aquel día, tras lo sucedido y la charla con Juro, bueno, las numerosas charlas con Juro, tenía más que de sobra de Kusagakure. Tal vez si pillaba a un amenio sí que tendría que avasallarlo.

— Y yo te perdono de nuevo. No te martirices tanto, yo hubiera hecho lo mismo en tu situación, de hecho, lo estaba haciendo en aquel entonces. Pero eso ya lo hablaremos otro día, ahora mismo tenemos otros temas en los que pensar.

Lo dejé un poco en el aire porque tampoco me apetecía ser yo el que abriese la veda del tema, igual él no estaba al corriente.

—¡No, no, no! No planeo placar a nadie, lo prometo, solo estoy esperando a alguien, pero supongo que hoy no vendrá...

Le miré extrañado.

— No quisiera entrometerme, pero, si quedas con alguien, al menos debería decirte si vendrá o no, ¿no?

—Sí, quizá debería haber avisado si vendría —respondió Daigo consciente de que aquello era imposible.

Pero claro, eso Nabi no lo sabía y el peliverde no estaba seguro de si era buena idea hablarle sobre lo sucedido.

—Bueno, cambiando de tema —añadió con una sonrisa amigable—. ¿Qué hay de ti, Inuzuka-san? ¿Qué te trae por aquí?

—Sí, quizá debería haber avisado si vendría —

Era como un cachorro, un cachorro extraviado y kuseño, lo cual añadía niveles de pena que solo había podido llegar a imaginar. Iba a cambiar de tema con mis increíbles dotes para la palabra, pero se me adelantó él mismo.

—Bueno, cambiando de tema. ¿Qué hay de ti, Inuzuka-san? ¿Qué te trae por aquí?

Me rasqué la nuca.

— Tuve el palpito de que faltarían más cabezas de kages. Vine hace poco y vi que no estaba la de Amegakure y pensé que se lo habrían tomado a malas y habrían destrozado las otras dos o, al manos, arreglado la suya. Pero no. Parece que no quieren invertir en recordar a los héroes de antaño. ¿Tú sabes algo de la misteriosa desaparición de la cabeza?

Sutilmente fui a ver qué sabía Kusagakure de este hecho tan extraño.

Daigo negó con la cabeza.

—Solo sé que en Amegakure no parecen saber mucho más que nosotros —dijo—, de lo contrario seguro que ya habría pasado algo.

Ni siquiera quería imaginarse lo que sucedería en cuanto descubriesen quién había hecho esto.

—Supongo que tendrán otras prioridades antes de empezar a reconstruir la estatua, porque si no, no me explico por qué sigue así...

—Supongo que tendrán otras prioridades antes de empezar a reconstruir la estatua, porque si no, no me explico por qué sigue así...

— Amegakure tiene muchas otras prioridades, seguramente cientos de miles, pero cambiemos de tema, no vaya a ser que nos castigue su todopoderoso dios con una lluvia.

Y ahí es donde yo quería llegar, el punto en el que le sacaría información hasta que se quedase seco sin que ni siquiera se diese cuenta. Era el momento de poner en práctica todo lo que sabía para sacarle información realmente valiosa a Daigo, el placador.

— Tú conoces a Juro, ¿no? ¿Sabes quien le gusta? Es que siempre que le pregunto se hace el loco o me dice que "él no piensa en esas cosas" pero se pone rojo perdido. Tienes que haberlo visto con alguna chica, sea kunoichi o no, o... algún chico... ¿O qué?

El "¿O qué?" era el invento definitivo para sacar información.

Ambos chicos estuvieron de acuerdo en que Amegakure probablemente tenía otras prioridades de momento. Prioridades como descubrir qué demonios le había sucedido a su Jinchuuriki, por ejemplo. Lo típico.

Pero Nabi no parecía muy interesado en descubrir los intereses de Kusagakure. En cambio, pareció ver en Daigo su oportunidad de obtener información mucho más jugosa y confidencial.

Tú conoces a Juro, ¿no? ¿Sabes quien le gusta? Es que siempre que le pregunto se hace el loco o me dice que "él no piensa en esas cosas" pero se pone rojo perdido. Tienes que haberlo visto con alguna chica, sea kunoichi o no, o... algún chico... ¿O qué?

—¿Eh? —no tenía ni idea de cómo responderle—. pu-pues no tengo ni idea. Yo solo lo he visto con sus marionetas, molan mucho... supongo que ahora estará muy ocupado con sus nuevas responsabilidades.

—¿Eh? Pu-pues no tengo ni idea. Yo solo lo he visto con sus marionetas, molan mucho... supongo que ahora estará muy ocupado con sus nuevas responsabilidades.

Solo con... ¿marionetas? Todas las piezas empezaron a encajar a una velocidad claramente superior a lo que mi cerebro era capaz de procesar en ese momento. ¡Ahí estaba todo! Que no le gustase hablar del tema, que nadie supiese nada y como remediar la falta de kunoichis en Kusa. Juro, en su autoridad de Jounin, seguramente estaba desarrollando algún tipo de marioneta sexual.

Me resultó fascinante en la misma medida en la que me dio repelús.

— Una cosa que me sorprendió es que de Kusagakure solo se presentase Juro, pero cuando empezaron a repartirse hostias en el estadio salisteis como cinco o seis genins a meteros en pleno meollo. ¿Por qué no os presentasteis todos?

Me abstuve de señalar que parecían carroñeros metiéndose en una pelea abusiva de cinco contra Datsue. Tenía curiosidad, vale que Juro fuese el mejor de su generación pero, joder, nosotros también presentamos a Datsue para que Eri no fuese sola.

Nabi, como la mayoría de las personas que habían presenciado los exámenes Chūnin en su momento, se había dado cuenta de la falta de integrantes por parte de Kusagakure y no dudó en señalarlo.

—Una cosa que me sorprendió es que de Kusagakure solo se presentase Juro, pero cuando empezaron a repartirse hostias en el estadio salisteis como cinco o seis genins a meteros en pleno meollo. ¿Por qué no os presentasteis todos?

—Esto... —Daigo evitó su mirada unos segundos.

La verdad, él mismo también había hecho una pregunta parecida hace un tiempo, a quien entonces era su senpai: Yubiwa.

"Unos por cagaos y otros por no mover el culo". Algo así fue lo que dijo, pero de una manera mucho menos fluida. Aquellas palabras fueron del todo menos satisfactorias en su momento y todavía tenía dudas, pero ya había decidido no pensar en ello y seguir adelante.

—Pues no lo sé. No sé por qué no se presentó Yota-san, o Etsu-san, o algún otro Genin más experimentado que yo. Solo sé que yo no estaba preparado en ese momento —Sonrió—. Pero Juro-san hizo un muy buen trabajo. Se merece mucho su puesto.

—Pues no lo sé. No sé por qué no se presentó Yota-san, o Etsu-san, o algún otro Genin más experimentado que yo. Solo sé que yo no estaba preparado en ese momento Pero Juro-san hizo un muy buen trabajo. Se merece mucho su puesto.

— Si yo no digo que Juro lo hiciese mal, de hecho, fue de los primeros en cuanto a puntuación si mal no recuerdo. Digo que tú parecías tener los huevos para presentarte, bien que te me tiraste al cuello. Y el examen era solo echarle valor, porque mira. De Uzushiogakure, aprobaron todos los que se presentaron, al igual que de Kusagakure, todos, Daigo, todos.

No mencioné a Amegakure para que él mismo sacase sus conclusiones, todos los suspendidos fueron amenios, claro que metieron ahí a toda la villa a presión. En cualquier caso, consiguieron colar a un par a Chunin, pero no estaba ahí para criticar, sino para afianzar lazos positivos, así que lo dejé en el aire.

Daigo suspiró ¿Por qué se empeñaban en decirle que podría haber participado? Habría estado con gente Juro o Datsue. ¡Que ese chico había detenido una Bijūdama con el ojo!

¿Cómo podía dar la talla con gente así?

—Quizá tengas razón —dijo y aunque no estaba del todo convencido, empezaba a pensar que si ya se lo habían dicho dos veces debía ser por algo—. Sí, quizá tengas razón —repitió.

¿Qué demonios? ¿Acaso iba a esperar a que viniera el mismo Moyashi Kenzou a decirle que podría haberlo hecho? Si ya se lo había dicho Yubiwa cuando todavía estaba con ellos debía ser por algo. Solo tenía que mover el culo.

—¿Sabes qué? —dijo—. Si un día se vuelve a realizar otro examen como este, espero que tú también le eches valor y participes, Inuzuka-san, porque yo estaré allí.