El perro, antes de recibir su impacto hizo su gracia encima del Yotsuki. Sin embargo, esto era más incómodo que perjudicial, pues aparte de que no iba a poder agarrar al can y terminaría de caer; más allá de que iba a ser un infierno sacarle el olor a su ropas, gracias a sus gafas militares sus ojos estaban perfectamente protegidos permitiéndole seguir atento al suelo cuando Etsu despareció. "Now" ¿Recuerdan lo de tener un as bajo la manga si Etsu le seguía el paso? Pues eso era en realidad algo que Rōga esperaba que sucediese al descubrir lo buen practicante de Taijutsu que era el de Kusagakure. Al no verlo, sus temores se confirmaron.

Rōga no era rápido, no era fuerte, no era resistente. Algunos dirían que carecía de todo lo esencial para un combatiente cercano. Pero él no necesitaba eso, él tenía su valor y su astucia. Si de todas formas iba a ser golpeado, prefería que fuese por su propia mano. Una patada filomena hacia atrás con el tacón de su bota impactaría a su rival, sólo para sentir un tajo en toda su espalda que incluso cortó la correa de guitarra. Pero si iba caer, al menos planeaba llevarse a su rival con él. "Lobo no caerá ante un perro." Un brillo de plata lo recubrió, condenando a ambos en el aire. Los dos recibirían una descarga extremadamente potente que además los separaría con fuerza uno del otro, mandándolos en direcciones opuestas.

¿Demente suicida? Se dice que todos los artistas están un poco locos.




PV – – –
CK – –

Daños causados: Patada 17 PV, Suicide Howl 100 PV
Accciones Ocultas:

Pero la artimaña del Amejin escapaba a las comprensiones del Inuzuka. En lo que ambos caían, Roga lanzó una patada directamente a Etsu, sin siquiera saber su posición exacta. Por suerte o por desgracia, daría al rastas en el costado en lo que éste le clavaba el corte a quemarropa. Pero no todo quedó en eso, el cuerpo de Roga destello intensamente, y terminó explotando en un millar de rayos que acabaron separando a ambos en una tremenda explosión.

Para cuando se diese cuenta, estaría cayendo cual cometa contr el suelo. Sin fuerza alguna en su cuerpo, y con un intenso calambre recorriendo cada centimetro de su piel, no fue capaz ni siquiera de anteponer las manos a su cara.

No sabía que pasaría con el combate, todo se volvió tan negro como el corazón de un Uchiha cualquiera...

Se supone, que un ninja entrena para evitar daño, para ser precisos y letales. Bueno, Rōga nunca fue un shinobi profesional que se diga. Cuando Daruu lo llamó kamikaze, realmente no era una descripción alejada de la realidad. Sólo tenía una cosa clara, si tenía que llevarse a su rival con él, que así fuera. Su mente se desconectó por completo cuando su técnica recorrió todo su cuerpo. No fue capaz ni siquiera de aullar, quedando totalmente a la deriva.

Ambos cayeron al suelo y hubo silencio. El genin de la lluvia no se levantó más, esta vez ni siquiera toda su fuerza de voluntad iba a ser capaz de ayudarle a ponerse en pie.

¿Qué pensaría el público de ellos? Bueno, en su caso nunca le había importado. Cuando dos shinobi de calibre se enfrentan, es imposible predecir que puede llegar a suceder.