No tarde mucho en rehacer el camino hacia detrás. Me había parecido mas lejos cuando fui que cuando volví, y eso, que lo que tenia menos ganas era de volver. Había caminado despacito a propósito.

Cuándo volví, me las encontré sentadas en un banco hablando como si nada. No debía estar tan mal como para necesitar el agua, pero casi que le agradecía el viajecito.

— Te acompañaré durante todo el día, Shizuka-san, así que estaré en el concierto, pero, por supuesto que te creo. No quería suponer de más, lo siento.

No sabía de que narices estaban hablando, pero lo que vino después...

— Está bien, está bien, si no quieres no lo hagas, pero antes dejame decirte que hacerlo delante de toda esa gente, de todos los curiosos... Oh, esa sensación es única e indescriptible. Lo cierto es que la recomiendo mucho y sería un broche de oro para finalizar la actuación de esta noche

¿Hacerlo delante de todos? ¿Broche de oro para finalizar la actuación... Estaba hablando acaso de tener relaciones se... No no no. Una artista famosa de su calibre no podría estar intentando hacer ese tipo de cosas con una menor. Había pasado demasiado tiempo junto a Datsue, y eso me estaba haciendo pensar mal.

Seguro que hablaba de bailar. Seguro que si. No podía tratarse de otra cosa.

—Yo creo que deberías Hacerlo Hana, seguro que queda bien con la actuación.

Fue lo primero que dije cuando las alcancé. Si Hana era diestra como shinobi, seguro que no bailaba mal, y contarle a Ren que su princesa en apuros había bailado con otro príncipe azul... La dulce venganza.

—Por cierto, te he traido un poco de agua. —Dije ofreciendole una botella a mi compañera de trabajo. —Y también he traído para usted, Miura-san.

No me faltaron ganas de vaciarsela por encima, pero no lo hice. Ademas, parecía que podía utilizarla como aliada para mi venganza con Ren. Lo que no significaba que fuese a aceptar ordenes como las de antes.

— Está bien, está bien, si no quieres no lo hagas, pero antes dejame decirte que hacerlo delante de toda esa gente, de todos los curiosos... Oh, esa sensación es única e indescriptible. Lo cierto es que la recomiendo mucho y sería un broche de oro para finalizar la actuación de esta noche

Hana dudó, pero calló al ver a Reiji acercarse. Esperaba que no hubiese oído nada de lo que le acababa de proponer la peliazul. ¡Ella pensaba que hablaba de hacerlo con una fan! ¡No con ella! No... no podía hacerlo.

—Yo creo que deberías Hacerlo Hana, seguro que queda bien con la actuación.

Al parecer Reiji sí había estado escuchando más de lo que la rubia había esperado. ¿Cómo que debería hacerlo? Se sonrojó y enmudeció. Si era por el espectaculo y Reiji estaba de acuerdo, no pasaba nada ¿no? Era por hacer felices a todos. Además, Shizuka-san le echaba una pasión a todo lo que hacía que era difícil decirle que no.

Aceptó el agua de su compañero y le dio un trago largo.

— Si tú también estás de acuerdo, Reiji-san, y es por el espectaculo... Claro... Hagamoslo, Shizuka-san. — intentó levantar la mirada, para mirar a los ojos de la cantante, pero le dio demasiada vergüenza.

¿Pero qué acababa de decir? Aquella misión empezaba a torcerse de una forma que Hana jamás hubiese imaginado.

—Yo creo que deberías Hacerlo Hana, seguro que queda bien con la actuación.

El regreso de Reiji fue, ante todo, triunfal. Llegaba con las preciadas botellas de agua y estaba empujando a Hana a llevar a cabo los deseos de Shizuka. Quien le hubiera dicho hace solo un rato que la peliazul y el espadachín iban a estar de acuerdo en algo. Pero así era.

Tras ello, Reiji tendió una botella de agua a cada una de las chicas. Ambas lo aceptaron de buen grado. De hecho, la peliazul le sonrió para después echar un trago.

— Si tú también estás de acuerdo, Reiji-san, y es por el espectaculo... Claro... Hagamoslo, Shizuka-san.

La peliazul no daba crédito. Hana estaba accediendo a aquello y todo gracias a la intervención de Reiji.

— ¡YASSSSSSSSSS!

Gritó con el entusiasmo de una adolescente. Ambos ninjas podrían ver la felicidad en su reacción.

— Bien, bien, ya habrá tiempo para ver cómo lo hacemos. Ahora enseñadme ese playa

La playa, sí. Porque antes de la supuesta caída de la cantante el rumbo a seguir era el del camino a la playa de Uzushio.

— Si tú también estás de acuerdo, Reiji-san, y es por el espectaculo... Claro... Hagamoslo, Shizuka-san.

— ¡YASSSSSSSSSS!

De un momento a otro, la situación había cambiado drásticamente para mí. Yo que pensaba que iba a pasar un día terrible, y resultaba que todo iba a mejorar. Claro que, no había que celebrarlo todavía.

Eso si, me hubiera encantado que Ren hubiera podido asistir al espectaculo que se celebraría aquélla noche, donde Hana, su princesa en apuros, bailaría con otro principe azul.

— Bien, bien, ya habrá tiempo para ver cómo lo hacemos. Ahora enseñadme ese playa

Ah, claro, en algún momento tendría que enseñarle la coreografía a Hana, claro, pero primero quería ver la playa. Bien, bien.

—Vosotras delante, por favor, yo me ocupo de guardaros la espalda.

Que en principio, esa era mi misión, servir de guardaespaldas. Quizás había por allí algún fan loco que quisiera secuestrarla o acercarse demasiado.

Aunque aparentemente, su mayor enemigo, eran las farolas.

— Bien, bien, ya habrá tiempo para ver cómo lo hacemos. Ahora enseñadme ese playa

Hana se recuperó parcialmente, lo suficiente para guiar el camino ya que Reiji parecía poco dispuesto.

—Vosotras delante, por favor, yo me ocupo de guardaros la espalda.

— Pues vamos a la playa. — anunció la rubia andando al lado de la peliazul en dirección a la costa. — Intenta no separarte demasiado de nosotros para evitar más accidentes, ¿vale? — le pidió a la peliazul aún un poco ruborizada por lo que le había propuesto.

Andaba jugueteando con la botella que la había traido Reiji con sus nerviosas manos.

De aquella forma, aquel particular trío formado por ninjas y aquella famosa cantante abandonaron el lugar del accidente de la farola, guiados por la joven Himura Hana y con Sasaki Reiji como retaguardia.

— Si, vale, vale, no haré tonterías, lo prometo — respondió ante la petición de Hana.

Tanto fue así que se limitó a caminar al lado de la rubia con la felicidad en el rostro. Se notaba a leguas que estaba radiante de felicidad de que las cosas se hubiesen enderezado y que ella y la kunoichi fuesen a cerrar la actuación de aquella noche con un show muy especial y que probablemente no dejaría a nadie indiferente.

— Esto... ¿qué hacéis los ninjas en vuestro tiempo libre?

De repente le asaltó la curiosidad.

— Si, vale, vale, no haré tonterías, lo prometo.

El cambio de actitud de la peliazul fue... Radical. ¿Solo habia que hacer que Hana bailase con ella en su show para que se comportase bien? Joder, de saberlo, la hubiera lanzado al tiburón nada mas conocerlo.

— Esto... ¿qué hacéis los ninjas en vuestro tiempo libre?

A saber que se pensaba que eramos lo ninjas. Gente normal cuyo trabajo era pelear por su aldea, o cubrirle el culo a una actriz famosa. O buscar perros, limpiar casas, perseguir gallinas...

Quizás normal era una palabra exagerada, vale.

—Leer, tirarme en el sofá, pasear... Nada raro.

Entrenar no contaba como tiempo libre, mantenerse en forma era parte del trabajo. Lo mismo con la forja, aunque ese era otro trabajo. Así que los ratos libres eran para descansar tirado en el sofá del barco o estudiar el manual para poder usarlo, o pasear con Yuuna por las calles de la aldea. Cosas normales.

— Esto... ¿qué hacéis los ninjas en vuestro tiempo libre?

—Leer, tirarme en el sofá, pasear... Nada raro.

— Lo mismo, un poco de entreno. Últimamente me estoy dedicando más a viajar que a otra cosa.

No había mucho más que destacar la verdad. Al final del día eran personas normales, entrenaban, hacían tareas domesticas y después descansaban. ¿Qué hacía con su tiempo libre? Tonterías, como todo el mundo. Igual leía algo, salía a dar una vuelta y se quedaba jugando con un perro callejero, visitaba a algún vecino o se hacía una cena elaborada. Estaba segura de que eso no era lo que esperaba la cantante.

— ¿Y qué haces tú, Shizuka-san? — le preguntó con autentica curiosidad.

Era el momento de ver hasta qué punto eran diferentes sus vidas.

—Leer, tirarme en el sofá, pasear... Nada raro.

— Lo mismo, un poco de entreno. Últimamente me estoy dedicando más a viajar que a otra cosa.

Y ya está. cosas normales que cualquier otra persona haría. Al final resultaba que los famosos ninjas, peligrosos y amenazantes, eran personales tan normales como la viejita que necesitaba ayuda para cruzar la calle e ir a por unas manzanas a la frutería. La sorpresa podía verse dibujada en el rostro de Shizuka que se espera algo mucho más asombroso. Hana se salió un poco de lo clásico cuando reconoció que le últimamente estaba viajando bastante.

— ¿Y qué haces tú, Shizuka-san? —

— Oh, lo cierto es que no tengo mucho tiempo libre. Me encanta cantar, pero es un oficio que te atrapa — reconoció la peliazul — Ya sabéis, siempre estoy viajando por Oonindo para ir a los sitios donde voy a cantar y no tengo demasiado tiempo libre. La mayoría de él es cuando llego a los sitios y bueno, lo de hoy es un poco excepcional, normalmente me quedo con el tipo que habéis visto antes encerrada en un hotel o en el barco

Aquella confesión dejaría al descubierto las vergüenzas de aquella profesión que estaba tan idealizada aunque, en parte, se podía aplicar el mismo cuento para el mundo de los ninjas, quiénes se juagabnan la vida cada vez que tenían que trabajar en una misión.

— ¿Queda mucho para llegar a la playa?

Pasar tiempo en un barco no era tan malo. Bueno, qutizas para alguien como la peliazul si. Pero la verdad es que yo le había cogido el gusto a echarme en el sofá del barco a leer.

También me gustaba preparar las habitaciones. Prácticamente había rediseñado todo el interior del barco junto a Yuuna y lo habíamos decorado a nuestro gusto. Ademas, el dibujo del takoyaki en la cocina nos había quedado de maravilla.

Pero bueno, igual si tenias que estar allí encerrado mucho tiempo y por obligación cambiaba la cosa. Pero ademas, la peliazul no parecía el tipo de persona a la que le gustara estar sentada, mas bien lo contrario. Parecía el tipo de persona que no paraba de corretear de aquí para allá.

Quizás era normal que el grandullón la quisiera tener encerrada durante un rato en un hotel o en un barco.

—No debería faltar mucho para llegar a la playa.

— Oh, lo cierto es que no tengo mucho tiempo libre. Me encanta cantar, pero es un oficio que te atrapa. Ya sabéis, siempre estoy viajando por Oonindo para ir a los sitios donde voy a cantar y no tengo demasiado tiempo libre. La mayoría de él es cuando llego a los sitios y bueno, lo de hoy es un poco excepcional, normalmente me quedo con el tipo que habéis visto antes encerrada en un hotel o en el barco

Estaba claro que si habían tenido que pedir una misión para protegerla era porque corría algún tipo de riesgo, que aunque fuese un riesgo menor, era permanente. Así que fuese donde fuese tendría que estar vigilada y encerrada por su propia seguridad, ese era el lado oscuro de la fama que poca gente considera cuando la busca.

Hana miró con pena a la cantante, igual su actitud era una forma de llamar la atención para compensar por lo sola que estaba.

— Ya estamos llegando, Shizuka-san. Seguro que te va a encantar, la arena es blanca y fina y está muy limpia. ¿Has visto muchas playas?

Siguieron caminando mientras los muchachos procesaban la información que la peliazul acababa de dar. Para Reiji quizás fuese algo más complicado, puesto que él también tenía su propio barco y disfrutaba de los ratos que dedicaba en él. Pero, tal y como el gennin había deducido, las situaciones de ambos eran muy distintas.

— Ya estamos llegando, Shizuka-san. Seguro que te va a encantar, la arena es blanca y fina y está muy limpia. ¿Has visto muchas playas?

Hana fue la última en dar respuesta a la pregunta de la cantante. Pronto podría saciar su sed de playa, de arena,, de tomar el sol...

— Oh, sí. Como vamos en el barco, a veces me dejan ir haciendo paradas en las playas. Recuerdo las que hay en el país del bosque. Eso es un lujo de verdad. tenéis que ir algún día si no lo habéis hecho ya, ¡son perfectas para desconectar!

—No dudo de su palabra Miura-san, sin embargo, espere a ver nuestra playa, es probable que acabe gustandole mas que las del pais del bosque.

No había estado en las playas del bosque, pero vaya, la arena blanca de las costas del remolino hacían de la playa un lugar bonito. Ademas, si algún lugar era perfecto para descansar y entrenar al mismo tiempo, ese lugar era sin duda nuestras playas.

No debía faltar mucho para llegar, y si la cantante era tan fanática de los lugares con arena y agua, estaba seguro de aquel iba a superar sus expectativas y quizás, sustituir en su lista las playas del pais del bosque.

— Oh, sí. Como vamos en el barco, a veces me dejan ir haciendo paradas en las playas. Recuerdo las que hay en el país del bosque. Eso es un lujo de verdad. tenéis que ir algún día si no lo habéis hecho ya, ¡son perfectas para desconectar!

—No dudo de su palabra Miura-san, sin embargo, espere a ver nuestra playa, es probable que acabe gustandole mas que las del pais del bosque.

— No, lo cierto es que del País del Bosque solo he visto los bosques, la verdad. Apenas me he adentrado demasiado, me aseguraré de pasarme por sus playas la próxima vez que vaya. Pero sí, las playas de Uzushiogakure son las más bonitas que he visto hasta ahora.

La arena, blanca y fina, realzaba la transparencia de las olas que entraban perezosas sobre ella y después se iban dejandola un poco más oscura pero igual de hermosa. Sin duda, era un paraiso difícil de superar. Además de que el verano en Uzushiogakure daba la temperatura perfecta para estar en la costa tranquilamente bajo alguna sombra viendo como brillaba el mar en el horizonte.

Por desgracia, era invierno. Así que ahora mismo meterse en el agua era casi un suicidio.

—No dudo de su palabra Miura-san, sin embargo, espere a ver nuestra playa, es probable que acabe gustandole mas que las del pais del bosque.

— No, lo cierto es que del País del Bosque solo he visto los bosques, la verdad. Apenas me he adentrado demasiado, me aseguraré de pasarme por sus playas la próxima vez que vaya. Pero sí, las playas de Uzushiogakure son las más bonitas que he visto hasta ahora.

Al parecer el comentario de la peliazul había destapado varias ampollas en los muchachos que aseguraban que las playas del Remolino no solo eran inigualables, sino que, además, afirmaban ser la vanguardia en lo que a playas se refería.

— Vaya, vaya, así que el listón está alto. Espero que tengáis razón

Y unos metros más tarde, el silencio se adueñó de aquel trio para mostrar las famosas playas de arena blanca de Uzushiogakure. Los ojos de la cantante la delataban por completo. Abiertos como si fueran dos naranjas y la boca medio abierta cuando pudo ver aquel espectaculo para los sentidos. Primero el inmediato de la vista, para después dar paso al olfato que permitía que los aromas que desprendían el agua salada y la arena se colasen dentro de las fosas nasales de la peliazul. Luego se acuclilló para agarra un puñado de aquella arena.

— Vale, Reiji tenía razón. Qué maravilla... — admitió con un hilo de voz mientras volvía a recuperar la verticalidad.