Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
4/10/2020, 22:13 (Última modificación: 5/10/2020, 19:53 por Sasaki Reiji. Editado 1 vez en total.)
Hacia unos días había ido a solicitar una misión. Quería ponerme en marcha de nuevo. Ganar el torneo de los Dojos era solo el principio, no podía quedarme ahí. Seguía teniendo que mejorar y hacerme más fuerte. Todavia tenia que salvar al pais del hierro y a la madre de Yuuna. Y de paso, darle una paliza a cierto samurai.
Con mi rango de Genin, no podía hacer tampoco misiones de rango mucho mas alto que C, ese era otro motivo para intentar hacer más misiones y ascender. Esta vez me había tocado hacer una misión de rango D, sorprendentemente, junto a Datsue. ¿Que hacia un Jounin como él haciendo aquello?
El caso era, que nuestra misión consistía en sustituir a unos tipos que hacían lucha libre, y que tenian un gran evento en el estadio de uzushiogakure. Los luchadores habían asistido al torneo de los dojos como espectadores y habían salido herido en el ataque de Dragón Rojo, pero los organizadores habían agotado las entradas y no querían cancelar el espectáculo.
En teoría, teníamos que ensallar una coreografía y pelear siguiendola. Pero mi intención era preguntar, aprovechando que tenia que hacerlo con Datsue, si podía pelearme con él de verdad. ¿Me iba a dar una paliza? Seguro. Pero ¿Que mejor entrenamiento que pelear con alguien del nivel de Datsue?
De cualquier modo, habia quedado con Datsue en la entrada del Gimnasio "La fabrica de leyendas" a primera hora del día indicado en el pergamino, pues teníamos dos dias antes del evento para ensayar. Así que allí estaba, esperándole.
Uchiha Datsue no sabía si era una broma de mal gusto orquestada por alguno de sus compañeros Jōnin, un lapsus en el procedimiento o una maldita burla por haber perdido la final del torneo. Lo único que sabía es que le habían dado una misión de rango D. ¡Una D, a él!
Hacía tiempo que intentaba ser un chico maduro. No tener sus habituales rabietas; tomarse la vida con más calma y filosofía. Pero eso era una cosa, y otra muy distinta dejarse tomar el pelo. ¿Qué coño estaba pasando? Hacía años, años que no realizaba una misión de tan bajo nivel. ¡Tenía varias B e incluso una S entre sus misiones completadas con éxito, por el amor de Shiona! ¿A quién narices se le había ocurrido?
No lo sabía. Y que el graciosito de turno se cuidase de que no lo descubriese nunca.
—Ey —saludó, apático, en cuanto vio a Reiji. Se cruzó de brazos y golpeó con el pie un guijarro suelto.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado
Grupo 0: Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
Grupo 1: Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80
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5/10/2020, 20:57 (Última modificación: 5/10/2020, 21:08 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
Tomo con hueco de narrador~
Hacía un día magnífico y el sol brillaba para todos a excepción de Uchiha Datsue, que había sido víctima de lo que solo podría haber sido catalogado como una mala broma para un Jōnin conocido como él.
De todas maneras, ahora solo había un camino frente a los ninja y ese camino solo les llevaría a un lugar: La Fábrica de Leyendas, una pequeña escuela de lucha libre y gimnasio que está abierta las 24 horas.
Allí, durante dos días, los shinobi aprenderán lucha libre profesional y crearán su propia coreografía de combate una vez se hayan convertido en verdaderos luchadores, pero para que eso acabase sucediendo, primero tenían que dar un paso al frente y aventurarse a entrar al gimnasio.
(D) La Llamada del Ring
Publicada en: Uzushiogakure Solicitante: Natsuki Natsu Lugar: Estadio de Celebraciones
Este fin de semana iba a ser el final de la trilogía entre El Pequeño Dragón y El Rey de los Leones, pero ambos resultaron heridos durante la final del torneo de los dojos. ¡Nuestros héroes están bien, pero no pueden pelear! Necesitamos dos ninjas para sustituirlos durante una noche y solo tenemos dos días para crear la coreografía. ¡El público los necesita!
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Allí estaba, en la entrada del gimnasio de Lucha libre esperando cuando apareció Datsue con cara apática. Normal, siendo un Jounin que le pusieran una misión de rango tan bajo tenia que parecer una broma. Aunque quizás había un motivo por él cual el elegido había sido él. Yo habia esperado que mi compañero fuese alguien como Takumi, o como mucho, Eri, que estaba recuperándose del golpe.
—¡Ey! —Le respondí más animado. Todavía creía que podía pelearme con él de verdad. —Pensaba que no vendrías, aquella Akimichi de la recepción dijo tu nombre muy confusa, quizá se habia equivocado. —Y quizas me habían cambiado el compañero a ultima hora, aunque había quedado con Datsue, pero uno nunca podía estar seguro. —Pero ya que estamos, entremos ahí y digámosle que nada de coreografías, peleemonos de verdad, como dos Kusajines en la hora del recreo de la academia.
Mientras hiciéramos un espectáculo por el que mereciera la pena haber pagado, estaba bien ¿No? Aunque con el nivel de Datsue, quizas, mas que un espectáculo, era una humillación. Y aún así, quería hacerlo. No era lo mismo que pelear con todo lo que teníamos, y utilizando técnicas ninjas o kenjutsu, pero era mejor que hacer una danza con un final ya narrado.
«Así que la Akimichi estaba confusa, ¿hmm?» Alguien a quien ya podía tachar de la lista. ¿Cuántos le quedaban? Demasiados. ¡Quizá hasta Raito-sensei estuviese implicado! Pero si algo le había enseñado la vida a base de palos, eso era a no precipitarse. Debía tener paciencia. Ser listo. Y esperar.
—Hmm… Sí —dijo, todavía no muy animado, ante la propuesta de Reiji—. No sé si nos dejarán… Al fin y al cabo es una misión de rango D, está incluso por encima de una E. —Quizá mucha gente no sabía de la existencia de este tipo de misiones. Eran unas muy importantes, lo que denotaba lo vital de aquella misión que Reiji y Datsue estaban por realizar, superior incluso a estas. Se trataban de encargos muy especiales, de los que solo se podían ocupar los estudiantes de la academia ninja. De ahí su letra: “E”, de estudiante. En realidad era la forma que tenían los senseis de animarles cuando les pedían que fuesen a por folios a secretaría, o cuando les mandaban limpiar las aulas. Obviamente no cobraban un duro por hacerlas; y obviamente Datsue vomitaba sarcasmo con cada palabra pronunciada—. Pero bueno, no perdemos nada por preguntar.
Y, sin más dilación, se adentró en el gimnasio.
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7/10/2020, 10:08 (Última modificación: 7/10/2020, 10:26 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
Y, sin más dilación, se adentraron al gimnasio.
Apenas abrir las puertas que separaban La Fábrica de Leyendas del resto del mundo, los ninja se encontraron con un ambiente totalmente distinto, como si realmente aquel lugar estuviera separado del resto del mundo.
Una ola de aire caliente golpeó a los chicos como un señor musculoso golpeaba furiosamente un saco en la esquina que estaba muy a la derecha de los jóvenes, quienes parecieron haberse convertido rápidamente en el centro de atención de la mayoría del gimnasio.
— ¡Hey, Natsu, creo que esos son tus chicos! —Avisó un joven que estaba haciendo sentadillas junto a un grupo.
Si miraban a su izquierda, los chicos verían despertar una chica de cabellos rosa chillón, que parecía haber estado durmiendo sentada tras una mesa.
— ¿Eh? —Desperezándose, la joven se estiró antes de salir disparada hacia los ninja en cuanto entendió que ellos debían ser los ninja que había pedido—. ¡Oh, hola! Yo soy Natsuki Natsu y...
Frente a ellos, la chica de cabello y ojos rosados se quedó parada, boquiabierta mientras observaba a los shinobi, sin poder creerse que le hayan enviado a Sasaki Reiji y a Uchiha Datsue, quienes, entre otras cosas, habían conseguido el primer y el segundo puesto en el Torneo de los Dojos, respectivamente.
— ¡Y esto es genial! —Acabó por exclamar, cambiando su cara de sorpresa a una enorme sonrisa.
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Se notaba que Datsue no estaba muy agusto con el hecho de hacer aquella misión. Esperaba que fuera por el hecho de ser una misión de rango D y no por tener que hacerla conmigo. De todos modos, una misión de rango D no era tan malo. Eran, por lo general, tareas simples y sencillas. Para un ninja como él, debía ser algo así como un descanso de las misiones chungas y con probabilidad de muerte.
De cualquier modo, entramos al gimnasio aquel para ver lo que nos deparaba el futuro. Entrar allí fue como salir de uzushiogakure y pisar otra aldea distinta. No por el calor, sino por el ambiente en general. Parecía mas el tipo de sitio al que iria un Kusajin que el tipo de sitio al que iria un Uzujin.
No tardamos mucho en convertirnos en el centro de atención. Un tipo que estaba haciendo ejercicios alzó y llamó la atención de alguien con el mismo nombre que figuraba en el pergamino. Tras mirar a un lado y a otro, vi como una mujer de pelo rosa se desperezaba tras un escritorio, pero eso no duró mucho, pues enseguida estuvo frente a nosotros. Demasiado emocionada.
—Eh... Hola. Sasaki Reiji. —En realidad no sabía muy bien como responder a la emoción de la mujer. También por que no sabia si era por que le habían mandado a alguien, por que conocía a Datsue, o por que se esperaba algo peor. —Ehm... Siento ser tan directo pero... En el pergamino ponía algo de una coreografía y tal, pero creo qué el espectáculo sera mucho mejor si nos peleamos sin más.
A pelo. Datsue contra Reiji. Nada de victorias y golpes pactados y coreografiados. Aunque fuese unilateral, mejor un combate de verdad, en el que no sabes por donde te van a venir los golpes ni cuando.
Lo que Datsue se encontró en el interior del gimnasio fue lo que tanto llegó a apreciar en el último año. Barras de acero; discos de 50 kilos; gente rompiendo la paralela en una sentadilla profunda. Un placer visual casi incomparable. Con lo vago que era él en sus inicios como ninja, jamás hubiese pensado que terminaría por cogerle el gustillo.
Bien era cierto, sin embargo, que había perdido cierto tono muscular en los últimos meses. Tras su victoria contra Hanabi se había descuidado un poco. Siempre le ocurría cuando perdía un objetivo. Primero Aiko, y luego el soñado enfrentamiento contra el Uzukage, habían supuesto gasolina y esa chispa necesaria para que se levantase todos los días a las ocho de la mañana a partirse la espalda. Pero, ahora, ¿qué le quedaba?
Quedaba Akame. Por supuesto. Pero Akame era una rata escurridiza que no se dejaría ver hasta dentro de mucho tiempo, si es que alguna vez lo volvía a ver siquiera.
Perdido en sus pensamientos, volvió a la realidad cuando una joven de pelo rosa se presentó.
—Uchiha Datsue, Hijo del Desierto y también conocido como el Intrépido —se presentó, educado. Por más que no le hiciese ni maldita gracia aquella misión, no había que perder las formas. Además, la muchacha no tenía ninguna culpa.
Reij, por su parte, fue directo a la yugular. No tardó ni dos segundos en realizar su particular petición. Datsue observó atento a Natsu, esperando su respuesta.
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La propuesta de Reiji no pareció pillar por sorpresa a la chica, que no solo había escuchado cosas parecidas al menos una vez a la semana, sino que también le habían avisado que a pocos ninja le gustaría la idea de hacer un combate coreografiado.
¿Pero qué otra cosa podía hacer? No habían más peleadores disponibles y solo un ninja podría aprender lucha libre en tan poco tiempo.
— Hmm... si quieres podemos hablarlo luego. —Dijo Natsu, luego de pensarlo un segundo—. Aunque no creo que el público venga para ver un combate entre ninjas ¡pero seguro que luego de que les enseñe lucha libre podremos hacer algo!
» Si os parece bien ¿queréis que os enseñe el gimnasio?
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Bueno, al parecer la chica había malinterpretado mi mensaje. Yo no quería un combate entre ninjas, bueno, si, también, pero lo que quería decir es que me parecía genial el combate de lucha libre, pero sin coreografía. Aprendería lo que fuera necesario, pero quería que fuera un combate de verdad, no un baile con un final preescrito.
—Como quieras.
Al final se me iba a a pegar un poco la apatía de Datsue, sobretodo por que me hacia ilusión pelearme con él. Es cierto que eso podía hacerlo, seguramente, cuando quisiera, pero desde luego que aprovechar la misión para ello era una idea genial, sobretodo si era en un ring con un monton de espectadores.
Quería insistir, claro, pero la muchacha había dicho que luego hablaríamos. Esperaría pues a que terminase de enseñarnos el gimnasio.
A la emoción de Reiji se le replicó un quizá. Datsue entendía que seguramente ya había una historia escrita. Que era el Pequeño Dragón o el Rey de los Leones quien debía proclamarse vencedor. Que no había tanto espacio para la improvisación e imprevisibilidad que solo un combate real podía dar.
Con la intriga de qué acabaría pasando, el Uchiha respondió afirmativamente.
—Claro, enséñanoslo —dijo, queriendo ver cada máquina y cada mancuerna del gimnasio.
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15/10/2020, 18:48 (Última modificación: 15/10/2020, 18:53 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
La emoción del espadachín se redujo rápidamente ante la respuesta de Natsu, quien, aunque empezaba a no estar del todo segura de cómo saldría todo aquello, estaba dispuesta a intentar que todo fuera lo mejor posible.
— ¡Perfecto! —Les dijo la chica, con una sonrisa—. De paso también les presentaré a algunos de los luchadores que pelearán. ¡Seguidme!
Dicho y hecho, Natsu se giró para guiar a los ninja por el gimnasio, empezando por los sacos de boxeo, donde todavía podían escuchar a un hombre golpear uno de ellos furiosamente.
— Estos son los sacos de golpeo. —Les dijo Natsu al llegar.
Habían un total de tres sacos colgados de distintos pesos, siendo el más pesado utilizado por un hombre de piel clara y algo bajo, pero realmente musculoso.
De hecho, si se fijaban, los chicos se darían cuenta de que la mayoría de personas en el gimnasio eran enormes, incluso Natsu, quien aunque tenía más o menos la edad de los shinobi, era tan alta como Reiji y parecía fuerte.
» También solemos tener los muñecos por aquí, pero ahora mismo los están utilizando. —Era algo difícil escucharla por encima del sonido de los golpes—. ¡Oh! Y él es Perro Loco. Parece que está emocionado por su pelea con Koga.
Si el hombre se había percatado de su presencia, no había demostrado de ninguna manera, pues parecía estar demasiado concentrado en... lo que sea que estuviera haciendo, pues no parecía exactamente un entrenamiento.
La chica se acercó a los shinobi.
» Casi nunca lo he visto salirse del personaje. —Les comentó en voz baja.
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¿Perfecto? ¿Que tenia de perfecto fingir un combate? ¿Donde estaba la diversión y la emoción de darlo todo para ganar? La verdad es que lo iba a hacer por que era mi misión, y no quería fracasar en algo tan sencillo como aquello, pero toda mi ilusión inicial se había ido al garete.
La seguí por el gimnasio. La primera parada fueron los sacos de boxeo. Entendía por que entrenaban sus cuerpos para soportar los golpes del rival ¿Pero para que golpear el saco una y otra vez? Si los golpes que ibas a dar ya estaban pactados, acertarias cuando te tocase acertar y fallarias cuando te tocase fallar.
Luego hablo de unos muñecos de entrenamientos, supuse que para practicar los movimientos, mucho más lógico que los sacos de boxeo. Luego nos señalo a un tipo que hacia cosas raras, y si lo que hacia era entrenar, en fin, eso no era algo parecido a eso.
—¿Personaje? Entiendo...
Claro, peleas fingidas, personajes... ¿Aquello era un gimnasio de artes marciales o una escuela de teatro? Por que no me quedaba claro, y cada vez me parecía que iba a tirar mas por lo segundo.
Sacos de boxeo, muñecos —para practicar llaves o lanzamientos, imaginaba Datsue— y más variedades poblaban aquel curioso gimnasio enfocado en la lucha libre. Tanto el Uchiha como Reiji estaban aprendiendo que, allí, más que la pelea real, lo que se practicaba era una coreografía. No importaba quién era realmente más fuerte o diestro. Lo que importaba eran los personajes. Lo que importaba era la historia que había tras ellos.
En cierto modo, le parecía bonito. El mundo ya estaba demasiado plagado de sangre real y huesos rotos. Buena prueba de ello era el último torneo del Valle de lo Dojos.
—¿Y qué puede decirnos de nuestros personajes? —continuó Datsue, después de que ella y Reiji terminasen de hablar—. ¿Quién interpretará al Pequeño Dragón y quién al Rey de los Leones? ¿Cuál es su historia?
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La chica sonrió ampliamente y sus ojos se iluminaron en cuanto Datsue preguntó por la historia de los luchadores a los que iban a sustituir.
— ¡A ninguno! —Respondió Natsu—. Sustituiréis su combate, pero interpretaréis vuestros propios personajes. Cuando acabe de enseñaros lo básico nos pondremos con los personajes ¿vale?
Dicho aquello, la joven se giró para continuar guiando a los jóvenes por el local, mirando hacia atrás ocasionalmente para comprobar que seguían allí y contarles la historia del Pequeño Dragón y el Rey de los Leones.
— ¡El Pequeño Dragón es un genio de la lucha libre! —Les dijo mientras andaban—. Es menor que yo, pero es muy habilidoso y está consiguiendo muchos fans muy, muy rápido.
No hacía falta ser un gran detective para saber solo escuchándola que aquella chica estaba enamorada de la lucha libre.
» Por eso tiene una gran rivalidad con el Rey de los Leones, que está en la liga desde hace más de quince años y representa todo lo que es la lucha libre de la vieja escuela. —Dijo, y entonces pareció desanimarse al recordar lo que había sucedido—. Iban a hacer Iban a hacer su desempate este finde, pero...
Una mano se posó sobre el hombro de Natsu.
— Tranquila. Antes de que te des cuenta ya estarán bien.
Se trataba del mismo chico que había avisado a la chica cuando entraron al gimnasio. Un joven adulto alto de piel oscura, ojos verdes y cabello plateado. Con una complexión atlética pero igual de musculado que prácticamente todo el mundo allí.
— Se me olvidó presentarme antes. Yo soy Koga, un placer.
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