Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
17/08/2017, 14:50 (Última modificación: 6/09/2017, 10:33 por Amedama Daruu.)
Era temprano por la mañana, cerca de las siete de la mañana, cuando la kunoichi de cabellera dorada se encontraba finalizando su desayuno, se encontraba sola en casa puesto que sus tres hermanos y sus padres ya habían partido para realizar sus respectivas misiones. Hoy la chica al fin iniciaría con la suya, hace ya unos días la kunoichi había hecho acto de presencia en el edificio de la Arashikage solicitando una misión de rango D y hoy iría a ver que noticias tenían en recepción.
Al terminar su taza de chocolate caliente, la rubia utilizo el fregadero y dejo la taza en optimas condiciones para poder ser reutilizada. aquella mañana y al igual que todas las anteriores, llovía como siempre lo hizo y lo hará el país de la tormenta, no por nada se llamaba aldea oculta en la lluvia, aunque de todos modos se sentía algo de calor debido a la estación en la que transcurría -No quiero ni imaginarme el calor que deben tener en otros países- se dijo la chica en pensamientos, pues claramente, la lluvia aliviaba un poco los calores del verano, pero aun así se sentía igual.
Ya era hora, por lo cual, la kunoichi apresuro el paso hacia la puerta de salida, no sin antes pasar por el perchero que estaba justo a la entrada para tomar su paraguas, saco el mismo por fuera de la casa y lo abrió para luego darse media vuelta y echarle llave a la casa, no volvería en unas cuantas horas y su familia también tardaría en regresar.
Caminando con entusiasmo en su rostro, el cual le dibujaba una clara sonrisa en su rostro, la chica se abrió paso esquivando charcos de agua que la eterna lluvia dejaba sobre las calles de la aldea, era una suerte que las calles de Amegakure estuviesen asfaltadas, caso contrario, seria un desastre debido al lodo.
La chica llego al fin al edificio indicado, seco sus pies en el felpudo de entrada y se dirigió a quien estuviese hoy en la recepción -¡Buen día!- saludó al recepcionista
En una Mañana lluviosa como todas las de Amegakure, El joven ojiblanco corría con cierta prisa por las calles de la ciudad con la lluvia a cuestas, sentía cierto alivio con el frió que le generaba correr estando semi-empapado, aquella mañana se había levantado de madrugada a realizar su entrenamiento de rutina, por lo que tomo el atuendo que solía usar para tal fin, una camisa de color negro, un short de color blanquecino al nivel de las rodillas y sus zandalias azules de entrenamiento, envolvió sus brazos con las vendas que utilizaba para practicar sus golpes hasta el nivel de los codos y así salio a hacer sus quehaceres.
-Maldición, Llegare tarde....- Alcanzo a murmurar entre dientes mientras se desplazaba por aquella calle, presionaba con fuerza sus pies en el asfaltado para no resbalar, evadiendo a varios objetos en el camino tales como una ancianita que regaba las plantas y un par de críos que jugaban con unos muñecos bastante mal hechos, Haze en cuestión de segundos se posiciono en toda la puerta del Edificio del Arashikage, Justo a tiempo de no ser por una de las señoras de limpieza que entraba con una caja algo grande en manos, -Ehm, Permitame...- Dijo aclarándose la garganta, y abriéndole la puerta para que pasara, una vez entro la fémina, se adentro echando mano a su bolsillo y revisando el tiempo que le había tomado desde casa al edificio del Arashikage.
-Tsk, unos segundos mas que Keisuke...-Penso Fugazmente el Hyuga esperando unos segundos sobre el felpudo dejando caer toda el agua posible, para recogerse el cabello y tratar de hacerse una coleta, moldeando su cabello castaño sin mucho problema percatándose de que tenia una mancha de sangre en su palma derecha gracias al entrenamiento con las palmas, no tuvo de otra que aplicar mas presión en el vendaje para que este dejara de sangrar, ya no podía hacer nada mas con la mancha.
-¡Buen día!- Dijo inclinándose levemente, arruinando su coleta improvisada y haciendo que su cabello tomada su forma natural estando húmedo, percatándose que tenia a alguien mas adelante, hizo otra leve reverencia y repitió el saludo con una sonrisa leve. -Buen día-
18/08/2017, 22:41 (Última modificación: 18/08/2017, 22:43 por Uzumaki Eri.)
Aquella lluviosa mañana de verano estaba siendo bastante tranquila en el Edificio de la Arashikage, tranquila ya que a parte de un par de shinobi de alto rango y un par de personas encargadas de la limpieza, nadie había pisado el precioso mármol que decoraba el suelo del lugar.
Sin embargo, para el recepcionista que se encontraba sentado en la mesa de la recepción que se encontraba al final de la sala todo era papeleo por cumplir, y aquel día era lo peor, el día de la hora punta donde tenía que terminar el papeleo atrasado porque comenzaban a aparecer más y más pergaminos sobre su mesa. En uno de sus minutos de descanso se dejó caer por la gran silla de cuero negro para cerrar por un instante sus párpados, pero una femenina voz hizo que dejase de descansar durante su excaso minuto, y sus ojos claros se fijaron sobre ella con las cejas arqueadas.
Sin embargo la joven no estaba sola, un chico de rostro y cabellos empapados apareció justo detrás. El recepcionista de tez morena hizo resonar su cuello y volvió a incorporarse para seguir con su trabajo, haciendo que los músculos de su cuerpo se tensasen por unos segundos bajo la camiseta que traía puesta y, después de mostrar una amable sonrisa, preguntó:
—Buenos días, ¿qué os trae por aquí?
Ya que eran los únicos que había aquel día decidiría despacharlos a la vez, su trabajo era eficiente así que dudaba de tener algún problema.
Chicos, yo seré vuestra máster durante esta misión, sin embargo me gustaría pedir que se respetasen las 72 horas vigentes de posteo para que la trama fluya bien, a no ser que alguno presente alguna ausencia justificable que no le deje hacerlo, gracias por vuestra comprensión.
-Hola! Buen día! - saludo al muchacho que le había hablado, lo hizo de manera amigable, fue entonces cuando se percató del su color de ojos, hace un tiempo atrás había visto muy fugazmente a otro muchacho con los mismos ojos y que por un momento las venas que se los rodeaban se habían hinchado, fue cuando unaútero les había ofrecido una especie de juego.
-¿También viernes por una misión?- le preguntó al muchacho ojiblanco, se preguntaba que tipo de misión le darían a ella...Aunque existía la posibilidad de que les tocara hacer equipo ¿Quien sabe?
-¡Buen día! Mi nombre es Yamanaka Reika y me presento para solicitar misión oficial- dijo la kunoichi de forma amable al shinobi que le había atendido, a la chica se la notaba realmente entusiasta con respecto al cumplimiento de una misión, esperaba poder estar a la altura de la misma, aunque lo cierto es que, al menos las de rango d, no eran de las más complejas de todas...Pero siempre podían haber complicaciones de cualquier tipo.
Por el momento la chica de cabellos dorados se hizo a un lado del mostrador para que el muchacho se acerque a hablar también.
-No recuerdo como se llamaba aquel chico, creo que era Daruu o algo así- se dijo entre pensamientos aunque tampoco recordaba el nombre de su clan
—¿Que? Ehm, si…una mision. — Haze no pudo evitar llevarse una mano a la nuca, y reir levemente observando a la joven frente a si, era rubia y sus ojos, sus ojos eran terriblemente hermosos, aun asi pudo mantener la calma y no hacer ninguna estupidez al menos de momento.
— Mi nombre es Hyuga Hazegawa, estoy aquí para solicitar una mision, asi como ella…—Dijo tras acercarse al mostrador, llevando ambas manos a los bolsillos— Un honor conocerte Reika-chan— Hizo una leve reverencia, sonriendo levemente.
—Esto es mala idea…¡MUY MALA IDEA! — Haze estaba conciente de que la ultima vez que estuvo aquí, solicitando una mision la cosa no salio tan bien como esperaba, uno nunca esparia acabar en una letrina todo el dia, mezclar tarako con otra pasta no le hizo nada bien a sus entrañas y aquel baño publico pago el precio, solo esperaba no ser ejecutado por la arashikage en persona, aunque aquello seria el mayor honor que tendria en vida.
Entre la joven de cabellos dorados, el nerviosismo que tenia encima le permitian escuchar el sonido del relog que llevaba en el bolsillo, el tic tac de las manillas comenzaba a ser un sonido bastante molesto.
19/08/2017, 00:53 (Última modificación: 19/08/2017, 00:53 por Inuzuka Nabi.)
El recepcionista esperó a que ambos shinobi terminasen con sus respectivas presentaciones y demás formalismos, haciendo que viajase un poco en el tiempo; a cuando era él mismo el que venía con su hermano para pedir misiones. Sin embargo no pudo evitar que su ceño se frunciera al oír el nombre del varón.
—Con que... Hyuuga Hazegawa —murmuró borrando la sonrisa que les había dedicado momentos atrás —. Creo que tengo información no muy favorable sobre ti —se inclinó en su silla y abrió un cajón del que sacó un pergamino, lo abrió y le dedicó un par de ojeadas, luego continuó —. Sabes que dejar una misión a medias no es algo bueno en tu expediente, por suerte tus compañeros lograron terminarla.
Volvió a guardar el pergamino en el cajón, luego se levantó del sillón de cuero negro, y se inclinó hacia él.
—¿En qué me debo basar para saber que esta misión que pides ahora no la dejarás a medias? —Preguntó acercándose al Hyuuga con los brazos cruzados, marcando aún más sus morenos músculos.
»En cuanto a ti, Yamanaka Reika, no te preocupes; en breves estaré contigo.
-El honor es mio Hazegawa-san - respondió al muchacho, que parecía estar algo nervioso, entonces al escuchar el clan del que provenía y lo asoció con el otro muchacho de ojos blancos -¿Hyuuga Daruu era?- se preguntó la kunoichi. Entendió la razón de su nerviosismo cuando al shinobi recepcionista se le frunció el ceño -¿Abandonó a sus compañeros de equipo en una misión?- eso, para la kunoichi de cabellos dorados, era inadmisible, no lo permitiría bajo ningún punto de vista, mas que nada porque ella jamás abandonaría a sus compañeros...Fue entonces cuando el recepcionista hizo la pregunta del millón de ryos.
Reika estuvo apunto de decirle algo telepaticamente a la mente de Hazegawa para que, en el caso de ser compañeros, evitar que dejara de lado todo, pero recordó lo mal que había resultado todo con Aiko, por esa razón se abstuvo de usarlo con él -No tengo apuros senpai, le agradezco su atención- respondió al shinobi recepcionista para que se sintiera libre de resolver el tema con el muchacho ojiblanco. No tenía muchos dramas en esperar un momento, aunque por otro lado se moría de ganas de iniciar ya mismo -¿Qué será? Espero que no se complique en nada- pensaba la rubia dándole vueltas a lo seria su primer misión
Un sudor frio recorrió la frente del Ojiblanco tras escuchar lo que aquel fornido recepcionista le había preguntado, lo pensó unos instantes y recayó en que aquel sujeto tenía razón, pero soportaría el peso de las consecuencias de sus actos.
— Estoy aquí justo para aceptar las consecuencias de mis actos, de no ser así...no habría venido, la última vez fue algo de vida o muerte…pero juro por mi honor, que terminare esta misión. — Las palabras que salieron de su boca no parecieron propias del Haze común y corriente, eran decididas y honestas.
— Igualmente puedo darle la dirección de mi Apartamento y los datos de mi tutor, como garantía, necesito comenzar a completar misiones por mi aldea y para poder ganarme el respeto de mis compañeros. — Expreso en última instancia, dejando el juicio al recepcionista.
—Estoy frito…sin misiones, no habrá dinero y me echaran a patadas del Apartamento…— Trago saliva con tan solo pensarlo, debía de demostrar lo mejor de sí esta vez, sin su hermano.
20/08/2017, 00:03 (Última modificación: 20/08/2017, 00:04 por Inuzuka Nabi.)
El encargado arqueó una ceja ante las palabras del varón que tenía delante, luego suspiró y dejó caer sus hombros de forma más animada.
—Sabes perfectamente que no cumplir una misión es una deshonra para tu nombre, sin embargo fue la primera, y supongo que otra oportunidad te puedo dar —coincidió el hombre —. No necesito ningún dato adicional de ti, por cierto; todos están ya guardados en tu expediente.
Luego regresó detrás del gran escritorio, sentándose en el sillón de cuero negro una vez más, apoyó sus codos sobre la mesa y miró fijamente a ambos genin, primero a Hazegawa, luego a Reika, para después formar una pequeña sonrisa.
Algo ladina, pero eso pasaría desapercibido por ambos.
—Dado a que voy a concederte una segunda oportunidad, Hyuuga Hazegawa, quiero que en todo momento tengas en cuenta que si fallas esta, no habrá más oportunidades y tu carrera como shinobi puede irse al garete, así que espero que sepas en lo que te metes.
Luego rebuscó en otro de los cajones que tenía en el escritorio, el segundo por la derecha, sí; ahí lo había dejado. Desplegó un pergamino donde había algo escrito y buscó primero con el dedo, luego con la mirada, para por fin dar con lo que buscaba. Lo volvió a guardar en el cajón y del mismo sacó un pergamino más pequeño que el anterior, de color claro con bordes azules y un sello con una gran D que lo mantenía cerrado.
—Yamanaka Reika, tu serás la que lidere la misión y la que estarás al cargo de Hyuuga Hazegawa, aquí tienes.
Tendió el pergamino a la joven rubia y cuando ésta lo tomase, el encargado volvería a tomar los pergaminos que estaba ojeando, rellenando y enrrollando de nuevo para ponerse de nuevo manos a la obra.
—Buena suerte a ambos.
Fue lo último que diría, con una jovial sonrisa en el rostro y los ojos fijos en el Hyuuga, con una chispa de confianza en ellos, sin embargo había una pequeña nube, casi imperceptible, de duda, que esperaba que se disipase cuando ambos volviesen con la misión completada.
Misión rango D: Vamos de paseo
Solicitante: Yukimura Keiko Lugar: Calles de la Aldea Solicitud: Tras haberse roto una pierna, la encargada de pasear a los pobres animales de la urbanización se ha visto incapacitada de hacerlo, por lo cual requiere ayuda inmediata de dos o más personas que puedan realizar la labor por ella.
Mientras esperaba que el recepcionista volviese a darle su atención, la kunoichi escuchó atentamente la conversación entre ambos shinobi, el recepcionista duda entre confiarle una nueva misión o no, por suerte para Hazegawa, decidió darle una nueva y última oportunidad de demostrar que su palabra si tenia peso.
-Yo la novata, el casi desertó...supongo que es eso - se dijo la rubia al ver como el shinobi paseaba sus ojos entre ambos genins, pero las palabras de aquel ninja la preocuparon, no sólo por ella, si no también porque si les fuera mal la carrera ninja de Hazegawa estaría terminada. Pero la sorpresa de la rubia fue cuando el shinobi dio entrega del pergamino con los datos acerca del contratante y pormenores de la misión -Okeey...Sin presiones- se dijo mientras estiba la mano para tomar el pergamino
-Daremos lo mejor de nosotros shinobi-senpai- fue su mejor intento de seguridad y se colocó al lado del muchacho ojiblanco abriendo el pergamino para que ambos pudieran leer el contenido del mismo, en principio, no parecía ser la gran cosa -Pasear perros...Me imagino que incluirá darles de comer, beber y limpiar las heces del suelo ¿Esperabas tener algo con más glamour en tu primer misión?- se dijo a sí misma -¿vamos?- le preguntó al Hyuuga lista para partir.
Lo peor había pasado o al menos eso pensó el Ojiblanco, ante si tenía la última oportunidad para cumplir con la misión y no irse al garete, ahora era cuando debía demostrar que era responsable, y que su palabra no caería en el suelo.
—Pasear perros, meh….cosa fácil. —Pensó armándose de valor, tras leer el pergamino con la misión su confianza creció todavía más, pasear perros era cosa fácil considero era prácticamente imposible que fallaran en un menester tan simple.
— Pongámonos en Marcha, Reika-chan— Dijo Haze emanando confianza a raudales, le palmeo el hombro a la rubia antes de echarse a andar, no sin antes despedirse del recepcionista que los había atendido, atravesó el umbral de la puerta y espero afuera a la jovencita, mientras se arreglaba el vendaje del brazo.
22/08/2017, 00:15 (Última modificación: 22/08/2017, 00:32 por Uzumaki Eri.)
El equipo improvisado que se había formado entre la Yamanaka y el Hyuuga comenzaban a divagar acerca de lo que les depararía el trabajo que les había sido encomendado. ¿Pasearían perros? ¿Tendrían que darles de comer? ¿Y quitar sus deposiciones? Parecía tarea fácil, pues una misión de rango D no parecía tener mucho misterio.
Veamos pues qué ocurre.
No muy lejos de allí se encontraba la calle que dictaba el pergamino que tenía en posesión la kunoichi de la pareja, donde; en una de las grandes torres de colores apagados y cubierta de agua que había en Amegakure, vivía la joven Keiko. ¿Que cómo lo sabrían? Estaba escrito en una placa junto al número de vivienda que le correspondía.
Ambos jóvenes solo tendrían que buscar la puerta número B del segundo piso y llamar a la puerta.
Hola chicos, ya que esto está cogiendo forma voy a mover el tema a las Calles de la Aldea. Tengo una duda, ¿queréis que cambiemos el nombre de la misión a uno acorde con el tema o lo vamos a dejar así?
Ambos ninjas salieron del edificio del Arashikage y se encaminaron hacia la dirección de la casa de la contratante. El paraguas era lo bastante ancho como para que ambos se guarecieran de la lluvia debajo del mismo.
-Esos ojos...se los vi a otro muchacho llamado Daruu...A parte de para ver ¿que otra cosa pueden hacer?- preguntó la kunoichi al ojiblanco, tenia real curiosidad en eso y estaba muy lejos de averiguar debilidades por si algún día debían luchar en contra.
A le kunoichi de cabellos dorados se le ocurrían como mil preguntas más, pero la cercanía del domicilio del la contratante no se lo permitiría, pues que ya casi estaban allí sólo debían subir al segundo piso. Al ser uno de los pisos inferiores no había que subir tanto de escalones y al llegar al piso deseado anduvieron el pasillo hasta la puerta "B" -¡Mira! Ya llegamos - dijo a Hazegawa con una sonrisa al tiempo que tocaba el timbre que la traería con ellos.
-Bueno...aqui estamos...espero que todo salga bien- se dijo la kunoichi a sí misma mientras esperaba a la paseadora Keiko
Tras esperar unos segundos Reika salió del edificio y se encaminaron a la ubicación a la que estaban destinados, Haze ocupo una parte del paraguas de la rubia pero se sintió un poco extraño porque solía caminar con la lluvia en ciernes sobre si.
Escucho lo que la jovencita le pregunto y se sintió aun mas extrañado, de hecho era la pregunta más rara que le habían hecho hasta la fecha, no supo como contestar de momento por lo que lo pensó detalladamente unos segundos antes de soltar una risilla. —¿no sería más emocionante descubrirlo? Me gustaría tener un color de ojos como los tuyos, como los de las personas comunes, leí en alguna parte que el color de tus ojos define la personalidad de un individuo y me surge la duda.... — Espeto con una sonrisa, no solía comentar con extraños las capacidades de su Dōjutsu.
Tras decir aquello llegaron al sitio, Haze le siguió por las escaleras hasta postrarse frente a la puerta y esperar que la rubia tocara el timbre, se cruzo de brazos recostándose de la pared mientras esperaba, al momento en el que le abrieran saltaría a ponerse frente la puerta
Tras un par de palabras entre ambos, llegaron al lugar donde esperaba la peticionaria de la misión. Reika fue la que llamó a la puerta mientras que Hazegawa esperó a un lado de la puerta.
Una vez la puerta se abrió, dejó ver a una mujer joven, de no más de treinta años y con el pelo largo de color rojo como el fuego, de ojos verdosos rebosantes de emoción y alegría. Llevaba puesta una túnica de color crema clara y unas mallas largas y ceñidas, de color negro.
—¿Hola? —preguntó mientras miraba a ambos genin, primero al chico que se había reincorporado y luego a la Yamanaka que había llamado a la puerta —¿Sois los del encargo? Yo soy Keiko, por si me buscábais —alegó con una sonrisa mientras se hacía a un lado —Podéis pasar, así os presento a mis pequeños.
Una vez dejó la puerta abierta ambos chicos podían pasar, viendo una estancia pequeña pero decorada de forma moderna, de muebles de cristal y barrotes oscuros, un cómodo sofá de cuero negro donde había un pequeño cachorro de labrador de color marrón que jugaba con su cola, una televisión colgada de la pared y varias puertas cerradas. Al lado del sofá habían dos criaturas del tamaño del cachorro del labrador.
Sin embargo no era ningún perro, ni gatos...
Eran tortugas.
—Normalmente saco a pasear a estos tres trastos... Pero desde que me rompí la pierna no puedo ir... —explicó mientras señalaba su pie izquierdo —Me estáis haciendo un gran favor.