Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
El pánico amenazó con apoderarse del peliverde cuando vio a la bestia preparar su terrorífico ataque, uno al que solo podían acceder los Bijuu y sus Jinchuuriki y que, por suerte, Daigo solo había tenido el honor de presenciar un par de veces en su vida. Cada vez que lo hacía, deseaba en su interior que fuera la última vez.
Pero esa no iba a ser ni siquiera la última vez que viera una durante ese día, ¿verdad?
Etsu y Akane se separaron a toda velocidad, mientras Daigo, sabiendo que sus lentas piernas no le llevarían a ningún lado por sí solas, se vio forzado a realizar un sello y huír tan rápido como pudo hacia su derecha y hacia delante, evitando el ataque del Gebijuu a la vez que recortaba las distancias.
Sabía que sus piernas no le iban a dar para más, así que tenía que hacer que contara, o serían ellos quienes no lo contaría.
Pero esto no iba de ellos. Eran ninjas y tenían mil y una maneras de escapar, al contrario que Tsuchigumo y Kanae, que aunque ahora estaban a salvo en el bunker, todavía necesitaban de los shinobi para sobrevivir.
El Inuzuka y su fiel compañero se lanzaron al ataque al unísono, intentando golpear al monstruo con un ataque combinado.
Daigo no podía quedarse atrás —aunque ya lo había hecho, literalmente—, así concentró una gran cantidad de chakra en su pierna y brazos derechos, lanzándose con un poderoso puñetazo que buscaba impactar en la bestia justo después del ataque de sus compañeros.
—¡USHI!
- PV:
140/200
–
- CK:
180/210
–
-30
–
*Shunshin 0/5 turnos de recarga
- Daño provocado: 50 PV por Ushi no Totsugeki
- Acciones ocultas:
[spoiler=Inventario]Hitai-ate (En la frente, en lo más alto, como Kusagakure)
Esposas supresoras de chakra (colgadas de la parte derecha de su cadera)
Puños kusajin x2 (en sus puños)
Portaobjetos 2/10
Chīsana Makimono (Botín)
Chīsana Hyōrōgan x1
¤ Ushi no Totsugeki (Taijutsu 25)
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
21/04/2020, 19:03 (Última modificación: 21/04/2020, 19:07 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
La bestia se vió flanqueada por ambas direcciones, siendo prensada en el sitio por la embestida de los hermanos Inuzuka, siendo el impacto de Etsu tan potente que arrancó algo de su pelaje por la fuerza centrífuga. Sin embargo el dolor físico no era comparable al de su psique. La bestia de inmediato se revolvió sobre sí agitando sus musculosas y escamosas colas de forma circular a manera de látigos con la suficiente fuerza para mandarlos en dirección contraria a ambos. Golpeando piernas, cara y torso de Etsu y toda la integridad de su compañero canino en general.
Sin embargo el peliverde no se iba a quedar atrás, siendo que de inmediato les dio alcance para darle un puñetazo a la bestia. La ira se intensificaba con cada golpe y la bestia giró su serpentino cuello a gran velocidad buscando clavar sus afiladas hileras de colmillos en el hombro del boxeador.
- PV:
138/250
–
-112
–
- CK:
212/250
–
+10
–
Daños: 80 PV Azote con colas para Etsu y Akane, 40 PV Mordisco para Daigo
El ataque dual por parte del rastas y su can surtió efecto, alcanzaron sin demasiada dificultad al monstruo, y hasta pudieron notar cómo éste se quejó ante el daño. Al menos eso pensaron, pero quizás lo hizo buscando decirles algo así como "¡Verga! ¡Ahora me toca a mi!". La reacción de la quimera no fue otra que girar rápidamente, soltándoles un latigazo con su poderosa cola que mandó a ambos a donde cristo perdió la chancla.
Y no, no la perdió cerca.
Los mandó volando al menos tres o cuatro metros de regreso, con un golpetazo que claramente los dejaría bastante trastocados. Etsu sentía como todo el cuerpo le ardía, puro dolor recorriendo su rostro, torso y hasta sus piernas. Akame por su parte se encontraba en una parecida situación, si no peor. Ambos tuvieron que esforzarse por volver a levantarse, había sido un golpetazo como jamás habían recibido.
Por algo éstos demonios eran tan temidos.
—La madre... que lo tra-jo... —se quejó, escupiendo un poco de sangre al suelo.
Pero no podían permitirse perder tiempo, todo lo que perdiesen manteniendo las distancias era tiempo que podía tomarse ese bicho en volver a realizar un rayo de muerte de esos. Y no, no estaba el horno para bollos. Cerró los puños con fuerza, y avanzó un paso. El cuerpo le pesaba, así pues realizó un sello. Era el momento de darlo todo, además de verdad.
El cuerpo del Inuzuka recibió una rápida modificación, volviéndolo visiblemente más salvaje, haciendo que sus uñas se convirtiesen en garras, y sus dientes aumentasen de tamaño. Cambió el sello, y fue a continuación el can quien cambió, tomando la apariencia que recién había obtenido Etsu. Los Inuzuka se habían vuelto visualmente idénticos, y estaban preparados para el segundo asalto.
—¡¡GROOOOOAAAAWWWR!! —ahora eran los Inuzuka los que rugían.
Clavaron las manos en el suelo, casi al unísono, y hasta arrancaron la tierra de bajo sus pies en una fugaz carrera. Lamentablemente, Akane cayó al suelo apenas dado el primero paso, estaba realmente destrozado. Aún era capaz de mantenerse en pie, aunque tuvo que aguantar en la retaguardia, su cuerpo no daba para más...
Pero Etsu no cesó en su acometida, ni mucho menos. Se había vuelto más fuerte, más ágil, más preciso, e incluso más resistente. Se había convertido en una auténtica máquina diseñada para pelear. Se movió rápidamente hacia el flanco derecho del demonio, y tras ello cambió drásticamente hacia el flanco contrario, buscando confundirlo o que al menos perdiese de vista al resto y se centrase en él. Con las mismas, y con la distancia recortada, cambiaría de nuevo de dirección buscando la confrontación más directa. Sin titubear un segundo, lanzó su puño zurdo con todas las fuerzas que le fue posible, directo a la pierna de la quimera, continuando la contusión con el giro que la propia inercia provocaba. Con las mismas, iría recogiéndose sobre sí mismo, para terminar con una patada que buscaría barrer a la bestia.
—¡Konoha Reppuuuuuū!
Si conseguía acertar, no solo provocaría que la bestia cayese, si no que seguramente le imposibilitaría que se volviese a levantar.
24/04/2020, 23:15 (Última modificación: 24/04/2020, 23:19 por Tsukiyama Daigo. Editado 3 veces en total.)
«¡Etsu-senpai, Akane-senpai!»
El chico pudo ver cómo sus compañeros salieron disparados por el potentísimo golpetazo que les propinó la bestia. Daigo no pudo hacer nada para evitarlo. Solo podía seguir adelante.
El puñetazo de Daigo llegó inmediatamente después, impactando en la bestia, que sentía cada vez más y más ira, probablemente no solo hacia los kusajin, sino hacia todo.
Daigo pudo ver con terror cómo las fauces de la bestia se cernían sobre él, con colmillos tan grandes y afilados que probablemente podrían arrancarle el brazo entero si se lo propusiera.
Y tanto que se lo propuso.
Daigo sabía que no tenía ningún lugar al que escapar, y casi estaba arrepentido de haber utilizado el Shunshin hacía unos segundos, pues ahora sus piernas no le permitían desplazarse con él.
En su lugar, el joven solo pudo apretar los tienes con fuerza, a la vez que cerraba su puño y...
—¡Aaaaagh!
Y recibir el mordisco con su brazo derecho, que fue penetrado por la dentadura del Gebijuu incluso a través de sus cadenas y de su técnica, que no fue suficiente para evitar que el demonio llenara la escena de su sangre.
Al escuchar a su compañero rugir el Tsukiyama se esforzó aún más, concentrando una densa capa de chakra en sus pies para evitar que lo movieran, mientras mantenía su brazo derecho en posición y agarraba con fuerza la cabeza del monstruo con su otra mano.
—No te escaparás, maldito —le dijo, furioso, aunque no esperaba que le entendiese.
No fue hasta que vio a su compañero alcanzar a la bestia que la soltó y canceló ambas técncias. No para que fuera libre, por supuesto, sino para liberarse él mismo y volver a la carga con la zurda.
En un abrir y cerrar de ojos, un destello de luz verdosa apareció en la planta del pie del boxeador y viajó hasta su puño, que salió disparado con una potencia inhumana, buscando impactar en el animal.
Hitai-ate (En la frente, en lo más alto, como Kusagakure)
Esposas supresoras de chakra (colgadas de la parte derecha de su cadera)
Puños kusajin x2 (en sus puños)
Portaobjetos 2/10
La bestia atravesó la piel endurecida de Daigo, pero cuando quiso moverlo fue incapaz de hacerlo y no precisamente porque el peliverde fuese una mole de músculos, sino que hizo gala de su ninjutsu para poder aferrarse al animal. Descuidado y enfocado en arrancar del piso a uno de los genin, no percibió en ningún momento la acometida del otro. Daigo soltó su agarre y el golpe a una de las patas traseras de la bestia terminó de rompérsela de inmediato, mientras soltaba un quejido.
Etsu continúo queriendo derribar a la bestia, pero a diferencia de una persona, la bestia no iba a refrenarse por el dolor. Estaba hecha y fabricada a una imagen de sufrimiento mismo para que un poco más le afectase. Con su pata, mano, zarpa o lo que fuese que pudiese llamarse, juntó los dedos dejando que sus garras formasen una filosa cuña, agitando su extremidad para dejarla caer como un machetazo sobre el costado de Etsu antes de que la patada giratoria le impactase, alejándolo en el proceso.
Sin embargo, Daigo también había entrado a la carga, logrado impactar con su puño la parte baja del abdomen de la enorme bestia, la cuál empezó a escupir un poco de sangre a través del hocico debido a que los golpes estaban empezando a surgir efecto en su integridad.
Pero aún con la sangre escurriéndose entre sus colmillos, esta empezó a formar una esfera no muy grande en su hocico, siendo que el propio Daigo sentiría de cerca en su pecho la presión del chakra acumulándose a su alrededor, solo para luego observar como la devoraba y escupía un rayo de un metro de ancho y que destrozaría todo lo que tuviese 10 metros por delante, siendo el joven Tsukiyama quién estuviese en primera fila para ello.
- PV:
26/250
–
-32
–
-80
–
- CK:
182/250
–
-30
–
¤ Gebijūdama ¤ Esfera de Bestia con Cola Menor - Tipo: Ofensivo - Requisitos: - - Gastos: 0.6*X CK - Daños: X PV - Efectos adicionales: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones:
La bomba ocupa X/100 metros de diámetro, y la explosión abarca X/10 metros de tamaño.
El láser ocupa de ancho el doble de la esfera y el doble de la explosión hacia delante.
La Gebijūdama es una versión más débil de la técnica definitiva de un bijū. Para formar el ataque, el usuario concentra chakra positivo negro y chakra negativo blanco, lo reúne en una esfera y lo comprime dentro de su boca. El chakra necesita ser balanceado en una proporción 8:2, respectivamente, o será contraproducente. Para finalizar, puede dispararlo en forma de una enorme explosión de energía hacia delante en proporción a su tamaño o en forma de bala de color oscuro que provoca igualmente una enorme explosión al impactar contra algo. La Gebijūdama es increíblemente densa y pesada, y el Gebijū se puede ver hundido en la tierra en el proceso de creación. Usada cerca de otros Gebijū u otros bijū, puede ser combinada aumentando drásticamente su tamaño y su poder destructivo.
Daños: 55 PV Zarpazo a Etsu, 50 PV Bijuudama forma láser contra Daigo
26/04/2020, 20:38 (Última modificación: 26/04/2020, 20:52 por Tsukiyama Daigo. Editado 1 vez en total.)
Daigo estaba más nervioso que nunca, más asustado que nunca y más... ¿confundido?
Al chico siempre se le había hecho brutalmente difícil el causar daño a otros seres vivos, sin apenas diferenciar entre animales y personas. Ambos eran igual de difíciles de dañar para el peliverde, pero este era un demonio ¡Un demonio!
Entonces, ¿por qué se sintió tan raro cuando lo vio sangrar?
La bestia, al contrario que Daigo, no dudó ni por un solo instante lo que haría a continuación: seguir atacando, y lo haría hasta que no quedara nada ni nadie a su alrededor.
Daigo sintió verdadero temor cuando el chakra se empezó a arremolinar tan cerca de su pecho. Quería huir, pero sus pies no se lo permitirían, tampoco podía concentrar nada de chakra en su cuerpo. Nada, no podía hacer nada.
Miró el demonio a los ojos mientras acababa de acumular toda la energía que necesitaba para preparar su ataque. Sentía que estaba perdido, que no tenía escapatoria, pero su puño pensaba distinto. No tenía escapatoria, eso era cierto, pero definitivamente no estaba perdido.
Su puño izquierdo se alzó buscando impactar en la mandíbula de la bestia con una fuerza que, aunque no estaba potenciada por su chakra, era tanta como podía utilizar en aquel momento antes de salir disparado por el brutal impacto de la técnica del Gebijuu.
Hitai-ate (En la frente, en lo más alto, como Kusagakure)
Esposas supresoras de chakra (colgadas de la parte derecha de su cadera)
Puños kusajin x2 (en sus puños)
Portaobjetos 2/10
27/04/2020, 00:39 (Última modificación: 27/04/2020, 00:49 por Inuzuka Etsu. Editado 1 vez en total.)
Etsu consiguió sin demasiados problemas encajarle el puñetazo en la pierna a la bestia deforme, y un sonido muy característico reclamó su atención. Sin duda alguna, le había destrozado la pierna. Por muy demonio que fuese, seguía siendo una criatura mortal, y aunque no demasiado —pues parecía pura roca— seguía siendo frágil, dañable, rompible.
Pero el demonio de 3 colas tras recibir el golpe no se quedó codeándose del dolor, no señor. En vez de eso, devolvió el golpetazo al Inuzuka con sus garras. Éste lanzó un tremendo zarpazo hacia el rastas, el cuál vio interrumpida su acción de tumbarlo con la patada de barrido. Intentó bloquear el golpe, pero el intento fue en vano, pues con las mismas lo lanzó varios metros hacia detrás. La fuerza de esa bestia era dantesca, y eso que Etsu tampoco era moco de pavo.
Daigo por su parte había conseguido aferrarse al demonio, propinándole también un buen golpe. Sin embargo él no corrió tanta suerte como el Inuzuka, pues en vez de sus articulaciones la quimera volvió a acumular una gran cantidad de chakra puro en su boca, buscando lanzarle otro de esos rayos mortales.
Daigo estaba en apuros.
Pero aún y con esas, el peliverde sacó fuerzas de donde no habían, y cargó su puño directo hacia el demonio de nuevo. Si caía, sería golpeando a la bestia esa hasta el final. Etsu, ni corto ni perezoso —aunque sí bien dolorido—, no se quedó atrás. Con las mismas, desde la posición en que estaba, cargó su puño y lanzó un tremendo golpe directo hacia la cara del gebijuu, buscando desviar el rayo si es que Daigo no lo conseguía antes.
—¡¡KIIIIIAAAAAAAAHHHHHH!! —su diestra cortó el aire, y lo plasmó contra el demonio de tres colas.
Estado de Etsu
PV
75/210
–
- 55
–
CK
130/200
–
+ 36
–
- 20
–
—Objetos:
Bandana ninja [Brazo derecho]
Portaobjetos básico (2/10) [Muslo derecho]
Hilo shinobi (3/3)
Kemuri Fuda
Ono (Espalda)
Nage Ono [Muslo izquierdo]
* SIN AO *
Fuerza: 70
Resistencia: 50
Aguante: 40
Agilidad: 60
Destreza: 70
Poder: 30
Inteligencia: 40
Carisma: 20
Voluntad: 40
Percepción: 40
¤ Gijū Ninpō: Shikyaku no Jutsu (Inuzuka) ¤ Mukokyuu da (Quinta evolutiva)
Me sumé 36 CK de la cancelación del Konoha reppu
Daño recibido: 55 PV
Posible daño causado: 42 PV (Puñetazo [Golpe en apnea + puñetazo normal])
27/04/2020, 01:10 (Última modificación: 27/04/2020, 01:11 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
Aún cuando el peliverde estaba acorralado y sin la posibilidad de extraer chakra de su sistema, recurrió a lo último que le quedaba: Su espíritu. Y con su pura fuerza bruta el boxeador golpeó en el hocico al animal, causando que la energía del rayo apenas revolviese sus cabellos a escasos centímetros de sí, desequilibrando al monstruo con cara de chacal de manera que el láser trazo una línea curva hacia atrás, desviando la bijuudama al cielo.
La bestia afiló la mirada, aún quedaba una mísera energía de vida en ella y estaba dispuesto a llevarse a quién sea con ella. Sus ojos observaron al genin y esta última estaba dispuesta a morder al peliverde en el cuello, pero justo antes de que sus afilados dientes le alcanzasen recibió un golpe en al cráneo proveniente de su lateral cortesía de Etsu.
Fue un golpe seco y el aire de su técnica hizo retumbar el cráneo del animal cómo un tambor, siendo que su cuello serpentino se torció hacia un lateral. Sus músculos se tensaron, pero ya no quedaba ira, ya no quedaba dolor. Quizá era mejor así. Su cuello y cabeza bajaron, quedando colgados a escasos centímetros justo para que Daigo viese sus ojos apagados ya sin vida, aún con las fauces abiertas. Pese a tener una pata trasera rota, el animal quedó sentado en el hundimiento causado por las dos consecutivas bijuudamas. Un leve movimiento, pero este fue sólo por el peso que ya no podían soportar sus extremidades superiores, haciendo que el cadáver finalmente cayese en la tierra.
Pero Daigo no salió disparado, de hecho, ni siquiera se movió del sitio, pues su puñetazo no solo había conseguido impactar en la bestia, sino que había desviado su ataque hacia el cielo, haciendo que fallara en arrancarle la cabeza por demasiado poco. Eso no le agradó nada al monstruo, así que rápidamente decidió hacer algo al respecto.
El chico alzó ambos brazos para intentar portegerse de la enorme bestia, que herida y acorralada intentó arrancarle el cuello de un mordisco. Habría visto toda su vida pasar frente a sus ojos, de no ser porque el miedo que sentía era tal que no podía mantenerlos abiertos para ver como le arrancaban un brazo, si no es que acababa arrebatándole la vida en su lugar. Quizá las dos cosas.
Abrió los ojos un poco, apenas lo suficiente como para poder ver en primera fila como las fauces del Gebijuu se cernían sobre él. Estaban tan cerca que con solo cerrarse podrían darle fin a Tsukiyama Daigo, que para colmo estaba tan nervioso que ni siquiera podía concentrar chakra en sus brazos para protegerlo.
¿Para protegerlo? Para protegerlo estaba su leal camarada, Inuzuka Etsu, que llegó justo a tiempo para salvar la vida del peliverde, acabando con la de la bestia en el proceso.
El chico cayó sentado, con vida, a la vez que el monstruo hizo exactamente lo mismo en el agujero que el mismo había creado, muerto.
Daigo podría jurar haber visto el momento exacto en el que la vida desapareció de los ojos del animal.
—O-oye. Había escuchado que los Gebijuu desaparecían al morir...
¿Por qué este no lo hacía? ¿Por qué lo seguía mirando?
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
2/05/2020, 21:23 (Última modificación: 2/05/2020, 21:24 por Inuzuka Etsu.)
Daigo golpeó con rudeza a la quimera, en reiteradas ocasiones. Consiguió incluso que el dantesco demonio elevase la mandíbula cuando cargaba otro de esos rayos de muerte, evitando con ello ser calcinado. Pero para su desgracia, el bichejo no parecía ni sentir el dolor, buscó arrancarle el cuello o incluso la cabeza de un bocado. Justo en ese momento, el puño de Etsu volaba desde su posición lateral hasta la del demonio.
Y... ¡PUM!
¿Alguna vez has escuchado un vaso romperse al caer? Pues imagínate el mismo sonido, hecho con huesos.
Asqueroso, sepulcral, dantesco.
La sensación que pudo recorrer la piel del Inuzuka por unos escasos segundos fue aberrante. Le acababa de partir la crisma a un animal, o a una mezcla de animales, con sus propias manos. Por un instante el Inuzuka se miró las manos, recordando viejas y no ratas experiencias. Últimamente todo se le iba demasiado de las manos...
Pero en ésta ocasión, lo había hecho por un bien mayor, ¿no? Es decir, si no paraban a ese demonio, seguro que habría acabado con ellos, y con los dos civiles. Se habían visto obligados, no habían sido los primeros en atacar. Un demonio como ese, ¿acaso es capaz de razonar?.
Daigo interrumpió el desconcierto del Inuzuka, que sumido en sus pensares se sorprendió un poco por el comentario del peliverde. Éste al parecer había escuchado que esos demonios desaparecían al morir.
—L-la verdad... no tengo ni idea, es la primera vez que veo uno, y espero que sea la última... —contestó.
A duras penas, Akane en su forma humana se acercó hasta donde estaban los otros dos. —Rrrreso rrras tado cerca.
—¿Estáis bien?
En realidad la pregunta era un poco absurda, porque ninguno había salido de rositas del encuentro. Al menos Etsu sonrió, como cabía deesperar.
Pasaron unos momentos mientras los genin hablaban, sin terminar de asimilar lo que acababa de suceder. Sin embargo, algo empezó a ocurrir cerca de la bestia: unas extrañas volutas de chakra entre rojizo y anaranjado empezaron a brotar y a disiparse en el aire. Lentamente, la piel empezó a deshacerse, seguido de la carne.
La ira, el dolor, se habían ido por ahora y se diseminaban en el aire. Para tristemente, volver algún día.
Asomándose desde la entrada del búnker, el hombre de ojos dispares se asomó y luego salió a encarar a ambos shinobi mientras cargaba con una cajita con una cruz en ella.
—¿Ara?— se acercó a paso lento hasta la posición de los genin, aunque sus ojos estaban más centrados en el demonio que se iba disolviendo lentamente. —¡Ehhhh que decepción!— Se agachó a ver al monstruo. —Esta cosa... ¿Es lo que llaman gebijuu? Aparentemente se está convirtiendo en chakra; alguna vez había escuchado que los bijuu de alguna manera eran formas de chakra viviente y estas aunque más pequeñas parecen seguir la misma regla ¿Será que vuelve a otro estado más puro al morir? Ahhhhh si ese es el caso no hay manera de conservar muestras de ella, me hubiera gustado estudiar el proceso mediante el cuál el chakra puede convertirse en materia viva — parpadeó y volteó a ver los muchachos. —Ah. Y veo que están bien. La verdad siendo genin no esperaba que pudieran con ella, pero al final han sobrevivido y con mucho menos daño del que mis estadísticas predijeron. Ustedes deben estar muy por encima de la media — sonrió. —A ver, tengo algo para esos cortes. Creo que puedo darles algo de primeros auxilios y algo de analgésico— Se puso de nuevo en pie y abrió la cajita esperando que los muchachos cooperasen para ayudarles.
Una vez los terminase de atender, se quitaría el sudor de la frente. Para cuando eso ocurriese, el cuerpo ya habría desaparecido.
—Ahora que puedo salir sin que me exploten la cabeza, creo que deberé llevarme a Kaede a otro sitio. Parece que mi mujer fue asesinada tras empujara a Kaede para salvarla y aquí en medio de la nada no tenemos nada para vivir ahora que el asentamiento fue borrado. Bueno, quizá vaya a Tane-Shigai un tiempo, Kaede nunca ha estado en una urbe grande y si quiero que aprenda a no ser tan dependiente de las órdenes tendrá qué socializar un poco — hablaba de ello sonriente, pero con una extraña frialdad.
»Ustedes supongo tendrán que dar un reporte o algo, ¿no? Tengo entendido que en Kusagakure la burocracia reina por sobre todo. No sé si podrían, no sé. ¿Omitir en su reporte sobre mis actividades? La gente suele pensar muy mal al respecto y tampoco quiero que gente avariciosa me ande molestando. ¿Me harían ese favor? De lo demás cuenten lo que quieran.
—Sí... gracias por eso —respondió, sabiendo que seguramente no estaría allí ahora mismo de no haber sido por su compañero, o al menos no estaría allí al completo.
Luego de unos momentos y para el alivio de Daigo, la bestia empezó a desvanecerse poco a poco. Primero la piel, luego la carne... definitivamente estaba muerta, y si no estaba, pronto lo estaría. Así era mejor. Era un monstruo, un demonio que no hacía nada más que destruir todo con lo que se topaba, era... un animal.
Al menos así no le haría daño a nadie más.
Al poco rato Tsuchigumo salió del búnker con lo que parecía ser un botiquín de primerso auxilios. Parecía algo decepcionado por no poder estudiar al Gebijuu, pero eso no le impidió teorizar sobre la desaparición de este.
«¿Cómo los Bijuu?» Solo de pensarlo sintió un escalofrío «¿Eso significa que volverá?»
Miró al animal mientras este seguía deshaciéndose.
«Entonces... ¿de qué ha servido esto?»
Habían salvado a Tsuchigumo y a Kanae, sí, pero eso significaba que la bestia volvería a aparecer en algún otro lugar, uno en el que probablemente no habrían ninjas que pudieran protegerlo inmediatamente, y gente moriría hasta que alguien volviera a matar el monstruo.
Pero eso era lo único que podían hacer, y se alegraba de que al menos Kanae y Tsuchigumo estuvieran vivos.
—Sí... quizá deberíamos dar un reporte sobre esto —dijo, que haya aparecido un Gebijuu en el país era algo importante—. Bueno ¡Seguro que les va bien en Tane-Shigai! —Añadió, sonriendo—. Con lo seguro que es, dudo que allá pueda pasar algo así...
Ahora, si informaban o no sobre sus experimentos era algo que tenía que hablar con sus compañeros.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Daigo le agradeció al Inuzuka que le hubiese ayudado, consciente de que un bocado de esa cosa podría haber resultado fatídico. El rastas no le dio importancia, después de todo eso era lo mínimo que se podía esperar de un compañero de equipo, ¿no?
—N-no... no pasa nada... qué menos.
La quimera, la calificada como Gebijuu, poco a poco comenzó a desaparecer. Como si fuese por fascículos, comenzó a evaporarse su piel, seguida de sus músculos, venas, articulaciones, hasta quedar en nada. Entre tanto, el investiador había salido, buscando averiguar algo más del exterior. Apenas había confiado en los genin, pero habiendo observado que habían ganado el combate, decidió acudir a atenderlos. El hombre llevó consigo una cajita con una estrella, en la cuál tenía lo más precario para atender las heridas de los chicos.
—Muchas gracias.
Pero el científico no tenía únicamente ese propósito. Con las mismas anunció que tenía pensamiento de mudarse, pues allí ya no les quedaba nada. Así mismo, les pidió a los genin un favor de lo más raro: que no dijesen nada de él en el informe que tendrían que hacer. El Inuzuka no supo qué responder a eso, pues no debían ocultar información alguna. Más y cuando se trataba de una de éstas criaturas, ya que debían descubrir el porqué aparecían, cual era el motivo que las llevaba a un lado u otro...
Daigo terminó aceptando que deberían emitir un informe, y concluyó despidiéndose. A su ver, en un lugar con tanta población estarían seuros, al menos por el momento. Quizás no le faltaba razón al peliverde, pero al rastas le escamaba precisamente eso. Cuanta más gente junta, más rara se sentiría esa niña... ¿no?
—Intentaremos evitar decir sobre ustedes, pero no puedo prometerles nada. La situación está algo tensa con éstos monstruos, y toda información dada puede llevar a descubrir qué los está moviendo... el porqué atacan unos sitios, en vez de otros. Cuando sepamos qué los mueve, podremos anticipar sus ataques, y evitar éstas cosas... —informó, en lo que señalaba la desolada explanada.
»Espero que les vaya bien allá. Lo que no haremos es decir dónde se dirigen.
Aunque lo dijo con toda la confianza del mundo, ésto era algo que seguramente debatía con Daigo y Akane en el camino de regreso. Después de todo, estaban juntos en ésto.
7/05/2020, 01:03 (Última modificación: 7/05/2020, 01:04 por King Roga. Editado 1 vez en total.)
La niña salió desde el refugio, y caminó hasta donde se encontraban los shinobi y el extraño científico. El hombre observó de forma curiosa a la niña acercarse, mientras estaba se paraba a su lado y dirigía su mirada a los chicos, inexpresiva.
—Heh, ¿quieres despedirte, Kaede?— Sonrió y puso su mano en la espalda de la niña.
La niña asintió tres veces.
—Oh, esto es un gran progreso para tu proceso de readaptación. ¡Hazlo!— le acarició la cabeza.
—Etsu-niichan, Daigo-niichan, Akane-niichan. Gracias — Hizo una reverencia.
El científico del ojo perturbador la alzó cargó por sobre su espalda.
—Creo que yo no habría podido dar una despedida mejor. Pero bueno, supongo que es mi deber ser recíproco con sus buenos deseos y desearles que tengan un buen viaje de regreso a Kusagakure sin ningún contratiempo — Hizo una reverencia. —Adios, shinobi de Kusagakure.
Así, el sujeto volvió a su guarida a recoger sus últimas cosas, para luego marcharse.
Los genin habían enfrentado un peligro terrible, pero con una valentía digna de héroes de manga vencieron a la bestia maligna. Sin embargo así como en estas historias largas los peligros son varios, aún existían muchas cosas que les deparaban a estos dos aventureros. Por ahora habían logrado salvar al menos dos vida, que por pequeñas que fueran, marcarían a futuro una gran diferencia. No debían subestimar el peso de sus acciones, pero tampoco al zorro acechante.