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Eran casi las 10 AM, se me habia pasado la mañana haciendo quehaceres en casa porque no habia nadie y eso que para mi hoy es un dia importante: Iria a solicitar mi primer mision.
Antes de salir de casa acomode todas mis herramientas y armas en el portaobjetos y tome de la percha mi capa impermeable, pues afuera estaba como desde siempre, lloviendo a cantaros «Ni me imagino como deben vivir en otros paises en donde ven poco la lluvia» hasta ahora, jamas en mi vida conoci otro tipo de clima y en lo que a mi respecta este era el mejor...ademas del unico que solia ver.
Con la capa ya puesta y la puerta de casa cerrada con llave, dirigi mi caminar hacia el edificio del Arashikage, aun estaban los encargados del turno mañana, o eso me parecia a mi, iba caminando de forma tranquila pensando en como me iria «¡Vamos! es soloe una mision de rango D ¿Que tanto se puede complicar?» me dije a mi misma mientras abria la puerta del edificio y me dirigia a la recepcion
-Buen dia, Mi nombre es Senju Shijima y quisiera solicitar una mision de rango D- anuncie al recepcionista y espere su respuesta con paciencia
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Dentro de la recepción de Amegakure, a la que acababa de acudir una joven muchacha lista para dar sus primeros pasos en el mundo shinobi, aguardaba otro joven, este más experimentado. Era un hombre imponente de grandes músculos y ojos claros, vestido con una camiseta de tirantes azul oscura, tan pegada a su cuerpo que no dejaba ninguna parte de su torso a la imaginación.
— Buen dia, Mi nombre es Senju Shijima y quisiera solicitar una mision de rango D
Pese a lo que cabía esperar por su apariencia intimidante, el hombre respondió con palabras amables y simpáticas, con un tono de voz que no pegaba mucho con su apariencia.
— Buenos días señorita, dame un segundo que mire tu expediente y te encuentre una misión adecuada…
El hombre tecleo algo en el ordenador, leyó concentrado durante unos segundos, y luego rebusco algo en uno de los cajones. Poco después, le entrego un pergamino a la joven y la dejo leerlo.
— Si tienes cualquier duda, este es el momento señorita
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—Buenos días señorita, dame un segundo que mire tu expediente y te encuentre una misión adecuada…— dijo el shinobi de la recepción, quien en principio me pareció una persona intimidante, pero su forma de ser me demostró todo lo contrario. Espere mientras tipeaba en su ordenador, seguramente buscaba información mía o mi expediente, tal vez buscaba mi experiencia con anteriores misiones, cosa completamente nula hasta el momento, posteriormente rebuscó en los cajones un pergamino y me lo tendió para leerlo
—Si tienes cualquier duda, este es el momento señorita
-«¡Gallinas! No es de lo más glamoroso pero supongo que para empezar estará bien» me dije en pensamientos luego de leer el informe de la misión a realizar.
-Sólo una, shinobi-senpai, en el informe dice dentro de la aldea ¿Sabe usted la dirección de la granja?- pregunté respetuosamente al shinobi, quizá mi pregunta estuviera fuera de lugar, pero era mi primera misión y quiero dejar bien mi nombre
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—Sólo una, shinobi-senpai, en el informe dice dentro de la aldea ¿Sabe usted la dirección de la granja?
Tal vez le había preguntado a la persona equivocada, o tal vez no, pero puede que la respuesta que buscaba se perdiera entre todas y cada una de las palabras del hombre, por que si algo le gustaba, era andarse por las ramas.
—Por supuesto que lo sé, yo compro la leche en esa granja ¿Sabes? Es la mejor leche de Amegakure, un vasito cada mañana, y arrancas el día con muchísima fuerza, también puedes tomarte un vasito por la tarde y otro antes de irte a entrenar, oh y ¿sabes? Esas gallinas ponen los mejores huevos, jo, que huevos, que maravilla, hechos en una tortillita están, mmm, solo de pensarlo me entran ganas de hacerme una, aunque luego tendría que entrenar mas para compensar eso, y tampoco puedo abandonar este puesto ¿Sabes?
Tal vez tendría que pararlo ella, por que el hombre no parecía querer detener su monologo, y si le dejaba, tal vez el hombre seria capaz de contarle toda su vida. De cualquier modo, aunque no de la forma que la chica quería, el hombre había respondido a la pregunta: Si que sabía la dirección de la granja.
—Y un poco del pollo que viene de esa granja en un buen plato de arroz con curri…mmm delicioso, con sus verduritas al punto, se me cae la baba, aunque claro, si estuviéramos en la calle no se notaría, aquí llueve todo el día, y eso no solo esconde las lágrimas, sino que además esconde las babas y el sudor. Yo sudo mogollón, sobre todo cuando salgo a hacer ejercicio, por que para mantener estos músculos hay que hacer mogollón de ejercicio ¿sabes? Así que veras, salgo cada mañana a correr, antes de venir a currar si me toca, y después…
No, nadie allí la iba a salvar de tragarse toda la chapa, solo ella misma podría evitarlo.
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—Por supuesto que lo sé, yo compro la leche en esa granja ¿Sabes? Es la mejor leche de Amegakure, un vasito cada mañana, y arrancas el día con muchísima fuerza, también puedes tomarte un vasito por la tarde y otro antes de irte a entrenar, oh y ¿sabes? Esas gallinas ponen los mejores huevos, jo, que huevos, que maravilla, hechos en una tortillita están, mmm, solo de pensarlo me entran ganas de hacerme una, aunque luego tendría que entrenar mas para compensar eso, y tampoco puedo abandonar este puesto ¿Sabes?
«¿Es necesario? Le pregunté sólo por la dirección del domicilio» mi puente nasal estaba algo húmedo y los lentes se bajaron lentamente hasta un punto en el que la luz que el shinobi usaba para iluminar su escritorio hicieron brillar los vidrios completamente de blanco.
—Y un poco del pollo que viene de esa granja en un buen plato de arroz con curri…mmm delicioso, con sus verduritas al punto, se me cae la baba, aunque claro, si estuviéramos en la calle no se notaría, aquí llueve todo el día, y eso no solo esconde las lágrimas, sino que además esconde las babas y el sudor. Yo sudo mogollón, sobre todo cuando salgo a hacer ejercicio, por que para mantener estos músculos hay que hacer mogollón de ejercicio ¿sabes? Así que veras, salgo cada mañana a correr, antes de venir a currar si me toca, y después… -...Senpai...- le interrumpi su chachara reacomodando los lentes quitando aquel brillo que no dejaba ver aquel profundo azul de mis ojos -La dirección...necesito que me diga la dirección de la granja para ponerme al trabajo con la misión- le pedí amablemente, pero se notaba la urgencia en sus palabras
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8/04/2018, 19:52
(Última modificación: 8/04/2018, 19:53 por Sasaki Reiji.)
— ...Senpai...
La chica por fin comprendió que, si no lo interrumpía, el hombre jamás detendría su monologo. Y es que si algún defecto tenia, era andarse por las ramas como el que nadie. Eso también podía tratarse de una virtud, claro, pues con él las conversaciones podían durar todo un día entero, y jamás se quedaba sin temas. Eso sí, solo si te gustaban las conversaciones unilaterales.
— La dirección...necesito que me diga la dirección de la granja para ponerme al trabajo con la misión
— Oh, perdona, lo siento mucho, a veces me pongo a hablar y no paro. A ver, tienes un pequeño mapa en el pergamino, justo debajo del texto, pero si no te aclaras con los mapas, la granja está al norte de la ciudad, no tiene muchos edificios a su alrededor, y a cierta distancia es fácil escuchar a los animales. Lo más fácil es que camines hacia el norte siguiendo las calles, y acabar por salir a la explanada, si te pierdes, pregúntale a algún ciudadano, es una granja bastante conocida, seguro que te saben indicar mucho mejor que yo
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