Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
« Qué problemático. » Pensó Shikanori por enésima vez mientras aguardaba a sus compañeros en la recepción del edificio del Arashikage. Se suponía que ese día el equipo recibiría su primera misión y la excitable imaginación del joven shinobi del clan Nara no dejaba de inventar escenarios que lo harían suspirar irremediablemente y frotarse la cabeza. A él podían ofrecerle el puesto de Kage a cambio de completar una misión rango D y consideraría que el esfuerzo no valía la pena, que prefería leer un libro bajo la sombra de un árbol y luego disfrutar de una refrescante siesta; la satisfacción de esto último era mucho mayor que aquella que pudiese otorgarle el conseguir un título asociado a grandes responsabilidades. Sin embargo, a pesar de su oposición a lo aparentemente complicado, ahí estaba. Después de todo, si quería una vida tranquila, necesitaba ingresos decentes y para ello necesitaba ser un shinobi decente, lo que conllevaba realizar misioines con frecuencia. « Ciertos esfuerzos son inevitables. » Y fue entonces que el primer suspiro llegó antes de que comenzará la misión, incluso antes de que supiera de que se trataba esta.
Desconocer cual sería la tarea que le asignarían al equipo no ponía nervioso a Shikanori, puesto que las misiones rango D eran usualmente trabajos muy sencillos. Confiaba en que la vida de sus compañeros y la suya no corrían ningún riesgo. Creía que una batalla era una posibilidad tan remota que se permitió reírse del peligro con un desborde de imaginación en el que el ingenio de un civil y el descuido de la villa oculta colocaban a unos genins recién graduados frente a un jonin especialista en asesinato y que empuñaba una espada ancha y casi tan alta como él. « Ja. Eso es una verdadera locura. Es imposible. » La descabellada idea borró por un momento la expresión de un sujeto angustiado por las preocupaciones y dibujó una pequeña sonrisa en sus labios.
Era una noche lluviosa como otra cualquiera y cierto chico de ojos rojos estaba despierto a pesar de ser tarde. - ¿Kunais? listos. ¿bandana? lista. ¿Ropa? listo. ¿mapa y otros objetos estratégicos? Listos. Bien creo que ya está todo preparado para mañana.- Decía el joven Sarutobi mientras terminaba de revisar su ropa, sus herramientas ninja y demás objetos de su inventario. Cuando terminó de revisar todo y miró a la mesa, pudo ver su reloj y eso hizo que la sangre del genin se helase. - ¡¡Tan tarde es!! No voy a descansar nada, se me fue el santo al cielo... bueno da igual, programo el despertador y me voy a dormir.- Fue dicho y hecho, programó el despertador para poder levantarse temprano, se puso el pijama y se fue a la cama a descansar.
Hacía tiempo que el primer rayo de sol debía haber salido y con él debía haber sonado la alarma que despertase a Yato de su sueño. Sin embargo, el despertador no había sonado como estaba programado, al parecer había decidido averiarse justo aquella mañana y eso había hecho que Yato se despertase más tarde de lo previsto, lo que había propiciado un montón de prisas y nervios al joven sarutobi de cabello negro. Se dio una ducha a mayor velocidad que un maestro del sunshin no jutsu, se secó, se vistió, se hizo una coleta y bajó corriendo. Agarró una tostada y con las mismas salió por la puerta. - wwvoy wllewgaww twaarde...- Intentó decir mientras engullía aquella tostada a la vez que corría por Amegakure tan rápido como podía.
Aquel día se esmeró y a pesar de que se había dormido logró llegar a tiempo al edificio del Arashikage. «Lo logré.» Pensó a la vez que pasaba por la puerta y veía a Shikanori esperando. - Hola Shikanori, veo que has madrugado, ¿Estas emocionado por la misión verdad?- Terminó de hablar y esperó las reacciones del Nara, a la vez que observaba que faltaba Ran y que por consiguiente tendrían que esperar un poco más antes de ir a pedir la misión. Yato no era consciente, pero estaba empapado por la lluvia y algo despeinado pues aunque llevaba coleta, el correr y la lluvía habían hecho estragos en su imagen.
Ya es sabido que llegas con un elegante retraso a las reuniones, claramente esta no es la excepción, sin embargo, vas calmada a tu primera junta para la misión, caminas bajo la lluvia usando un hermoso paraguas floreado con tonos violetas y azules. Pisas las pozas con alegría – la la la – dices de forma melodiosa mientras te aproximas al edificio más importante de la aldea, esperando que tus compañeros y sensei hayan llegado, así te evitas esperar. Imaginas que clase de misión será. Tal vez sea un rescate o un asesinato a sangre fría, aunque, si consideramos que es una gesta de rango D, será algo tan sencillo o aburrido como sacar a pasear a un caracol.
Sea como fuere, ya divisas a Shikanori y a Yato. No sabes si te han visto, aun así, alzas tu mano izquierda, la que tienes libre, pero pierdes el control por la fuerte brisa. Tu accesorio se lo lleva el viento por los aires, perdiéndose en algún lugar de la aldea – ooww era mi paraguas favorito – dices sin sorprenderte del evento, estás acostumbrada a que te sucedan esta clase de situaciones. Empiezas a empaparte. No le prestas la más mínima atención, tu objetivo es llegar hasta los muchachos.
Los vuelves a saludar alzando la mano diestra, ya no tienes nada más que perder – hola chicos ¿Listos para la super duper misión? – les cuestionas alegre, emocionada por la sorpresa que les debe tener preparo el destino – ¿Ya llegó Jirobo-sensei? – vuelves a interrogar, esperanzada en que la respuesta sea un “Sí”. Posas tu mirada sobre el rostro del Nara – hey Nori, se te ve alegre – esperas la respuesta y la llegada del líder del grupo.
Las demenciales fantasías de Shikanori fueron disipadas de su mente con la llegada de uno de sus compañeros. - Hola, Yato. Si, claro, no puedo esperar a saber que clase de tarea nos darán - Respondió encogiendose de hombros y con una sonrisa burlona, confiando en que su compañero estaba bromeando al realizarle una pregunta así. - Veo que tú también estás muy emocionado - Comentó al observar su apariencia húmeda y desaliñada. - Tan emocionado como para solo pensar en la misión y olvidar tu paraguas - Apenas acabó de decir esto cuando vio acercarse a Ran en un estado similar al del joven Sarutobi - - ¿Acaso se han puesto de acuerdo? ¿Se trata de una nueva moda? ... ¿Saben que aunque seamos de Amegakure aún podemos resfriarnos por culpa de la lluvia? - Shikanori ignoró el entusiasmo de la muchacha y su pregunta al verla empapada, pues su imagen originó dentro de su mente una serie de preguntas que no pudo evitar disparar inmediatamente una detrás de otra. Por alguna extraña razón le resultaba una coincidencia demasiado extraña que tuviera a sus dos compañeros pasados por agua, sin embargo dejo de darle importancia cuando Ran hizo un comentario sobre el ánimo con el que se lo veía ese día. Shikanori abrió sus ojos bien grandes, arqueó una ceja y frunció su boca. « ¿A qué se refiere con eso de que me veo alegre? ¿Habla en serio? » El no comprendía de que hablaba ella ya que pensaba que traía la misma expresión poco amigable de siempre. « ¿Será que Yato estaba en lo cierto y en verdad estoy emocionado por la misión? » Este último pensamiento le parecía aún más descabellado que la idea de un enfrentamiento contra un letal jounin en su primera misión rango D. Lo cierto era que Ran dejó completamente desconcertado al pobre Shikanori. Para su fortuna, el encargado apareció para sacarlo de su tortura mental.
- Bueno, lo siento por ustedes pero hoy estoy demasiado ocupado como para esperar a su sensei. Tomen, aquí tienen, en este pergamino se encuentran los detalles de su primera misión. Buena suerte... y cuidense. Procuren volver con vida de esta - El pergamino cayó en manos de Shikanori, quien fruncía el ceño por el profundo desagrado que le había causado ese último comentario, el cual prefirió considerar como simplemente una broma de muy mal gusto. - Ashhh... ¿dónde te has metido ahora Jirobo-sensei? - Se preguntó en voz alta mientras recorría la recepción fugazmente con la mirada en busca del impuntual jounin. - Bueno... ¿quién es el más curioso? - Preguntó con el brazo extendido, ofreciendo el pergamino a sus compañeros.
Como es la primera misión que os masterizo, dejo aquí algunos puntos informativos.
- Los turnos serán de 72 horas máximo. Si alguien excede este tiempo de espera sin motivo justificado y/o sin avisar, será saltado. A la segunda vez, será expulsado de la trama.
- No hay orden a la hora de postear entre ustedes salvo que yo lo especifique en algún momento dado.
- A partir de este post, no pueden manipular a ningún NPC ni rolear detalles del escenario, del clima o de lo que sea. Deben ceñirse únicamente a sus propios personajes. Yo describo el resto.
Y creo que nada más. A pasarlo bien!
Ya fuese Yato o Ran, quien quiera de los dos que tomase el pergamino que les ofrecía su compañero Shikanori podría ver —sin siquiera llegar a abrirlo— la letra "D" grabada en el sello del lazo. Una vez roto el mismo y desenrollado el papel, se podría leer con claridad lo siguiente.
Rango D: Honor a los caídos
Solicitante: Amekoro Yui, Yondaime Arashikage Lugar: Cementerio del Gobi Asignado a: Fuun Ran, Nara Shikanori, Sarutobi Yato Objetivo: La Arashikage ha solicitado personalmente la ayuda de un equipo de genin para colaborar en las tareas de mantenimiento de las tumbas en el Cementerio del Gobi, tras las quejas de varios familiares y veteranos de la Aldea que han visto en repetidas ocasiones algunos desperfectos ocasionados a los lugares de descanso eterno de sus seres queridos.
Los genin asignados a la misión deberán viajar hasta el Cementerio del Gobi y una vez allí presentarse ante Momochi Tanjun, el encargado, quien podrá darles más detalles sobre las tareas que deberán realizar.
Así pues, los muchachos tendrían que marchar de la Aldea hacia su lugar de destino. Dado que no se especificaba que tuvieran que llegar a ninguna hora concreta, y teniendo en cuenta que todavía era temprano en la mañana, los genin tenían algo de tiempo para pasar por sus respectivas casas y aprovisionarse.
Escuchaba al Nara hablar sobre su físico y no pudo evitar reir, pues tenía mucha razón. - Tienes mucha razón no pude pegar ojo de la emoción... Tras dar la razón a Shikanori no pudo evitar comentar algo respecto al paraguas... - Sobre ese tema... me olvidé el paraguas porque me dormí jajaja... casi imito a Jirobo-sensei... Dijo terminando de aquella forma con el tema, pues se acercaba lo emocionante.
Nos acercamos al mostrador y nos entregaron el pergamino que en primera instancia agarró Shikanori, pero tras eso y el comentario de nuestro compañero, se hizo el silencio... Todos podíamos ver la letra D grabada en el sello del lazo, lo cual dejaba claro el rango de la misión, en aquel momento ya solo quedaba abrir el pergamino y leer lo que había dentro... - Bueno, pues dejémonos de tonterías y abramos el pergamino de una dichosa vez... El joven Sarutobi extendió el brazo y agarró el pergamino para sin dudar quitar el lazo y abrirlo de una vez... Lo abrió frente a todos de forma que cualquiera pudiera leerlo, a pesar de eso, lo leyó en voz alta de manera resumida... - La solicitante es Arashikage-sama, y solicita que participemos en las tareas de mantenimiento del cementerio del Gobi... hay que ir allí y presentarse frente al encargado, Momochi Tanjun, persona que nos dará más detalles... Es todo... Terminó de hablar Yato y permaneció en silencio.
- Bueno pues... no tengo comentarios... Yo iré a casa me haré algo de comida para el viaje y pillaré un chubasquero... Por lo que podríamos quedar en una hora en la salida de la aldea para ir al dichoso cementerio... Terminó de hablar Yato para escuchar los opiniones de los demás, pues tan pronto como hablasen saldría deprisa e iría a casa para poder presentarse en el punto de encuentro lo antes posible. «Suena aburrido y tedioso... pero no hay otra opción...» Pensó Yato brevemente a la vez que trataba de prestar atención a lo que allí pasaba.
Shikanori avisó de que no podría postear, pero Ran tiene un aviso por superar el límite de 72 horas. Al siguiente aviso será expulsada de la misión.
Yato emprendió el camino a casa para aprovisionarse mientras sus compañeros se quedaban allí. No es que tuvieran prisa, pero cuanto más tiempo perdiesen, más tarde se les haría; y el camino hasta el Cementerio del Gobi les tomaría al menos medio día de viaje a pie.
« ¡¿Una hora?! » A Shikanori le parecía poco tiempo para prepararse, en realidad para hacer las cosas como a él le gusta, con calma. Sin embargo, no podía negar que lo establecido por Yato sonaba lógico. El viaje hasta el cementerio del Gobi no era precisamente corto, les llevaría al menos medio día de viaje si iban a pie. Encontrandose en ese momento a mitad de la mañana, si no sufrían retrasos y partían desde la puerta de la aldea según lo acordado, entonces llegarían a su destino cerca de la media noche. « Bonita hora para visitar un cementerio... » Pensó el joven Nara tras hacer rápidamente los cálculos. Quería considerarse un esceptico que no se asustaba ante la idea de pesadillas espectrales, aún cuando había leído sobre muchos mitos terrorificos. Sin embargo, albergaba cierta cuota de temor dentro de su cuerpo, puesto que para él era incuestionable la existencia de las almas y la de un espacio destinado a su descanso. Esa era su deducción al aprender sobre determinados jutsus prohibidos como el Sello consumidor del demonio de la muerte y la Resurreción del mundo impuro.
Con su piel ligeramente palidecida, partió hacia su hogar para aprovisionarse. Sabía que para su misión bastaba con llevar una píldora de soldado en cuanto a nutrientes se refiriera. Esta sería muy eficiente y le ahorraría mucho espacio, pero no quiso arriesgarse a sufrir efectos secundarios, así que se conformó con llevar unos cuantos bocadillos. También llevó agua, ya que no estaba dispuesto a perder tiempo recolectando agua de lluvia. Por último, puso unas cuantas herramientas ninjas dentro de su porta objetos. Prefería estar preparado y sobrevivir que no estarlo y morir por confiarse en la insignificancia de los peligros asociados a una misión de rango D. Prefería no dar por sentado que sería un viaje tranquilo y que acabarían con su misión en un dos por tres, aún cuando consideraba este escenario como el ideal.
Cuando por fin estuvo listo, abandonó la casa con el paraguas en mano y se dirigió a la puerta de la aldea, lugar donde procuró esperar pacientemente a sus compañeros.
Después de despedirse de sus compañeros se marchó de prisa hacia casa, no había tiempo que perder, cuanto antes llegase a casa y agarrase el paraguas antes podría ir al punto de encuentro para iniciar la misión. Al cabo de un tiempo estaba en casa, lo primero que hizo fue cambiarse la ropa mojada por otra ropa exactamente igual pero seca. Una vez acabó de cambiarse la ropa y se secó el pelo, volvió a revisar que tenía todo. - Bien, todo está listo, no me había dejado nada antes y ahora tampoco. Será mejor que esta vez no me olvide el paraguas de lo contrario habré hecho el viaje para nada y acabaré nuevamente empapado. El joven Sarutobi caminó hasta el desván y sacó el paraguas. - Listo, aunque será mejor que compruebe que no está roto. Revisó minuciosamente el paraguas y confirmó que estaba en perfecto estado, lo cual arrancó una sonrisa al shinobi.
Con todo hecho se pasó por la cocina para agarrar algo de comida y bebida, agarró suficiente como para pasar un día entero fuera de casa, y como no sabía si la misión duraría en exceso, era mejor prevenir. Con todo listo y el paraguas en la mano se dispuso a salir de la casa. Nada más salir abrió el paraguas y comenzó a caminar con calma por las calles de amegakure. No había mucha distancia hasta el punto de encuentro con lo que en esta ocasión disfrutó del paseo y no pensó demasiado en la misión. Cuando estaba cerca de la puerta pudo ver que Shikanori ya estaba allí, y que nuevamente faltaba Ran. - Hola Shikanori, ya tenemos todo listo. En cuanto llegue Ran nos pondremos en marcha de lo contrario al final se nos hará tarde y no quiero pasar la noche en un cementerio... Tras decir eso, se limitó a esperar y a rezar por que Ran no se retrasase demasiado.