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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
A mí me lo vas a contar… —dijo, suspirando. Ringo miró, ceñudo, a una y a otra con gesto de incomprensión. ¿Grandilocuente él? No, lo que él era es realista. El próximo Uzukage no podía permitirse el lujo de ir con la mirada gacha y las miras cortas. Tenía que ser ya, y actuar, como el Uzukage que era—. ¡Aquí tienes! —dijo, entregándole el pergamino ya firmado—. Espero volvamos a coincidir otro día —dijo, esbozando una sonrisa.

Ringo carraspeó.

Sí… Esto… Yo también —y le estrechó la mano a modo de despedida.



Si quieres hacer algo más… Sino eres libre de narrar como entregas el pergamino y obtienes la recompensa Guiño

También puedes hacer como que pillas el libro al pasarte por ahí e intercambiarlo por otro.
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Karma rió. La verdad es que Ringo y su madre eran adorables. Algo de aquella estampa le producía un indescriptible dolor en el pecho. ¿Era aquella la vida de familia feliz que la muerte de su madre y el pérfido deterioro mental de su padre le habían negado? ¿Así era tener una madre? ¿Una mujer cariñosa y jocosa que se preocupa por ti?

Quizás...

Tomó el pergamino y realizó una marcada reverencia, impregnada de respeto. Tuvo que contener las lágrimas.

Yo también lo espero, ojalá todo les vaya bien —respondió tras incorporarse.

Miró a Ringo y mostró la sonrisa más amplia que había bendecido sus labios desde que era una niña pequeña falta de comprensión, inocente y pura. Antes de que empezaran los abusos.

Espero que la próxima vez que nos veamos seas un genin, al menos —le estrechó la mano con solemnidad, mirándole a los ojos. La voz casi se le quiebra.

Kojima Karma se marchó. Dejó atrás a madre e hijo y retornó a su hogar. Rompió a llorar tan pronto cerró la puerta de entrada tras de sí. Ahora que creía comprender lo que le habían arrebatado... dolía. Necesitaba expulsar la tristeza y poner la mente en orden. También requería descanso.

***

A la mañana siguiente se internó en el edificio del Uzukage e hizo entrega del pergamino. Otra misión y otro día de paga.

Todavía se sentía triste por lo acontecido el día anterior, pero al menos podría comer una semana más.

***

Más tarde, ese mismo día, Karma se desplazó hasta Kawarimi no Hon y cambió uno de sus libros —una novela muy antigua que trataba sobre una ciudad que encontró una bendición de los dioses en unas catacumbas escondidas en su subsuelo, pero esa misma bendición creó una plaga que la llevó a la ruina— por el tomo de las tapas carbonizadas. No le importaba deshacerse de aquella novela: ya la había leído miles de veces y sería capaz de narrarla de memoria.

No podía esperar a enseñarle ese curioso escrito a Uchiha Akame...
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