Juro se acercó, expectante a todo lo que hacía o decía la chica. Realmente ésta despertó su curiosidad, así como alzó su interés. De nuevo, se encontraba haciendo aquello por lo que se había alejado un rato de la sociedad... quizás la mejor opción era ir a los alojamientos de Ame tras ésto para poder descansar de verdad. Aunque, tampoco es que estuviese cansada físicamente, tan solo era ¿Agobio?

Prestó atención a cómo la chica creó el arma a base de papeles, pero lo que realmente resaltó su atención fue el momento en que la chica atravesó su brazo con el arma. Sus ojos se abrieron como platos, impactado. Tras ello, lanzó el arma al acantilado —Juro ni prestó atención a eso— pues toda su atención estaba en la herida. Ésta, bueno, la regeneración de ésta, lo absorbió por completo. Quedó fascinado ante ese efecto tan drástico, y la explicación de la chica mientras la exhibición se daba.

Al finalizar el espectáculo, Juro afirmó haber observado. Tendió de fascinante el resultado, e incluso aseguró que su cuerpo debía guardar un secreto realmente grande —era mágico— y no podía haber imaginado la reacción de los que habían visto alguna de sus exhibiciones hasta ahora, que lo había visto con sus propios ojos. El chico afirmó también que dudaría seriamente de su humanidad de no haber sido por la conversación que estaban teniendo antes, lo cuál extrañó un poco a la pelirroja.

¿Acaso dejaría de ser humana por el hecho de no poder morir? ¿Sería por eso que Blame la trató de esa manera?

El chico dejó caer un suspiro, y avergonzado de la pregunta, la curiosidad le pudo. Soltó la pregunta, que como él mismo bien decía no se debía hacer a una mujer, y preguntó su edad. Entendió que debía haber vivido bastantes años bajo esa misma apariencia, y le pudo mas la curiosidad que la vergüenza.

—Realmente tengo 18 años, creo... —contestó, referente a su apariencia. —Pero, vivir he vivido... quizás 50 o 60 años... la verdad es que no lo sé. Hay un momento en el que terminas perdiendo interés en celebrar un cumpleaños cuando eres incapaz de envejecer, supongo...

La chica soltó un suspiro, ahora era su turno.

—Hay muchos que lo consideran ésto un don divino, pero... Que te lo den por la fuerza, cuando tu nunca lo pediste, y a cambio de la persona mas importante en tu vida...

»Casi es mas un castigo que una bendición.

—Realmente tengo 18 años, creo...Pero, vivir he vivido... quizás 50 o 60 años... la verdad es que no lo sé. Hay un momento en el que terminas perdiendo interés en celebrar un cumpleaños cuando eres incapaz de envejecer, supongo...

Juro tomó aire. Aunque ya esperaba algo así, escucharlo era diferente. Realmente Aiko se veía como una chica joven, y bastante guapa. El chico trató de imaginar su versión real, si no fuese inmortal. Una sexagenaria pelirroja con la piel y los tatuajes arrugados, con el mismo aire chulesco, mientras caminaba con un bastón tuneado.

« Entonces es como una señora mayor. Debe ser muy experimentada »

¿Tendría que tratarla de usted? Supuso que no. No parecía que le fuese ese rollo. Pero aun así...

—Hay muchos que lo consideran ésto un don divino, pero... Que te lo den por la fuerza, cuando tu nunca lo pediste, y a cambio de la persona mas importante en tu vida... Casi es mas un castigo que una bendición.

El ambiente se enfrió un poco. Si ni si quiera imaginar a una Aiko vieja le animó. No tenía ni idea de porque había poseído ese don, pero por lo que decía, no había sido casualidad. Para conseguir algo tan increíble debía de dar algo muy valioso en su vida. Era como un intercambio equivalente.

— Lo siento, no sabía que hubiese sido de ese modo — admitió. En su defensa, decir que fue la chica la que lo dijo de primera mano —, si es algo tan desagradable, no tenemos porque hablar de ello.

Si, la curiosidad le carcomía. Pero sabía cuando había que mantener las apariencias. Si la presionaba así, sabiendo eso, no sería muy diferente del tío que le clavo la lanza al corazón.

— No soy tan interesante como tú, pero puedo entretener— prometió, algo más animado. Se sentó, pero no se atrevió a ponerse al borde del acantilado. Extendió un brazo y tocó su piel — Mírame. ¿A que parezco un fantasma? Mi madre también solía ser así.-

Aiko soltó que para conseguir esa inmortalidad de la que podía fardar, había tenido que sacrificar a la persona mas importante de su vida, aunque había sido ésta la que se había sacrificado por propia voluntad. El ambiente pareció hundirse en un enorme abismo en ese preciso instante, un abismo del cuál podría ser bien difícil salir. Juro, que se hallaba sentado a su vera, se disculpó y comentó que no era necesario que hablase de eso si era doloroso. Un gesto realmente amable por su parte, pues normalmente le habría preguntado qué tipo de sacrificio debía hacerse, cómo, o donde...

—No te preocupes, puedes estar tranquilo por eso... tengo memoria de unos cincuenta años, pero puede que tenga como cien, o mas... hace mucho que lo superé. —inquirió la chica, intentando mantener el buen rollo. «Aunque parezca que fue ayer...»

Juro rápidamente argumentó que pese a no ser tan interesante como ella, al menos podía entretener. Estiró el brazo, y lo tocó, para luego decir que se veía como un fantasma. Según informó, le provenía de herencia genética, pues su madre también era así de blanca de piel al parecer.

—Jajajajaja... si, tu piel es muy blanca... jajaja.

No pudo evitar reír. ¿Cómo no reír con tan disparatada manera de entretenerla?

Aiko le informó de que ya había perdido la cuenta de la edad que tenía en realidad. Juro no podía imaginar algo así, realmente. Con los cincuenta la chica aun no habría sobrepasado la esperanza de vida de una persona — aunque la de un ninja es más escasa, en realidad, ya que en cualquier momento pueden morir —, pero si ya hablaban de cien, Aiko parecía más bien un ser mitológico.

Afortunadamente, Juro consiguió relajar el ambiente. La chica soltó una carcajada.

—Jajajajaja... si, tu piel es muy blanca... jajaja.

Juro esbozó media sonrisa. Puede que fuese estupido, pero se sentía en deuda con ella. Le había contado muchas cosas. Y él, en cambio, no podía enseñarle su marioneta — su hermana le mataría —, por lo que se había decidido a contarle alguna cosa de su vida.

— Mi hermana me contó que en el hospital casi les da un infarto cuando salí — explico, ajustándose la camisa —, pero quizá se lo haya inventado. No tengo forma de averiguarlo. Mis padres están muertos.

Juro trató de no ponerse demasiado serio con el tema, aunque fuese algo a la par. No era su intención. Tal y como había dicho Aiko, ella había perdido a una persona importante también.

— Antes te he dicho que provengo de una familia de mercaderes. En realidad, la vena mercader me viene de mi padre, que era dueño de una tienda de arma en la villa, que ahora cuida mi hermana. Mi madre era ninja, pero muy vinculada a esas cosas; era igual de manitas que yo. De tanto ir a la tienda y pedir consejo para sus maquinaciones, acabaron enamorándose — admitió. Pronto, metió la mano bajo su camisa y sacó un colgante —. Mira. Esto me lo dejó ella.

Era la primera vez que lo sacaba en público. El colgante en sí no era gran cosa: un cordel negro carbón, y en el centro, colgaba un colmillo casi tan pálido como él. Este era muy duro e incluso afilado, aunque Juro nunca supo de donde provenía.

Juro abanicó la risa de la chica con una media sonrisa. Parecía que había conseguido su objetivo, hacer reír a la chica, o alejarla del pensamiento sobre esa persona importante que había perdido. Continuó entonces aclarando que su hermana había sido un tanto cruel —aunque podía deducirse que no hablaba en serio— diciéndole a éste que en el hospital casi les da un infarto cuando nació, quizás refiriéndose a lo de su tono de piel. Sin embargo, de nuevo lanzó la conversación hacia un pozo sin fondo, o esa era la impresión que daba. Informó sin preámbulos que sus padres estaban muertos.

—Andamos igual entonces... —respondió en respuesta a su carencia de progenitores.

El chico continuó hablando, dando a conocer que provenía de una familia de mercaderes. Su padre era dueño de una tienda —que había heredado la hermana— y la cuál frecuentaba su madre, hasta que el amor surgió. El chico se llevó la mano hacia el pecho, y tomó el colgante que ocultaba entre el pecho y las prendas. Se lo mostró a la chica, y añadió que éste amuleto se lo había dejado su madre. Se trataba de un colmillo de alguna especie de bestia, además de eso seguramente sería uno de sus mas preciados tesoros.

En su pierna derecha la chica conservaba un trozo de papel que guardaba con el mismo ahínco, con el mismo valor. ¿Cómo no saber cuánto representaba para éste ese amuleto? Sin duda, se parecían bastante... tenían mucho en común.

—Es un colgante precioso, Juro. Y seguro que para ti vale mas de lo que te puedan dar por él en cualquier tienda. —inquirió la chica. —Yo también tengo algo parecido, aunque lo mío es mas complicado de mostrar.

Dejó caer un suspiro, recordando el último regalo de su padre.

—Y bueno, Juro... ¿tienes pensado ganar el torneo para enorgullecer a tu hermana? ¿o tienes otros motivos para participar?

Aiko pareció escuchar con interés las palabras de Juro. Su historia no era una tan sobrenatural, pero era una historia común y corriente, de las que se podían ver a diario. Quizá en eso residía su atractivo.

La chica observó con interés su amuleto, antes de dirigirle unas alentadoras palabras:

—Es un colgante precioso, Juro. Y seguro que para ti vale mas de lo que te puedan dar por él en cualquier tienda.Yo también tengo algo parecido, aunque lo mío es mas complicado de mostrar.

— Gracias — murmuró. Siendo sinceros, él nunca había pensando en venderlo. No había estado tan mal económicamente hablando —. Entonces debemos conservar nuestros recuerdos . Creo que es de las cosas que te dan fuerzas para seguir adelante.

La chica exhaló un hondo suspiro, que le recordó a él mismo. Estaba pensando en algo importante. O en alguien, más bien. Cuantos suspiros había dirigido al aire por lo que ya no podía tener...

—Y bueno, Juro... ¿tienes pensado ganar el torneo para enorgullecer a tu hermana? ¿o tienes otros motivos para participar?

No pudo evitar sonreír un poco.

— Vaya, me has pillado de lleno. Supongo que después de la historia es fácil de ver — admitió, recordando no haberle dicho a nadie el propósito que ella misma había descubierto por sí — Mi hermana y mi sensei se esforzaron mucho por ayudarme, aun cuanto pasabamos por malas condiciones. La verdad es que no aspiro a alcanzar la victoria, pero al menos, quiero demostrarle que eso no fue en balde.

» Además, también quiero honrar a mi madre. Ella era una gran ninja después de todo.

Abrazó sus rodillas, tratando de mantenerlas quietas. Después, se dirigió a la chica.

— Tu has mencionado que buscas darte a conocer, ¿verdad? — inquirió a la chica —. Imagino que ganar el torneo sería una buena forma de hacerlo. ¿Es esa tu motivación? ¿O tú también tienes más motivos?

Con la caja de sorpresas que era la chica, no le extrañaría. Algo como: "quiero honrar a mi aldea", sería incluso decepcionante para alguien tan singular como Aiko. De hecho, no la imaginaba como una kunoichi devota.

Juro pareció comprender lo que la chica intentaba trasmitirle. No tardó en aceptar que debían mantener sus recuerdos, conservarlos. Eran de las pocas cosas que hacen a uno seguir adelante, según sus palabras. La chica afirmó con un rotundo gesto vertical de cabeza, totalmente de acuerdo.

—Así es. —confirmó con palabras. —Además, por muy mal que una persona pueda ir de dinero, un recuerdo es algo irreemplazable. No hay dinero en el mundo para comprar un sentimiento, ¿no crees?

La chica soltó lo primero que le vino a la cabeza en pos de cambiar el sentido de la charla, acudiendo a averiguar un poco los motivos que podían guiar al chico a combatir en el torneo. Su tesis no fue difícil de buscar, y hasta le sacó una sonrisa al chico al preguntarle.

El genin afirmó que ese era su propósito, enorgullecer a su hermana, a su sensei, y a su aldea. Además de ésto, quería también hacer honor al apellido de su madre, puesto que ésta había sido una gran kunoichi. Quería mostrar que todo el tiempo que habían invertido en su entrenamiento no había caído en un pozo, que sus esfuerzos habían ocasionado que el chico mejorase mucho. No le importaba ganar, tan solo quería mostrar de lo que era capaz.

Tras dar a conocer su verdadero propósito, Juro se lanzó a devolver la pregunta, antes argumentando que ésta había comentado que quería darse a conocer. Incluso preguntó si ganar el torneo sería su motivación. La verdad, ganar el torneo sería toda una proeza, pero a saber cómo le salían los planes...

—La verdad, no tengo tan siquiera interés en ganar el torneo. Lo único que quiero es que sepan mi condición de inmortal. Seguramente, tras cada combate termine suicidándome o algo similar, para dejar mi firma. Quiero que todo el mundo sepa que si cometen un delito, y llega a mis oídos, los perseguiré por el resto de sus vidas, hasta hacer justicia por su crimen. Ni la muerte los salvará de que se haga justicia...

»Tan solo me falta buscar un traje de superheroína y ponerme un nombre rebuscado... jajajaja. —se atrevió a bromear. «Aunque en realidad el traje ya lo tengo...»

La chica sacó la lengua, en una mueca de burla acompañando la broma. Aunque, ciertamente ya tenía pensado en esos detalles. Quizás el mundo se sorprendiese un poco cuando ésta diese su espectáculo.

—Nadie debería ser víctima y vivir sabiendo que el culpable no será llevado ante la justicia... ¿no crees?

Aiko no opinó acerca de su propósito. Quizá muy bueno, quizá muy típico. No le importaba, porque así lo sentía. Debía hacerlo por todo lo que habían pasado hasta ahora. Solo esperaba tener fuerzas para lograrlo...

La chica contestó pronto a su afirmación.

—La verdad, no tengo tan siquiera interés en ganar el torneo. Lo único que quiero es que sepan mi condición de inmortal. Seguramente, tras cada combate termine suicidándome o algo similar, para dejar mi firma.

« Eso es jodidamente inquietante »

— Eso va a ser impresionante. Pero ten cuidado, no te vayan a descalificar por eso — mencionó, mitad en broma mitad en serio. No imaginaba como actuarían los jueces después de ver a la participante ganadora suicidándose.

— Quiero que todo el mundo sepa que si cometen un delito, y llega a mis oídos, los perseguiré por el resto de sus vidas, hasta hacer justicia por su crimen. Ni la muerte los salvará de que se haga justicia...[/color] ]Tan solo me falta buscar un traje de superheroína y ponerme un nombre rebuscado... jajajaja.

La conversación tornó a un tema interesante. Juro la escuchó, casi con interés. ¿Hablaba en serio? ¿Iba a utilizar sus superpoderes en el nombre de la justicia? Imaginarla con unas mallas ajustadas y una ridícula máscara le hizo sonreír un poco. Soltó una carcajada, mientras la chica sacaba la lengua.

— Tendremos que buscarte un nombre acorde entonces — murmuró, pensativo —. ¿Inmortal Girl? ¿La justiciera zombie?

Juro continuó la broma, con una sonrisa. Aun así, estaban pisando algo muy serio, y el chico lo vio, cuando Aiko le dirigió otras palabras. Estas estaban cargadas de seriedad.

—Nadie debería ser víctima y vivir sabiendo que el culpable no será llevado ante la justicia... ¿no crees?

— Estoy de acuerdo. Es un propósito muy noble. De los que suenan a utopía. Pero podrías erradicar uno de las mayores injusticias existentes en el mundo. Solo tú puedes hacer algo tan grande con este poder — murmuró, casi fascinado —. Ojala pudiera ayudarte, pero dudo que sea posible. Esperó escuchar de tus hazañas en los medios de comunicación.

Con la contestación de la chica en referente a su objetivo para con el torneo, Juro bromeó con que debía tener cuidado con no ser descalificada por hacer ese tipo de locuras. Bueno, bromeó o no, pues en su tono era difícil distinguir el propósito. Aunque, la verdad es que no sonaba disparatado, seguro que hasta intentaban intervenir para prevenir ese tipo de acciones.

¿Cómo suicidarse cuando todas las miradas estaban en ella? Sería difícil, por llamarlo de alguna manera...

—Si no me dejan mostrar mi inmortalidad, al menos pondré en exhibición la capacidad de reacción de nuestros anbu y jounin... jajajaja.

La pelirroja contó después su trama, su verdadero objetivo. Quería hacerse a conocer, como una nueva superheroína típica de cómic, pero en carne y hueso. Su condición de inmortal era el superpoder que cualquier persona podía desear. Juro le continuó la broma, acompañado de su sincera sonrisa. Éste incluso le propuso un par de nombres, a cada cuál mas disparatado. Pero tampoco es que lo fuesen del todo, normalmente los nombres de superhéroes iban por esa rama, ¿no?

La chica no pudo evitar reír de nuevo, la verdad es que hasta le pareció gracioso el primer nombre que le había propuesto. Inmortal Girl... casi sonaba a su propia esencia, un nombre casi perfecto. Quizás hasta tendría que pensarse en usarlo, al menos provisionalmente.

—Si, Inmortal Girl suena bien... —contestó entre risas.

El chico contestó ante su plan de futuro que era un objetivo realmente noble, digno del poder que cargaba sobre los hombros. Además, incluso dijo que ayudaría si pudiese, pero que eso sería cosa difícil. Éste dejó la acción para la pelirroja, pero comentó que esperaría escuchar de sus hazañas por los medios.

—Bueno, todo héroe tiene a su proveedor de equipo y armamento. Quizás algún día puedas serme de ayuda de esa manera, ¿no?

La chica lo dijo bromeando, pero dentro de la broma había un punto serio. ¿Por qué no iba a poder?

La chica bromeó acerca de lo que dijo Juro, alegando que, aunque no lograse su cometido, al menos mostraría la capacidad de reacción de los anbu y jounin del torneo a la hora de impedir algo así. Tenía sentido. Imagina el trauma que podría llevarse el público si pasase eso.

—Si, Inmortal Girl suena bien...

Juro le guiñó el ojo. No imaginaba a Aiko vestida de superheroina con las iniciales "IG" bordada, pero era un sueño bonito. Pagaría por verlo, de hecho.

Aiko tampoco se quedó callada ante la respuesta de Juro, cuando este alegó que era imposible que él pudiese ayudarla, debido a sus limitaciones físicas.

—Bueno, todo héroe tiene a su proveedor de equipo y armamento. Quizás algún día puedas serme de ayuda de esa manera, ¿no?

« Quizá lo que llevo aquí atrás no sea exactamente lo que buscas »

Pero estaba seguro de que a una chica con clase como ella le interesarían los venenos que fabricaba. Y teniendo en cuenta que su hermana le hacía precio en la tienda...

— Si... Creo que podría hacerlo — acabó afirmando, cogiendo seguridad —. Seré tu proveedor, "Inmortal Girl".

Juro sonrió un poco. Resultaba tan gracioso. Y estaban hablando prácticamente en serio. Eso lo hacía más gracioso aún. Soltó sus rodillas, mientras observaba el horizonte. Parecía haber llegado a un momento de reflexión.

— ¿Cómo crees que va a reaccionar tu kage cuando sepa del asunto?

Aunque fuese una pregunta tonta, aún no estaba convencido de ese "soy libre, nadie puede cogerme". El kage era la autoridad más importante de la villa después de todo. Juro no conocía a la Arashikage, pero estaba seguro de que no le haría mucha gracia tener a una de sus ninjas actuando de justiciera enmascarada.

Juro se tomó la broma con gracia, el chico parecía de lo mas cordial. Incluso se atrevió a apodarla como inmortal girl para informarla de que sería su proveedor, justamente antes de sonreír de nuevo. La verdad, pocas herramientas o armas le faltaban a la chica debido a sus habilidades, pero bueno, quien sabe... quizás en algún momento le fuese útil. Como bien decía su padre, hay que tener amigos hasta en el infierno, porque nunca se sabe.

El chico no tardó en caer en cuenta, la kunoichi no le había dicho nada de ésto a su Arashikage, y su reacción podía ser de lo mas crítica. ¿Qué haría si descubriese que entre sus filas tenía un arma tan valiosa? La respuesta bien podía ser sencilla —encarcelarla en los dominios— o bien podía ser de lo mas tétrica, terminando como un mero experimento de laboratorio.

¿Quién sabía...?

La chica se encogió de hombros, carente de información para contestar a la pregunta, aunque también carente del sentimiento que antes la retenía —miedo— y que ya no era una barrera para ser libre. La pelirroja sonrió, tal y como Juro hacía. —La verdad, no tengo la menor idea. —contestó con sinceridad. —Quizás me intente de atrapar y experimentar conmigo, que lo mismo simplemente se queda en echarme un rapapolvo de cuidado... a saber.

Se llevó la mano hacia la nuca, la cual refregó en un gesto tranquilo aunque casi avergonzado.

—Con un poco de suerte solo tengo que escapar de algún laboratorio...

Se jactó de sus posibilidades, haciendo una mueca con la lengua.

A pesar de que el chico había tratado el asunto como algo muy serio, Aiko pareció desdeñar el peligro, con una mueca y una sonrisa que no se le hicieron nada graciosas.

—La verdad, no tengo la menor idea.Quizás me intente de atrapar y experimentar conmigo, que lo mismo simplemente se queda en echarme un rapapolvo de cuidado... a saber.

Juro sintió ganas de llevarse las manos a la cabeza. La chica, definitivamente parecía incorregible.

— Y yo que me asusto de lo que me podría hacer mi Kage si fallo una misión — murmuró, con una mezcla de incredulidad y de gracia. Por muy inmortal que fuese no debería subestimar a la mayor autoridad de su aldea.

« Eso ya no es falta de miedo; eso es inconsciencia directamente »

La chica prosiguió con su monólogo, dejando claro que iba en serio. Juro puso los brazos en jarra.

—Con un poco de suerte solo tengo que escapar de algún laboratorio...

— Si cumples tus palabras, vas a acabar por exiliarte — suspiró, ocultando la incredulidad —. Ya veo que para tu objetivo no es necesario ser un gran ninja de una aldea... pero tener un grupo de ninjas tratando de cazarte constantemente no queda bien en una heroína.

Suspiró otra vez. Menuda conversación estaban teniendo. Debían dar gracias a que se encontraban en territorio neutral, en una de las zonas más recónditas del Valle.

— Menos mal que aquí solo hay piedras...

El chico pareció agobiarse, por llamarlo de alguna manera. Su rostro casi palideció, mas de lo que ya era, un fantasma a su lado parecería moreno en comparación. Quizás, abrumado por la respuesta de la chica, éste comenzó a tramar cosas raras en su cabeza. A saber, la kunoichi no tenía la capacidad de leer las mentes, como cierta genin que una vez se encontró...

Terminó por admitir, a voz casi inaudible, que a él le asustaba hasta el hecho de qué podría hacer su kage con él por el simple hecho de fallar una misión. La verdad, sonaba realmente aterrado de la idea, casi tenía susto hasta de decirlo a voz alzada. Curioso, temía por su bienestar contra la autoridad que debía ser quien cuidase de él. Pese a que la obligación de un kage es rectificar y educar a los futuros ninjas, lejos quedaba esa acción de su incumbencia...

Pero en fin, distintas aldeas, y distintas normas y costumbres, a saber.

El chico, temrinó por escupir lo que realmente pensaba. Alegó que si cumplía con lo que decía, la chica terminaría por exiliarse, así mismo dedujo que para cumplir con su objetivo no tenía necesidad de pertenecer a una aldea. Sin embargo, también resaltó que llevar tras de ella a una escuadra de asesinos no sería la mejor de las ideas. Por no hablar de que no daría buena visión a la imagen de heroína que buscaba.

Por suerte o desgracia, allí solo las rocas le podían escuchar.

—Si en algún momento necesitase salir de la aldea para salvar mi vida, creo que sería lo más lógico hacerlo... —confirmó, encogiéndose de hombros. —Pero, no será porque yo me niegue a ser parte de mi aldea, todo lo contrario... Lo que obviamente tampoco voy a permitir es que me usen de cobaya. Si intentan atraparme, me convertiré en un torrente de mariposas y desapareceré, pero por obligación... no por gusto... Que después quieran buscarme para atraparme y experimentar conmigo, eso solo el tiempo lo dirá...

La chica cesó el gesto, y dejó caer un suspiro de pesar.

—No traicionaría a mi aldea por gusto, pero tampoco podría quedarme donde no se me quiere. —terminó de explicar. —Como un mal romance... si él me pega, yo no voy quedarme sumisa a su lado, y a besarlo... ¿no crees?

Lejos de arrepentirse por sus palabras o recular, Aiko continuó explicando su postura, dando un punto de vista que Juro, al menos, pudo entender mejor.

—Si en algún momento necesitase salir de la aldea para salvar mi vida, creo que sería lo más lógico hacerlo...Pero, no será porque yo me niegue a ser parte de mi aldea, todo lo contrario... Lo que obviamente tampoco voy a permitir es que me usen de cobaya.

Vale, ahí podía tener razón. No era plato de buen gusto para nadie el hecho de que te torturaran y te sacasen información. Aunque fuese por un fin común. Se veía muy cruel, incluso para un kage.

— Si intentan atraparme, me convertiré en un torrente de mariposas y desapareceré...

Aiko continuó hablando acerca de lo mal que se sentiría pero que no dudaría en hacerlo si tuviese que salvar su vida, pero Juro se quedó con esa última frase. ¿Convertirse en un torrente de mariposas? ¿A qué se refería?

« Sus habilidades son demasiado extrañas. Primero lo del papel y ahora esto... »

Finalmente, comparó su relación con su aldea como una relación de pareja, alegando que si había malos tratos por parte de unos, no iba a quedarse fiel a ella. Como siempre, eso tenía una parte de razón, aunque todo dependiese del punto de vista que le pusiera uno...

— Si, supongo que eso es cierto. Entiendo que no quieras que experimente contigo — murmuró. Un problema, teniendo en cuenta que estaba seguro de que mucha gente querría hacerlo —. Quizá estemos exagerando. Las cosas no tienen que ir a ese extremo. Si te explicas bien, no tienen porque obligarte a nada.

No podía estar seguro del todo. Pero tampoco iba a saberlo a ciencia cierta. A decir verdad, la chica podría haber dicho algo antes, pero que se le iba a hacer. Solo esperó confiar en la buena voluntad de la líder de su villa.

Juro se quedó contemplando el vacío. Llevaban ya un rato hablando.

— Lo que deba ser, será. ¿No? — afirmó, finalmente —. Mi hermana siempre usa esa frase. Esta más que convencida del destino y esas cosas.

Juro terminó por aceptar que la decisión de la chica era la correcta, o al menos eso pareció. Ésta le había explicado su punto de vista, y tampoco era tan descabellado si lo mirabas así. Aunque fuese bastante masoquista, sufrir por sufrir es de tarados... y ella aún estaba casi cuerda. Al menos por el momento.

Obviamente, y confirmandolo el chico, estaban lanzando disparatadas hipótesis que posiblemente desembocaban en cualquier otra situación. Todo era cosa de ver qué deparaba el futuro, tal y como la hermana del chico bien le aconsejaba. Lo que tenga que ser, será. Esa frase también era muy usada por su difunto padre, curioso. Seguramente la hermana de Juro era bastante aficionada a leer.

—Si, supongo que si... jajajaja —confirmó la chica entre risas.

Se encogió de hombros, y dejó caer un leve suspiro. —Mi padre siempre decía lo mismo, como si el destino estuviese escrito, y por mucho que hagas, no puedes cambiarlo.

»Yo no estoy del todo convencida de eso. Después de todo, yo rompo la mayoría de leyes comunes de lógica... jajajaja... —escupió. —Supongo que no todo puede ser blanco o negro, el gris está entre medio, y hay incontables tonos...