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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#61
Mi primera misión, algunos errores y unas cuantas dificultades —reporto con serenidad el joven, al tiempo que aceptaba aquella mano enorme y afable—. Estaré bien, gracias. Solo necesito un descanso.

Kazuma se reincorporo, tratando de mostrarse sereno y firme. Y aunque se reprochaba a sí mismo el mostrar tal debilidad, era incuestionable el hecho de que estaba agotado física y mentalmente. Se apoyó en la barra del recibidor, y extrajo con sumo cuidado las doradas hojas que tanto le habían costado conseguir.

Esta es mi misión y esto es lo que se pidió buscar —informo, mientras colocaba el pergamino a un lado de las hojas—. Solo… Disculpe, hubiese sido mejor que las envolviese en papel antes de entregarlas.

Y en aquel instante le sorprendió lo fácil que era cometer un descuido cuando se encontraba cansado. Pero aquello era natural, su atención estaba tan enfocada en sus necesidades que apenas quedaba espacio para aquello que no fuese entregar la misión.
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#62
Kazuma agradeció la ayuda y dio algunas explicaciones vagas sobre su estado. Sin entrar en detalles, se apoyó en el mostrador y dejó sobre aquel un montoncito de hojas doradas que se desparramaron por la madera. El anciano Shiten se sobresaltó ante aquella escena: su escritorio siendo ensuciado por el polvo, los fragmentos de hojas rotas y algo de tierra.

—¡Pero bueno, cuidado! —advirtió, con violentos aspavientos de sus brazos. Kazuma no tardó en excusarse, y en respuesta Shiten se llevó una mano a la frente y con la que le quedaba libre tomó el pergamino para revisar los detalles de la misión con el ojo que no se había tapado—. Ay, esto no le va a gustar pero nada a la señora de la limpieza. Está bien, está bien, aquí tienes tu recompensa —le dijo, extendiendo un saquito con el símbolo de Kusagakure inscrito en él. Le señaló con un dedo acusador—. ¡Pero para la próxima vez que salgas de misión ten más cuidado con tus objetivos, estas hojas han llegado intactas de milagro, jovencito!



Misión completada con éxito.
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#63
Sintiendo una épica combinación de cansancio y satisfacción, Kazuma abandono el edificio del kage, disculpándose de nuevo por el desorden y agradeciendo reiterativamente la atención.

Ha sido un encargo interesante —admitió, sonriéndole al cielo—. Necesito un baño, algo de comer y una buena siesta.

Había superado su primera misión, y si no fuera porque estaba agotado, hubiese mostrado un poco más de emoción. Aunque le consolaba el hecho de poder hacerlo, de forma posterior, con su sensei.

Además, había aprendido unas cuantas cosas: sobre como compartir información de forma descuidada era un error garrafal, y como ese error, en apariencia intrascendente, podía manifestarse posteriormente, en la forma de muchas dificultades. También aprendió que, si necesitaba que alguien hiciese un trabajo sucio por él, al menos debía asegurarse de que tuviera un poco de cerebro. También hubo cosas olvidadas, como la afrenta de aquel vendedor de té y sus matones, como la bandana que llevaba en su bolsillo y en cuya existencia no había reparado más… Y él sabía que algo se perdía de su memoria, pero tenía la paciencia suficiente para esperar a que retornara, a que retornara y le pusiese en marcha por un nuevo camino, acaso en una nueva aventura.

Excelente, gracias por la misión.
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