3/12/2016, 00:40
Sus orbes se fijaron en el cambio del paisaje, el bosque de hongos empezaba ahí, no había duda alguna pues las pequeñas setas que se encontraban en el suelo anunciaban que pronto serían grandes, mejor dicho gigantescos como si de un árbol más se tratase. Con satisfacción el pelinegro sonrió y se siguió adentrando en dirección al centro del bosque fúngico.
Después de lo que había sido, prácticamente, un día y medio de viaje su destino final se reflejó en sus pupilas, millones de hongos de todos los tamaños, colores, habidos y por haber, aquel era el lugar perfecto para lo que tenía en mente y lo mejor era que solo se encontraba él y la naturaleza.
Nuevamente fue guiado por los insectos, ellos sí que conocían bien todo el bosque y nunca podría perderse gracias a aquella comunicación, gracias a sus inquilinos encontró el lugar ideal para la recolección de plantas y/o hongos con propiedades alucinógenas y algunas otras propiedades que le serían útiles.
Aburame se agachó y empezó a buscar alguna piedra filosa, o algo con filo, por algún motivo se le había olvidado traer algo filoso y entonces se acordó que sus padres tenían cientos de utensilios metálicos con bastante filo y fue entonces cuando se lamentó ¿Cómo cortaría los hongos sin dañarlos totalmente? Siempre podría arrancarlos pero no sería lo ideal, simplemente no le gustaba hacerlo de esa forma, suspiro con resignación y se irguió, buscaría con la vista alguna piedra o sí encontrase algún objeto filoso sería casi como una bendición, pero por el momento se encargaría de buscar la cuchilla que le haría falta para iniciar su labor.
Después de lo que había sido, prácticamente, un día y medio de viaje su destino final se reflejó en sus pupilas, millones de hongos de todos los tamaños, colores, habidos y por haber, aquel era el lugar perfecto para lo que tenía en mente y lo mejor era que solo se encontraba él y la naturaleza.
Nuevamente fue guiado por los insectos, ellos sí que conocían bien todo el bosque y nunca podría perderse gracias a aquella comunicación, gracias a sus inquilinos encontró el lugar ideal para la recolección de plantas y/o hongos con propiedades alucinógenas y algunas otras propiedades que le serían útiles.
Aburame se agachó y empezó a buscar alguna piedra filosa, o algo con filo, por algún motivo se le había olvidado traer algo filoso y entonces se acordó que sus padres tenían cientos de utensilios metálicos con bastante filo y fue entonces cuando se lamentó ¿Cómo cortaría los hongos sin dañarlos totalmente? Siempre podría arrancarlos pero no sería lo ideal, simplemente no le gustaba hacerlo de esa forma, suspiro con resignación y se irguió, buscaría con la vista alguna piedra o sí encontrase algún objeto filoso sería casi como una bendición, pero por el momento se encargaría de buscar la cuchilla que le haría falta para iniciar su labor.