23/05/2018, 21:28
Pese a las palabras del muchacho, el Chūnin no se bajó de su espalda. Más bien al contrario, entrecerró sus ojos oscuros y, tras quitar el kunai del cuello de Kisho y posarlo sobre sus propios labios, usó su mano libre para cachear su cuerpo. Tardó unos pocos segundos en encontrar lo que estaba buscando: el pergamino de la misión perfectamente enrollado que desplegó frente a sus ojos y leyó con cierta desconfianza.
Pasados unos instantes, el shinobi liberó el agarre sobre el brazo inmovilidado del genin y se reincorporó, dejándole libre.
—Oh, claro, el gran Hyūga Kisho, cómo no me he podido dar cuenta —recitó, con amarga sorna—. Disculpe mis modales, oh, gran Hyūga Kisho, pero deberías comprender que si sales de la aldea corriendo de ese modo lo primero que vamos a pensar es que el gran Hyūga Kisho está intentando exiliarse —se interrumpió, torciendo el gesto, y entonces señaló al pergamino que aún sostenía entre sus manos enguantadas—. Además, oh, gran Hyūga Kisho, según este pergamino debes ir al Puente del Maíz. ¿Se puede saber dónde puñetas estás yendo saliendo así de la aldea?
Pasados unos instantes, el shinobi liberó el agarre sobre el brazo inmovilidado del genin y se reincorporó, dejándole libre.
—Oh, claro, el gran Hyūga Kisho, cómo no me he podido dar cuenta —recitó, con amarga sorna—. Disculpe mis modales, oh, gran Hyūga Kisho, pero deberías comprender que si sales de la aldea corriendo de ese modo lo primero que vamos a pensar es que el gran Hyūga Kisho está intentando exiliarse —se interrumpió, torciendo el gesto, y entonces señaló al pergamino que aún sostenía entre sus manos enguantadas—. Además, oh, gran Hyūga Kisho, según este pergamino debes ir al Puente del Maíz. ¿Se puede saber dónde puñetas estás yendo saliendo así de la aldea?