El calor comenzaba ya ha apretar en Kusagakure, así que había aprovechado para sacar sus kimonos cortos y yukatas del armario. La peliverde vestía un kimono de color rosa claro, excesivamente suelto dejando ver bajo él su habitual mono ceñido de color rojo. Aunque llevaba el obi anudado, el vestido se abría a la altura del pecho como si fuese el de un hombre, bastante corto pues apenas superaba las rodillas de la chica. Su shirasaya al cinto, cruzaba de forma horizontal en su espalda bajo el portaobjetos y su bandana a modo de adorno del cinturón, dejaban claro que no era una señorita cualquiera aunque estuviese atravesando el camino entre pistas que dirigían nada más y nada menos que a la Torre de Ocio de Kusagakure.
Como era festivo la calzada estaba a reventar, vendedores ambulantes, familias enteras, parejas felices y no tan felices, mascotas y prácticamente el noventa por ciento de la aldea en constante ida y venida desde la torre o hacia ella.
"Creo que bichearé un poco las tiendas y luego me pasaré un rato por la Carpa Dorada... tengo ganas de comer algo de sushi y hace tiempo que no voy" caminaba distraída en sus pensamientos, sin prestar demasiada atención a sus alrededores por un día "También podría ir a la tienda de armas a ver si veo algo..."
La chica seguía caminando relajadamente, ya se encontraba tan solo a unos veinte metros de la puerta de la torre.
Desde temprano el sol se hacía sentir, al igual que las personas que transitaban las calles, el bullicio que generaban no dejaban a nadie descansar, era un día festivo por lo que era entendible, todo el mundo deseaba pasar un momento de ocio. Zaku por su parte siguió a la multitud, apenas despertó, se bañó, vistió como lo hace habitualmente, desayuno algo liviano y se dirigió a la torre. Había escuchado mucho de ese lugar, se decía que se encontraban una decena de tiendas de armas, ropa, artesanía, pero lo más importante para el muchacho era que en ese lugar se encontraban los mejores restaurantes de la aldea, acompañado de unos cuantos ryos estaba preparado para comer todo lo que quisiera.
Podría comer ramen… sería mejor probar alguna variedad de carne… o algún pescado. – Pensativo caminaba por las calles de la ciudad, esquivando a más de una persona, buscaba llegar rápido a su destino. Sera mejor comer de todo, de seguro me alcanza con este dinero. – Miraba su bolsillo mientras seguía caminando.
Quince minutos de caminata fue lo que tuvo que recorrer el Hyuga para encontrarse de frente con la torre, se detuvo un segundo para observar a su alrededor, una multitud se encontraba en la entrada, no se quería ni imaginar cómo estaba en el interior de la torre, de seguro muchas tiendas estaban colapsadas. No le importaba mucho esto al muchacho, no iba a desperdiciar su día libre por la gente que lo rodeaba. Sin perder tiempo se dispuso avanzar, ignorando al resto se dirigía a la entrada, esto provoco chocar con una distraída muchacha de cabellos verdes, afortunadamente caminaba a pasos lentos por lo que el golpe no fue tan fuerte.
- Di…Di…Disculpa, no te vi. – Habló nervioso, tratando de disculparse con la joven.
Entre tanta gente empezaba a hacerse un poco difícil caminar, sobre todo por los niños que corrían de una parte a otra de la vía sin mucho sentido. Así que la pelirosa iba esquivando como podía a los traviesos pequeñajos y algún que otro adulto distraído en mitad del bullicio. Sin embargo, de repente sintió como alguien chocaba de manera lateral con ella, no fue un impacto fuerte pero basto para que tuviera que corregir la posición con ayuda de su pierna izquierda y evitar así caer al suelo. Rápidamente buscó con la mirada el elemento que había alterado su curso y justo a su derecha, un chico de cabellos azabache se ejó ver
- Di…Di…Disculpa, no te vi. –parecía sentirse bastante culpable, al menos su leve tartamudear le dio esa impresión la kunoichi
—No te preocupes, no ha sido nada— quitó importancia Izumi con una leve sonrisa —Con tanta gente es normal— al ponerse frente al chico, algo llamó poderosamente su atención
"¿Esos ojos?" cualquier profano en medicina podía haber pensado que podría tratarse de una persona ciega "Había leído sobre gente con ojos especiales... pero pensaba que era algún tipo de jutsu" parecía que iba a ser un día interesante, ante sí tenía una persona que había nacido con una condición diferente al resto y eso despertaba su curiosidad, además por la bandana en su brazo izquierdo el chico era también un shinobi
—¡Oh vaya! ¿Así que eres gennin también?— trató de romper el hielo —Creo que no nos hemos visto antes, ¿me equivoco?—
Debido a la gran multitud que se amontonaba cerca de la entrada, muchas de las personas se encontraban estresadas, molestas por la situación, es por esto que el Hyuga intentaba ser más precavido de lo habitual. Lamentablemente no lo logró, al avanzar unos cuantos pasos chocó con una muchacha, nervioso estaba dispuesto a recibir cualquier tipo de regaño, pero no fue así, con una leve sonrisa la pelirosa le restó importancia a lo ocurrido, diciendo que era algo normal debido a la cantidad de gente del lugar.
- De igual forma fui imprudente, trataba de llegar rápido a la entrada. – Con su mano derecha en la nuca se justificaba por lo ocurrido.
Volvió hablar la muchacha, al igual que Zaku era gennin, pero jamás se habían visto, al menos no eran compañeros en la academia, al parecer tenían una leve diferencia de edad. El de ojos blancos siempre ha tenido una curiosidad especial por conocer nuevas personas, especialmente si son ninjas, es por esto que decidió seguir la conversación intentando de conocer a la joven.
- Sí, soy gennin. – Respondía amablemente. – No recuerdo haberte visto, acabo de graduarme de la academia, al menos en ese lugar jamás te vi… Mi vida se centraba en la academia y mi hogar, no frecuento mucho estos lugares. – Seguía hablando.
- De igual forma fui imprudente, trataba de llegar rápido a la entrada.
"Y tiene modales... ya podían aprender otros" la joven recordó al incordio rubio de su compañero de equipo "¿Por qué no me han emparejado con gente así? ¿qué habré hecho para merecerlo" se lamento la joven mientras el muchacho respondía a su pregunta
- Sí, soy gennin. estaba claro, gritaba gennin desde leguas – No recuerdo haberte visto, acabo de graduarme de la academia, al menos en ese lugar jamás te vi… Mi vida se centraba en la academia y mi hogar, no frecuento mucho estos lugares.
—En mi caso este sitio es como mi segundo hogar— respondió la pelirosa a modo de broma —¿Si quieres te puedo hacer de guía?— se ofreció amablemente, si quería respuesta primero debía de ganarse el derecho a hacer preguntas y que mejor forma de hacerlo que trabando amistad con aquel chico que parecía tan tímido
"A veces soy tan maquiavélica... que me doy miedo a mi misma"
La pelirosa bastante amable bromeaba, ofreciéndose de guía ya que al parecer conocía de memoria el lugar. Con una cara de asombro sonrió el muchacho, la idea le pareció estupenda, debido a la multitud se necesitaba una persona que le ayudara a recorrer cada rincón de la torre.
- Si, seria buenísimo, como te comente recién no conozco este lugar por lo que una ayuda me vendría bien. – Esta vez mucho más tranquilo respondía.
Se demoraron unos minutos en llegar a la entrada, la caminata se extendió mas de lo habitual debido a la cantidad de gente que se encontraba en el lugar. Se detuvieron para observar la inmensa entrada de marco de madera barnizada, se podía ver el interior como transitaba un centenar de personas, a simple vista se podía observar unas cuantas tiendas, al final una inmensa escalera del mismo material de la entrada. El hyuga miro a su compañera de turismo y con una sonrisa extendía su mano derecha dando a entender que está avanzara guiándolo.
- Me gustaría que me llevaras a un restaurant de comida, salí apurado por lo que tengo un poco de hambre. – Hablaba mientras su estómago le crujía del hambre. – Por cierto casi se me olvida, mi nombre es Zaku. – Aprovechando que estaba un poco más tranquilo el ambiente se presentó.
- Si, seria buenísimo, como te comente recién no conozco este lugar por lo que una ayuda me vendría bien. – el chico acepto, sin dudar un instante, la proposición de la chica
—¡Genial!— dio una palmada a modo de celebración —¿A dónde te apetece ir?— pregunto animadamente, una buena guía debía ser diligente y alegre
[color=springgreen]"Sabía que aceptaría" se vanaglorio la joven para sí Qué chico no querría que una chica como yo le prestase atención?" su ego siempre solía estar por las nubes "Bueno, centrémonos en nuestra misión"
- Me gustaría que me llevaras a un restaurant de comida, salí apurado por lo que tengo un poco de hambre. – el estómago del chico rugió de hambre
—Pues sí que tienes hambre— Izumi levantó la mirada hacia la torre un instante para ver la hora en el reloj que había sobre la entrada —Es normal, ya es hora de comer—
– Por cierto casi se me olvida, mi nombre es Zaku. – el chico cayó en que ni siquiera se habían presentado correctamente
—Es verdad, que modales los míos— hizo una reverencia —Sanshouo Izumi, encantada— respondió a la presentación de su compañero —Bueno, ahora que ya nos hemos presentado debidamente déjame que te lleve a mi restaurante favorito— se ofreció la joven mientras echaba a caminar hacia la torre haciéndole una señal al chico para que le siguiese —Por cierto, como buena anfitriona yo invito— avisó la joven, para evitar futuros sustos
Ya era hora de comer, su estómago le advirtió de esto por lo que se avergonzó un poco de la situación, no esperaba que de su interior saliera ese sonido tan desagradable, mucho menos con una muchacha que estaba recién conociendo. Para su fortuna su compañera lo tomo como algo normal, a todo el mundo le ha ocurrido.
Creo que para la próxima comeré algo más abundante, espero que jamás me vuelva a ocurrir, mucho menos delante de personas que estoy recién conociendo. – Se tocaba el estómago.
La pelirosa con una reverencia se presentó, su nombre era Sanshou Izumi, sin más se ofreció a llevarlo a su restaurante favorito, hizo una seña indicando que Zaku la siguiera, pero las buenas noticias no se acababan, ella lo como buena anfitriona lo estaba invitando. Sorprendido comenzó a caminar detrás de ella, siendo prácticamente su sombra, la cantidad de gente que había en el lugar no permitía avanzar rápido por lo que intentaban escabullirse por los huecos libres que dejaban las personas.
- Eso no me lo esperaba… te empuje y me estas invitando a comer. – Sonreía detrás de la muchacha. – Quizás debería seguir siendo descuidado. – Bromeaba soltando una pequeña carcajada. – Esta bien acepto, pero para la próxima vez yo invito. – Sus modales no le permitían aceptar así como así la invitación de Izumi, estaba consciente de lo complicado que era conseguir dinero por lo que la próxima vez él sería quien invitaría.
- Eso no me lo esperaba… te empuje y me estas invitando a comer. – el chico le seguía un poco por detrás – Quizás debería seguir siendo descuidado. – la joven siguió la broma del chico con una suave carcajada mientras le dedicaba una rápida mirada antes de volver a mirar hacia el frente – Esta bien acepto, pero para la próxima vez yo invito. –
—Te tomo la palabra, Zaku— respondió la joven mientras empujaba las dos ojos de una de las puertas que daban acceso a la Torre de Ocio —Bueno, ya estamos dentro— el lugar estaba tan abarrotado como los alrededores de la torre, gente de aquí para allá disfrutando en un ambiente bastante relajado y distendido —No te alejes mucho o te perderás— advirtió Izumi mientras se adentraba en aquel enorme hall, caminaba entre la gente como si nada —¿Quieres echar un vistazo ante o prefieres ir a comer primero?— preguntó la joven apenas llegaron a una fuente central, donde multitud de personas utilizaban su borde de piedra a modo de banco.
La chica se dio media vuelta para mirar de frente al joven mientras este tomaba su decisión.
Una vez dentro de la torre se podía ver como la multitud disfrutaba, el buen ambiente se podía sentir, llenaban cada rincón del lugar con una sonrisa en sus rostros. Avanzaban esquivando a la gente hasta que llegaron a una fuente ubicada en el centro del hall, al parecer era el centro de la atención ya que muchas personas se colocaban alrededor observándola mientras que otras simplemente usaban el borde como asiento. La pelirosa se detuvo y observo a Zaku preguntando si deseaba recorrer el lugar o ir a comer.
- Muero de hambre, así que deseo un buen plato de comida… Una vez que terminemos podemos visitar otro lugar interesante. – Con su mano derecha se tocó el estómago que no paraba de crujir.
Pálido su rostro comenzó a tomar un color blanquecino, unas cuantas gotas de sudor aparecían en su frente, producto del hambre que tenía. Poco a poco comenzaba a impacientarse, apoyado del borde de la fuente con su mano derecha hacía señas para que Izumi lo guiara de una vez por todas.
- Vamos Izumi… si no como algo moriré. – Realmente no exageraba, la multitud junto con el hambre, lo tenían experimentando una sensación horrible, en cualquier momento caía al suelo.
- Muero de hambre, así que deseo un buen plato de comida… Una vez que terminemos podemos visitar otro lugar interesante. el estómago del chico acompañó sus palabras con su característico sonido, casi parecían ser dos entes independientes - Vamos Izumi… si no como algo moriré.
—Vale, vale— claudicó la joven, las compras tendrían que esperar por el momento —Sígueme pues, vamos a la Carpa Dorada— informó la joven mientras comenzaba a caminar hacia su derecha, rodeando la fuente a buen paso —Así que aguanta un poco y no te me mueras por el camino— bromeó la pelirosa
Al otro lado de la fuente, prácticamente al final del hall inferior de la torre de Ocio, esperaba el restaurante favorito de la Sanshouo: La Carpa Dorada. Dos grandes columnas cuadradas de pie ancho, sostenían un par de estatuas de carpas color oro, a modo de guardianas de la entrada.
—Por aquí— indicó la chica que cruzó entre las esculturas
Nada más situarse entre la dos figuras, Zaku podría ver una larga moqueta roja que llevaba hasta una puerta de madera noble tallada (carpas y dibujos de jardines tradicionales japoneses). A ambos lados de la puerta, dos tipos grandes como armarios custodiaban la entrada. Vestidos con trajes de chaqueta negra, zapatos de color marrón, guantes y gafas. Imponían desde la distancia.
—Buenos días señorita Sanshoou— saludó uno de los hombres nada más verla mientras el otro abría la puerta de par en par a pesar de que la joven aún estaba lejos —Ya la extrañábamos por aquí—
—Buenos días Tetsu— saludo al primero con la mano —Daigo— después al otro —He estado un poco liada— se excusó la chica antes de detenerse a la altura del tal Tetsu —Me paso el día de un sitio para otro, cuando no es por temas de la aldea es la abuela— se quejó la joven —Pero así es la vida, ¿está el Sr Fujitora?—
—Por supuesto, debe estar ahora mismo en cocina— Tetsu le hizo una señal a su compañero para que fuese a buscar al jefe —Llama al jefe, dile que la Sr Sanshouo está aquí— ordenó el gorila —Pase, pase— pidió amablemente el hombre —Estará más cómoda en la recepción—
—Gracias— aceptó la joven, que apenas estaba preparándose para cruzar cuando recordó que Zaku venía un poco más atrás —Zaku, date prisa— le dijo la chica antes de cruzar la puerta —Viene conmigo Tetsu— avisó mientras se adentraba en un enorme salón que actuaba como recepción del restaurante. Sillones mullidos, mesas, jarrones, lámparas enormes, suelo mármol. Todo allí respiraba lujo, no era un lugar común y corriente, además parecía estar abarrotado de personas que esperaban para entrar al local con sus mejores galas
Rápidamente Izumi entendió que no se podía esperar ni un segundo más, por lo que menciono que se dirigirían a la Carpa Dorada, tan solo por el nombre Zaku suponía que se trataría de un restaurante elegante, de exquisitas comidas y un ambiente espectacular. Caminaron apurando el paso, hasta que llegaron al final del hall, allí dos gigantes columnas cuadradas sostenían un par de estatuas de carpas de oro, daba la impresión que estuviesen vigilando a todo aquel que entrara o saliera del lugar.
- Vaya… Deben preparar exquisitos platos, desde aquí puedo sentirlo. – Entraba al restaurante mientras respiraba hondo, tratando de oler el aroma a comida.
Avanzaron rápidamente por una alfombra roja, digna de cualquier lugar lujoso, está llevaba a una puerta de madera con una serie de dibujos japoneses tallados. En sus costados se encontraban dos tipos corpulentos, llevaban unos trajes oscuros, con cara de pocos amigos miraron a todo aquel que se acercara.
- Que lugar es esté, estos tipos no nos dejaran entrar… quizás se equivocó de restaurante. – El rostro de los dos sujetos le generaban duda al Hyuga, sus miradas intimidarían a cualquiera.
Una gota de sudor caía por su rostro, pensó que estaba en problemas, su cuerpo no aguantaría mucho sin comida. Afortunadamente los rostros de los hombres cambio drásticamente cuando reconocieron a la peli rosa, rápidamente abrieron la puerta saludándola. Lo mismo hizo la muchacha que mencionaba sus nombres saludándolos de manos, al parecer era una clienta de primera categoría. Está preguntaba por quien seguramente era el dueño del local, a lo que uno de los hombres entro avisar de su presencia, por la rapidez de sus pasos a Zaku no le caía ninguna duda de lo importante que era Izumi en ese lugar.
- Hola, hola. – Saludaba al guardia mientras corría apurado tratando de alcanzar a su compañera.
Ingresaron a un enorme salón, era la recepción, sin duda este era uno de los lugares más hermosos del restaurante, debía serlo, acá las personas esperaban ser llevadas a sus mesas. Se podía ver cómo la gente se amontonaba esperando ingresar, todos se encontraban con sus mejores trajes y peinados, algunos conversaban sentados en unos llamativos sillones, otros de pies observaban algunos objetos que adornaban el lugar.
- Izumi… No me avisaste lo lujoso que es este lugar, míralos todos están bien vestidos, yo me puse lo primero que encontré. – Le reprochaba a la peli rosa mientras le reprochaba a la peli rosa.
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