Nivel: 4
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Moguko presenció con atención aquel enfrentamiento de miradas entre sus compañeras, no pudo evitar sentirse ligeramente incomoda en un instante, instante previo a la hecatombe. Jun estaba por liberar la tensión entre las kunoichi pero la ansiedad de Sayori fue más fuerte y cual olla de presión dejó escapar un chillido, chillido que se manifestaría en forma de un comentario con el cual la médica no estuvo de acuerdo.
—¡Yuki-san eso no está bien!
Se atrevió a decir casi a la par del comentario de la Nara. Pero rápidamente como llegó a expresar su opinión, se dio cuenta de que la situación era de dos contra uno. Y quizás tenían razón pero no iba a admitirlo. La kunoichi llevó una a la cara mientras esbozaba una mueca que denotaba visible disconformidad por el comportamiento de ambas chicas, y cuando estaba a punto de soltarles un sermón de manual...
—¡Ah...!
No pudo evitar dejar escapar un ahogado alarido cuando la voz de aquel cuarto participante interrumpiese la escena. La habían agarrado con la guardia baja, la voz reclamaba empatía, modales, un mínimo de educación.
«¿Ya-yamaoka-sensei?»
Buscó con la mirada por todos lados, sonaba realmente muy cerca, pero no había caso. No podía verle.
No pudo evitar sentirse un poco más relajada cuando en medio de aquel descargo, su nombre salió al frente como buen ejemplo. Lo cuál no pudo evitar dibujarle una ligera sonrisa en el rostro, detalle que trató de disimular acomodándose los lentes en el rostro. Se sintió un poco por encima del resto de su equipo en ese momento, y realmente disfrutaba de esa clase de sensación.
—¡Yamaoka-sensei, por favor no se enfade!
Se apresuró a decir tratando de arbitrar la situación como si la cosa no fuese también con ella.
—¡Estoy segura de que ni Yuki-san ni Nara-san querían traicionar su confianza de esa manera!
Quiso adelantarse y hacer una reverencia pero rápidamente se dio cuenta de que no tenía la más pálida idea de donde se encontraba el instructor. Por lo que no pudo evitar hacer un comentario más.
—¡Si tan solo fuese lo suficientemente amable de decirnos donde se encuentra podremos disculparnos como se debe!
La kunoichi intentaba seguir las normas del cuadernito de modales que tenía instalado en la cabeza y el hecho de no poder concretar su disculpa en aquella situación la estaba descolocando un poco. Pero sentía el deber de salir al frente por sus dos compañeras y hacerse cargo de su falta de modales, Moguko cargaba con aquel estandarte y lo cargaría hasta sus últimos días.
Nivel: 4
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*Se había sentido avergonzada luego de haber soltado esas dos palabras por accidente, las reacciones de sus compañeras fueron inmediatas, Moguko por un lado reaccionó como se lo esperaba y esto le hizo sentirse aún peor pues llevaba razón. Jun por otro lado se lo había tomado bastante bien, se sorprendió un poco al escucharla reír a la vez que se tranquilizaba porque de alguna forma parecía que le había caído bien. No pudo evitar pensar que sus compañeras eran muy distintas en cuestiones de comportamiento y antes de que pudiera comentar algo se escucha una voz enfurecida en la sala que parecía provenir de muy cerca.*
. . .
«¿Sensei? ¿Estaba aquí todo el tiempo… es invisible, hay técnicas así… o… es un fantasma?»
*Vio a sus alrededores pero no conseguía encontrar el origen de aquella voz, incluso observó el suelo y el techo pero no pudo ver nada, solo pudo prestar atención a cada palabra… Yamaoka Ryutaro tenía razón en todo, no debieron hablar mal de una autoridad aunque no estuviese presente pero había sido algo que no pudo controlar y tampoco esperaba que Jun le siguiera el juego y también comentara algo negativo del examinador. Moguko fue la primera en responder, la única que había dado buen ejemplo, tenía muchas cosas que aprender de ella sin duda.*
«Espera… ¿Nos está defendiendo? Pero por qué… Yamanouchi no hizo nada malo…»
*Se quedó pensativa un momento, si tenían que culpar a alguien sería a ella aunque haya insultado al examinador por accidente. No habría querido que las demás se viesen envueltas y ahora sean castigadas por su error, así que agachó la cabeza y se disculpó con las kunoichis, no sabía si la autoridad seguía en la misma posición pero de ser así también la podría escuchar.*
- Lo siento… fue mi culpa…
*Fue lo único que alcanzó a decir, una disculpa tanto para las chicas por haberlas metido en esa situación y para el sensei en cuestión si podía escucharla.*
Nivel: 10
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Casi maldice a la madre de alguien cuando una voz de la nada se les puso dar sermones. Nuevamente, hizo un paneo general de toda la habitación, buscando donde estaba escondido el "cabrón". Pero no, no tenía ni la más mínima idea donde se estaba escondiendo. «¿Como verga hizo eso? ¿Es una técnica?» Pocas explicaciones más encontraba la chica en ese momento para lo que estaba pasando. Además, era admirable que aún pueda mantenerse oculto con la furia que estaba manejando.
Jun escuchó lo que tenía que decir tanto su superior como sus compañeras y se quedó pensando. Había algo con lo que no estaba totalmente de acuerdo. Se quedó mirando un punto fijo de la habitación, sin saber donde estaba el "estúpido" aún.
—Mil disculpas por mi actitud y la forma en la que me estás conociendo. No volveré a ser así, lo juro. — Dijo sincera mientras hacía una muy leve reverencia. Lo último que quería era ponerse de cara al sensei. Sea como sea, ella iba a ganarse su confianza.
No se iba a disculpar por su lenguaje, ya que ella era y se manejaba así. Si el vocabulario era un problema para alguien de allí, lo podía discutir. Pero le iba costar mucho dirigirse con palabras del todo correctas todo el tiempo.
Suspiró y miró para otro lado, como si supiera donde mierda estaba el tipo con el que hablaba.
—Pero, hay que admitir Ryu, que lo que dices es lo último que piensas cuando alguien llega tarde. Si yo hubiera llegado tarde, ¿hubieras pensado que me pasó algo o que soy una genin irresponsable?
Ella lo tenía claro y era muy fácil se prejuiciosos con ella. Ya con sus pintas y sus formas de ser cualquiera elegiría que es una irresponsable. De hecho, muchos que la conocen también dirían eso.
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—No hubiera pensado nada.
Dos metros atrás de donde Sayo estaba parada, justo a su espalda, una distorsión en la luz empezó a deformarse como un espejismo, dando lugar a que la silueta del jōnin tomara forma y se presentase ante las tres genins, cruzándose de brazos. Sin embargo, pese a lo que pusieran esperar, su rostro no mostraba señal alguna de molestia, sino más bien, lucía algo afligido y preocupado.
—¿Qué clase de maestro sería si empezara a sacar conjeturas sin saber que sucedió en primer lugar? — Negó suavemente con la cabeza. —Ante todo, soy alguien que recaba información antes de emitir un juicio, y por eso hice esta pequeña "prueba" en primer lugar. La forma en la que una persona actúa en su vida diaria, repercute muchísimo en como podría hacerlo en el campo de batalla. Si no se es capaz de lidiar con algo pequeño, ¿que se espera cuando se tenga una responsabilidad mayor?— Levantó la mano y le restó importancia un poco a las palabras de Moguko.
—Supongo que puedo dejar que se excusen porque son adolescentes y al final de cuentas mi trabajo es escuchar y tratar de comprenderlas y guiarlas en algún punto — Puso los brazos en jarra y suspiró de nuevo, cerrando los ojos y mirando el piso. No habían pasado ya ni quince minutos y ya se sentía bastante fatigado de lidiar con ellas. Le gustaba llevar las cosas con la mayor calma posible, pero viendo los roces iniciales empezaba a tener problemas. —"Un sensei estricto que castiga el más mínimo error", supongo que Amegakure ha sido mucho tiempo así, ¿eh? Bueno, no negaré que en la mayoría de los casos es como esta aldea se ha regido por bastante tiempo así que seguramente lo primero que esperaban era eso. Pero hay una razón por la cuál la disciplina de la aldea es así, y es por el amor de Yui-sama — Probablemente alguna de las chicas mostraría una cara escepticismo ante esa afirmación. —Cuando quieres lo mejor para alguien, quieres que vaya por un buen camino. La fuerza de la tormenta no viene de un crudo entrenamiento, sino de todos sus hijos que se unen bajo un mismo estandarte — Se rascó la nuca.
»Quizá se pregunten también porqué he soltado semejante discurso de pronto, pero para resumir, hay una diferencia entre ser un jefe y ser un líder. Quiero que en un futuro tengamos más confianza, pero primero que nada tenemos que empezar a tolerarnos entre todos.
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Sayori había reconocido su parte de la culpa y eso le hizo respirar tranquila para sus adentros, pero la kunoichi rebelde simplemente dijo que no lo volvería a hacer. No era lo ideal, en su libro, pero estaba bien a fin de cuentas. Pero sería entonces cuando la Nara le terminaría por retrucar la apuesta echandole en cara sobre como hubiese sido la situación si fuese ella quién no estuviese a tiempo en el recinto.
Los ojos de la médica detrás de sus gafas estaban como platos.
«¡Qué audaz!»
No pudo evitar pensar, reconociendo nuevamente el nivel de rebeldía que hacía gala.
Reconociendo que no habría prejuicio desde su posición de maestro, la figura del jōnin empezaría a manifestarse a espaldas de la antisocial del equipo. Moguko le dedicaría una mirada de pies a cabeza, escaneándolo superficialmente, juzgando su apariencia.
«No hay nada destacable de su persona, no es una persona extravagante ni nada...»
Más allá de la mueca que tenía en el rostro. Pero, eso estaba bien, a fin de cuentas. Aunque por alguna razón le generaba ciertas dudas.
Sus palabras serían desmerecidas, lo cuál le molestaba, pero no llegaba ni por asomo a ofenderla de ninguna manera. Ella actuaba de la manera que creía era la adecuada y por su honor que iba a mantenerse firme con esa idea.
Pedazo de sermón les terminaría por soltar a las chicas, Moguko haría su mejor esfuerzo por procesar la idea del maestro.
«El amor de Yui-sama...»
Había un algo particular en esa frase, algo especial si se quería. Pegaba de forma diferente si uno lo pensaba bien. Amegakure tenía formas extrañas si la veías desde afuera pero una vez dentro y tomando cierta distancia, podía ser un lugar bastante cálido, valga la redundancia.
Moguko no pudo evitar asentir con un leve gesto de su cabeza mientras se acomodaba los lentes, quería coincidir con aquel verso de la fuerza de la tormenta.
—No debería haber problema en aprender a tolerarnos entre todos y generar esa confianza.
Se apresuraría a contestar la kunoichi médica.
—Confío en la capacidad de la gente tanto como en la importancia de los modales.
Agregó cruzándose de brazos, remarcando su postura.
Nivel: 4
Exp: 30 puntos
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*Puso atención a la respuesta de Jun, algo de razón tenía y además le pareció admirable que encarara de frente a una autoridad, ella no tendría el valor. Ni bien había terminado de hablar su compañera escucha la respuesta del sensei, la voz venía a sus espaldas y mientras volteaba observa una distorsión y la figura del mismísimo Ryutaro aparecer finalmente, ya había tenido suficiente interacción social en el día y estaba estresada, no necesitaba más sorpresas como esas, estaba segura de que se pudo haber desmayado de la impresión.
Posteriormente el jounin comenzó a darles un sermón, realmente esperaba verlo enfadado y que las suspendieran o al menos que la expulsara a ella de la misión pero no, comenzó a darles una lección para reflexionar. Le recordaba en cierta forma a su padre y la verdad empezaba a aburrirle un poco pero de todas formas le prestó atención. Sayori conocía muy poco de la historia de su aldea y no supo como interpretar parte de lo que escuchaba, era ignorante en algunos aspectos, pero tampoco iba a dejar que se dieran cuenta las personas presentes así que solo permaneció allí con su rostro inexpresivo escuchando atentamente mientras asentía con la cabeza de vez en cuando.*
«Fuerza, tormenta, unión… tolerancia y confianza…»
*Era parte de lo que pudo comprender y consideraba que eran elementos importantes que debía tomar en cuenta si quería seguir formando parte de ese equipo, lo más difícil quizás era ganarse la confianza de todos, en especial del sensei a quien ya le había dado una mala primera impresión.*
Nivel: 10
Exp: 55 puntos
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La respuesta de Ryutaro la había dejado pasmada. Después de aparecer detrás de Sayori, pudo ver como era el hombre. No era nada del otro mundo y eso le daba un toque místico para ella. Simular ser algo totalmente normativo y después soltar un tremendo discurso de la nada. Si no fue suficiente que les de un sermón a las tres, también dejó en total evidencia lo pobre que había sido la pregunta de Jun y con qué facilidad rebatirla, soltando un discurso que construía y unía a las personas que estaban allí.
«Magnífico.» No le gustaba para nada aceptarlo, pero dentro del pensamiento de uno no hay escapatoria. En sus ojos se reflejaba el respeto que se acababa de ganar el hombre con tan solo unas palabras.
Varias cosas le llegaron a tocar. Una muy buena explicación de la idiosincrasia de Amegakure, de la cual ya varias veces expresó no estar cien por cien de acuerdo, pero tenía un punto muy fuerte el cual no sabía rebatir que era desear el bien ajeno y no lo contrario. Sobre todas las cosas, también los aspectos de la vida diaria trasladados a deberes más importantes como una batalla. Más aún estando a la vuelta de la esquina la guerra ¿Qué haría ella si debía ir a dar frente a una de esas batallas? ¿Al ser su vida tan desordenada y revoltosa, le afectaría tanto allí? Entró en una gran preocupación con ese pensamiento y era un dilema algo filosófico. Tenía miedo de que el superior tuviera razón en su discurso.
Moguko había dejado claro lo que quería y con las formas que ella se manejaba. Sayo tan solo se quedó inexpresiva. Ella reverenció nuevamente pero más inclinada y ahora sí dirigiéndose directamente a la persona con la que estaba hablando.
—Sensei, disculpas nuevamente por lo sucedido. — Levantó la cabeza y le miró fijamente a los ojos, con una decisión total. —Quiero ganarme tu confianza y la de mis compañeras, haré lo que sea necesario.
No sabía bien si Ryutaro podía apreciar bien lo que estaba pasando, pero era un logro de los más grandes que la Nara se muestre así frente a alguien. Rara vez, por no decir ninguna, se mostró de tal manera frente a nadie.
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El sensei sonrió al escuchar a las tres hablar y alzó ambas manos en gesto conciliador para tratar de que las kunoichis estuvieran menos nerviosas. Al menos parecían entender la idea inicial, pero sabía que aún faltaba bastante para que entendieran el significado total de sus palabras. Sin embargo, habían ya un paso importante al lograr que ellas tuvieran voluntad para poner su granito de arena en querer llevarse bien.
—Tranquilas, aprecio sus palabras y sus deseos. Realmente, esto se los decía más desde un punto de vista personal, y no tanto uno de sensei, ¿sí? — Se llevó las manos a la cintura. —Ante todo, quiero que sean sinceras, y yo seré siempre sincero con ustedes. Pero pueh, ya nos hemos atrasado mucho ¡Ahora si empezaré formalmente mi trabajo como su sensei!— Su sonrisa se borró y cruzó los brazos, observando a todos lados. —Hora de empezar su primera misión como equipo — Sacó un pergamino, el cuál lanzó al piso, desenrollándose .
El jōnin hizo un sello, y tres cajas de herramientas aparecieron de inmediato.
—Una para cada una. Las paredes de este cuarto son falsas, así que al remover las placas de metal encontrarán distinto equipo tecnológico. También lo hay en el techo. Deben desmontar todo el equipo y llevarlo luego a la bodega trasera de la academia. Por favor, traten de no dañar los aparatos, puesto que las piezas aún podrían repararse o desmantelarse para reciclarse — Empezó a caminar para afuera de nuevo. —Estaré en la sala de profesores, así que las veré por el pasillo cuando pasen para ir a la entrada de la bodega — Alzó la mano.
El tipo parecía querer salir, pero se dió la vuelta de pronto.
—Oh, por cierto. Quería decirles que quizá podríamos ponerle un nombre al equipo. Pueden pensarlo mientras trabajan, y cuando terminen la misión, me cuentan cuál es el que decidieron. Al final, ustedes serán las protagonistas — Les guiñó un ojo, y luego finalmente salió del recinto.
Nivel: 4
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Todas parecían estar vibrando en la misma frecuencia al final, lo cual era bueno considerando el escaso tiempo de vida que tenía para esa altura el proyecto de equipo. Y esto sería bien recibido por el instructor, quien buscaría tranquilizar al grupo con unas conciliadoras palabras y gesticulaciones.
El hombre quería sinceridad, y la médica estaba dispuesta a darla, desde sus maneras al menos.
La kunoichi se acomodó los lentes mientras apreciaba la demostración de habilidades del hombre. Había llegado el momento de trabajar, y del interior del pergamino había extraído el armamento necesario para que las chicas se pusiesen manos a la obra.
«¡Qué práctico que es el fuuinjutsu...!»
No pudo evitar reflexionar para si misma en aquel instante.
El sensei procedería a explicar la tarea de la que debían encargarse y el curso de acción general que debían seguir y aclararía que él se retiraría a una sala para esperar, y que desde esta podría monitorear su progreso. Y antes de retirarse les dejaría una consigna adicional, la de buscar un apodo para el equipo que estaban a punto de formar.
Moguko se limitaría a asentir con obediencia a las palabras del hombre, realmente no tenía ninguna clase de reclamo ni petición especial para hacer. Si algo tenía que coordinar era con sus compañeras.
— ¿Probamos desmantelar uno de los paneles? Nunca he hecho algo como esto...
Y fue en ese instante que una pequeña mala costumbre suya se manifestó.
— ¿Pero qué tan difícil puede ser?
Una suerte de Tourette, la kunoichi adelantándose al hecho de que quizás sus habilidades no estuviesen del todo a la altura del reto.
Nivel: 4
Exp: 30 puntos
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· Des 40
· Per 20
*Sinceridad, no era el valor que mejor definía a la particular kunoichi, le costaba expresarse y a veces se avergonzaba de ciertos aspectos o conocimientos personales así que prefería ocultarlos. Haber crecido como una “hikikomori” la mayor parte de su vida tampoco le ayudaba a ser menos reservada, pero era algo en lo que podía trabajar y las palabras del sensei habían despertado un interés por querer ser parte de ese equipo por el cual se esforzaría por aprender a confiar y a ganarse la confianza, poco a poco…
…Una vez había dado inicio la misión, se acercó a tomar una de las cajas de herramientas. Esperaba no fallar en la tarea y poder ayudar en todo lo que pueda. Debían desmantelar los paneles uno a uno, no sabían en qué estado se encontraban los equipos que escondía cada panel o lo delicados que podían ser, así que tenían que ser muy cuidadosas y trabajar juntas.*
- Espero no sea difícil… tampoco tengo experiencia…
*Dijo respondiendo con honestidad y menos confiada a la pregunta de Moguko. Entonces sin tocar nada, se posicionó cerca de uno de los paneles para ayudar a desmantelarlo cuando todas estén listas.*
- Podemos comenzar por aquí, tengamos cuidado
*Acabó diciendo, hablando un poco más de lo que estaba acostumbrada. No sabía qué tipo de equipo tecnológico había detrás de cada panel y no quería llevarse más sorpresas ese día. Mientras esperaba a sus compañeras pensaba algún nombre para el equipo a lo mejor podía proponer algo más adelante, de cualquier forma aún había tiempo para ello.*
Nivel: 10
Exp: 55 puntos
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· Des 45
· Per 40
6/06/2022, 07:34
(Última modificación: 6/06/2022, 07:35 por Nara Jun.)
Jun se había alegrado un poco al ver que el hombre podía ser benévolo después de que la haya cagado anteriormente. No todos dan segundas oportunidades y eso era algo que había que apreciar de él. Aunque la alegría no le duró mucho. Cayó en la realidad del porqué estaba ahí, el cual era realizar la tarea de ordenar aquella sala. Debía admitir que no era tan típico como otras misiones, ya que tenía que ver con aquellos paneles que tenían una tecnología propia. Eso podía llegar a ser algo interesante.
Con las cajas ya invocadas por la magia del Fūinjutsu, el trabajo de Ryutaro— o como le dice Jun, Ryu— había finalizado. Se quedaría esperando en otras de las salas que había por la academia. Pero no se fue sin antes decir que podían pensar un nombre para el grupo, cosa que le causaba ciertos conflictos internos a la Nara. «Muero de ansías de proponer un nombre estúpido. Pero, si lo hago, no me va a tomar en serio nunca más.» Como mucho podía llegar a tirar una broma con sus compañeras y que no pasé de eso, pero ya llegar a poner algo demasiado llamativo la podía meter en problemas.
No quiso decir nada a lo que les dijo el jōnin, por lo que solo asintió.
Cuando este se retiró, lo primero que hizo Jun fue agarrar una de las tres cajas. Al igual que sus compañeras, no tenía mucha idea de como funcionaban las cosas esas.
— Vamos entonces.
Vio que Sayo se había adelantado un poco y fue de cerca a uno de los paneles, pero parecía que aún no se animaba a sacarlo. La chica del piercing se acercó y se puso a su lado.
«Recabar información...» Recordó unas palabras sueltas que momentos atrás dijo el superior.
— Chicas, desmantelemos este juntas y veamos bien que tan delicado pueden ser cada uno. — Apoyó la caja de herramientas en el suelo y comenzó a revolver para ver que cosas de allí le podían ayudar. — Ya cuando sepamos bien como son, cada una podrá ir a una pared distinta para acelerar el trabajo.
Buscaría en esa caja algún instrumento que le pueda servir. Quizás algo con lo que se pueda hacer palanca para levantar cada panel.
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