La chica se llevó la mano a la boca de inmediato, tal vez para que Riko no la viera tener arcadas o tal vez para intentar no echar el desayuno. En cualquier caso se levantó tan rápido como pudo y se le fue un poco la palidez que había adquirido por la violencia del olor. Respiró profundamente un par de veces y finalmente bajó la mano dispuesta a hablar de nuevo. Entonces aceptó la ayuda y vio a Riko de cerca, era... tenía un... como un aura que la hizo dar un paso para atrás y sonrojarse.

— Bueno, ¿qué haces aquí?

— Yo, em, eh, venía a traerte el, la cosa ésta de limpiar. ¿Estás... sólo?

Tragó saliva y empezó a mover las manos delante suyo con nerviosismo y vergüenza.

— Me refiero a sólo limpiando, no sólo en sentido de que, de que... De nada. Bueno, me han dicho que te lo trajese y me fuera pero... ¿necesitas ayuda? Eso está mucho peor que la biblioteca, y tendrías que ver la biblioteca.

Sus manos aún estaban estrechadas a pesar de que llevaba rato de pie, de lo cual se dio cuenta al acabar de hablar y empezó a soltarla lentamente.

— Yo, em, eh, venía a traerte el, la cosa ésta de limpiar. ¿Estás... sólo? Me refiero a sólo limpiando, no sólo en sentido de que, de que... De nada. Bueno, me han dicho que te lo trajese y me fuera pero... ¿necesitas ayuda? Eso está mucho peor que la biblioteca, y tendrías que ver la biblioteca.

La joven parecía nerviosa por algún motivo, pero el Senju no era capaz de averiguar cual, por lo que se limitó a sonreír, tratando que la muchacha se sintiera más cómoda y pudiera relajarse.

— Pues... si te soy sincero, me harías un favor enorme si me ayudaras, llevo un buen rato aquí y mira lo poco que he avanzado... — Dijo el peliblanco, mirando al interior del aseo con decepción. — Pero si no quieres no te preocupes, esto no es precisamente algo que alguien quiera hacer, solo con el olor ya... — Bromeó el chico.

En ese momento, el Senju se dio cuenta de que no sabía su nombre, pero, por algún motivo ella sí, por lo que debían de conocerse de algo, pero no caía, y lo único que le quedaba era preguntarle su nombre, aunque quedara un poco mal por ello.

— Oye... ¿cómo te llamas? — Preguntó directo, no había por qué andarse con rodeos.

— Pues... si te soy sincero, me harías un favor enorme si me ayudaras, llevo un buen rato aquí y mira lo poco que he avanzado... Pero si no quieres no te preocupes, esto no es precisamente algo que alguien quiera hacer, solo con el olor ya... —

— Sí, digo, no. Me refiero a que sí que te ayudaré y a que no no quiero, es decir, que sí que quiero. Ay, Kami-sama.

La chica se volteó dandole la espalda a Riko y se golpeo las mejillas con las palmas abiertas mientras cuchicheaba algo sobre mantener la calma. Volvió a encarar al chico, con las mejillas más enrojecidas que antes pero ahora por motivos diametralmente opuestos. Sonriente y más concentrada.

— No te preocupes, me quedaré un rato a ayudarte a ver si te puedo quitar algo de faena.

Hasta que...

— Oye... ¿cómo te llamas? —

Directo, tal vez demasiado. Al corazón de la pobre muchacha. Y ni siquiera sabía porqué si no se habían presentado ni visto en la vida, al menos oficialmente. Ella sí le había visto a él, como para no verlo, en los pasillos, en los cambios de aula, en los recreos, por la villa. Aunque no tenía ningún motivo para saberse su nombre y que ella lo sabía porque se lo había dicho Daichi-san, su sonrisa se borró. Tal vez por el tono de Riko, tal vez porque en alguna profundidad de su corazón esperaba que Riko hubiera prestado atención a su persona sin que ella lo supiese.

— Uzumaki Shiori...

Espetó con un hilillo de voz.

— Sí, digo, no. Me refiero a que sí que te ayudaré y a que no no quiero, es decir, que sí que quiero. Ay, Kami-sama.

Desde luego que aquella chica parecía más nerviosa que cualquier otra persona que se hubiera encontrado en su vida, y eso le hacía gracia, aunque prefirió no mostrarlo delante ella, no quería que pensase que se estaba riendo de ella ni nada por el estilo, y, finalmente, después de tratar de calmarse como pudo, accedió a ayudarle en su ardua tarea, no sin antes responder a su pregunta, aunque, eso sí, con un hilillo de voz que preocupó a Riko.

— Oye Shiori, ¿estás bien? No pretendía molestarte, palabrita. — Se disculpó el muchacho. — Encantado de conocerte, y muchas gracias por ofrecerte a ayudarme, de verdad. — Sonrió el joven genin a la par que ofrecía su mano para estrechársela a la kunoichi. — Y ahora al trabajo, que queda todavía un montón de cosas por hacer. — Finalizó el joven, en tono de queja y algo de desgana.

— Oye Shiori, ¿estás bien? No pretendía molestarte, palabrita. Encantado de conocerte, y muchas gracias por ofrecerte a ayudarme, de verdad. Y ahora al trabajo, que queda todavía un montón de cosas por hacer.

— Estoy bien, Riko-san. No te preocupes. Soy yo la que debería disculparse, he venido aqui y te he sacado de tu tarea cuando tenemos un tiempo límite y ahora encima te estás disculpando sin motivo alguno. Dejame enseñarte una forma de limpiar algo tosca pero eficaz para este tipo de... suciedad.

Se le atragantó la última palabra al recordar inconscientemente el fuerte tufo que casi la deja KO al abrir la puerta. Si Riko no la detenía, cogería el cubo de agua y tomaría una gran bocanada de aire antes de entrar al baño. Le haría una señal para que él se esperase en la puerta mientras se acercaba a la reserva de productos de limpieza que Riko había usado más bien poco.

Cogió el que más fuerte oliese, con una fragancia citrica poderosa y echaría una cantidad considerable en el agua. Tras lo cual usaría su palo cepillo para menear un poco el agua hasta que empezara a salir espuma. Finalmente, usaría toda su fuerza, que era probablemente varias veces la de nuestro genin protagonista, para coger el cubo y lanzar el agua contra la pared más sucia del lavabo.

El liquido voló y pronto se dispersó al encontrarse con la pared, dividiendose en infinidad de pequeños y poderosos rios que se dirigían a todas partes, incluido hacia atras. Pero todos ellos, como los rios de verdad, acabarían en el mismo sitio. Solo que no era el mar, sino el suelo. La pared, si se miraba de lejos y con percepción baja, hasta podía pasar por limpia.

Lo importante y primordial era que ahora el suelo estaba totalmente empapado de una sustancia liquida que olía a limón que echaba para atrás, lo cual se atenuaba con el olor a perro muerto y orinado que desprendía el lugar por si solo y viceversa.

El problema era... que el suelo estaba totalmente empapado y ese agua quería escapar. Shiori se movió rápidamente para empujar el agua hacia dentro del baño con su cepillo, para que no se escapase por la puerta.

— ¡Admito que esto no lo había pensado, coge un trapo y ves secando el suelo!

Sus brazos no paraban de moverse intentando no convertir la academia en un barco hundido al igual que se hundiría su misión si inundasen la academia.

— Estoy bien, Riko-san. No te preocupes. Soy yo la que debería disculparse, he venido aqui y te he sacado de tu tarea cuando tenemos un tiempo límite y ahora encima te estás disculpando sin motivo alguno. Dejame enseñarte una forma de limpiar algo tosca pero eficaz para este tipo de... suciedad.

La joven parecía haber tenido una idea para limpiar todo aquel desastre de una manera más sencilla y rápida que la que usaba Riko, que se trataba de frotar hasta que quedara lo más limpio posible, lo que, aparte de ser tedioso, era bastante cansado. La pelirroja cogió el cubo después de echarle uno de los productos de limpieza de los que disponían y, como si nada, tiro el contenido con una fuerza que sorprendió al Senju contra la pared.

— Pe-Pero... — Balbuceó el muchacho pero, viendo el resultado, se cayó, la pared, a pesar de no quedar del todo limpia, sí que había perdido gran parte de la mierda que la cubría, lo cual facilitaba en gran medida su trabajo.

— ¡Admito que esto no lo había pensado, coge un trapo y ves secando el suelo!

La voz de la kunoichi le sacó de su ensimismamiento, dándose cuenta del problema actual, se inundaba todo el baño y no solo eso, el agua trataba de escapar por la puerta. El Senju corrió para alcanzar los trapos de los que disponía, colocando un par de ellos como barricada en la puerta, para evitar en la medida de lo posible que el agua saliera del baño, y con un par más, uno en cada mano, se puso a secar el suelo directamente.

— Ha sido buena idea, quitando esto, la pared ha quedado bastante bien, ahora tardaré mucho menos, muchas gracias Shiori. — Agradeció el peliblanco, sonriendo a la joven, aunque de forma casi instantánea, pues se volvió a centrar en el suelo y en que el agua no avanzase más allá del umbral de la puerta.

Riko se quedó embelesado por la genial idea de la muchacha, o petrificado del miedo a que algo saliese mal, lo cual parecía muy probable cuando tiras un cubo de agua contra una pared. Por suerte, ahí estaba Shiori para devolverlo de vuelta a la realidad, donde se necesitaban un par de manos más para aprisionar el liquido entre esas cuatro paredes.

Sin embargo, todo aquello no suponía más que ventajas para el peliblanco. Ahora el suelo estaba impoluto de todo lo que lo había cepillado Shiori con tal de que el agua no se escapase, y una pared la tenía casi solucionada. En esos estresantes y alarmantes minutos en los que la misión ha peligrado peligrosamente había avanzado más que en todo el tiempo que había pasado pegado a los retretes dandolo todo.

— Ha sido buena idea, quitando esto, la pared ha quedado bastante bien, ahora tardaré mucho menos, muchas gracias Shiori. —

— No tan buena, un poco más y hubieramos acabado los dos recibiendo el sermón de nuestras vidas de Daichi-sama.

Se sentó en la parte del suelo que tanto se habían esforzado en secar y que ahora era parte del 25% del habitaculo que estaba limpio.

— Aún así te queda un buen trecho todavía...

El silencio se volvió tenso mientras Shiori miraba y remiraba cada una de las paredes del lugar y toda la mugre que aún había en ellas. Su idea había sido peligrosa, pero eficaz. Aunque un paso en falso e igual acababan haciendo misiones de rango D para la academia durante años.

— ¿Qué te parece si... voy a por más agua y... hacemos lo mismo con el resto de paredes?

Dijo a trozos sin hacer contacto visual con Riko, desde luego era un atajo, un atajo importante... pero el riesgo tambien era importante. Ya no solo por la posibilidad de inundar la academia, ¿qué pensaría Daichi-san si les viera limpiando de esa forma? Malgastando agua y productos de limpieza...

No hay mal que por bien no venga

Aquello que parecía algo negativo, al final se convirtió en todo lo contrario, de tanto frotar para que el suelo quedase seco, había limpiado indirectamente el suelo por lo que, sin duda alguna, aquello le había hecho avanzar un montón y eso le alegraba cantidad, además, gracias al producto que Shiori había usado en el cubo, el tóxico olor que le había atacado en su estancia allí había disminuido en cantidad y ahora se mezclaba con un agradable aroma a limón.

— ¿Qué te parece si... voy a por más agua y... hacemos lo mismo con el resto de paredes?

La pelirroja se ofreció a seguir con aquella táctica que, a pesar de ser efectiva, era bastante arriesgada, más que por la idea de poder inundar la academia, por el posible sermón que Daichi les pudiera echar, por lo que aquello era algo que había que considerar.

— No sé Shiori, Daichi-sama dijo que volvería en cualquier momento, y si nos ve limpiando así... Pero bueno, ¿qué narices? Venga, vamos a llenar el cubo de agua y seguimos así, de todas formas, la misión es limpiar el baño, no dice nada de la forma, así que... Solo hay que tener cuidado con que el agua no salga del baño, ¿no? — Dijo el Senju, que a pesar de sus dudas iniciales, tenía que reconocer que le gustaba mucho más la idea de Shiori, así tardaría mucho menos.

— No sé Shiori, Daichi-sama dijo que volvería en cualquier momento, y si nos ve limpiando así... Pero bueno, ¿qué narices? Venga, vamos a llenar el cubo de agua y seguimos así, de todas formas, la misión es limpiar el baño, no dice nada de la forma, así que... Solo hay que tener cuidado con que el agua no salga del baño, ¿no? —

Al principio Shiori pensó que Riko era una persona obediente y de principios fuertes y nobles que prefería mantener la forma de limpiar al cepillo manual que le había dado Daichi-sama, pero pronto la vena aventurera y alocada del genin le autoconvenció de llevar a cabo aquella expedición a por más munición y posterior guerra contra las paredes y la suciedad.

— Bien, coge tú tu cubo y yo cojo el mio y así llenamos dos de un solo viaje y ya lo tenemos hecho. ¿Te parece? Pero la próxima vez lo hacemos con más cuidado y si Daichi-sama pregunta hablas tú.

Y tras soltar sus condiciones se marchó andando hacia el patio que es donde estaba el grifo para coger el agua con su cubo vacio en las manos.

— Bien, coge tú tu cubo y yo cojo el mio y así llenamos dos de un solo viaje y ya lo tenemos hecho. ¿Te parece? Pero la próxima vez lo hacemos con más cuidado y si Daichi-sama pregunta hablas tú.

Riko asintió, aceptando los términos de la pelirroja y rápidamente tomó su cubo y fue tras ella en dirección al patio para llenar ambos recipientes, mientras le daba vueltas a una idea que le estaba rondando la cabeza.

— Oye Shiori, ¿qué te parece si uso un par de clones? Así, con unas cuantas manos más será más difícil que el agua salga del baño si estamos atentos, ¿qué opinas? — Soltó el peliblanco, mientras seguía a la que podría ser la persona que le sacara de aquel infierno antes de lo esperado.

— Oye Shiori, ¿qué te parece si uso un par de clones? Así, con unas cuantas manos más será más difícil que el agua salga del baño si estamos atentos, ¿qué opinas? —

Estaban ya en el patio cuando Riko se decidió a soltar su idea, Shiori se paró en seco y se giró clavando sus ojos de los que practicamente salían chispas en los del shinobi.

— ¿Pu-puedes hacer clones? Que... genial... Ojalá yo pudiese... Pero como habrás adivinado, soy más de sellos y tal, y ya no solo eso. Mi elemento es el viento así que lo de hacer clones solidos se ha quedado para más adelante. Mucho más adelante.

Mientras hablaba se llevó una mano a su pelo carmesí y la última frase la añadió con gran pesar. Colocó el cubo justo debajo del pequeño grifo que sobresalía de la pared del patio y giró la llave de paso.

— Perdona por divagar, la respuesta es sí, claro, sería genial tener más manos para ayudar. Mi única duda sería ¿por qué no los has hecho antes?

Le contestó finalmente sonriente. Cuando su cubo estuviese medio lleno cortaría el agua y lo apartaría para que Riko pudiese llenar el suyo.

— ¿Pu-puedes hacer clones? Que... genial... Ojalá yo pudiese... Pero como habrás adivinado, soy más de sellos y tal, y ya no solo eso. Mi elemento es el viento así que lo de hacer clones solidos se ha quedado para más adelante. Mucho más adelante.

El Senju asintió enérgicamente ante la primera pregunta de Shiori y, después, escuchó con atención todas las palabras que iba diciendo, notando el pesar con el que soltó la última frase, por lo que el peliblanco torció ligeramente el gesto, esperaba no haber tocado algo que la entristeciese, pero rápidamente la chica cambió de tema y aceptó con creces la idea de Riko.

— Pues... si te soy sincero, porque se me acaba de ocurrir, la verdad. — Admitió, llevándose la diestra tras la cabeza, algo avergonzado.

Cuando la kunoichi llenó su cubo, llegó el turno del de los ojos violetas, que hizo lo mismo que Shiori, llenando el cubo hasta una altura más o menos parecida.

— Venga, ¡vamos allá! — Dijo enérgico.

— Pues... si te soy sincero, porque se me acaba de ocurrir, la verdad. —

No pudo evitar reirse ante la sinceridad del peliblanco, tapandose con una mano la boca.

— Más vale tarde que nunca. Al menos no se te ha ocurrido una vez fallada la misión.

Le contestó en un intento por animarle por haber tardado tanto en tener una idea tan obvia como hacer clones para que le ayudasen. Sin embargo, RIko no necesitaba ningún tipo de animo, porque cuando acabó de llenar su cubo lo agarró y energicamente emprendió el camino de vuelta al hogar, dulce hogar.

Cuando llegaron todo estaba exactamente como lo habían dejado. Shiori fue más rápida y llegó antes a los productos de limpieza, sobretodo porque a Riko le estaba costando horrores cargar con aquel cubo, más bien el cubo le cargaba a él.

— Cuando estes listo dimelo y tiro el agua contra la pared.

Solo quedaban dos paredes más por limpiar, una la había limpiado él a mano y otra la había chapoteado Shiori con el primer cubo. Así que con esos dos cubos de agua ya les quedaría dar los últimos cepillados a la roña más incrustada.

— Más vale tarde que nunca. Al menos no se te ha ocurrido una vez fallada la misión.

Riko le devolvió la risa a Shiori, visto de esa manera, su pequeño error parecía una insignificancia.

— Menos mal, me hubiera tirado de los pelos. — Admitió el Senju, que una vez estuvieron llenos los dos cubos, emprendió la marcha, no sin dificultades, llevando el cubo con ambas manos y aún así le costaba lo suyo avanzar, no se explicaba como la pelirroja podía lanzar el agua con tanta fuerza.

Shiori llegó un poco antes que el peliblanco, dado que para ella, cargar con el cubo no suponía ningún tipo de problemas, al contrario que para él, pero, cuando llegó, solo le quedaría preparar los clones y ponerse manos a la obra.

— Vamos allá. — Y rápidamente realizó la secuencia de sellos pertinente y dos clones de agua hicieron acto de aparición en el lugar. — Venga chicos, cada uno a coger unos trapos y, en cuanto el agua llegue al suelo, a secar, hay que impedir que se salga de aquí. — Los clones asintieron y se hicieron con sus armas, unos trapos que les servirían para tan ardua tarea.

Los tres Rikos se arrodillaron, dispuestos a frenar el avance del agua cuando la Uzumaki la lanzara contra la pared.

— ¡Estamos listos! — Exclamaron los tres a la vez, dándole a Shiori la oportunidad de lanzar el agua cuando quisiera.

Shiori pudo ver con entusiasmo como Riko creaba clones de agua justo delante de ella, al mismo tiempo que pensaba en lo mal que podía salir todo eso si esos clones se deshacian de golpe mientras intentaban retener el liquido que ella iba a lanzar. De hecho, todo eso podía torcerse de la peor forma posible.

Pero como buen Uzunesa, Shiori confió plenamente en su compañero de villa y cuando éste le dijo que estaba preparado no dudó un instante en vaciar el cubo contra la pared. Tal y como había pasado anteriormente el agua salió en todas direcciones, esta vez como no tenía que preocuparse del agua que ahora recorría todo el suelo, empezó a pasar el cepillo por la pared mientras aún estuviese húmeda y con liquido limpiador de ese.

Mientras los Rikos solo tenían que secar el suelo la kunoichi dejó la pared como los chorros del oro.

— Una menos, venga, coge tu cubo y el escuadron Riko y yo nos ocuparemos del suelo. No voy a ser la única que se divierta.