No importaba lo que Umi y Suzaku dijeran: Datsue había tomado una decisión. Pero como bien sabían todos allí, los Uchiha son la mar de impredecibles. Ella lo tenía muy fácil, claro. Bastaba con cumplir la orden; su hermana estaría a salvo, y no se verían arrastradas hacia esa locura. Pero era una decisión cobarde, en el fondo. No quería arriesgar la vida de su hermana, pero el Uzukage...

¿Quería traicionarle ahora, acaso, después de todo lo que el muchacho le había demostrado?

«Uzu. Ni siquiera sé qué significa esa palabra para mí, pero...»

Tomó el brazo de Akame.

«...necesito averiguarlo.»

—Que sus pintas de vagabundo no te confundan, Suzaku. Uchiha Akame nunca conoció la derrota en combate, ni siquiera contra mí —le respondió el Uzukage—. Sé que hoy podría destrozarle, ¿pero a qué precio? ¿Cuánto chakra despilfarraría, cuánta de mi propia sangre, cuánto tiempo? Kurama podría estar en estos momentos a las puertas de Uzushiogakure, y yo necesito estar YA y fresco.

Suzaku apretó las mandíbulas. Una parte de ella sabía que tenía razón, pero le daba rabia. No le gustaba. Tensó todos los músculos del cuerpo cuando vio la figura del exiliado bajar de un salto desde el árbol. Con parsimonia, extendió ambos brazos, como si los acogiera.

—¿Nos vamos? —dijo, tras una breve mirada a los tres shinobi de Uzushiogakure.

«¿Qué es eso?» Se preguntó Suzaku. Al principio había pensado que había sido cosa de su imaginación, pero era real: los ojos de Akame, su Sharingan, había cambiado. Donde antes había tres aspas orbitando alrededor de su pupila, ahora había una espiral. Alrededor de su cuerpo, comenzaron a saltar chispas rojizas.

—No —dijo el Uzukage. Pero no parecía estar respondiendo a Akame, sino que se dirigía hacia las dos hermanas—. Si queréis ayudar a Uzu, entonces hacedlo viviendo. —Agregó, con palabras henchidas de orgullo. Entonces se adelantó y le agarró el brazo, quizás con más fuerza de la necesaria, y añadió atropelladamente—. ¡Recordadloqueosdijeenlaestación! ¡Ypaseloquepase, nunca cortéis el lazo que os une!

Pese a que parecía que no quería que las dos Uchiha fueran con él, Umi se adelantó también y se aferró al cuerpo del exiliado. Y a Suzaku no le quedó más alternativa que seguirlos. Era eso o quedarse sola en aquel lugar en mitad de la nada. Por eso, tras una última exclamación en forma de protesta, ella también se agarró a Uchiha Akame.