Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El invierno se había marchado para dejar paso a la primavera, y el año había cambiado. Haciendo retrospectiva ¿Qué había logrado el año anterior? Había fracasado estrepitosamente en mi primera misión, por mucho que la hubieran dado por cumplida. ¿Y qué más? Nada. Había perdido lo más valioso que una persona puede poseer: El tiempo.
Y lo peor era que aún me frustraba aquel fracaso. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? Yo podía perder en una pelea cuerpo a cuerpo, desde luego yo no era fuerte, ni tampoco me interesaba la fuerza. Pero ¿fracasar en una misión donde lo que se ponía a prueba era mi inteligencia? Tendría que cargar el resto de mi vida con aquella vergüenza.
Y lo peor era la gente que te decía que no habías fracaso, y que lo habías hecho de maravilla. Me daban ganas de darles una patada en el trasero y mandarlos a la mierda. ¿Intentar animarme? Solo conseguían que estuviera más y más enfadado conmigo mismo. De verdad que me daban ganas de petearles.
Y mientras hacía todas aquellas reflexiones, aun tumbado en la cama, alguien llamó al timbre. Eran las ocho de la mañana ¿Quién llamaba al timbre a las ocho de la mañana? Mis padres se habían marchado, y mi hermana se había ido con mi madre a preparar la verdulería para abrir por que hoy Mikazuki estaba ocupado. Todos tenían llaves de casa. No me quedo más remedio que levantarme a ver quién era. Igual era algún vecino al que se le había acabado el café…
Yo me consideraba una persona cautelosa, por lo que, aunque fuese un vecino, mire por la rendija para ver de quien se trataba. Al otro lado de la puerta había una mujer con el pelo de color aguamarina, atado en una coleta alta. No era especialmente alta, aunque tampoco era bajita. Tenía los ojos del color de la miel, la piel clara y pálida, como cualquier amejin que al que no suele darle el sol. No era especialmente atractiva, pero tampoco era una mujer fea, al menos a mis ojos. Me sacaría unos quince años, y tenía una cicatriz que le cruzaba el ojo derecho, un zarpazo de algún animal del tamaño de un tigre, aunque el ojo seguía en su lugar. Lo más importante, no era solo su aspecto, ni la bandana que lucía en la frente. Era la placa que la identificaba como Jonin de la aldea.
Desde mi lado de la puerta, tampoco podía determinar si trataba de algún enemigo que se había colado en la aldea y me había elegido como objetivo. Tal vez estaba un poco paranoico, debía confiar en los shinobis que guardaban las entradas a la aldea, no estaban ahí por su falta de talento. Acabe abriendo la puerta.
—¿Karasukage Reiji? — Preguntó con un tono de voz simpatico.
—Si, soy yo ¿ha sucedido algo?
—Nada, no te preocupes. —Volvió a decir con un tono amigable. —Necesito que acudas a la azotea de la academia antes de media hora, si no estás allí a tiempo, te degradare y tendrás que volver a graduarte como genin.
Después de decir eso, sonrió y empezó a… ¿derretirse? Estaba claro que aquello debía tratarse de un clon, pero en lugar de desaparecer dejando una nube de humo , había empezado a convertirse en una sustancia entre amarillo y naranja de apariencia viscosa y con un olor… dulce. Era como si el clon estuviera hecho de… ¿Miel?
Aunque aún estaba bastante sorprendido por aquello, no podía perder el tiempo. Una orden de un superior era una orden. Y solo me había dado media hora. Tenía que ducharme, vestirme y lo más importante: Llegar.
* * *
Karasukage Reiji no fue la única persona en Amegakure que recibió la visita de aquel extraño Clon viscoso y de olor dulzón. Dos personas más recibieron la misma visita. A la misma hora: Las ocho de la mañana. Con exactamente las mismas instrucciones.
13/03/2018, 19:12 (Última modificación: 14/03/2018, 00:02 por Himura Ren.)
Era una mañana tranquila y apacible; Oda y Ryuko se disponían a desayunar en su humilde cocina como cualquier amanecer. Mientras Oda descansaba sentado a la espera de su oscuro café, Ryuko era la encargada de prepararlo. Llevaban alrededor de una hora despiertos, pese a que no debía asistir ya a la academia, ambos decidieron seguir la rutina de levantarse temprano; aunque alguien se dispuso a cambiarla. Desde la puerta principal, el eco de unos suaves golpes resonaban hasta la cocina.
— ¿Esperas a alguien? — dijo Oda tras ser interrumpido antes de dar un sorbo.
---- Mmmm... Fa befda ef ge mo.— respondió la joven con varias tortitas en la boca.
— ¿Que te tengo dicho de los modales? Me da igual que seas educada fuera, aquí también debes serlo.
Visto que la llamada no cesaba, Oda decidió levantarse para ver quien osaba molestarles, Ryuko le siguió con curiosidad y hambre. La puerta chirrió con lentitud, y tras ella, una joven de pelo azulado y ojos amarillentos, sonreía de oreja a oreja; se acercaba mas a la edad de Ryuko que a la de su viejo maestro. Oda se plantó delante de toda la puerta, ocupando casi todo el marco de esta tanto por altura, como por anchura, seguramente debía girarse para poder cruzarla.
— ¿Que es lo que quieres? — Su seca voz hizo aparición, mientras la joven kunoichi hacia lo posible para ver la entrada; tiró del abrigo de Oda intentando trepar a su espalda, pero le fue imposible.
— ¡Vaya! No le esperaba a usted. — respondió sonriente y con dulzura. — ¿Aquí vive la joven Ryuko no? La estoy buscando.
Oda enmudeció extrañado, las identificaciones de jounin eran mas que obvias pero su desconfianza le hacia dudar como siempre; la impaciente de su aprendiz asomó entonces la cabeza por debajo de uno de los brazos del abrigo, alzando la mano como quien responde al pasar lista en clase.
— ¡Aquí estoy! ¡Disculpe! — La animada joven hizo aparición con un brillo de emoción en su ojos. ¿Tal vez serian dulces?
— ¡Oh perfecto! — Se inclinó ligeramente para hablarle directamente a ella, e ignorar al armario mas de dos metros. — Veras, debes acudir a la azotea de la academia antes de media hora, o de lo contrario, seras degradada y tendrás que volver a graduarte como genin.
Y tras ello, desapareció como una brisa de otoño; se deshizo en un viscoso y amarillento liquido en el suelo que posteriormente fue arrastrado por la lluvia a las alcantarillas. La joven Ryuko por su parte, estaba perpleja por lo sucedido, y dudosa, busco las respuestas en su maestro mientras este dudaba si el haber cogido aquella miel se podría considerar canibalismo.
— S-Sensei... ¿D-De verdad pueden hacer eso?... — Su voz tartamudeaba incrédula de lo acontecido.
— Mmhmmm... Son las ocho y diez... La verdad es que no te queda mucho tiempo. — respondió mirando su reloj en la muñeca izquierda. — Si yo fuera tu, me daría prisa.
La joven Ryuko no daba crédito a lo que estaba oyendo; apenas había pasado un mes de su graduación y la iban a relevar de su puesto de genin; sabia que no podía permitir que algo así ocurriera por lo que entró en pánico. Corrió a su habitación tropezando antes de llegar a las escaleras, subiendo los primeros escalones a gatas. Minutos después, bajo deslizándose por la barandilla, retomando el paso torpemente sin detenerse en el suelo. Oda todavía esperaba en la puerta erguido, y le dio un suave golpe en la cabeza en cuanto cruzo la puerta.
— ¡¿A que ha venido eso?! — exclamó como protesta por el golpe acariciándose su cabeza ya en la calle, deteniendo su marcha.
— No corras por los pasillos; y que sea la ultima vez que bajas por la barandilla. — Cerró con fuerza la puerta produciendo un estridente sonido y haciendo que esta vibrase por varios segundos.
Ryuko quedo algo asustada por la expresión, y se hubiera quedado inmóvil varios minutos, de no ser por la prisa que tenia. Le esperaba un largo chapoteo por las calles y alguna sorpresa en el lugar donde debía dirigirse. "¿Quien era esa mujer, y porque quieren degradarme?" era lo único en lo que podía pensar mientras corría por las calles de Amegakure hasta alcanzar su destino.
Era temprano por la mañana, los días de invierno habían quedado atrás y hace unos cuantos días atrás fue el cumpleaños número 14 de la kunoichi de cabellos dorados.
Aquella mañana estaba sola en casa, sus hermanos y padres estaban ocupados con sus respectivas misiones u ocupaciones, ella por su parte no tenia que hacer en este día, ya estaba desayunada y en esemomento ordenaba su cuarto recordando al anciano fallecido debido al infarto justo cuando cumplía con su misión -«¿Cómo le estará yendo a Yomatsu-san?»- se preguntó para sus adentros, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido del timbre.
-¡Voy! - dijo la rubia en voz alta mientras bajaba las escaleras -¿Quien es?- preguntó a través de la puerta
-Busco a Yamanaka Reika ¿Se encuentra en casa?- dijo la mujer al otro lado de la puerta, la cual comenzó a sonar debido a las llaves girando -¡Soy yo!- le respondió Observándola, mas que nada la bandana ninja en su frente y su placa de Jounin -¿Sucede algo sensei?- preguntó
—Nada, no te preocupes. —Volvió a decir con un tono amigable. —Necesito que acudas a la azotea de la academia antes de media hora, si no estás allí a tiempo, te degradare y tendrás que volver a graduarte como genin.
La kunoichi se alarmó -No por favor, a Ryū-dono no lo matél, el fallec... - intentó decir que había fallecido de un infarto pero aquella mujer se derretía en un charco de dulce viscosidad, como si fuese miel.
La rubia observó su reloj, eran ocho y diez, apurada tomó su capa y hecho a correr para llegar a tiempo y dar las explicaciones necesarias...o eso era lo que creía que debía hacer.
20/03/2018, 00:53 (Última modificación: 20/03/2018, 01:03 por Sasaki Reiji.)
Cinco minutos para darme una ducha y otros cinco para vestirme. Había perdido diez de los preciados treinta minutos que aquel clon pegajoso de la mujer me había concedido. Salí de mi casa corriendo con una mazorca de maíz en la boca mientras me subía la cremallera de la sudadera.
No había tiempo que perder, tenía que correr al mismo tiempo que desayunaba aquel amarillo manjar llamado maíz. Jamás había corrido tan rápido. Bueno, sí, cuando perseguía aquel carruaje en aquella fatídica misión. Y aunque prefería no recordarlo, sabía de sobra que jamás lo olvidaría. A veces recordarlo todo con todo detalle podría resultar una desventaja.
Cuando llegué a la puerta de la academia estaba tirando el pulmón por la boca y tuve que pararme a tomar el aire y descansar mis piernas. No había controlado mi ritmo, simplemente había corrido y corrido dándolo todo, y dado que la parte física no era mi fuerte, ahora me hallaba en esa situación. Aún me quedaban cinco minutos para subir a la azotea.
Intenté abrir la puerta de entrada, sin embargo… se quedó en un intento. La puerta estaba cerrada, y no tenía tiempo de pararme a forzarla. Solo tenía una opción. Corrí de nuevo por las paredes, edificio arriba, mientras me concentraba en mantener el chakra en la planta de los pies para no resbalarme. No era nada sencillo.
Y cuando llegue arriba y me pare por fin en la azotea, respiraba de nuevo de forma agitada, y tuve que apoyar mis manos sobre mis rodillas. Me gustaban los retos, pero los mentales. No me gustaban las carreras contrarreloj. No me gustaban nada.
Levanté la vista cuando logre respirar normal de nuevo, y allí estaba ella, la mujer de los clones dulces, sentada bajo una zona cubierta, comiéndose una piruleta con forma de corazón, mientras una… ¿Abeja? Revoloteaba a su alrededor. ¿Desde cuándo había abejas en Amegakure? Aquí la tormenta era constante, y las abejas se esconden cuando hay tormenta.
—¡Vaya! Parece que has llegado justo a tiempo
—En realidad, me ha sobrado un minuto y siete segundos, para ser exactos. Para llegar “justo a tiempo” hay que llegar con cero minutos y cero segundos de sobra. Eso es Justo a tiempo.
Y allí estaba, mi manía de corregir a la gente. Incluso si era un Jonin con la capacidad de mandarme de nuevo a la academia.
20/03/2018, 15:59 (Última modificación: 20/03/2018, 16:01 por Himura Ren.)
— Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah ¿A quien se le ocurrió la estructura de esta ciudad? — La joven Ryuko ya llevaba varios minutos de camino al torreón de la academia, pero gracias a su torpeza, perdió mas tiempo del que tenia de margen. Resbaló en dos ocasiones cayendo de culo por las prisas y su chubasquero cogió un suave tono marrón en la parte posterior. Por suerte, consiguió llegar al torreón de la academia entre jadeos.
— Por fin... Logre... Llegar... A la academia... — Su respiración era agitada y pesada, le faltaba el aliento y jadeaba con fuerza; desde luego no estaba en la mejor condición física para correr una maratón.
Tras una breve pausa para recuperar el aliento, decidió abrir la puerta principal del edificio; sin éxito alguno. La zarandeo suavemente, segundos después, lo repitió con mas fuerza; y finalmente, se dedico a aporrearla.
— ¿¡Pero porque me pasa esto a miiiiiiiiiiiiii? — Se derrumbó sobre la puerta arañando, golpeando y lloriqueando a moco tendido sin ningún resultado. "¿¡Pero y ahora que puñetas se supone que tengo que hacer!? ¡¿Quien se cree que soy?! ¡¿Una especie de mujer araña o algo así!? ¡¡Nadie puede trepar de manera natural este edificio!!". Alzó la mirada derrotada al cielo, de rodillas en la entrada.
"¿Debería abrir una tienda? ¿De comida o un supermercado? No, tal vez lo mejor sea invertir en bolsa; he oído que la compañía de Ninjatendo se ha recuperado fuertemente, tal vez podría...." Tal vez no era una chica muy lista o aplicada, pero casi todo lo que le interesaba, acababa conservándolo en su cabecita y se replanteaba que es lo que hacer tras ser degradada.
— ¿Eh? ¿Y eso? — Ryuko entrecerró los ojos, se podía discernir una figura escalando el edificio con relativa facilidad. Se trataba de un joven de cabellos oscuros, que ascendía en completa verticalidad el edificio. — Pero que cojones. Debo de estar alucinando por la falta de ai- ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh!! ¡Claro, lo que nos enseñaron en la escuela!. — Definitivamente, la capacidad mental no era lo suyo.
Gesticulo una gran palmada, y cerro los ojos a la vez; concentrando y canalizando su energía interior hacia la planta de sus pies, brillando estos con un suave color azulado. Con este brillo todavía vigente y armada de confianza, posó un pie sobre la pared y acto seguido el otro, comenzando la subida a la cumbre del edificio.
Esquivando personas, la kunoichi avanzó a la mayor velocidad que la muchedumbre le permitía, el tiempo le apretaba y en el camino se cruzo con una chica de cabello azabache que también corría como alma que lleva el diablo la cual resbaló un par de veces antes de que la rubia decidiera tomar otro camino a modo de atajo «¿Y a ella que la estará apurando?» se preguntó en pensamientos sin imaginarse que ambas iban al mismo destino.
Luego de la correteada que le exigía la falta de tiempo llego al fin a la puerta del torreón, embalada y sin pensarlo, quiso abrirla a la pasada a la velocidad que venia, mala para ella, puesto que se encontró con una fuerte puerta cerrada y el piso asfaltado cuando rebotó y cayó en el mismo. En el suelo aun y recuperándose del palo dado, la rubia vio desde el suelo como estaba y recibiendo la lluvia en la cara dos personas escalando verticalmente hacia la cima del torreón «¿Aquella es la chica de hoy y el muchacho de mas arriba quien es?» se preguntó incorporándose rápidamente para ponerse en marcha con los mismo «¿Habran recibido la misma visita?»
Reika concentró su chakra en la planta de sus pies, lo cuales brillaron momentáneamente y una vez lista apuró el paso vertical para tratar de alcanzarles, lo cual logró, pero una vez llegada a lo mas alto, miró su reloj y estaba en 8:29 -Por los pelos me salvé- dijo la kunoichi respirando pesadamente por el cansancio ¿Acaso todo se trataba de una prueba? lo sea o no, la rubia vio que allí arriba estaban los dos chicos que vio escalando verticalmente, si no también a la Jounin que le había visitado hace un rato «Quiza no se trate de lo sucedido con Ryu-dono» se dijo una vez, pero aun así ahora le picaba la duda de porque la jounin les había convocado
Anti mi atrevimiento a corregir a alguien que podía darme una paliza, la mujer solo resoplo, como si le diera lo mismo ocho que ochenta, y se llevo de nuevo la piruleta la boca. Mientras tanto, la pequeña abeja seguía revoloteando a su alrededor. No podía parar de darle vueltas a eso ¿Por qué una abeja en mitad de un paraje como Amegakure? Y lo más importante, ¿Cómo podía una abeja revolotear tranquilamente cerca de la lluvia, pero no podía hacerlo Kiara?
Resoplé por aquel pensamiento. Pero así era la triste realidad, un pequeño insecto al que una gota de lluvia podía matar, volando tan campante cerca de la lluvia y un cuervo hembra de la edad de un adolescente humano que no soportaba estar bajo la lluvia. Vale que, en zonas cubiertas, como en la que volaba el insecto, Kiara no ponía muchas pegas. Pero las abejas no salen de su colmena cuando llueve. Por eso no había abejas en Amegakure. Por eso la Miel que vendían en los mercados era Importada de fuera. Eso era raro.
— Solo espero todavía estar a tiempo...
Una nueva voz me sacó de mis pensamientos de golpes, y cuando volví a fijarme, la abeja ya no estaba. Sin embargo, en ese momento, a mi derecha, había otra chica. No se parecía en nada a la Jonin. La chica tenia el pelo oscuro como la noche, y la tez pálida, como casi todo el mundo en Amegakure, por la falta sol. Sus ojos eran de color azul intenso, no como un claro cielo despejado, si no como el oscuro fondo del mar.
—Por los pelos me salvé
Otra voz. Pero como me estaba fijando en la recién llegada, a esta si la vi venir. Otra chica, pero esta era totalmente opuesta a la primera, excepto por el color de la piel, que también era pálida. Sus cabellos eran como el sol en un día sin lluvia, dorados y extraños de ver en Amegakure, y sus ojos eran azules, también como el cielo despejado. Una parecía la noche y la otra parecía él día. Eran como el Ying y el Yang.
Luego estaba yo, el tercero en discordia. En ese punto parecía que me había equivocado de camino y había terminado metido sin querer en una reunión de chicas. Por algún motivo llegue a pensar que sobraba allí. Pero eso no era lo importante, mi padre me había advertido, mi hermana me lo había demostrado en mas de una ocasión. Las mujeres son peligrosas, sobre todo cuando están en grupo. Y juro sobre todo lo que quiero, que yo no conocía a ninguna de ellas.
—Bueno, ahora que estáis todos… — La mujer comenzó a hablar después de sacarse la piruleta de la boca, por lo menos no hablaba con la boca llena —Mi nombre es Hachimitsu Ran, y hoy vais a trabajar a mis ordenes, cumpliendo una misioncilla, lo que pase después… bueno, ya se verá, por el momento, y dado que yo ya me he presentado, es vuestro turno. ¿por qué no empiezas tú?. — Dijo mientras señalaba con la mirada a la morena. —Y luego la rubia
¿Y yo? Puede ser que…¿Me estaba ignorando a propósito por haberla corregido? La mujer seguía teniendo una sonrisa en la cara, y hablaba en tono simpático y amigable, como cuando había venido a por nosotros. Pero me estaba ignorando. ¿Estaba cabreada conmigo? Mi hermana y mi madre hacían cosas muy parecidas conmigo y con mi padre, pero claro…Cada persona es un mundo.
En fin, lo mejor era dejar las cosas fluir, y cuando ambas terminaran de decir sus frases, bueno. Entonces ya veriamos.
Cuando finalmente alcanzo la cima; vislumbro la misma figura femenina que esa misma mañana le había "amenazado", y al parecer no era la única victima. Intercambio mirada con un joven que al parecer también estaba metido en el mismo lio que ella, sus cabellos eran tan oscuros como los de ella y parecía estar embotellado en algún pensamiento, pues sus ojos reflejaban un extraño vacío; miraba pero no parecía observar. Acto seguido, otra joven de pelo rubio termino de escalar el escarpado edifico.
— Por los pelos me salvé. — pronunció una vez se incorporo; por su parte, Ryuko yacía sentada en el suelo con las piernas cruzadas. Todos los invitados a la fiesta, parecían haber llegado, y el show iba a comenzar.
— Bueno, ahora que estáis todos… Mi nombre es Hachimitsu Ran, y hoy vais a trabajar a mis ordenes, cumpliendo una misioncilla, lo que pase después… bueno, ya se verá, por el momento, y dado que yo ya me he presentado, es vuestro turno. ¿por qué no empiezas tú?. — dijo señalando a la joven Uchiha.
— ¿Que empiece yo? Ooooh si... Desde luego que voy a empezar yo; y no me cabe duda de que opinamos todos lo mismo. — Algo no cuadraba, y no porque ella fuera muy espabilada, pero se había esforzado en exceso por portar la bandana que ahora llevaba en su cuello. "¿Que lo que pase después ya se vera?" ¿Que clase de broma pesada se trataba? — ¿¡Se puede saber que es eso de "degradarnos"!? ¿¡Como es que pensáis devolvernos a la academia!? ¡¡Creo que hablo en nombre de los tres cuando digo que hemos trabajado muy duro por estos distinguidos como para que ahora nos los queráis quitar por las buenas!!
Pateo el suelo en varias ocasiones mientras agitaba el brazo, con ira en sus ojos. No pensaba tolerar tonterías de ese estilo, se podría decir que tiro todos sus modales de una patada desde lo alto del torreón, sobretodo el de respetar a sus mayores. Seguramente pasado algunos minutos se relajaría y lamentaría disculpándose mil veces frente a su superior por su actuación, pero la peor parte vendría de parte de Oda si llegara a sus oídos como estaba comportándose.
Tal y como venia pensando en su subida a lo alto de la torre, ambos jóvenes que iban por delante de ella también venían a esta reunión con la Jounin que los había citado, ahora podia verles a las caras y poder recordarles por si se los cruzaba algun dia en las calles de la urbe.
—Bueno, ahora que estáis todos… — La mujer comenzó a hablar después de sacarse la piruleta de la boca, por lo menos no hablaba con la boca llena —Mi nombre es Hachimitsu Ran, y hoy vais a trabajar a mis ordenes, cumpliendo una misioncilla, lo que pase después… bueno, ya se verá, por el momento, y dado que yo ya me he presentado, es vuestro turno. ¿por qué no empiezas tú?. — Dijo mientras señalaba con la mirada a la morena. —Y luego la rubia
— ¿Que empiece yo? Ooooh si... Desde luego que voy a empezar yo; y no me cabe duda de que opinamos todos lo mismo. — en lo que a Reika respectaba no se encontraba pensando en otra cosa, por lo que se quedó en silencio para escuchar lo que tuviese que decir la chica de cabellos azabaches — ¿¡Se puede saber que es eso de "degradarnos"!? ¿¡Como es que pensáis devolvernos a la academia!? ¡¡Creo que hablo en nombre de los tres cuando digo que hemos trabajado muy duro por estos distinguidos como para que ahora nos los queráis quitar por las buenas!!
«¿Se pone así tan solo por una simple prueba impuesta por un Jounin? ¿Ha estado ya en una misión que se le halla complicado?» se preguntaba la kunoichi para sus adentros luego de la berrichesca exposición de la kunoichi peliazabache -Es de rango Jounin y tiene el aval de Arashikage-sama de hacerlo si así le parece- mal que les pesara la kunoichi de cabellos dorados tenia la razón
-Mi nombre es Yamanaka Reika, encantada de conocerla Hachimitsu-sensei- se presento a los alli presentes, pensó por un momento en contar acerca de sus objetivos como kunoichi, pero asi estaba bien por ahora, ya se irian conociendo con el tiempo.
— ¿Que empiece yo? Ooooh si... Desde luego que voy a empezar yo; y no me cabe duda de que opinamos todos lo mismo. ¿¡Se puede saber que es eso de "degradarnos"!? ¿¡Como es que pensáis devolvernos a la academia!? ¡¡Creo que hablo en nombre de los tres cuando digo que hemos trabajado muy duro por estos distinguidos como para que ahora nos los queráis quitar por las buenas!!
En realidad no. La academia fue bastante sencilla para mí. Puede que la cosa se complicara un poco cuando me adelantaron un curso, mas por la gente que se veía superada por un niño mas pequeño y se sentía incomoda que por la propia dificultad de las pruebas o los exámenes. Sin embargo, jamás consideré que graduarme como genin resultara un esfuerzo.
Sin embargo, con aquel ambiente tan tenso, prefería no decir nada, no fuera a ser que se volvieran todas contra mí, lo cual, era muy probable a esas alturas.
—Es de rango Jounin y tiene el aval de Arashikage-sama de hacerlo si así le parece. Mi nombre es Yamanaka Reika, encantada de conocerla Hachimitsu-sensei
La jounin iba a decir algo, pero la muchacha rubia se adelanto y contesto por la mujer, sin darle tiempo de respuesta. Ran no puso mala cara, ni tampoco tenía expresión de estar cabreada, pero se levantó del sitio donde estaba sentada y se acercó hacia nosotros. Yo no sabía si tenía que decir algo o era mejor que mantuviera mi boca cerrada. Por suerte para mí, habló antes de que me diera tiempo a nada.
—Muy bien Reika-chan, pero preferiría que no respondieras a nadie por mi—Dijo primero mirando a la Rubia, en un tono de voz todavía simpático y luego se dirigió a la morena, todavía con el mismo tono de voz. —Y, creo que me he explicado bien, pero, he dicho que si llegabais tarde os degradaba, habéis llegado todos a tiempo, así que no voy a degradaros ¿Cuál es el problema?
Ese tono simpático y amigable, en el ambiente tan tenso que había en el aire, era sospechoso lo mirases por donde lo mirases. Tal vez esa Jonin estaba un poco loca, o tal vez simplemente tuviera esa personalidad, pero yo me decantaba por la primera opción. No era lo normal tratar así a un genin que le había contestado de una forma tan irrespetuosa. De hecho, esa forma de hablar llegaba incluso a dar algo de miedo.
Antes de que la joven Ryuko tuviera una respuesta de su superior, su nueva compañera, Reika, no solo le respondió, si no que aprovecho para presentarse y retirar hierro al asunto.
— Y, creo que me he explicado bien, pero, he dicho que si llegabais tarde os degradaba, habéis llegado todos a tiempo, así que no voy a degradaros ¿Cuál es el problema? — Por su parte, Ran se acercó hasta Ryuko a escasa distancia, con esa sonrisa amable que empezaba ya a chirriar por todos lados. Ryuko pensó que buscaba una disculpa por su actuación, y le parecía algo mas que razonable, por otro lado, tanta amabilidad comenzaba a intimidarle, le desvió la mirada a su todavía desconocido compañero, en búsqueda de respuestas.
— ¿Solo por llegar tarde? ¿Pero que clase de juego sucio es este?
Nadie parecía seguirla, y el silencio se hubiera apoderado del lugar durante varios segundos si no era por la lluvia; estaba sola y sin apoyo, pero ademas, tampoco tenia ninguna razón. Las ordenes de un superior son las ordenes, te gusten o no, debes acatarlas a raja tabla.
— L-Lo siento... Tal vez me excedí... Me deje llevar por el momento... — respondió con sinceridad a la mirada de su superior avergonzada, de manera pausada comida por la atención del resto. — M-Me llamo Ryuko...
Estaba arrepentida por lo sucedido, pero ver que sus otros compañeros habían mantenido la compostura en todo momento y no habían montado un escándalo y tampoco tenían intención del seguir el de Ryuko, lo que le hizo sentirse avergonzada y algo humillada. Tal vez compartieran rango, pero no compartían ni de lejos la misma experiencia.
— L-Lo siento... Tal vez me excedí... Me deje llevar por el momento... M-Me llamo Ryuko...
Al final, la morena, dejo de lado sus sentimientos y por fin utilizo el sentido común. Por mucha razón que tuviera, por mucha rabia que le diera, nosotros no éramos mas que soldados rasos que tenían que obedecer la orden de un superior. No había que obedecer ciegamente, claro, pero aquella orden era muy simple y sin trampas: Venid a tiempo u os degrado.
—Bien, muchísimo mejor así. —Dijo mirando a la chica con una sonrisa amable y simpática, tras lo cual volvió a su sitio y me miró. —Ahora tú, listillo.
Ran, Reika y Ryuko. Parecía un chiste. ¿Qué clase de jonin forma un equipo con gente cuyo nombre empezara con la misma letra que el suyo? ¿Qué clase de criterio de selección era ese? Claro, luego si el equipo no encajaba, se llevaban mal, o fracasaba en una misión, la culpa era de los genin por no ser suficiente buenos, no por culpa de ella por juntar gente de forma aleatoria. Pero claro, solo éramos soldados.
—Karasukage Reiji. —Dije mirando a mis compañeras, la mujer que estaba allí para darnos ordenas ya conocía nuestros nombres.
—Perfecto, ahora que ya os conocéis… —La mujer saco un pergamino de su portaobjetos, y luego lo lanzó hacia nosotros, lo cacé al aire, lo abrí y se lo mostré a mis compañeras.
(D) La misteriosa muerte de Keashiko-san
Solicitante: Fumiko Lugar: Amegakure no Sato Solicitud:Fumiko es una de las mujeres más ricas de Amegakure, que vive en un lujoso edificio que tiene comprado para ella sola y toda su familia cerca del distrito comercial de Amegakure.
Pese a que tiene contratada una guardia personal, de los cuales ninguno es un shinobi, hace tres días el señor Keashiko-san amaneció muerto, se cree que fue asesinado, dentro del edificio y en extrañas circunstancias.
Fumiko sospecha que podría ser culpa de una de las sirvientas de la casa, que lleva desaparecida desde el día de la muerte. Como la guardia personal de la señora Fumiko no ha sido capaz ni de localizar a la criada ni de resolver el misterio, se solicita la ayuda de los shinobis de la aldea.
Vuestra misión es resolver el misterio de este asesinato, y si se descubre al culpable, detenerlo a no ser que sea claramente superior, en cuyo caso tendréis que avisar a un superior, presentándole las pruebas que habéis obtenido.
—Esa es vuestra primera misión como equipo, y depende de vuestro desempeño, tal vez la última. Como he dicho hace un momento, haced vuestro trabajo, y cuando acabéis, ya veremos lo que pasa. Yo voy a vigilaros en todo momento, cada cosa que hagáis, sea para bien o para mal, pero no voy a interferir. Si fracasáis será solo culpa vuestra. Podéis empezar ya mismo.
Vulve el orden normal:
Ryuko, Reika, Yo
Hasta nuevo aviso.
Esa sonrisa y actitud amable podía sacar de quicio a cualquiera, tanta amabilidad llegaba a rayaba lo repelente y ademas resultaba de lo mas irritante su amabilidad; daba la sensación de que estuviera mirándote por encima del hombro, y burlándose del hecho de que estaba jerárquicamente sobre ti, si no que el conjunto añadido de su capacidad por mantener la calma, irritaba aún mas.
— Bien, muchísimo mejor así. — Y lo demostró, con esa sonrisa y actitud amable, tan sumida estaba en el primer choque, que ni si quiera escucho lo que vino a continuación, y aun menos el nombre de su compañero; como si se tratasen de susurros, Ryuko los ignoro mientras maldecía interiormente.
— Si no lo hará con mala intención... Pero joder...
Momentos después, el lanzamiento de un rollo al aire la devolvió a la realidad; siguiéndolo con los ojos como el perro de un Inuzuka que juega con su dueño. Reiji entonces lo cazo al vuelo con relativa facilidad, no era algo muy complicado, pero seguro que a ella se le hubiera resbalado de las manos al intentar cogerlo, después hubiera rodado por el suelo, y se hubiera caído al vacío. Lo extendió invitando a sus compañeras a observar el rollo; Ryuko se acercó con curiosidad mientras la improvisada lider hablaba.
— Esa es vuestra primera misión como equipo, y depende de vuestro desempeño, tal vez la última. Como he dicho hace un momento, haced vuestro trabajo, y cuando acabéis, ya veremos lo que pasa. Yo voy a vigilaros en todo momento, cada cosa que hagáis, sea para bien o para mal, pero no voy a interferir. Si fracasáis será solo culpa vuestra. Podéis empezar ya mismo.
— E-Espera espera. ¿D-De verdad esto no se nos quedara muy grande? — Ryuko conocía sus limites, pero no los de sus compañeros, por lo que supondría que compartirían capacidades similares; y las suyas daban que desear.
«Entonces...seremos equipo a partir de ahora...Ya veo» se dijo la kunoichi de cabellos dorados luego del anuncio de su nueva sensei. Supuso que había algún tipo de criterio en la decisión de la formación de este equipo pero lo cierto es que aun necesitaba conocer a sus compañeros «Reiji habló muy poco, no se de sus habilidades y Ryuko parece bastante impulsiva ¿Cuales serán sus habilidades?» se preguntaba
-¿Primera misión Ryuko-san? No te preocupes, todo saldrá bien- agregó Reika amablemente para transmitirle calma a la chica -«Reiji parece más calmado, lo mas probable es que ya tenga alguna misión anterior»
-Ran-sensei, ya sabemos los nombres de nuestros compañeros ¿Nos permite contarnos entre nosotros lo que sabemos hacer un momento antes de partir?- era verdad, ya sabían los nombres de sus compañeros, pero nada de sus habilidades y claramente tampoco de su experiencia previa a este punto
— E-Espera espera. ¿D-De verdad esto no se nos quedara muy grande?
—Sois tres gennin contra una misión de rango D, creo que incluso podría resultar demasiado fácil para vosotros, además, con vuestro expediente, tampoco puedo daros misiones de rango más alto, aunque lograra reunir a diez como vosotros
Si, estaba claro desde el principio. Yo solo había hecho una misión en toda mi carrera como shinobi, y ellas… probablemente las mismas. Solo éramos novatos, no podíamos pedir nada de rango más alto, no aún. Pero Ryuko tenia algo de razón. ¿Un asesinato como misión de rango D? Ahí había gato encerrado, claro que, cuestionar eso, era cuestionar a quien asignaba el rango de las misiones, y cuestionar a esa persona, era cuestionar a la propia Arashikage por asignarla.
Al final, si se trataba de una misión de rango D, era por algo, algo que no nos estaban diciendo, algo que querían que descubriéramos nosotros mismos. Tal vez era porque, el asesino, no era mas que un mero civil con algo de habilidad, y al no tratarse de el asesinato de otro de otro shinobi, o que el propio asesino no lo fuera, podrían dejar la tarea a unos meros soldados rasos como nosotros.
—¿Primera misión Ryuko-san? No te preocupes, todo saldrá bien
O no. Era nuestra primera misión en equipo, pero también era la primera vez que nos reuníamos. Es decir, en ese punto, solo sabíamos los nombres los unos de los otros. ¿Cómo íbamos a colaborar así? Ni siquiera habíamos tenido un entrenamiento en equipo. Y hasta donde yo sabía, el criterio para juntarnos era que nuestro nombre empezaba por R.
—Ran-sensei, ya sabemos los nombres de nuestros compañeros ¿Nos permite contarnos entre nosotros lo que sabemos hacer un momento antes de partir?
—Podéis hacer lo que vosotros creáis conveniente, Reika-chan, mi trabajo es observaros y tomar nota de vuestras acciones, vuestra toma de decisiones, vuestro trabajo en equipo, etc. A partir de este momento tenéis plena libertad, con sus consecuencias, por supuesto
Si, éramos libres de márchanos a casa a ver la tele, pero la consecuencia seria una mancha en el expediente que dijera: “Abandono de una misión”. Éramos libres de trabajar por nuestra cuenta, o en equipo. De competir para ver quien resolvía el crimen primero, o resolverlo todos juntos. Aquello no era mas que un examen practico para medir nuestras capacidades.
Y si, estaba pletórico. Todas esas novelas negras que había leído… Por fin podía ser participe de una de esas historias. Detective Karasukage. Sonaba de maravilla. Y resolver un asesinato era un reto maravilloso para una mente como la mía. Por sospechoso que sonara que unos genin fueran los asignados. Estaba tan ansioso por empezar, que casi ignore ese pequeño detalle.
—Creo que Reika tiene razón, pero deberíamos iniciar la marcha hacia la escena del crimen mientras tanto ¿Qué me decís?
Ni quería, ni pretendía posicionarme como el líder del equipo. Aunque dentro de mi cabeza, el detective Karasukage y sus dos ayudantes sonaba genial para una novela policiaca.