Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Era una noche como otra cualquiera, hasta que alguien llamó a la puerta de su habitación. A una hora del todo impropia, con una brusquedad desmesurada y unas maneras recriminables. La voz de uno de sus guardias personales se oyó desde el otro lado, agitada:

¡Daimyō-sama! ¡Tenemos un problema!

¡Mis cojones sí que tienen un problema! —replicó, con la cara roja y sudada. La mujer que tenía debajo se rio, entre sonrojada y pícara—. ¡Y uno que tiene prioridad sobre… sobre lo que sea que me traigas!

Se produjo un silencio breve. En cualquier otra noche, su contestación bastaría para que no le importunasen más. Las urgencias de la plebe podían esperar, o, en caso extremo, ser resueltas por los consejeros feudales. Que, en la práctica, eran quienes realmente manejaban el cotarro. Él, por no ser, no era ni el verdadero Daimyō.

En cualquier otra noche hubiese bastado, sí, pero aquella noche no era como otra cualquiera.

Raitsumi-sama… ¡Le imploro que salga de inmediato! ¡Esto no puede esperar!

¡Por el amor de Raijin, ¿pero qué sucede?!

Raitsumi —ya tenía tan interiorizada su actuación que hasta él se llamaba así en su propia mente— se levantó hecho una furia, lanzando exabruptos y blasfemias. Desnudo salvo por los calzoncillos a medio poner, abrió las puertas de su habitación.

Fue entonces cuando su cuerpo, por así decirlo, sufrió un colapso. Se le bajó la tensión, entre otras cosas, y lo único que ascendió por su cuerpo fue un sabor a bilis por la garganta. Desde allá arriba, por la ventana del pasillo, vio cómo el patio del palacio estaba en llamas. Los aceros entrechocaban, los kunais volaban, los shurikens rebotaban con otros o hendían carne. Decenas de soldados y ninjas contratados se batían en un encarnizado duelo contra los invasores. Él y sus consejeros habían decidido redoblar los efectivos ante la amenaza tanto de Dragón Rojo como de Kurama, pero viéndolos ahora, parecían muy pocos. O, más bien, quedaban pocos.

Oyó algo al otro lado del pasillo. Su guarda personal se puso en frente, actuando de escudo. Pero no era necesario: reconocía la figura que había aparecido. Tenía una máscara de un tigre partida por la mitad, y la sangre brotaba de su boca y cruzaba como un río su cuello, la bandana con el símbolo de Kusagakure y finalmente su pecho. Era un ANBU, uno por el que pagaba una gran cantidad para que estuviese al cargo de las defensas de la villa.

¿¡Quién nos está invadiendo!? ¿¡Cuántas bajas!? ¿¡Cómo progresa la batalla!? —Quiso saber todo al mismo tiempo.

¿La... batalla? —Fue entonces cuando Raitsumi se dio cuenta. El ANBU tenía un brazo… Bueno, lo que antes había sido un brazo musculado y robusto, ahora era un amasijo de carne, sangre y huesos aplastados que le colgaba del hombro. Como si un elefante se le hubiese sentado encima, daba la sensación de que ante el mínimo contacto terminaría de caérsele del cuerpo—. Ya ha acabado.

Supo antes de que el ANBU se desplomase, muerto, que el resultado de esta no había sido en su favor.
[Imagen: MsR3sea.png]

Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es

Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.