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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
~Esperaba demasiado de una parda de imbéciles. ~Pensó al escuchar aquella respuesta de parte de uno de los hombres que se ocultaba entre la muchedumbre, a ojos de la rubia, un simple cobarde incapaz de dar la cara o de abrir la boca estando completamente solo. De cualquier manera se guardaría todo tipo de comentarios al ver el tipo de ideología que tenían aquellos.

—El egoísmo que traen… —Susurró para sí misma mientras apretaba fuertemente un puño y se le hinchaba ligeramente una vena en la frente.

De todas formas no hizo más nada, simplemente suspiró al escuchar al supuesto experimentado dar una especie de ultimátum que de ser por ella se lo hubiese metido por donde no le llega el sol, pero claro, todos en banda son valientes así que hacer algo así sería estúpido.

—Bien, me iré, pero haz que esos de ahí se muevan del camino. —Soltó a secas señalando con la mano libre a los que se habían amontonado a orillas del lago justo por donde ellos pretendían retirarse.

~Y espero no ver nunca una solicitud a alguna aldea shinobi de parte de estos infelices. ~Pensaba la fémina que no podía evitar mover una de sus piernas en claro signo de ansiedad. ¿Por qué estaba ansiosa? Tenía buenas ganas de darles una paliza a todos y cada uno de los allí presentes, incluso le tentaba la idea de provocarlos para que se metieran al lago pero no, luego terminaría con problemas por atacar civiles por muy estúpidos que estos sean.
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